¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

HERMANADAS.

M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

sábado, 13 de marzo de 2010

¡ AQUÍ LA MANCHA !. Antología breve y ajustada apreciación de uno de los más genuínos valores de la vinicultura manchega.




En Noviembre de 1958, Melchor Díaz-Pinés Pinés, elabora este reportaje para La Revista Vinicola de Agricultura, de Zaragoza, en el que enaltece con fuerza a la mujer y su incorporación al mundo de los negocios vitivinícolas.


Por la índole de este reportaje, en el que tan acusadamente destaca la personalidad de la biografiada, es muy justo dedicarle una como especie de 'loa' a la espiritualidad del feminismo, al incorporarse a las tareas de industrializar y a la vez propagar la riqueza del suelo manchego, como son sus uvas y maravillosos vinos.


Si en estos comerciales estilos, como en todas las modernas expresiones de la actividad humana, es timbre de gloria llevar a buen fin las iniciativas y proyectos, en el caso tan singular que nos ocupa, ya adquieren acordes de melodía que abren las puertas a conceptos más puros, más flexibles, más románticos, tanto que, contagiados por esta tan benéfica influencia y del brazo del poeta manchego Juan Alcaide, cantaremos a la mujer y al vino uno de sus más inspirados sonetos:


Llegó Dios y cortó. Busquéme arrimo.
Rodé por el lagar, manché mi frente.
Ya soy llama de un mosto en el relente
de un vaso que me doma con su mimo.




Dos uvas me quedan del racimo,
dos uvas que se pasan dulcemente.
De mis ojos de ayer, ya solamente,
dos recuerdos de agraz que empolvó el limo.




Fermenta en fuerte hervor; pero me ahogo.
La tinaja del aire en donde yago
sé que quiere rajarse y no se raja.




Tú tan sólo, Bondad, puedes salvarme:
quítame cuanto puede avinagrarme ...
¡ y hazme un cáliz de amor de mi tinaja !.


Y de vuelta de estos acordes que la lira inspirara, proseguimos la realización de una biografía que es a todas luces honor para La Mancha. La genealogía GONZÁLEZ-CALERO, en esta materia de los vinos, data del año 1865, en el que D. Simón González-Calero, iniciara los quehaceres de la exportación de los caldos de vino manzanareños. Exito tuvo en verdad y como consagrado especialista, su fama fuera " in crescendo ", hasta conquistar los mercados nacional y adquirir justa estima. En esta actividad le sucedió su hijo, D. Fernando González-Calero, cuyas generaciones aún recuerdan con añoranza muy diversos pasajes de su vida, siendo estos recuerdos los que abonan en su historia méritos indiscutibles, por las elevadas dosis de caballerosidad y hombría de bien, como sus más acusadas características.


A estas actuaciones tan fructíferas, habrían de suceder sus hijos D. Simón, D. Victoriano y la entonces colegiala Carmencita. Un nuevo impulso habría de experimentar este negocio, ya en marcha en el presente siglo y serviría para revalidar la actuación de los hermanos González-Calero Flores, al servicio de causa tan loable como ya lo fuera con anterioridad, de hacer patria con estos vinos de La Mancha.


Y el tiempo, siempre arrollador, incontenible, implacable situó a nuesta protagonista, Srta. Carmen González-Calero, al frente de la nave vinícola tras el fallecimiento de sus hermanos. Dotada de admirable espíritu, emprende en solitario tan árdua tarea. Es audaz en la empresa de hacer llegar a todos los ámbitos nacional los vinos de su tierra. Se agiganta su figura cada día que transcurre y su postura, sus inquietudes, son fecundas y positivas. No tiene complejso de ningún tipo y cualquier situación anómala, es dominada con la perspicacia del más avezado conquistador. Su fuerte personalidad, las ideas renovadoras de sus tiempos, hacen posible el que una doncellita pueda llevar el " gobernalle ", en océano tan embravecido como es el negocio de los vinos.


¡ La mujer triunfó !. Héla aquí, como organizadora de esos nuevos rumbos, creadora de sistemas, de ideas comerciales, CARMEN GONZALEZ-CALERO FLORES, conquista amplias rutas y mercados para sus vinos, ya de suyo afamados y tanto en los " blancos palidísimos " para los mercados norteños, como los " ámbar " y " oro " para los meridionales, puede apreciarse la escrupulosidad de elaboración, el bouquet y aroma innatos y originales, muy propios del toque femenino. Para el negocio de Cármen no existen fronteras y sus foudres recorren incesantemente la geografía peninsular, como por igual y por esa preclara inteligencia connatural a las hijas de Eva, llega hasta presagiar la instauración de nuevos anhelos expansionistas que crucen fronteras y surquen mares.


No descansa su imaginación y quiere aportar facilidades a las tareas de vinificación, consciente en todo momento de la responsabilidad que pesa sobre los bodegueros en esta fase tan decisiva de la elaboración y trasiegos ulteriores. Por ello crea una industria auxiliar y lanza a los cuatro vientos " AZUFRES CALATRAVA ", como piedra angular en aras de conseguir vinos sanos desde el mismo 'majuelo'.


Por este polifacetismo pro-vino, por la idiosincrasia de la biografiada y sus inquietudes creadoras, por la profunda filosofía que su vida encierra, vayan estas líneas con nuestra admiración y simpatía, para ella y para su " conductor ", el Sr. Gijón, como capitana y piloto, respectivamente, de esta nave que camina viento en popa por todos los mercados vitivinícolas.


Y como colofón y a la vez obsequio a las aficiones poéticas de la Srta. Carmen González-Calero, insertamos estos versos del gran poeta Enrique de Mesa, que tanto dicen a nuestros prodigiosos vinos.


¿ Y qué tristeza perdura
con un trago de lo añejo ?.
Beben la serrana, el viejo,
la moza, el zagal y el cura.
Porque el vino, de tal suerte
a la vida se acomoda.
Que igual festeja una boda
que plañe por una muerte.
Y la alegría que brota
con el vino de la jarra,
acompaña la guitarra
con el aire de una jota.

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