¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

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HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

sábado, 28 de noviembre de 2020

280). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912.. LA VISITA DEL REY INTRUSO, “PEPE BOTELLA”.


Pues si, querido plumilla, el rey intruso: Jose I, también estuvo en Manzanares, un día de Mayo de 1810..y, sobre ese día, le propongo verse esta crónica. 

Por entonces, todo Manzanares seguía conmocionado, e indignado, por el fusilamiento del paisano Martín Poveda, del que no había transcurrido siquiera un mes, El Pastor de nuestra villa, Frey Sotomayor, sigue D. Cosme, dolido como el que más de los manzanareños por dicho episodio, estaba todavía muy ocupado, “haciendo de tripas corazón”, en la búsqueda del requilibrio de relaciones entre los ocupantes franceses y nuestro indignado pueblo, para que se pudiese mantener el pacto mutuo de no agresión entre galos y paisanos, que él mismo estableció con los generales franceses Liger Belair y Sebastiani… 

El por qué de esta visita, parada y fonda en nuestra villa del rey intruso, inoportuna a todas luces, por el ambiente que se vivía en Manzanares, seguramente tuvo, al menos, dos razones.. la primera es probable que a petición del gobernador Darmagnac, para mostrar a Jose I el estado de sus fuerzas en La Mancha, y solicitarle ayuda de más tropas para combatir a las cada vez más activas guerrillas manchegas, y la segunda posible razón, el interés del hermano mayor de Napoleón en conocer sobre el terreno esa villa manchega, llamada Manzanares, que tanto se había resistido a sus ejércitos.. Todo partía en la explicación de esta visita a Manzanares del ínclito “Pepe Botella”, (como se empezaba a conocer entre los españoles al rey intruso, Jose I, por su supuesta afición al “morapio”), continua D. Cosme, de la historia previa de Enero y febrero de 1810, cuando la rápida ocupación francesa de Andalucía…

El avance francés fue casi un paseo militar, ocupando en poco tiempo Andalucía, excepto la ciudad de Cádiz, por lo que las operaciones militares que José I tenía que haber dirigido, acabaron convertidas en un viaje mucho más plácido de vistas reales institucionales, por ciudades y pueblos andaluces previamente ocupados. Durante más de tres meses, José I Bonaparte recorrió las provincias de Córdoba, Sevilla, Cádiz, Málaga, Granada y Jaén, acompañado de un amplio cortejo de ministros, consejeros, intelectuales y advenedizos diversos. Por donde pasaba, sigue D. Cosme, era recibido con más o menos agrado y fasto, dependiendo del número de ocupantes galos en cada uno de los pueblos y ciudades, que organizaban actos sociales y culturales en su honor. 

José I Bonaparte.

 

Durante, y tras la conquista de Andalucía, como ud bien sabe, sigue D. Cosme, Manzanares era la Capital administrativa y militar de La Mancha; un punto neurálgico del ejército galo y de las comunicaciones entre Madrid y Andalucía….Por estas razones, la presencia militar en la población, fue siempre importante en aquel tiempo, entre otras cosas para asegurar el trayecto de los correos, molestados de continuo por las guerrillas. El 8 de mayo, José Bonaparte, se encontraba en Bailen, de vuelta a Madrid tras su largo periplo andaluz,.. y, así, llegó a Manzanares, el 11 de Mayo,..visitando todo ese día lo mejor de nuestro pueblo y pernoctando esa noche en el Castillo. Al día siguiente, de madrugada, partió hacia Madridejos….

Los detalles de esta estancia en Manzanares del rey intruso, prosigue D. Cosme, se conocen por un informe escrito que elaboró al día siguiente uno de esos “espias” que pululaban por Manzanares, llamado José Sepúlveda,… un patriota y confidente, que envió la crónica del paso de Jose I por nuestro pueblo a un general español del que, por seguridad, no especificó el nombre… El “intruso Rey Josef”, como es definido por Sepúlveda…, continua D. Cosme, entró en Manzanares a las diez y media de la mañana del día 11 de mayo, arropado por una comitiva de quince coches y veinticuatro galerones, identificando, el citado Sepúlveda, entre los acompañantes más importantes del Rey, a Miguel José de Azanza, su ministro de Exteriores, y uno de los redactores del Estatuto de Bayona… y al ministro de la guerra, Gonzalo O’Farrill, La escolta real se componía de unos 600 soldados de infantería y otros 300 de caballería, La seguridad de José I, a su paso por La Mancha, sigue D. Cosme, concitó máxima preocupación y precauciones en las tropas y encargados de las mismas, que temían la posibilidad de algún atentado, por la gran actividad guerrillera en toda la región. 

