Así parece que
era, mi querido reportero, me dice D. Cosme… Manzanares, acreditaba muy bien el
aserto que figura en el encabezamiento que me permito sugerirle para la
crónica, estábamos resultando "duros de roer" para el ejército
imperial napoleónico, y lo íbamos a seguir siendo, como habremos de ver muy
pronto…
De hecho, retirados los franceses de Victor hacia el Tajo, una vez que
no se atrevieron a
entrar en nuestra villa, a primeros de aquel febrero de 1809... el decidido e
intrépido coronel Freire, jefe de las fuerzas españolas que estaban acantonadas
en Manzanares, avanzó al norte del pueblo, por el camino de Andalucía, hasta
llegar al Cigüela y, enseguida, asentar contingentes de tropas en Villarta,
Herencia, Alcazar de San Juan, la Venta del Puerto y Madridejos, aunque, de
este último, se retiraron, tras un contraataque francés desde Tembleque..
Manzanares, por consiguiente, continua D. Cosme, volvía a quedar en segunda
línea del frente, por lo que retornaba a la villa una cierta normalidad, los
labradores volvieron a los campos, y la vida social y eclesial, dentro de la
villa, también reinició de nuevo sus rutinas de trajineo administrativo,
comercial y ceremonial....
Bien es cierto, que todo dentro de una tregua
bastante tensa, por las continuas idas y venidas de militares del ejército
español, que transitaban, de arriba-abajo y de abajo-arriba, el Camino de
Andalucía, augurando posibles problemas. La tensión que se “mascaba” en el
ambiente, sigue D. Cosme, venía dada, en parte, de lo observado por los vecinos
en nuestro ejército, a lo largo de la segunda mitad de febrero de 1809...y es
que, la Junta Central Suprema Gubernativa, había decidido, a principios de
febrero, que se fusionaran las tropas del ejército Centro del Duque del
Infantado, con las del llamado ejército de Sierra Morena del Marqués de
Palacio, constituyéndose un solo cuerpo de ejército, que pasó a llamarse
"Ejército de La Mancha". En total, esto supuso contar con 20.000
hombres, cuya primera división de vanguardia, contaba con 9000 hombres, 2000
caballos y 10 cañones, y quedó al mando del Duque de Alburquerque. Ciertamente,
como estrategia militar, parecía acertada esta fusión en una sola tropa, si se
quería combatir, con más probabilidades de éxito, contra la potencialidad de la
tropa imperial napoleónica, que también, en la zona del Tajo, reunificaba sus
efectivos….
Sin embargo, continua D. Cosme, los cambios de mandos militares que
esta reunificación conllevó en el nuevo Ejercito de la Mancha, no fue nada bien
acogida entre la soldadesca y la gente de los pueblos donde estaban ubicadas
las diferentes tropas. El mando del nuevo Ejercito de la Mancha se otorgó al
General D. José Urbina, Conde de Cartoajal quien no tenía, precisamente, fama
de valiente, sino más bien todo lo contrario, y nadie en La Mancha entendió que
el Marques del Palacio no continuase al frente del nuevo ejército. Algo
parecido, sigue D. Cosme, ocurrió en Manzanares, donde se retiró del mando al
coronel Freire (adorado en el pueblo), por otro coronel, llamado Albento, a
quien los propios soldados de nuestro contingente consideraban muy inferior a
su predecesor, Y, más o menos, la misma percepción se tuvo en Ciudad Real, tras
la sustitución del coronel Lacy y el nombramiento del General Abadía como Jefe
del Estado Mayor de la Capital..El disgusto por estos cambios fue tan
generalizado que motivó varios escritos anónimos de queja, remitidos a la Junta
Central. Y, en relación a lo que le digo, sigue, le sugiero integre usted, en
el texto de su crónica, dos de estos anónimos, uno que se remitió desde
Manzanares.. y, otro muy contundente, donde la tropa estaba muy mosqueada….Y le
pido los incluya, porque al menos uno de ellos, como le he dicho ya se redactó
en Manzanares…que para algo es mi pueblo, y el protagonista principal y mayor
de todos estos relatos, remata, sonriente, jocoso y enfático, D.Cosme...El
escrito con remite de Manzanares, seguramente redactado por un militar de
nuestro contingente de tropas, a la vista del contenido y estilo del texto,
decía lo siguiente:
“el exército de Manzanares valía ayer al mando de
Freire pot tres, según la confianza en el valor y pericia de dicho Freire y
toda la ha perdido en el momento en que tomó el mando Albento a quien conocen
generalmente por “collon” e ignorante y asi no extrañe la Junta se dispersen
los honrados defensores de la Patria y de ello la Junta tiene la culpa,
haciendo oficiales a paisanos y niños de teta…la Junta será responsable a Dios
y a la Patria si no oye la voz del vulgo que hasta hoy ha sabido más que todas
las Juntas…el soldado prodiga su sangre cunado tiene confianza en el jefe y de
ayer a hoy todos la hemos perdido en este exercito…
Todavía más contundente, y muy comentado en la Junta, fue el
otro anónimo:
“……Lo ocurrido en La Mancha ahora es lo más
escandaloso que ha sucedido desde que estamos con las armas en la mano.. El
general Urbina es conocido muchos tiempos por un cobarde; Moreno, Abadía y
Perelló son absolutamente inútiles intrigantes… Los generales no, por haber
llegado a ese grado deben mandar división, y los coroneles Lacy y Freire pueden
y deben mandar cada uno una división….”
No había mucho contento, ni mucho menos, entre la tropa,
continua D. Cosme, lo que no auguraba nada bueno para el futuro…y,
lamentablemente, el tiempo daría la razón a esos escritos anónimos, sobre
algunos militares citados en ellos, como Urbina y Abadía. Con todo y con eso, y
a pesar de todo eso, dice D. Cosme, Manzanares seguía siendo mucho Manzanares
para los franceses…y, enseguida, lo comprobaremos una vez más.
