¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

sábado, 20 de febrero de 2010

Breve apunte de la histórica y laboriosa villa de Membrilla, en pleno corazón de La Mancha.


El 12 de Setpiembre de 1957, Melchor Díaz-Pinés Pinés, remite a una afamada revista vitivinícola de Zaragoza el siguiente reportaje, referido a la vecina localidad de Membrilla.

Periódicamente, a través de esta revista, daba a conocer a los lectores una villa manchega con raíces vinícolas.


Informando a nuestros lectores sobre la productividad de la Mancha y muy especialmente de la rama vitivinícola, pecaríamos alevosamente si en el concierto de estas localidades quintaesenciadas del buen producir vinícola, no incluyéramos a la villa de Membrilla como una de estas privilegiadas zonas que el azar le deparara esos extensos pagos de viñedo, que son como su legítima honra y un buen puntal de su honesta pero desahogada subsistencia.

Porque Membrilla tiene - aunque quizás lo ignoran muchos españoles - una producción de vinos tan excelente que puede codearse y aún superar, a las que de buenos se jactan, pues por algo está ubicada en la zona 'viñera' por antonomasia y de más prestigio y fama de cuantas existen en la península.

Intentando adentrarnos en la genealogía de la histórica Marmaria ó Marmelaria, como en tiempo remotísimos se la llamara, hemos de descubrirnos respetuosamente ante la pátina de su rancio abolengo, por ser el más genuino representante de la grandeza que en otros tiempos ostentara este trozo de solar patrio, como es la actual Membrilla.


Historiadores hay, que aunque parcos en detalles, aseguran con su pluma que esta villa con su fortaleza del Castillo del Tocón, ya aparece como posible presea de los griegos y fenicios que, procedentes del Peloponeso, ocuparan estas tierras en el siglo I de nuestra Era y que so pretexto de expansión comercial, llegaron a dominar hasta la Oretania, sobreviviendo a los avatares que las dominaciones bárbaras y musulmanas le imprimieran, unas veces en pro de su engrandecimiento y otras, tan funestas, que llegaron a sembrar la desolación y la ruina dentro de su amurallado recinto.

Ruinas de las fortaleza de Moratalaz, en las proximidades de Manzanares.
Foto cedida por el Sr. Contreras González.
Su presencia es ya evidente y da señales de esplendor guerrero en el siglo XI, acogida a la Orden de Caballería de Santiago, bajo los reinados de los Alfonso VIII y IX, como avanzada del campo de Montiel, formando frente común en unión de la villa de Manzanares y la fortaleza de Moratalaz, ambas de la Orden de Calatrava, para contener a las mesnadas sarracenas en sus continuas incursiones.

Membrilla, pues, tiene hermoso historial y es posible, según aseguran los más ancianos, que su situación actual sea relativamente contemporánea, pues los vestigios encontrados en diferentes ocasiones en el inmediato Cerro de San Cristóbal, al sudeste del Cerro del Espino, hacen aventurar que los acontecimientos e historia de esta preclara villa, tuvieran su protagonismo en esos contornos.

Todo son suposiciones no esclarecidas aún por pluma alguna, amante de la investigación de estos pasajes de la historia pero lo que sí está suficientemente aclarado es que, el amor a su patrona de la Virgen del Castillo duraría hasta después de la dominación musulmana, como posteriormente con la Virgen, llamada del Espino, por haber sido descubierta por el moro Jarique y encontrarla debajo de un espino, allá por el siglo XIII. Se conservan testimonios fehacientes de que la devoción a sus santos patronos la Virgen del Espino y Santiago el Mayor, se remonta y conserva sin merma alguna de sus virtudes a través de los siglos, culminando con las tradicionales fiestas de los Desposorios de la Virgen y después las de Santiago. En ambas fiestas, el vecindario vive bajo la influencia de su arraigada fe, entregado por completo al cumplimiento de sus devociones.

Ciñéndonos a la producción vinícola, es preciso decir que Membrilla, sin descuidar los vinos blancos, es una superpotencia por la calidad de sus vinos tintos, profundos de color, "cubiertos" como por aquí se le llama, con sus catorce grados de alcohol, que son verdadero deleite para el paladar y como tal, preferidos por los locales expendedores de vino pues al disponer de una materia prima tan prodigiosa, les permite desarrollar cuantas combinaciones deseen y de los más diversos matices de claretes con los que atender sus demandas.


Y rematamos este pequeño trabajo rindiendo tributo a esta villa membrillense del campo del Tocón, a sus viñas y a su campo y a una industria vinicultora, que al difundir en su bandera a todos los vientos las virtudes de sus vinos, pregona con toque estridente de agudo clarín, esas mismas virtudes de realeza y hombría de bien de sus habitantes, como modelos de honestidad y trabajo. Y como a modo de salutación, nuestro recuerdo a la gran masa de nativos que amantes de la aventura, habitan por todos los rincones de nuestra geografía.



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