¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

HERMANADAS.

M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

sábado, 24 de enero de 2015

Setecientos cincuenta años llevan celebrándose en la villa de Membrilla, las Fiestas de su Patrón, Santiago el Mayor.

El 23 de Julio de 1960, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió la siguiente información a la Agencia nacional de Noticias, CIFRA, fechada en la vecina localidad de MEMBRILLA.

Se calcula en más de setecientos cincuenta años, los que esta antigua villa de Membrilla, lleva celebrando las Fiestas de su Patrón, Santiago el Mayor. Desde los comienzos del siglo XIII, en que quedara definitivamente incorporada a la Orden caballeresca de Santiago, datan los cultos y festejos que en su honor se celebraron en todo tiempo, a partir de estas fechas, cuando la primitiva Iglesia era llamada de Santiago el Viejo.


La antigua fortaleza morisca, conocida por Castillo del Tocón, quedó convertida en santuario al ser conquistada a los moros y luego, en el año de 1214, el Rey D. Alfonso IX, otorgaba la posesión de estos lugares al Maestre D. Fernando Díaz.

Al abrigo de esta fortaleza-santuario, creció este pueblo eminentemente guerrero y el terreno muy amplio que dominaba, se llamó el Campo del Tocón. La villa creció rápidamente y llegó a ser en aquellos tiempos, en unión de los castillos de San Pablo y Montiel, una de las más famosas fortalezas de la Orden de Santiago.

Las fiestas de Santiago de esta villa, han gozado siempre de bien lograda fama. Se celebraban justas poéticas y concursos literarios, torneos y competiciones de fuerza y destreza entre los que destacaban las pruebas de jabalina, que heredaron de sus primeros pobladores en la Edad Antigua, llegados de las islas del Peloponeso griego.


En toda una extensa región, son famosas estas fiestas a las que acuden multitud de forasteros. La venerada imagen del Patrón Santiago, ha vuelto a ser trasladada a su antiguo Castillo del Tocón, después del solemne novenario celebrado en la Parroquia, con el fervor de siempre, superado sin duda cada año, por la cristiandad de sus habitantes.



viernes, 23 de enero de 2015

Se cree posible la construcción del molino de viento mayor del mundo en MANZANARES.

El 15 de Diciemrbe de 1960, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió la siguiente información a la Agencia Nacional de Noticias,  CIFRA.

Es objeto de muchos comentarios en esta ciudad de Manzanares, la posibilidad real, ahora más que nunca, de construir en estas inmediaciones un enorme molino de viento, quizás el mayor del mundo. Este rumor, se cimenta en las preferencias que las naciones americanas están mostrando, por perpetuar en molinos de viento diseminados por toda la tierra del Quijote, el amor que profesan hacia la Madre Patria, que les diera su lengua y religión.

Por los lazos de amistad que unen a esta ciudad con la ciudad de Manzanares, Departamento de  Caldas, Colombia, llega a concebirse que fuera esta nación, la que asumiera la construcción del molino que, en plena ruta del turismo internacional, sería como museo-exposición de la nación colombiana.


Se creé saber que, soldados de esta ciudad de Manzanares, en España, tomaron parte activa en el descubrimiento del territorio en el que hoy se asienta este Manzanares, hermano de sangre. Los apellidos Quesada y Villa, tan generalizados en esta ciudad manchega, fueron los que en el año 1540 pisaran por vez primera aquellos territorios, que se encontraban habitados por los nativos Pantágoras y los Marquetones y posteriormente, los Palenques. Es posible, pues que los conquistadores fueran de Manzanares, en La Mancha y le pusieran el nombre de su patria chica.

Este Manzanares colombiano, se fundó en aquellos tiempos de la conquista, en el mismo sitio en donde hoy existe la ciudad de Aguabonita, pero en el año 1864, se trasladó el vecindario, por causas que se desconocen, a su emplazamiento actual. Fue constituido municipio en el año de 1879 y dista de su antiguo emplazamiento una hora de carretera y camino.

Se conoce el sitio para la instalación del nuevo molino manchego, que goza de privilegiada situación, en el cruce de cuatro carreteras nacionales.




sábado, 17 de enero de 2015

¡¡ARRIBA LA MANCHA!!.

En Junio de 1958, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió el siguiente reportaje periodístico al diario madrileño 'YA'.

