¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

jueves, 28 de enero de 2010

Un borriquillo tordo reparte gaseosas y sifones a domicilio.


El 16 de abril de 1957, Melchor Díaz-Pinés Pinés, redactaba este simpático artículo para la agencia EFE.


Ha llamado poderosamente la atención entre el vecindario, la eficaz intervención de un borriquillo tordo en la solución de un problema que se antojaba difícil de resolver.


El reparto domiciliario del industrial gaseosero D. Juan José Caba, de esta localidad de Manzanares, principal fuente de ingresos para su sustento, se había visto seriamente comprometido al fallarle los servicios del repartidor habitual, que fue durante muchísimos años el único de la empresa que conocía el recorrido cotidiano de la clientela. No había un listado de clientes y el reparto se hacía "de memoria".


Por lo inesperado del despido del empleado y sin haberse previsto tal contingencia, el dueño de la industria no sabía cómo realizar el reparto con el nuevo empleado. Un amigo campero que sabía de su preocupación y que conocía bien a los animales por sus labores agrícolas, le sugirió que dejara sólo al burro, que el nuevo empleado no le indicara ninguna parada ni maniobra y a ver qué resultados había.

Edificio Caja Madrid en Manzanares. Había caído una gran nevada en 1963.
foto Melchor Díaz-Pinés


Así lo hizo y los resultados fueron inimaginables. El inteligente animal paraba en cada uno de los domicilios de clientes de tantos años y éstos salían confiados, como siempre, a recoger sus refrescos. El industrial, una vez hecho el recorrido hizo su listado de clientes para que el problema no se repitiese. Gracias al inteligente asno, su problema había sido solucionado.


Lo que descubrió el industrial es que, no todas las paradas que el repartidor hacía era para servir el género que vendía, sino que había alguna que otra 'paradita' de tertulia para comentar los resultados de fútbol y charlar sobre cualquier tipo de acontecimiento de actualidad, lo que dejaba en evidencia al antiguo repartidor, que tomaba con filosofía su desempeño laboral.


El suceso ha sido muy comentado con simpatía por todo el vecindario ya que el Sr. Caba es persona conocida y muy estimada en la localidad.


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