¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

domingo, 17 de febrero de 2019

205). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: EL PASTOR NO ABANDONA A SU REBAÑO.



El 14 de Agosto de 1799, el dictamen del Consejo de la Orden Calatrava parecía dejar claro que el turbulento comienzo de la trayectoria vital en Manzanares de Frey Don Pedro Alvarez de Sotomayor había terminado…y que, definitivamente, quedaba confirmado como párroco; enseguida se pudo comprobar, comenta D. Cosme al inicio de esta crónica, que los atribulados miembros de nuestro clero, todo el paisanaje de Manzanares,y el propio Sotomayor, iban a padecer una nueva incertidumbre a ese respecto…

Y es que, solo dos semanas después de esa ratificación del Consejo, el 31 de Agosto de 1799, el mismo y recitado Consejo, decide elegir a Sotomayor, (tras ganar, éste, la votación a que fue sometida una terna de clérigos de prestigio en la que D.Pedro, había sido incluido) para ejercer el rectorado del Colegio Mayor de la Orden Calatrava en la Universidad de Salamanca. La resolución del Consejo, sigue D. Cosme, explicaba la elección de D. Pedro Alvarez de Sotomayor y Rubio así;... con atención a las particulares prendas del juicio, literatura y prudencia que concurrían en el propuesto y eran tan convenientes a las críticas circunstancias en que se hallaba el colegio”… Sin embargo, continua D. Cosme, aunque es probable que fueran esos méritos de Sotomayor los que, realmente, motivaron su designación, y es la versión oficialmente admitida, no faltaron entonces, ni faltan hoy, argumentos algo más maledicentes o malévolos para explicarla; en la línea que, quizá, alguna autoridad local influyera para intentar quitarse de en medio a un personaje tan incomodo y reivindicativo, mediante ese proceder bien conocido y, frecuentemente, utilizado, dice jocoso D. Cosme, de “ascender” a alguien, a la vez que se le “quita de en medio”…

Y, es que, además de lo que ya sabemos de la manera directa, concreta y determinada con la que planteaba sus demandas y proyectos a las autoridades locales –prosigue D. Cosme- Sotomayor, una vez reconfirmado como pastor de Manzanares, no cambió un ápice esa manera de actuar….y, atribulado como estaba en relación a la gran mendicidad existente en la villa, nada más ser ratificado, advirtió que la financiación de la Encomienda a su parroquia, resultaba manifiestamente insuficiente… y, ni corto ni perezoso, instó al mismísimo comendador, el infante D. Antonio Pascual, a que aumentase esa congrua de manera sustancial… Parece que el infante, inicialmente, no accedió a ello, y se molestó por la insistencia contumaz de D. Pedro… Por eso, nada de extraño habría en que tuviese cierta verosimilitud la hipótesis malévola del “ascenso” de Frey Sotomayor a un cargo mucho más relevante en Salamanca; ”recomendado”, quizá por el mismo Comendador, concluye su discurso, sonriendo, D. Cosme… Y fijese si era contumaz Frey Sotomayor, continua D. Cosme, que aun teniendo ya en su poder el nombramiento para el rectorado salmantino, el 13 de Septiembre de 1799, sorprendió al Comendador, solicitándole, oficialmente, su demanda de aumento de la congrua antes citada…

D. Antonio Pascual, debió quedar perplejo, y aunque siguió sin acceder a la magnitud de la demanda de D. Pedro, no le quedó más remedio que mostrar algún pequeño gesto, ordenando que, a partir del día 8 de octubre, se donase a la parroquia, desde los almacenes de la Encomienda, con 250 fanegas de trigo, y 50 de centeno, para su reparto a los indigentes de la villa. …Sotomayor, entendió este gesto como algo casi ofensivo, pues él, exigente como era en temas de caridad hacia los pobres, era perfecto conocedor de la riqueza de nuestra Encomienda, no estaba dispuesto a conformarse con esas pequeñas migajas, totalmente insuficientes para los muchos indigentes que pululaban por la villa... Mucha gente piensa, entre los que me incluyo, sigue D. Cosme, que este episodio influyó decisivamente en el ánimo de Sotomayor, que empezó a sospechar, entonces, que su nombramiento como Rector en Salamanca, tal vez encerraba el malsano intento de alguna gente decidida a separarlo de Manzanares; y, quizá, fue esto lo que encendió en su espíritu, por primera vez, el deseo de evitar esa separación…

Foto antigua de Martos (Jaén).