Mientras tanto, como ya sabemos, continua D. Cosme, el enemigo
galo, que se había retirado a la vera del rio Tajo, también procedió a
reordenar sus tropas, en los primeros días de febrero de 1809. Entre sus ideas,
se establecía la puesta en marcha de un plan general de ataque al sur
peninsular, con el objetivo de ganar Sevilla, pero tomando la ruta de
Extremadura, conquistando Mérida y, desde allí, lanzarse a por Sevilla... Esta
nueva estrategia, se “vendía” por el mando francés a Napoleón, que se
encontraba en Francia, como un engaño al nuevo ejército español de La Mancha,
al que así podrían sorprender por su retaguardia En realidad, muchos pensamos,
y yo entre ellos, dice con orgullo de lo propio D. Cosme, que el mariscal
Victor, y sus generales, estaban hartos de Manzanares y de su resistencia;…
eramos muy “duros de roer”, y mejor tomar otros rumbos y caminos antes que
volver por aquí!!….
Pero, Victor, pensando que Napoleón, en Francia, daría
visto bueno definitivo al plan, y no tendría muy presente al pequeño detalle
orográfico de la villa de Manzanares de La Mancha, no tuvo en cuenta que el
Emperador seguía teniéndonos “entre ceja y ceja” y, seguramente, desde Paris,
llegaron hasta Toledo sus gritos de ira, al enterarse que Manzanares todavía no
estaba bajo el dominio de su ejército…Por eso, aun aprobando el nuevo Plan para
ganar Sevilla y toda la Andalucía, sigue D. Cosme su diserto, a fecha 7 de
Febrero de 1809, Napoleón dio al mariscal Victor, de su puño y letra, la
categórica y contundente orden, que sigue:
“Antes de emprender su camino a Extremadura, debe
marchar sobre Manzanares y limpiar enteramente la planicie manchega hasta el
pie de Sierra Morena”.
Asi pues, mi querido cronista, sigue diciéndome D. Cosme,
Napoleón, lejos de olvidarse de nosotros, en la lejanía de Francia, nos volvía
a poner “a los pies de los caballos”, en este caso de los de su ejército
francés…aunque, sigue con cierta sorna y pícara sonrisa D. Cosme, eso es lo que
el Emperador quería... pero no necesariamente lo que sucedería. Aun así, una vez
más, y esta ya era la cuarta, la suerte estaba echada para Manzanares.
Dándose por enterado, el mariscal Victor, escribió una nota en
Orgaz, el día 13 de Febrero de 1809, en la que notificaba al Rey intruso, Jose
I, que para llevar a cabo la orden de su hermano, y Emperador, Napoleón
Bonaparte, estaban ya dispuestos cuatro regimientos de Dragones de nuestro
viejo conocido, el general Latour Maubourg y una división adicional del general
Milhaud, con lo cual estimaba que el camino desde el Tajo a Manzanares sería
recorrido sin grandes problemas…aunque, quizá curándose en salud, por el
conocimiento que había adquirido de nuestro pueblo, advertía al rey intruso que
en Manzanares existía un fuerte cuerpo del ejército español de La Mancha, al
mando directo del Duque de Alburquerque, cuya vanguardia estaba en Madridejos.
Con todo así dispuesto, el 21 de Febrero, las cinco divisiones
de Dragones salieron de Toledo rumbo a Manzanares, pernoctaron en Mora y al día
siguiente alcanzaron Consuegra, sorprendiendo, por su retaguardia, a la tropa
avanzada del Duque de Alburquerque, a la que ocasionaron numerosos muertos y
prisioneros, aunque los mandos españoles lograron mantener una cierta unidad en
el remanente de soldados, a los que reordenaron en Villarrubía de los Ojos,
como avanzadilla de Ciudad Real y en Villarta de San Juan, como punta de lanza
de Manzanares. Amaneció el 23 de Febrero, y la caballería francesa envió
reconocimientos, que no encontraron impedimentos en su camino, hasta que llegaron
a Fuente del Fresno, Villarrubia de los Ojos, Herencia, Villafranca de los
Caballeros, Alcazar de San Juan y Villarta de San Juan…
Al llegar a este último
pueblo, antesala natural del inmenso llano que conduce a Manzanares, tal como
les ocurrió días antes con el coronel Freire, se toparon con la sorpresa… que,
a estas alturas, los franceses no debían haber tenido, de encontrarse de nuevo
en dificultades con nuestra gente…El puente romano de Villarta había sido
cortado, imposibilitando el paso de la caballería francesa, que pudo advertir
también que intentar salvar el río Cigüela por las bravas, que traía bastante
agua, resultaría, en ese momento, más que complicado para los caballos…Además,
comprobar que, a la salida del puente, esperaba una considerable tropa, llegada
de Manzanares para seguir impidiéndoles el paso, les hizo desistir en continuar
su avance y se replegaron a sus bases del Tajo, con lo que el cuarto intento de
tomar Manzanares en el corto intervalo de dos meses volvió a terminar como los tres
previos, en clamoroso fracaso.
Así que, mi querido plumilla, concluye D. Cosme, orgulloso… es
tiempo y hora de dar por concluida esta nueva crónica, que volvió a refrendar y
engrandecer la historia y la leyenda de la insigne villa de Manzanares de La Mancha,
a la que, los acontecimientos sucesivos, no solo justificaban su reconocimiento
como Fidelísima villa, es que la acreditaban para recibir otro más, que no
existía, pero que yo voy a darle, porque me parece oportuno y nadie me lo
discutirá…el de “villa inexpugnable”.
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