El 20 de Abril de 1961, Melchor Díaz-Pinés Pinés, enviaba a la Agencia Efe la siguiente noticia local.
Como prueba contundente del elevado grado de profesionalidad y cultura de los Servicios de Correos españoles, una carta, con la dirección completa en difícil jeroglífico, ha sido entregada sin pérdida de tiempo a su destinatario en esta localidad de Manzanares.
No ha sido revelado el destinatario, cumpliendo fielmente el secreto de correspondencia que los funcionarios juran, pero si se conocen algunos detalles curiosos de la misiva. El remitente, natural de Cabra, en la provincia de Córdoba, es sin duda alguna un gran dibujante y consumado maestro en pasatiempos, en los que las palabras e ideas se reproducen por figuras.
El sobre es una maravilla de ejecución, tanto por colorido y dibujos, como por el tecnicismo empleado en la distribución y simetrías de la dirección del destinatario.
Dentro de las dificultades que la interpretación del jeroglífico haya podido ocasionar a los diferentes funcionarios de Correos, la provincia de destino está representada por un pasaje del Quijote, con Don Quijote y Sancho perfectamente dibujados y molinos de viento al fondo. Parecía claro que la provincia de Ciudad Real era su destino. La localidad está representada por un gran manzano que una vez deducida la provincia, permitía seleccionar como residencia del destinatario, la ciudad de Manzanares.
Al dorso, como pueblo remitente, aparece el dibujo de de una hermosa cabra, con fondo de tres arcadas árabes de la Mezquita de Córdoba, no dejando dudas el autor respecto a su procedencia.
Este hermoso sobre ha merecido la atención y cuidado de los diversos funcionarios que han intervenido en el trayecto de la carta y ha llegado a Manzanares en perfectas condiciones para ser entregada a su destinatario, sin duda por el celo habitual de las postas españolas que son legítimo orgullo para todos.
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