Empezó a ver como un reto personal la situación de nuestra villa y los problemas que tenía con algunas autoridades,…, y en consecuencia con ello, en lugar de intentar marcharse de Manzanares, comenzó a buscar la manera de quedarse, asumiendo e interiorizando lo que entendía como obligaciones naturales de su acción pastoral, que le instaban a luchar por lo que consideraba justo para su rebaño, concreta, lírico, un D. Cosme, admirativo hacia la personalidad de Sotomayor;… Y esto que le comento, amigo cronista , es algo que se puede deducir, o pensar que así pudo ser, por los hechos que, a continuación, vamos a ir conociendo... En un primer momento, Sotomayor, obediente y disciplinado, como también era, el 4 de Octubre de 1799, redactó un escrito, dirigido al Consejo,, que decía:.... “cuyo nombramiento acepta en debida forma, con arreglo a derecho y especialmente según las definiciones de la Orden, práctica de ella y providencias del Consejo dadas sobre el particular y terminaba dando al mismo tiempo las gracias a V.A. por la consulta con que se ha dignado favorecerle para dicho empleo”…

D. Pedro viajó entonces a Madrid, para preparar el nuevo destino y, probablemente, por esa nueva certidumbre que anidaba en su espíritu, días después, el 23 de Octubre de 1799, envía otro escrito al Consejo en el que mostraba su preocupación por la situación que dejaba en Manzanares, desprovista de su párroco en los tres años venideros, y en un estado parroquial muy necesitado… para, enseguida, añadir algo que quedará en esta historia bien como algo propio del afecto a Martos de Sotomayor, o como una sutil estrategia de D. Pedro ante el Consejo, para lograr lo que ya rondaba en su cabeza, permanecer en Manzanares… Resulta que la parroquia de Martos, Santa Marta había quedado vacante, al ser destinado Frey Bullido, su párroco en ese momento, a la villa de Abanilla,.

Así las cosas, Sotomayor, pidió al Consejo que se le adjudicase su amada parroquia de Santa Marta, sin los problemas de Manzanares, y que podía aguantar mejor que nuestra villa los tres años que habría de estar sin párroco titular. De esa manera, en nuestra parroquia de Manzanares, habría de nombrarse, ya, un nuevo párroco titular que pudiera atender las muy perentorias necesidades existentes, que, a su juicio, no podían quedar aparcadas durante tres años…Bien sabía Sotomayor, continua D. Cosme, por todo lo que había sucedido solo dos meses antes, que este tipo de trueque no iba a ser aceptado por el Consejo…y, además, en este caso, de ser admitido, al menos, él, volvería a su amado Martos… Pero hay algo que nos hace pensar que Sotomayor contaba con esa negativa, y que, en su estrategia, estaba mantener su nexo con Manzanares. En su escrito, D. Pedro, introdujo, después, unos párrafos muy bien pensados, hacia lo que era la sensibilidad propia del Consejo en su toma de decisiones, que nos inducen a pensar que permanecer en Manzanares, era su verdadera intención…. 

Comentaba que, de no ser posible la pretensión de su vuelta a Martos (con lo que, probablemente, “animaba” al Consejo a tomar la decisión habitual en estos casos), y aunque en Salamanca, en lo particular, él iba a vivir una situación amable y cómoda para su persona, no podía dejar de pensar en la mala situación que quedaba Manzanares, y pedía al Consejo el favor de permitirle, a fuer de la carga personal y viajes que iba a suponer, pero que él asumía de buen grado, compatibilizar el Rectorado de Salamanca con la parroquia de Manzanares, en la que solo había podido sentar las bases de las muchas reformas que precisaba.. y seguía escribiendo, que era evidente que tres años sin párroco titular eran excesivos en esa situación, donde además estaba prevista la visita a la villa del Arzobispo de Toledo… 

Parroquia Asunción.

