¡Conservo en mi mente el recuerdo de esta anécdota que mi padre desarrolla a modo de crónica periodística!. Fue una etapa, en los años 50' del pasado siglo en la que se casaron varias manzanareñas con hombres venidos de otros pueblos. ¡Así lo cuenta Melchor Díaz,Pinés, para la Agencia Cifra, en 1955!.
Un pueblo manchego, MANZANARES, ha sido en todo tiempo pero ahora más marcadamente, abastecedor de mujeres casaderas porque su fama traspasó los límites fronterizos del municipio.
Este pueblo acusó siempre mayoría indiscutible en el sexo bello con relación a los varones y por disfrutar sus gentiles moradoras de superior grado de civilización y cultura que otros pueblos, fue siempre un imán de atracción de arrogantes muchachos que ansiaban encontrar entre este mujerío lo que en sus pueblos respectivos les era imposible.
En los tiempos actuales, se ha acentuado su merecida fama y son muchos los jóvenes que encontraron entre estas bellas mujeres las que hicieran de su alma un santuario y de su cuerpo un Hércules mitológico, forjadores ambos de los grandes amores que estas mujeres de la Mancha lograron siempre, merced a la superabundancia de virtudes, recato y honestidad, cien por cien femeninas de las que gozan.
Y es que hoy, por las especiales circunstancias de la mujer moderna, cuyas aspiraciones máximas son 'varonizarse', los buscadores de la mujer espiritualmente superior, pueden satisfacer sus anhelos entre esta elección de la mujer centro española, manchega sí, casi mitad andaluza y mitad castellana.
Este galardón lo tiene conseguido Manzanares con el inagotable filón de sus hembras prodigiosas, que por toda la extensión peninsular llevarán del brazo de su feliz elector, el honroso marchamo de su procedencia manchego-manzanareña, como garantía de una sabia y concienzuda adquisición por parte de sus maridos.
¡Es Inés, ya se lo he dicho que entre!
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