Los primeros pobladores de esta zona esteparia, allá en los primeros siglos de nuestra Era, es muy probable que no llegaran a adquirir carta de naturaleza por lo inhóspito del paisaje y lo más generalizado - según datos recientemente adquiridos - sería que en el buen tiempo, estás tierras solo fueran frecuentadas por los ganados que, estabilizados, o en el plan de nomadismo, habitaban extemporánea y fugazmente los pastizales llanos y extensos que la Providencia brindara, como única aportación al engrandecimiento del Reino de Castilla.

En los finales de la Edad Media y en plena Reconquista, algo se mencionan ya estas latitudes y están colonizadas ampliamente en los siglos X, XI y XII para culminar en el siglo XIII, en cuyo siglo aparecen los primeros viñedos que habrían de darle gloria y fama y cuyos caldos templaron ya las aguerridas huestes de la coalición Castilla-León-Navarra y Aragón, para vencer, como lo hicieran tan ampliamente a los almohades, en la célebre batalla de las Navas de Tolosa. Desde entonces, hasta mediados del siglo XX, estas tierras inhóspitas pasan a ser de las más pobladas de la Península, merced al milagroso influjo de la fama de sus vinos, surgiendo esta MANCHA entre las dos grandes masas de civilización, la del Norte, inmaculada a la influencia árabe y la del Sur, sometida a todos los vaivenes de las invasiones de ultramar.

La Mancha, existe ya. Atraviesa periodos de gran progreso y felicidad, pasando a ser como zona de promisión para el resto de España. Crece y se multiplica rápidamente porque su riqueza vinícola le proporciona esa pujanza que opera como espejuelo, formándose de esa amalgama celtibérica, el acerado temple del manchego duro y sobrio, que como rico florón de España, creara luego grandiosas urbes, emporio de trabajo, de bienestar y de civismo, que a nada más que a la riqueza de sus tierras privilegiadas, la viña y el vino, se lo debe todo. Siete siglos son suficientes para superar, si cabe, a las más rancias civilizaciones hispánicas, cargadas de respetuosa pátina pero... ¿Podrá llegar a ser esta vigésima edición centenaria, la iniciadora de su decadencia y quizás de su ruina total?.


Su vida, su economía patria, oscila peligrosamente por los avatares de modernas civilizaciones que no saben estimar en su justo valor las riquezas nativas, dejándose influenciar por las corrientes extranjerizantes, que atañen no solamente a las costumbres, sino también y muy poderosamente a sus gustos y aficiones por las bebidas, dando de lado, flemáticamente, a los suculentos vinos de esta Mancha que Cervantes inmortalizara y que en otros tiempos, constituyera el 'summum' de sus gustos sin igual, desde ese siglo XIII en que merecieran los honores de su predilección, por parte de los mejores degustadores de estos sabrosos, aromáticos y nutritivos caldos que figuraron en las mesas de monarcas y dignidades.

Encajando de buena fe estos golpes de dureza tan acusada, puede aún evitarse la caída de esta Mancha lesionada tan fuertemente por la inconsciencia. Existen recursos, también de índole moderna, que pueden obrar el milagro de su resurrección: La transformación de la industria, orientándola por otros derroteros que sabrían captar adeptos entusiastas. En un reciente Ciclo de Estudios vitivinícolas, se pusieron de manifiesto las magníficas posibilidades que los mostos de uva poseen como una nueva directriz salvadora, como también, la adecuada explotación de sus riquezas vitamínicas sin igual, en el amplio campo de la alimentación que, por descontado, lograrían entusiastas aceptaciones en todo el mundo.


Existen, pues, horizontes para  impedir su desaparición como potencia industrial y todos, patriotas o indiferentes, están obligados a colaborar en esta batalla por su salvación a ultranza.

!! ARRIBA LA MANCHA !!. todos a una, para impedir su desintegración.


jueves, 15 de enero de 2015

En el año 1779, la ciudad de Manzanares ostentó la capitalidad de la provincia postal y Caja de Correos de la 'Mancha Baja'.

El 11 De Enero de 1960, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió la siguiente información a la Agencia CIFRA.

En un documentado artículo que sobre las Demarcaciones Postales del siglo XIX, ha publicado el Ingeniero Industrial D. Carlos Laín, vemos el Mapa Postal de España que el Doctor Thebusem citó en su libro 'Fruslerías Postales'.