No era, a su juicio, muy conveniente su ausencia en ese momento, dejando la parroquia en las manos de algún ecónomo de la Orden, desconocedor de ese estado de cosas…. El Consejo, pasó el escrito al fiscal encargado de estudiarlo, y el 30 de Octubre, éste, contestó en la línea que había previsto Sotomayor en su estrategia…. Inicialmente, el fiscal decía que no era posible el trueque de curatos, ya que estos precisaban de la reglamentaria oposición…Y en la segunda parte de su respuesta, asumía los argumentos de Sotomayor, sobre la pertinencia del momento para que, en función del complicado estado de nuestra parroquia, éste, pudiese compatibilizar el rectorado de Salamanca con la parroquia de Manzanares, …“mordiendo el anzuelo” que Sotomayor había introducido en su carta,… al afirmar el fiscal que:..“consideraba a Sotomayor muy conveniente para las reformas que necesita Manzanares y, sobre todo, que su presencia podía ser de gran utilidad en la visita del Arzobispo de Toledo a nuestra villa”…. Finalmente, terminaba su escrito, alabando a Sotomayor al recomendar todas sus pretensiones de la siguiente manera… “El Consejo tendrá presentes las recomendables circunstancias y loable celo (de Sotomayor) en beneficio de aquella feligresía y parroquia, en bien de la Orden, y los méritos que contraiga nuevamente en el desempeño de estos importantes encargos para los ascensos a que aspire”… Así la cuestión, sigue D. Cosme, el Pleno del Consejo de las Ordenes , que se reunió al día siguiente, atendió parcialmente, la propuesta del fiscal, escribiendo lo siguiente:.. “No hay lugar a las pretensiones de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, a quien se encarga que para el tiempo de la visita eclesiástica que ha de practicarse en Manzanares proporcione su residencia en aquella villa, y que durante su ausencia en Salamanca facilite al teniente que deje nombrado los conocimientos e instrucciones que juzgue convenientes para conservar el buen orden que desea en su iglesia”,… “el Consejo tendrá presente el merito de este párroco para sus pretensiones en lo sucesivo”.


De este modo, a pesar de la ambigua respuesta del Consejo, quedaba claro que Sotomayor había conseguido mantener su adscripción a Manzanares, junto a su destino de tres años en Salamanca, quizá no con la plenitud que pretendía D. Pedro, pero si logrando que ese nexo de unión no quedase roto… unión intermitente, pero que habría de ser suficiente, para que, con el decisivo empuje de nuestro pueblo, terminase por ser definitiva…algo de lo que hablaremos en el siguiente relato, ya que este ha ido de bastante para dejar en suerte, el como nuestro gente de Manzanares terminó el trabajo que había iniciado Sotomayor, en asegurarse, para si mismos, para toda la feligresía del pueblo, el cuidado definitivo de su insigne Pastor…



sábado, 16 de febrero de 2019

204). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: SALUD Y QUERENCIA CUESTIONAN AL PASTOR



No se asuste por el encabezado que quiero darle a esta crónica, querido reportero, me dice D. Cosme para comenzar este relato…Ciertamente, sigue, es difícil encontrar un ser humano con los extraordinarios y firmes principios morales y personales de Frey Don Pedro Alvarez de Sotomayor, pero a lo que quiero aludir con ese título, es a los grandes problemas que tuvo D. Pedro en Manzanares, en ese año final del siglo de las luces, que fue también el primero de su larga travesía vital en nuestra villa...

 Y es que, siendo cierto que esa intensa y larga peripecia de Sotomayor en Manzanares, sigue D. Cosme, no dejó nunca de estar plagada de cuitas y dificultades, desde su llegada a nuestra villa, ese último año del Siglo Ilustrado, su primero en Manzanares, “se llevó la palma” en ese aspecto, al extremo que estuvo a punto de abortar, casi antes de iniciarse, la que habría de ser la trayectoria vital más importante y trascendente de un pastor espiritual en la villa de Manzanares, la de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor. 

Ese primer año, 1799, Sotomayor tuvo numerosos problemas en su actividad pastoral y en sus relaciones con el concejo y otras autoridades del Consejo de las Ordenes, que repercutieron hasta en su salud... Nada más llegar a Manzanares, sigue D. Cosme, y tras su incorporación real a nuestra villa, en Abril o Mayo de aquel lejano 1799, comenzaron los problemas de Frey Sotomayor, por el desordenado estado de la parroquia de Manzanares en aquel tiempo. En todo caso, y así las cosas, el 27 de Junio de 1799, tuvo lugar el acto solemne de recepción oficial de Sotomayor en la catedral de Manzanares… Ese día histórico, D. Francisco Antonio Nuñez Prieto, rector por entonces del cabildo, hizo leer la solicitud del nuevo párroco acerca de su toma de posesión… Terminada la lectura, desde el cabildo se le preguntó a D. Pedro Alvarez de Sotomayor “si conocía, y si se hacía cargo de sus obligaciones en la Comunidad a la que se incorporaba como párroco”…, a lo que, Frey Sotomayor, lacónicamente, respondió “afirmative”…con lo que, de manera automática, quedó confirmado como máximo pastor de la villa de Manzanares de la Mancha.. 