De hecho, la escolta real, fue aumentada con 100 soldados de infantería, y una intendencia de tres cañones y diez arcas de municiones, que llegaron a Manzanares un día antes que Jose I, con el objeto de reforzar su seguridad y no retrasar su marcha. A la par, se habían desplazado, de Madrid a Madridejos, otros mil infantes, donde se unirían a su escolta…. Es decir, concluye D. Cosme esta parte de su relato, una cantidad de tropas casi imposible de atacar con eficacia por alguna de las partidas rebeldes que operaban por la región…De hecho, prosigue, las partidas guerrilleras mostraban una gran audacia, incluso en los momentos en los que el mismo rey se encontraba por Manzanares.. El mismo confidente, Sepúlveda,, informó de la actividad de guerrilleros durante esos días. Según él: el 10 de mayo, la partida de Miguel Díaz, compuesta de 80 lanceros había capturado en las “Ventas de Puerto Lapiche” a cincuenta y siete carretas y carros cargados de tabaco “y algunos vestuarios”, haciendo 14 prisioneros” El mismo día, según Sepúlveda: “el guerrillero Francisco Abad “Chaleco”, también sorprendió en las inmediaciones de Santa Cruz de Mudela a treinta soldados franceses que llevaban una carta para el general de Manzanares, y los mató a todos, robando el correo”…  

Y volviendo a ese 11 de Mayo de 1810, sigue D. Cosme, en que José Bonaparte estuvo en Manzanares, le diré, querido cronista, tal como Sepúlveda lo escribió en su informe que el rey intruso entró en Manzanares a primera hora de la mañana, a lomos de su caballo y con la numerosa escolta que ya le referí anteriormente.. A petición expresa del gobernador Darmagnac, y tal como era costumbre cuando el rey visitaba una villa, fue recibido por las autoridades de la localidad con un palio. La Junta Local de gobierno con Frey Sotomayor como párroco de nuestro pueblo, lo esperaba en la Plaza, a la entrada de la Iglesia parroquial… El rey intruso, según cuenta Sepúlveda, continua D. Cosme, llegó hasta ellos, montado en su caballo, se apeó del mismo, displicente, quizá advirtiendo también cierto desdén en el rostro de los anfitriones y se dirigió, caminando, al atrio de la Iglesia…. Aunque no quedo escrito, por como lo describe Sepúlveda en su relato, el rey saludó con cierta frialdad a los presentes y, todos juntos, entraron a la Iglesia, donde se llevó a cabo una acto religioso de bienvenida, a cargo de nuestro párroco, que también le mostró, junto a Darmagnac, las riquezas del altar mayor y de las capillas de nuestra catedral…Al poco, el rey José I, salió de la iglesia, entre un repique de campanas y, sin más, se dirigió, por la calle del Carmen, hasta el castillo, donde se alojaría y pernoctaría. En su recorrido hasta el castillo, en las aceras, algunos vecinos del pueblo observaron el paso del rey y su comitiva, según Sepúlveda: cariacontecidos, y sin excesivas muestras de entusiasmo, eso sí, le lanzaron algunos vitores, comentando Sepúlveda… “que los vivas se conocían bastante tristes”.. El rey, en el mismo tono displicente que utilizó desde su llegada, y siempre según Sepúlveda, replicaba a los vivas con un repetitivo:… “que viviría lo que Dios quisiera”. A las tres de la mañana del día siguiente, 12 de Mayo de 1810, Jose I, abandonaba, por fin, Manzanares, rumbo a Madridejos-“tanta gloria llevase, como descanso dejó”, remata D. Cosme)- poniendo fin a su corta y fría estancia en nuestra villa, que, tras el reciente ajusticiamiento del paisano Martín Poveda, ciertamente, no estaba para muchos festejos hacía el máximo dirigente de Francia en España, el ínclito “Pepe Botella”...

Frey Pedro Alvarez sotomayor.

Aun estando tan poco tiempo en Manzanares, atendiendo a las peticiones de Darmagnac de reforzar sus tropas antiguerrilleras, durante su estancia el rey intruso emitió varios decretos, con el objeto antedicho de reforzar los elementos de la tropa antiguerrillera… El primero de esos decretos ratificaba la formación en Manzanares de dos compañías completas de Milicia Cívica de infantería, nombrando, respectivamente, capitanes de las mismas a Francisco Morales y Juan Merino;… tenientes a Juan Fernández Caballero y Felipe Carrillo, y como subtenientes a Pedro Álvarez y Joaquín Laguna…. En un segundo decreto, ordenó la constitución de otras tres compañías de la misma milicia en Almagro, para intervención y apoyo a las de Manzanares,. al mando del comandante Manuel Josef de Zubiria,… También elaboró otros decretos, para la creación de otras dos compañías de la milicia: una en Valdepeñas y otra en Membrilla que, por falta de tiempo, firmo al día siguiente en Madridejos… La primera de ellas quedaba al mando del capitán Josef Recuero, mientras que al frente de la de Membrilla quedó el capitán Vicente Cabellos. Todas ellas. Tenían, como fin la lucha antiguerrillera (“para reprimir a los bandidos”), el alistamiento en ellas era voluntario, a base de población afrancesada, y debían estar formadas preferentemente por propietarios, negociantes y maestros de la zona...

Le diré, como corolario que, el citado alistamiento voluntario, como era previsible, tuvo escaso éxito en Manzanares, pues eran muy pocos los afrancesados existentes en el pueblo, quizá algunos de los empleados del Marques de Salinas fueran de esas partidas, y es poco probable que lo fueran de propia voluntad, si no de la de sus amos, que, por desgracia, todavía mandan excesivamente, incluso en estos tiempos que corren, dice un lacónico D: Cosme.

Con lo dicho, querido plumilla, puede usted concluir la crónica de hoy, que fue ya de bastante, y más que suficiente, para narrar la breve y macilenta estancia del rey intruso, Jose I, o “Pepe Botella”, tal como usted prefiera denominarlo, en la insigne y nunca bien ponderada villa de Manzanares de la Mancha.

 

 

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