¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

HERMANADAS.

M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

miércoles, 27 de enero de 2010

Hace 65 años que Isaac Peral instaló el alumbrado en Manzanares.


En Diciembre de 1959, Melchor Díaz-Pinés Pinés escribía para la Agencia Efe la siguiente información:


Guarda grato recuerdo este vecindario del hombre que fue gloria española del siglo XIX, D. Isaac Peral y Caballero, inventor que fue del submarino. A él se debe la instalación del alumbrado eléctrico de Manzanares, va a hacer ahora 65 años, el próximo 10 de Junio.


Fue un acontecimiento en toda una muy extensa región por ser la primera instalación que se llevó a efecto con el entonces revolucionario fluido eléctrico. Asistió a la inauguración el Gobernador Civil y autoridades provinciales, así como diversas Comisiones de la capital de España, siendo bendecidas las máquinas que generaban la electricidad por el Ilmo. Sr. Obispo de Zohara, Don Pedro José Carrascosa.


Los octogenarios que recuerdan esta inolvidable fecha, relatan hechos anecdóticos acaecidos por aquellos días. Cuentan que el transporte de la gran caldera desde la estación de ferrocarril a la fábrica de la luz, se efectuó con un carromato tirado por trece mulas pero, era tal el peso del que tiraban que al pasar el puente del Lavadero, éste se hundió y fue necesario el empleo de numerosos hombres para conseguir colocar la caldera en el sitio predestinado.


Otra anécdota, con tintes emotivos, comentan estos hombres, es que la luz se daba al toque de oraciones. El vecindario lo esperaba con gran impaciencia colocado debajo de las bombillas de las calles y era del regocijo general cuando las bombillas se encendían. ¡ Aquellas bombillas de filamento de carbón y que aún sobreviven algunas unidades a pesar del tiempo transcurrido !.


Cuentan que, en poblaciones próximas y en quinterías, durante los primeros momentos de la existencia de la iluminación, se pensaba que había un gran incendio con la consiguiente zozobra de esas personas que en la lejanía sufrían por sus familiares, pensando que había ocurrido una desgracia.

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