¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

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HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

sábado, 21 de diciembre de 2019

238). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: OCHO DIAS....Y DOS LEYENDAS.


En la crónica que le propongo, me dice D. Cosme, pretendo hablarle de la semana que continuó ese "día después" al terrible episodio de la matanza en el hospital de sangre francés de Manzanares, aquel 7 de junio de 1808, y en la semana posterior, es donde, a mi juicio, comienzan a gestarse dos leyendas que acompañaran siempre a nuestra legendaria historia,. 


Una, el supuesto afrancesamiento de la villa de Manzanares que, como hemos empezado a saber por relatos previos, es falsa desde su origen,.. y otra… la leyenda de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, tan cierta como que hay noche y día, exclama D. Cosme, que solo hizo que cimentarse y engrandecerse en esos ocho días, donde nuestro insigne párroco, Sotomayor, puso las bases precisas para que la gente de Manzanares sufriera mucho menos de lo previsto las insidias y maldades de la guerra, empezando por evitar la cruenta venganza a que podriamos habernos visto abocados por la masacre del hospital de sangre.

Y es que, sigue D. Cosme, en esas mismas fechas, muchas cosas refutan ese supuesto afrancesamiento de Manzanares; por ejemplo, el recelo, tan lógico como natural, que tanto las tropas de los Generales Roize y Ligier Belair, como las gentes de nuestro pueblo, se tenían entre sí, aquel día 7 de junio en Manzanares, después de los terribles acontecimientos del hospital de sangre. Ese ambiente, crispado, y de desconfianza mutua, también quedó reflejado por nuestro clero en los escritos que hicieron de ese momento para el “Manuscrito de la Merced”, cuando hablan de la vuelta de Liger Belair a Manzanares, tras la batalla de Valdepeñas, que interrumpió su viaje a Andalucía, Nuestros curas describen, esa situación, de la siguiente manera:
el General Liger-belair, dejando su marcha para Andalucía; retrocedió a Manzanares y Dupont quedó sin este socorro por entonces, y el Duque de Berg sin la comunicación que solicitaba. Lo ocurrido el día anterior daba mucho temor, viendo venir tanto número de caballos; más si el pueblo estaba receloso y con sobresalto, no lo estaba menos el general enemigo; y luego que hizo alto a la vista de Manzanares se prestó a un acomodamiento, dando palabra de honor de que ningún mal sucedería, siempre que los vecinos permanecieran tranquilos. No permaneció en esta villa sino hasta el día catorce de junio”.

Hasta ese 14 de junio, en que los generales franceses y sus tropas abandonaron Manzanares, y en ese contexto de mutua desconfianza, ocurrieron cosas suficientes para justificar el título que encabeza el relato. Y empezaré por decir, sigue D. Cosme, que el mismo día 7 de junio, al mediodía, el General Roize y su pequeño contingente de soldados, aunque tenían cierta garantía por nuestras autoridades que la gente del pueblo no les molestaría, si no tomaban represalias por el suceso del hospital, estuvo a punto de abandonar Manzanares, hacia Villarta, para no correr riesgos ante los rumores que le llegaban de un posible levantamiento de los aldeanos de la villa… Con los preparativos del viaje hechos, apareció por Manzanares Liger Belair, con 800 soldados, una vez terminada la batalla de Valdepeñas… 

Roize quedó más tranquilo y, tras comentar la situación entre ellos, ambos generales estimaron, como más seguro, permanecer en nuestra villa, a la espera de conocer el estado de cosas en las demás villas manchegas que tendrían que atravesar, a la vista de la rebelión generalizada a que se asistía. La realidad es que Liger Belair y Roize estaban, el 7 de junio de 1808, aislados en Manzanares; sin comunicación con Dupont por el sur, ni con Murat por el norte en Madrid… y esto, continua D. Cosme, comenzó a gestar una de las leyendas que acompañan a nuestra villa, , la del supuesto colaboracionismo con los franceses, o “afrancesamiento”. En cierta medida, esto resultaba lógico en ese momento de gran tensión…nuestros vecinos de Valdepeñas, donde más arraigó esa idea, habían visto como Liger Belair llegó desde Manzanares para atacarlos, y luego supieron que volvió a nuestro pueblo para quedarse allí unos días. Los valdepeñeros, sigue comentándome D Cosme, no conocían que Liger Belair solo estaba de paso por Manzanares, el 5 de junio, en su trayecto hacía Andalucía para ayudar a Dupont, ni tampoco sabían que el ataque de Liger Belair a Valdepeñas, el 6 de junio, se debió solo a esa circunstancia y coyuntura temporal de estar de paso su tropa hacía Andalucía, coincidiendo con el momento de la rebelión en su villa,.. ni tampoco conocían nuestros vecinos de Valdepèñas, que Liger Belair, en lugar de seguir su marcha hacia el sur, retornó a Manzanares por motivos de seguridad para su tropa, y no por que estuviese aquí su cuartel, que fue lo que muchos pensaron. 