Como complemento de este mapa de las provincias postales, figura una relación detalladísima de las Administraciones en sus diversas categorías, asignadas a cada Sello o Demarcación, tomada de la "Guia General de Correo, Postas y Caminos del Reino de España" de D. Francisco Xavier de Cabanes, editada en Madrid por el año 1830.

Coche de postas, siglo XIX.

De este artículo, se han extraído datos curiosísimos, totalmente inéditos en Manzanares y que serán amplio campo informativo para su historia. De la recopilación histórica, se colige la importancia de la ciudad, que ostentó cerca de un siglo, la capitalidad de la provincia "Mancha Baja", con el sello 23 de Caja de Correos asignada a esta ciudad, como cabecera de demarcación.

Con esta capitalidad en Manzanares, figuraba como Estafeta subalterna de "sueldo fijo", llamadas así porque el personal cobraba por nómina de la Renta de Correos. Las Estafetas subalternas de quinta clase, que eran Alcaraz, Almadén, Almodóvar, Almuradiel, Carolina (de la provincia de Jaén), Daimiel, Membrilla, Santa Cruz de Mudela, La Solana y Valdepeñas, se les llamaba del "15 por ciento", porque con este tanto por ciento de lo recaudado en la propia estafeta, se retribuía al personal que en ella trabajaba.

Los sellos "Franco", eran para las cartas cuyo porte se abonaba previamente por el remitente, cosa poco común entonces. Para los Certificados, se extendía un recibo que automáticamente aseguraba la carta o documento, con derecho a indemnización por parte del "Oficio", como entonces se llamaba a la Oficina de Correos.

Estas y otras muchas curiosidades, se registran en esta información, como divulgadora de la Prefilatelia Española.



martes, 13 de enero de 2015

Una de las latinistas más célebres del siglo XIX, aprendió sus lecciones mediante el pago de un real diario.

El 16 de diciembre de 1957, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió la siguiente información a la Agencia Nacional de Noticias, CIFRA.

De los documentos que en Manzanares se conservan, procedentes de D. Natalio Rivas Santiago, de la Real Academia de la Historia, se colige que María Francisca Díaz-Carralero y Rodelgo, conocida en los ambientes literarios por "La Ciega de Manzanares", no solamente alcanzó justa fama como poetisa, sino que como latinista, también llego a consagrarse como una celebridad de su tiempo.

Nació su afición al latín oyendo, a través de una ventana, lecciones que el profesor daba a sus alumnos, las que asimilaba como verdadero portento. Habiéndola oído el Conde del Valle de San Juan, se declaró su protector y cargó a sus expensas el estudio de la Ciega de Manzanares, mediante el estipendio de UN REAL DIARIO, con lo que alcanzó grandes progresos puesto que el Conde sufragó el coste de esas clases durante algún tiempo. Faltándole a María Francisca esa ayuda, se vio precisada a recurrir a la benevolencia de un alumno del estudio, al que daba dos cuartos diarios para que le leyera las lecciones del día, las cuales y merced a su inteligencia tan prodigiosa, asimilaba a la perfección, llegando a alcanzar grandes conocimientos en esta materia. Más tarde y del producto de las limosnas que recogía en sus recitales poéticos a los viajeros de los trenes que por Manzanares pasaban, pudo sufragarse otras lecciones que le eran dadas por el mismo profesor.

La Reina Dña. Isabel II, según dicen los documentos, la protegió igualmente y llegó hasta a pronunciar una conferencia en la Universidad de Granada, en perfecto latín, llamando la atención de catedráticos y alumnos, componiendo en esa ciudad, una inspirada pieza poética ante los muros de la misma.

A la Reina María Cristina, le improvisó la siguiente décima, con motivo de su real fiesta onomástica:

A tus reales pies postrada
está con suma humildad
una ciega, que en verdad,
fue siempre muy desgraciada.
No me dejes desolada;
Sed, Reina, conmigo pía;
Sedienta estoy de alegría
ya que hoy te he llegado a hablar.
Tu favor debo esperar,
Cristina, por ser tu día.

Nota del Administrador del 'blog': Pinchando al principio de la entrada, donde dice 'La Ciega de Manzanares', podrán ver un vídeo con su vida y obra.

lunes, 12 de enero de 2015

La celebridad poética de una invidente, "La Ciega de Manzanares", enaltecida por D. Natalio Rivas Santiago, de la Real Academia de la Historia.