Meses después, en octubre de 1799, Sotomayor escribe al Consejo de Ordenes lo siguiente: …“El pueblo de Manzanares, al menos de diez años a esta parte, en lo formal no ha tenido párroco, pues el antecesor, por sus achaques y avanzada edad, todo lo fiaba a los tenientes.., el exponente lo encontró todo en el mayor desorden; desde su ingreso en el curato ha procurado a costa del mayor trabajo poner en orden aquella feligresía como es notorio, aunque no completamente por ser obra de más tiempo”. A este tiempo, Frey Sotomayor ya había tenido ocasión de mostrar en la villa su beligerancia a favor de los pobres y enfermos, cuando, al hacerse cargo de la muy deficiente situación del hospital de Altagracia, del que, como párroco, formaba parte de su patronazgo, se quejó de ello a sus responsables, al cabildo y al Consejo de las Ordenes… y, si bien –sigue D. Cosme- solo recibió, por única y desabrida respuesta, que fuese él, como uno de los patronos del hospital, quien se responsabilizase de administrar lo que había, no dejó de luchar, en sus primeros tiempos de estancia en Manzanares, por mejorar las condiciones del hospital, y lo hizo a base de obtener, como no se había visto hasta entonces en la villa, limosnas de la feligresía…. 

Este episodio, del primer tiempo de Sotomayor en Manzanares, le dio pie a D. Pedro para mostrar de inmediato un discurso determinado en sus homilías, donde siempre dejaba claro que la caridad cristiana, no era algo voluntario, sino imprescindible y obligatorio para un buen cristiano. Para Sotomayor, él que tenía más, venía obligado a compartir con quien tenía menos y, en eso, era inflexible y contundente. Este discurso, en aquel tiempo, era un mensaje a veces difícil de asumir por mucha gente, pero la firmeza y solvencia en los planteamientos de Sotomayor, su brillantez en la transmisión de la doctrina cristiana y su capacidad de liderazgo, le granjeó, muy pronto, el respeto y la admiración de su feligresía, en este, y en otros aspectos pastorales de su actividad...

Grabado del Stmo. Cristo del Perdón de Manzanares, año 1674. Autor: Marcus Orozco.

Por otro lado, en el desarrollo de las cuestiones parroquiales que tuvieran que ver o compartieran, de algún modo, responsabilidades con el Concejo, D. Pedro también dejó claros indicios de su personalidad desde los primeros tiempos de su llegada…De hecho, prosigue D. Cosme, en un principio, los regidores y miembros del Concejo de la villa, se mostraron sorprendidos e, incluso, vieron con cierto recelo y preocupación, la rápida, intensa y determinada actitud que mostraba D. Pedro en cualquier caso que se trataba entre parroquia y concejo… Ya hemos comentado el asunto del Hospìtal de Altagracia, y la queja inmediata que dió Sotomayor de sus carencias al poco de llegar a la villa, pero es que, en otros muy diversos temas, también hubo sus más y sus menos… Por ej, continua D. Cosme, hemos visto también, como Sotomayor se quejó al Consejo de la Ordenes de la situación parroquial, cuyo desorden y falta de control, seguramente hizo que, con frecuencia, competencias de la parroquia fueran invadidas por el concejo, o estuvieran al descubierto, cuando él se hizo cargo de la misma… Ante esa situación, Sotomayor fue muy claro a la hora de recuperar y defender para la Iglesia y su curato las que eran, de manera exclusiva, competencias parroquiales,.. en tanto que comenzó a exigir al Concejo cumpliese aquellas obligaciones que tenía con la Parroquia… que estaban descuidadas, no controladas o, simplemente, ni se cumplían, por la situación de desorden y falta de autoridad en la iglesia local, en el tiempo anterior a su llegada a Manzanares…

Sin duda, dice D. Cosme, en sus primeros difíciles meses en Manzanares, hubo momentos tensos y complicados entre Alvarez de Sotomayor y el Concejo, pues la personalidad determinada de D. Pedro, su claridad en los conceptos, la urgencia de algún tema y el convencimiento que tenía en sus propias razones, posiblemente, le llevaban a mantener un discurso tajante, convincente y bien estructurado, pero quizá muy exigente, en cuanto rapidez de acción y resultados, para sus interlocutores del Concejo… quienes, seguramente, dije jocoso y retrancoso, D. Cosme, manchegos como eran, estaban imbuidos, muchos de ellos, de una “campechanía natural”, rayana con frecuencia en cierta “galbana sanchopanzesca”,..una característica que adorna a mucha de la buena gente de nuestra tierra, para las que, sigue D. Cosme con su retranca, el tiempo de reacción ante cualquier propuesta no es nunca algo primordial… 