General Liger Belair

Probablemente muchos valdepeñeros, sigue D. Cosme, tuvieron la impresión que nuestra villa era un lugar donde los franceses se sentían bien acogidos, siendo desconocedores, en ese momento, de los sucesos del hospital de sangre, y que, desde Manzanares, salieron muchos lugareños en ayuda de su pueblo… Lo cierto es que, sigue D. Cosme, la situación estratégica y central de Manzanares en el Camino Real de Andalucía, y nuestro Castillo, que podía ser utilizado como cuartel general, nos convirtió desde el principio de la Guerra de la Independencia, y en el tiempo que duró, en un centro de operaciones y asentamiento de las tropas francesas; lo que, inevitablemente, dio a Manzanares una imagen de presunta complicidad con el invasor, algo que ya sabemos, y aun conoceremos más todavía, no fue en absoluto cierto, más bien todo lo contrario, Manzanares, y su gente, fue uno de los lugares más activos y beligerantes contra los invasores, entre otras cosas porque fue una de las villas que más los padeció... En este primer tiempo de la guerra, ya hemos conocido que un grupo de paisanos, probablemente instigados por nuestro patriota alcalde mayor Juan Josef Miret,, (quien, muy posiblemente, estaba en permanente contacto, a efectos de reclutamiento a favor de la causa española, con el intendente general Juan de Módenes, máxima autoridad de la provincia de la Mancha; otro gran patriota de aquel tiempo, que, furtivamente, estaba organizando compañías de “españoles rebeldes”, que en sus acciones se distinguían por llevar un “7” bordado en rojo en sus gorros)…Este grupo de manzagatos, se encargó de propiciar la deserción de dieciséis soldados españoles que estaban integrados en la “compañía de suizos” del gigantesco contingente militar del General Dupont, cuando éste transitó por Manzanares, a final de Mayo de 1808, y también, ese mismo grupo, se haría famoso en la interceptación frecuente de mensajes franceses, entre sur y norte, abordando, al estilo bandolero, en las inmediaciones de la villa a los soldados que transportaban a caballo esas misivas. Todo esto último que le comento de las gentes de Manzanares, prosigue D. Cosme, quedó transcrito por los curas de nuestro clero local, en el ya varias veces mentado, “Manuscrito de la Merced”, donde escriben de esas intercepciones de correos. esto:

“En estos intermedios hasta la batalla de Bailén, ocurrida en 18 de julio, se interceptaron en esta villa postas y correos, saliendo muchos vecinos al camino, como suele el cazador, a buscar y matar cuantos enemigos, ya soldados, ya correos, pudieran haber a las manos. De este sistema, cuya honra cupo igualmente a los otros pueblos, desde Manzanares hasta la entrada de Andalucía resultó al enemigo un mal imponderable; pues cortada la comunicación entre las tropas y el Gobierno, ni el Grl. Dupont pudo arreglar sus movimientos conforme a la necesidad, ni su principal darle órdenes oportunas que le dirigiesen; y no sería sin fundamento, no quitando a nuestros generales y soldados la gloria que adquirieron en esta jornada, al afirmar que la tal derrota de Dupont, y su rendición inespereda, se debió en gran parte a los procedimientos de Manzanares. Así lo aseguró el Ecmo. Sr. General Castaños en su tránsito por esta villa después de esta memorable victoria”.

Y la otra gran leyenda que se consolida entonces en Manzanares, comenta D. Cosme, ésta, real como la vida misma, es la de nuestro párroco Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, quien en un derroche de su increíble capacidad de convencimiento mediante la palabra, fue capaz, primero, de atemperar el deseo de venganza de los franceses, y, enseguida, haciendo uso de la actuación del clero de nuestra villa en el hospital de sangre, mostrarse a los ojos de Roize y Liger Belair, como la persona más capacitada de nuestra villa para garantizar la seguridad de ambos y de sus tropas, por la autoridad que su magisterio representaba entre las gentes del pueblo y, en consecuencia, presentarse ante los ojos de los generales franceses como el mejor punto de apoyo en ese menester de seguridad propia que les preocupaba mucho, y que Sotomayor supo captar …La “mano de Sotomayor” , en todo esto que le cuento, se aprecia en los escritos de perdón que Liger Belair, en esa semana que estuvo en Manzanares, elaboró para nuestra gente, pero también para las villas de Santa Cruz de Mudela, Valdepeñas y Madridejos. Incluso, en su redacción, se aprecia el estilo compasivo y directo de Sotomayor, que se ganó tanta confianza en Liger Belair, que posiblemente se atrevió a sugerirle como escribirlos, basándose en el conocimiento que él tenía de la gente manchega y su manera de pensar,…

Valdepeñas en el siglo XIX.

Sutil e inteligente, como era nuestro insigne párroco, seguramente también, en los contactos diarios que, como miembro de la Junta Local de gobierno de Manzanares, mantuvo con Liger Belair y Roize, durante esa semana les hizo ver que, esos escritos, convenían a todos. A ellos, generales y tropas, cansadas, débiles, y sin casi municiones, les convenía para llegar a Toledo o Madrid sin muchos sobresaltos…, y, a las villas rebeldes, para asegurarlas que no habría nuevas agresiones francesas, a cambio de la liberación de los soldados que aún permanecían presos en sus cárceles, y que dejarían transitar a los franceses hacia Toledo y Madrid, sin ser atacados…Es muy probable, que Sotomayor y Miret, se comunicasen esos días con las autoridades de las “villas perdonadas” y con el intendente Módenes, para convencerles que aceptasen ese perdón y sus condiciones, a cambio del pacto francés de no agresión… Todas esas villas, sin excepción, acogieron de buen grado la propuesta y, de nuevo, en algunas de las cartas de respuesta de esas autoridades, se aprecia el genuino estilo Sotomayor, cuya influencia y fama de buen hacer, era ya notoria en toda la región…Liger Belair llegó a escribir en sus informes de aquella decisiva semana, lo siguiente: “….los eclesiásticos se conducen bien y en Manzanares su conducta ha estado por encima de todo elogio”.

Y es ya momento, mi querido plumilla, de dar fin a esta crónica, suficiente en su contenido, para dar cuenta de ochos días decisivos en la insigne villa de Manzanares de la Mancha, que dieron pie a dos leyendas legendarias, el falso afrancesamiento de Manzanares y sus gentes, y otra gran leyenda, ésta absolutamente fundamentada, y que solo comenzaba…la de la legendaria figura del gran pastor de Manzanares, el insigne Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor

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