El 7 de Octubre de 1957, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió la siguiente información a la Agencia Nacional de Noticias, CIFRA.

En fechas recientes, se han encontrado en Manzanares (Ciudad Real), unos documentos inéditos y originales de D. Natalio Rivas Santiago, de la Real Academia de la Historia, en los que se ponen de manifiesto detalles históricos hasta ahora desconocidos por el vecindario, que enaltecen y realzan la vida artística de María Francisca Díaz-Carralero y Rodelgo, "prodigio de la naturaleza", como llegó a ser conocida en toda España.

De humildísima condición, la que fuera tan singular versificadora, María Francisca, viose a falta de familiares que atendieran su orfandad, en la precisión de solicitar limosna en los mesones y posadas y luego, en su mayoría de edad, saliendo a los trenes acompañada de un lazarillo y componiendo sobre la marcha inspiradoras y espontáneas piezas poéticas a los viajeros, que al encontrar tan depurado arte en su humilde persona, correspondíanle con largueza.

Tan grande fue su fama, una vez pasó por Zaragoza para concursar en los Juegos Florales de 1874, que el Marqués de Molíns, la invitó a una ruenión de lo más selecto del gran mundo artístico madrileño, que estaban ávidos por conocer su arte y entre los que se encontraban: Bravo Murillo, Gil de Zárate, Bretón de los Herreros, Rodriguez Rubí, Amador de los Ríos, Donoso Cortés, el Duque de Rivas, Nicasio Gallego, Fernandez Guerra y otras personalidades literarias y artísticas de la época ochocentista.

Fue muy aplaudida y agasajada y allí obtuvo su consagración definitiva, acto que hasta ahora desconocían sus paisanos. Murió pobre como fue su vida y aunque una calle, la que nació, perpetúa su nombre en su ciudad natal de Manzanares, es merecedora de un más caluroso recuerdo.


martes, 6 de enero de 2015

REMEMBRANZA HISTÓRICA DEL VIÑEDO Y LOS VINOS ESPAÑOLES.

Con el texto que a continuación podrán leer, Melchor Díaz-Pinés Pinés, participó en un Concurso Literario sobre el vino, convocado en Octubre de 1961 y promovido desde Barcelona, con el nombre de "AGROVINUS".

Con la recopilación de datos, algunos de ellos extraídos de polvorientos archivos, se pretende aportar algún que otro testimonio que coadyuve al logro de una auténtica historia del viñedo y los vinos españoles. En tal deseo y pluma en ristre, se da comienzo a esta glosa-extracto, de cuanto historiadores de todas las épocas plasmaron en sus libros.

El cultivo de la vid se remonta en España a los tiempos de la invasión fenicia, que se establecieron en tierras de la hoy llamada Andalucía y por el Levante meridional entre los siglos VII y VIII, antes de Jesucristo. Posteriormente lo hicieron por los Foceos de la Grecia Antigua, que fundaron sus primeras colonias en Ampurias (Gerona), allá por el siglo V, antes de la venida del Mesías, extendiéndose con gran rapidez por toda la región catalana.

El cultivo y aprovechamiento de la vid no se expansionaría por Castilla hasta tres siglos después, ya que los celtíberos que poblaban esa región central, tomaban una bebida llamada "vinemole", muy distinta en sabor a los vinos producto de la cepa pero, en el discurrir del tiempo, adquirió gran preponderancia el cultivo de la vid, no solo en la región central sino en otras provincias colindantes, pasando el viñedo a ser conocido por doquier.


La vid, en sus orígenes, se cultivó en parras, "iúga", según aseguraba el historiador romano Plinio el Viejo en su "Historia Naturalis" y el sabio, también romano, Marco Terencio Varrón, en su libro "De re rústica", cuya modalidad aún pervive en muchas regiones españolas.

De la perfecta aclimatación del sarmiento importado de los pueblos colonizadores, no hace mención la historia pero lo que si puede saberse es que en la Bética, no tardaron en hacerse plantaciones con cepas de Falermo (Antigua Roma), con resultados más alentadores. Por aquellos tiempos de principios de la Era Cristiana, ya mencionaba el poeta aragonés Marco Valerio Marcial las excelencias de los vinos catalanes, los de Tarraco y los de Sagunto, de los que el Emperador Augusto, mandaba hacer provisión para su mesa.

