miércoles, 8 de diciembre de 2010

Un pueblo que añora la marcha de una religiosa que instruyó a más de seis mil educandas.

El 26 de Enero de 1956, Melchor Díaz-Pinés Pinés, realizó la siguiente crónica informativa para la Agencia nacional de noticias CIFRA.


Está presente en la memoria de los hijos de Manzanares, el nombre preclaro de la Rvda. Madre Matilde Martínez Torres, Superiora del Colegio de Religiosas Concepcionistas de la Enseñanza, por la ingente labor de educación cristiana y pedagógica desarrollada a lo largo de medio siglo de permanencia en esta localidad, que la acredita como el más vivo ejemplo de desprendimiento y amor a los hijos de este pueblo, con el que convivió prácticamente toda su vida.


Colegio San José, Concepcionistas de Manzanares.

Prácticamente desde la fundación del Centro en 1906, varias son las generaciones de alumnas, unas seis mil según cálculos realizados, que hoy son modelos de madres y esposas - entre las que se encuentran más de una abuela - que desfilaron por las aulas de su Colegio, al igual que hoy lo siguen haciendo sus hijas y nietas y a quienes su recuerdo, íntimamente cordial y agradecido, será para siempre imborrable. Captadora de simpatías y con un espíritu generador cívico-religioso desconocido, humildísima en su porte pero dotada de exquisita finura y distinción, de modales aristocráticos, supo administrar en el devenir de los años las más arraigadas y profundas prácticas religiosas, haciéndolo compatible con un nuevo concepto de la enseñanza, que supo transmitir a sus colaboradoras, siempre con el lema: " Como sean las madres, así serán los pueblos ".

Su sentida marcha a donde la Santa obediencia la destinara, tendió solemne silencio sobre los habitantes de este su querido pueblo de Manzanares, su pueblo de adopción. La continuidad de cerca de medio siglo de ininterrumpida acción, dejó profundas huellas de respetuosa amistad, llorando en silencio la marcha de aquella santa mujer que dedicó toda su vida a esa labor incansable y creadora. Su marcha, deja tras de sí, no sólo abundantes madres de familia preparadas para serlo, sino también una buena pléyade de vocaciones religiosas, que se suponen fruto de su personalidad y abundante apostolado.

Pasará mucho tiempo en olvidar a la que todavía llaman " Madre Matilde ".



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