El 2 de Febrero de 1957, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envía este artículo a la Agencia Cifra.
De todos es sabido la magnífica labor proteccionista que por la justa revalorización y eficaz defensa de la uva, viene realizando ya varios años la Comisión de Compras de Excedentes de Vinos, del Ministerio de Agricultura, en todas las zonas productoras españolas. Los préstamos ó anticipos que a los viticultores viene concediendo, consistentes en 0,75 ptas/litro de vino elaborado, ha marcado una nueva era en la historia del vino, al impedir el desconcierto, que siempre degeneraba en bancarrota a los pocos días de terminar las faenas de vendimia, sin que los vinos hubieran llegado al punto de clarificación y siempre por el mismo motivo: la falta de numerario, dando lugar a la descomposición de los mercados vinícolas de la campaña que se iniciaba, al no poder defender los cosecheros sus recién elaborados vinos.
La intervención de este Organismo ha venido a impedir la continuación de este estado de cosas, imprimiéndole al vino la dignidad de la que en todo tiempo careció. A todos los viticultores de España llegó este beneficio pero donde más sensiblemente pudo apreciarse fue en las Cooperativas vitivinícolas. Ellas lograron las mejores marcas al acogerse a estas modalidades crediticias del Estado y entre ellas fueron distribuidos los auxilios económicos, según la importancia y necesidades de las zonas productoras. De los 25 millones de pesetas que se repartirán en 1957, La Mancha absorbe más de 14 millones, correspondiendo a Ciudad Real 8,5 millones, destacando las Cooperativas de Manzanares y Daimiel a la cabeza de los beneficios distribuidos.
Sígueles en importancia la zona aragonesa con 7,8 millones, la toledana con 4,3, la murciana con 2,3, la albaceteña con 1,5 y la alicantina con 0,6 millones, importes que ya han recibido los agricultores cooperativos.
De esta guisa, el vino en rama filtrado, pálido o subido, pero siempre el vino popular en España, campea su nombre con la autosuficiencia de una ya indiscutible categoría como potencia económica nacional. Los horizontes son muy diferentes a los de años pasados, gracias a estos ingresos, que permiten sacar al vino de la escollera abismal en que se hallaba sumido.
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