El geógrafo Estrabón y el sabio agrónomo Columela, afirmaban que los viñedos de España se extendían sobre toda la vertiente del Mediterráneo y del Océano y citaban como muy acreditados los vinos oscuros de Tarraco y Julia Traducta (Algeciras). Los fenicios, llegaron a simbolizar la uva en todas sus manifestaciones de arte. Acuñaron monedas con racimos de uvas como emblema de su don más preciado. En la necrópolis de Ibiza, también se han encontrado en la actualidad amuletos de hueso y barro con figuras de racimos de uvas como símbolos heráldicos, que pueden verse en el Museo Arqueológico de Madrid, encontrándose en Julia Traducta monedas con la efigie de Augusto, portador de un racimo de uvas.

Todo el esplendor y preferencias que disfrutaron los vinos en aquellos remotos tiempos, viéronse perturbados por persecuciones tendentes a abolirlos, pues el emperador Domiciano, en el siglo I, decretó el arranque de la mitad de las viñas existentes en sus dominios y posteriormente, los árabes pondrían serias dificultades a la explotación vinícola porque en el Corán, se lee que "El vino, los juegos de azar, las estatuas y la suerte de las flechas, son una abominación inventada por Satanás".

Ya en los siglos del II al IV, son afamados los tipos "Nebrissa", el "Lauro y el Gaditanum" y es conocida la uva "cocolobes" como productora de un vino muy ardiente que se guardaba en grandes vasijas de arcilla. Los historiadores, comentaban anecdóticamente, que el precio del vino por aquellos tiempos en los que un "metrete" era medida de capacidad de unos cuarenta litros, se vendía en 1 dracma, equivalente a dos céntimos/litro.

Los godos, romanos y cartagineses, respetaron la vid y hasta llegó a ser tomada como motivo decorativo y de ostentación. Sus hombres de ciencia estudiaron concienzudamente sus variedades y San Isidoro de Sevilla, citaba hasta veintitrés variedades distintas, Virgilio veinticuatro, Columela cuarenta y una y Plinio el Viejo, hasta ochenta y tres. La historia nos hace llegar el grado de estimación que a la vid y al vinos dispensaron tantos los íberos de origen ario, como los vascones de origen libio, los fenicios, los latinos, los griegos, los cartagineses, los godos y los árabes, al crear reglas muy precisas de la agricultura nabathea y de prácticas agronómicas dedicadas exclusivamente al cultivo de la vid. Los Reyes Católicos, una vez terminada la Reconquista, favorecieron extraordinariamente el cultivo de esta planta como emporio de riqueza y para levantar la economía de la nación, hasta el extremo de que su cronista, Pedro Mártir, ensalzaba el campo "porque su gala y lozanía, eran deslumbradoras y porque los viñedos se cultivaban con singular esmero".

El cultivo de la viña en los siglos posteriores, habría de llegar a prodigarse por toda España, pues rara es la región que carece de mayor o menor extensión dedicada a este aprovechamiento agrícola. La producción vinícola, contribuyó en todo tiempo a proporcionar pingües ingresos en las arcas de la nación y al florecimiento de extensas zonas de terrenos pobres y hoy, puede presentar la vinicultura española, una tan extensa gana de vinos que en color, aroma y sabor, no encuentran parangón en el mundo del vino.

La explotación de la vid, atravesó graves dificultades y contratiempos que, como la invasión filoxérica, estuvieron en trance de hacerla desaparecer. No obstante, las pérdidas iniciales a esta calamidad, han podido rehabilitarse con la feliz colaboración de los barbados llamados americanos y ya, en franca recuperación, se camina hacia la consecución del objetivo máximo: alcanzar la cifra de los veintiseis millones y medio de hectólitros conseguidos en 1920, que es la cifra mayor de los tiempos modernos y cuyos vinos se vendieron entre las 2 y las 2,50 pesetas/hectógrado.

Las predicciones del gran Abu Zacaría, llamado el Sevillano, en la dominación árabe, se van cumpliendo. Dejó escrito que al servicio y causa de la vid, se pondría en todo tiempo la tónica del saber, hasta lograr la máxima perfección en su cultivo y elaboración de los vinos. Que esta benéfica planta llevaría riquezas a los terrenos más pobres y áridos, creando prosperidad donde antes solo existieran zonas desérticas y desoladas.



lunes, 5 de enero de 2015

ECOS DE LA HISTORIA. La ruta del vino ciudadrealeño.