Pero, sigue.., a la percepción del inquieto y activo nuevo pastor de Manzanares, eso debió resultar desesperante, al extremo que le produjo un estado de ansiedad y desasosiego que, como veremos, repercutió en su propia salud, y estuvo a punto de motivar que nos dejara el mismo año de su llegada a nuestra villa… Por fortuna para Manzanares, mi querido reportero, continua D. Cosme, eso no sucedió, tras las diversas peripecias y gestiones habidas al respecto, que, finalmente, certificaron la permanencia en Manzanares de Frey Sotomayor.. Todo eso, también se lo contaré, para que usted lo recuente en el próximo relato, por su curiosidad, como por la trascendencia que pudo tener para Manzanares, que Sotomayor se hubiera marchado al poco de llegar… Seguro que nuestra historia posterior, sigue D. Cosme, habría sido muy distinta, si Sotomayor hubiera dejado nuestra villa antes de concluir aquel último año del siglo ilustrado, en el que llegó a Manzanares... Pero lo cierto fue que, pasado un poco más de tiempo, las cosas cambiarían totalmente, y aunque nunca sabremos las razones últimas de ese cambio, en mi opinión, sigue D. Cosme, y haciendo uso de algunos datos de la tradición oral recontada, generación tras generación en el siglo XIX, y también por lo que se puede deducir de otros episodios que, en distintos momentos, protagonizó Frey Sotomayor en Manzanares, la inteligencia natural de D. Pedro, le llevó a comprender y a entender muy bien, las características psicológicas de nuestro pueblo y sus gentes,… Esa forma manchega de ser, tan genuina de Manzanares; que, aparte de la ” campechanía”, considerada antes, quizá, origen de bastantes de las cuitas iniciales de Sotomayor, es, también poseedora de otras muy grandes valores y de pequeñas imperfecciones.. Siempre fuimos gentes muy solidarias y generosas entre los paisanos, y con quien necesita ayuda, muy respetuosos con las jerarquías civiles y eclesiásticas… pero, a la vez, muy autosuficíentes y muy celosas y ocultistas de lo propio, (casi siempre más que por avaricia, o miedo a perderlo, por aquello del “que dirán”), lo que nos hace, con cierta frecuencia, desconfiar del “forastero” que llega, antes de conocer sus intenciones, tal como creo, incide D. Cosme, pudo ser el caso de D. Pedro Alvarez de Sotomayor.. Cuando él comprendió, y se hizo cargo, de ese carácter nuestro, sin variar ni un ápice sus exigencias, que estaban bien fundamentadas en las leyes eclesiales y civiles vigentes, con un hábil discurso, muy bien adaptado a lo que pedía esa psicología manchega tan nuestra, se mostró al concejo, al igual que había hecho con la feligresía común de la villa, no como un contrincante reivindicativo, sino, también, como el pastor de todos ellos… su referente espiritual, haciéndoles ver que lo que les pedía era algo sencillo y normal, cumplir el compromiso que, como cristianos, tenían con la Santa Madre Iglesia, representada, para ellos, en la Parroquia de su pueblo, a la que debían ver, más como feligreses que como dirigentes. La brillantez discursiva de D. Pedro, continua D. Coisme…en torno a ese argumentario doctrinal, hizo todo lo demás, consiguió en poco tiempo todo lo que reivindicaba del concejo para la parroquia, y se ganó el respeto y admiración de todo su pueblo, (pobres y poderosos), que asumieron la jerarquía moral e intelectual del párroco… algo que, además, explica muy bien que Sotomayor, no solo se erigió entre su pueblo como gran pastor espiritual, sino que se convirtió, también, en el líder político-social del pueblo, lo que se mostraría de manera palmaria y evidente en los primeros años de la centuria que se avecinaba, cuando los durísimos tiempos de la invasión francesa de España y la subsiguiente Guerra de la Independencia.

Pero de todo eso, querido cronista, de la importancia y relevancia que tuvo nuestro insigne párroco en Manzanares, tendremos ocasión de comentar en múltiples otras crónicas que habrán de sucederse. De momento puede dar por concluida esta, que fue ya de bastante para explicar mucho de cómo era D. Pedro Alvarez de Sotomayor, y como se ganó a su pueblo…, y que no quiero que concluya usted sin dejar aviso a sus lectores de la que a continuación tendrán ocasión de leer, acerca de esos apuntados problemas de salud que sufrió D. Pedro al poco de llegar a Manzanares, que merecen por si solos un relato, por la curiosidad de las descripciones galénicas, escritas al tiempo y a la altura de ese salvífico arte, a finales del Siglo Ilustrado…