¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Los populares festejos de San Antón, fiestas de mulas, mantecados, bartolillos y seguidillas manchegas.

El 13 de Enero de 1957, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió el siguiente reportaje periodístico al diario madrileño 'YA'.

Continúa celebrándose con toda solemnidad, el Novenario que su Cofradía y el pueblo todo, dedica anualmente al Patrón de los animales domésticos, SAN ANTONIO ABAD.


Son fiestas religiosas y profanas que sus fieles guardan como el más preciado tesoro de sus tradiciones y según datos de autor desconocido que se conservan, son originarias por voto del pueblo, cuando su población contaba novecientos vecinos, motivado por una peste animal que atacó fuertemente los pueblos circundantes, salvándose Manzanares de sus mortíferos efectos por la milagrosa intervención del Santo anacoreta, en fechas que se sitúan a finales del siglo XIV y bajo el reinado de Enrique IV de Trastamara.


Según este anónimo historiador, la primitiva ermita databa de aquellas fechas pero por su estado ruinoso fue edificada otra en el mismo lugar y ya fuera del recinto amurallado, en el año de 1788, reinando entonces Carlos IV, obedeciendo su construcción a un plan armónico y de bellas y sólidas líneas sin estilo delimitado, habiendo sido nuevamente restaurada en el año 1939, al haber sufrido graves desperfectos en el conato de incendio del año 1936. Sobre la arcada de su puerta principal, aparece en caracteres latinos ya ya casi ilegibles, la siguiente inscripción: SACRUM IN HONORE ET LAUDE DIVIANTONII ABBATES PIETATE LARGITIONE MUNIFICENTIA HUJUS CPPIDI INCOLARUM RESTAURATUM ADAUCTUM EXORNATUM, ANNO DOMINI MDCCLXXXVIII.

La tan venerada imagen es debida a la magnificencia del ya fallecido párroco D. Dimas López González-Calero, que a sus expensas mandó construir tan esbelta, proporcionada y bella obra. Las fiestas profanas dan comienzo la víspera con la quema de una hoguera de proporciones gigantescas, que tiene efectos en la plazuela de la ermita, entre un ensordecedor ruido de estampidos de cohetes y la algazara de la muchedumbre y en cuya hoguera se queman varios millares de gavillas en honor al Santo, procedentes de las viñas que en estos días realizan las faenas de poda. Ya, al día siguiente, es la Fiesta grande los agricultores que la celebran con grandes manifestaciones caballistas que duran desde la madrugada, hasta la caída de la tarde, acompañando en ordenadas filas de escolta la procesión del Santo.

En este día, todo el pueblo está de 'carrera' y todas, casi todas las casas de agricultores, preparan sus reposterías caseras y los jinetes hacen alto en la puerta de cualquier casa amiga para ser gentilmente obsequiados por las mozas de la casa, en estado de merecer, con los clásicos mantecados manchegos elaborados a base de manteca de cerdo que se guardara de la matanza para este fin, o bien con los abultados bartolillos fritos de sartén, ambas piezas reposteras muy estimadas y tradicionales para estas fiestas de invierno, escanciadas con sabroso zurra con apio, que proporciona el más sano optimismo y exento de peligro por su moderada graduación alcohólica.


Ya, en la versión modernizada de la fiesta, hay que añadir los Concursos que el Ayuntamiento y la Hermandad de Labradores organizan, con importantes premios en metálico para las labores mejor presentadas y atalajadas; para la yunta más atractiva y para el jinete más apuesto, luciendo los ganadores sus llamativas bandas conseguidas y que exhiben como codiciado trofeo. En tiempos aún no muy remotos, estas fiestas tenían como colofón, animadísimos bailes en los que la jota manchega y la seguidilla popular, eran todo un poema de clasicismo.

Es de hacer resaltar el brillantísimo desfile, ya tradicional, de las fuerzas montadas de la Guardería Rural, que llama muy poderosamente la atención, con sus originales trajes de fiesta y los caballos enjaezados con el mayor gusto. Estas fuerzas, abren marcha en la procesión, acompañando al Santo.



2 comentarios:

  1. !Que gratos recuerdos de la fiesta de San Antón me vienen a la memoria, de joven en Manzanares!

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    1. ¡Tú lo escribes, Juan ...de joven, comentas! ...Y es que, a pesar de que siguen celebrándose con bastante cuidado y fieles a la tradición, nunca las veremos igual porque ya nuestros ojos, no son los de entonces ...un afectuoso saludo, paisano!.

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