En Enero de 1964, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió el siguiente reportaje a la Agencia Nacional de Noticias, CIFRA.

"Aleluya, tres veces a los vinos, que nos traen desde el fondo de las edades, la prosperidad y el contento" (Michelena).

El incremento de los motivos turísticos de la provincia de Ciudad Real, acapara por completo la actualidad - ahora más que nunca acentuada - con motivo de la celebración de la I Asamblea Provincial de Turismo. Las ponencias han aportado iniciativas que merecen los más encendidos elogios, por las sugerencias tan bien encauzadas, por cierto, para convertir a esta ignorada provincia en " una más" de las que como otras tantas del concierto nacional, atesoran motivos turísticos de elevado rango y para cuyo logro, podría aportarlos de singular belleza y con matices de "novedad", por lo que de desconocidos tienen, incluso, para los mismos indígenas.

Una idea más, que surge pujante de ciertos ambientes vitivinícolas y que difícilmente podría encontrar parangón, es la de establecer la "Ruta del vino ciudadrealeño", idea que aparece totalmente plena de originalidad, por lo que de modernización lleva aparejado, amén de que esta "ruta", descubriría a los ojos del turista, lo que una provincia ha sabido crear exclusivamente con el producto de sus millones de cepas y con el tesón de unos hombres que en toda época supieron rendir culto al trabajo, por una España cada vez mejor y mayor.

Bodegas, Angel Fernández-Pacheco.


En esta "Ruta" de reciente cuño, quedaría al descubierto esa fuerza motriz engendradora de la vitalidad nativa, que lleva como aglutinante el carácter, el folclore, el paisaje, la productividad, el costumbrismo y más que todo, su riqueza vitivinícola, que sitúa a esta provincia a la cabeza del producir vinícola de la nación. Esta riqueza del vino de la Mancha Central que, precisamente por la extensión superficial de sus tierras viñeras, puede presentar al mundo la mayor diversidad de tipos. Las múltiples variedades de sus cepas, repercuten lógicamente en sus vinos y por la desigualdad de los usos y costumbres, tales como el laboreo, podas, elaboraciones, etc. se encuentran en esta "Ruta del vino ciudadrealeño" infinidad de sabores que todos gustan y confortan.

Este proyecto turístico en embrión, quiere transmitir que la casi totalidad de la provincia es viticultora y mostrar al turismo sus más puras esencias raciales, las variadas facetas de su vivir cotidiano, las grandes bodegas de sus grandes ciudades, alternando con la modestia de los pueblos menos industrializados; sus grandes cooperativas, sus grandes explotaciones agrícolas del I. Nacional de Colonización y de la iniciativa privada; sus ya casi logrados objetivos de modernización de sus cultivos y el milagro de la mecanización, todo, en fin, quedaría a la fina observación de los visitantes, que estoy seguro no quedarían defraudados.

La "Ruta del Vino ciudadrealeño", cuenta con magníficas carreteras y las que aún no están asfaltadas, se encuentran dentro del proyecto de ejecución en plazo inmediato, incluso con las obras ya comenzadas. Por estas carreteras, podría el turista recorrer a su gusto los campos de la antigua Oretania de los celtas y de la Zuqueca celtibérica, precursores, ambos, de la Mancha actual. Las ruinas del Sacro Convento y el castillo de la Orden Caballeresca de Calatrava, las fortalezas de la Orden santiaguista, los vestigios romanos de los campos de Montiel y los "souvenirs" de las tierras de la Orden Hospitalaria de San Juan de Castilla, todo ello condensado en un recorrido de 400 kilómetros, que bastarían al viajero para convertirse en el mejor propagandista de nuestra tierra.
Bodegas MIFERPA.

Este tan bello proyecto, puede pasar a ser una realidad inmediata porque virtualmente, existe ya en el corazón de todos. Solo falta ese espaldarazo indispensable, esa legalización exigible; el "hágase" ... y esta provincia de Ciudad Real, habrá aportado al turismo español una pieza finamente elaborada, que ha de encajar a la perfección en el engranaje cooperador de su engrandecimiento.

La idea es original e innovadora, dentro de los procedimientos turísticos hoy en uso y más que todo, que la importancia de su producción vinícola, lo reclama. Hay que dar al César lo que es del César... ¡Nobleza obliga!.