¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

HERMANADAS.

M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

viernes, 27 de marzo de 2020

251). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES: 1912: UN BASTION INEXPUGNABLE.


Tal como vimos en la anterior crónica, me comenta D. Cosme para comenzar esta, la tropa de Dragones del mariscal Latour Mauboug, aposentada en Aranjuez, recibió en Chamartín, el día 11 de Diciembre de 1808, en el curso de la planificación estratégica y operativa de los mandos del ejército imperial de Napoleón, la orden de batir la llanura manchega, hasta Sierra Morena, como inicio de las maniobras de ocupación de territorios hacia el sur de España por parte francesa, en esta segunda etapa de la guerra de independencia... 

Así las cosas, dos días después, el 13 de diciembre, los seis regimientos que componían la citada división de dragones, con sus 2.500 soldados de caballería, a los que se unió, en apoyo, un grupo de artillería montada, iniciaron la primera expedición gala... que, desde Aranjuez, se introducía en territorio manchego, con la intención de llegar a Sierra Morena... Ciertamente, la recia marcialidad de estos soldados a caballo, se mostraba imponente en su desfile por el camino de Andalucía…. legaron a Tembleque y, después, alcanzaron y ocuparon Madridejos,… aunque, eso sí, la hostilidad que apreciaron resultó tan manifiesta que Latour la definiría en sus partes de esta guisa: "el espíritu de los pueblos del contorno es muy malo"…. Pero, eso, no impidió que los franceses tomasen esos dos pueblos, y siguieran en su avanzadilla por suelo manchego… De hecho, los generales españoles: Castaños y Llamas, se batieron en retirada, hacia Campo de Criptana, Daimiel y Almagro, con un total cercano a los 700 soldados a caballo, y unos 300 artilleros...

Mientras tanto, en Manzanares, prosigue D. Cosme, nuestros paisanos no habían perdido el tiempo y, cuando tuvieron noticias del avance del ejército francés por la Mancha alta, en un tiempo record, parapetaron y antrincheraron las entradas norteñas al pueblo, con amurallados de piedras, que tapaban los accesos al camino real de Andalucía, al camino de Villarrubia de los Ojos, al de Daimiel, y al de Toledo, en su confluencia con el camino de La Solana, en un remedo de aquella otra muralla defensiva, ya extinta, que construyeron sus ancestros, con esfuerzo sobrehumano, casi cinco siglos antes, concluye D. Cosme.. Unos días antes, habían cesado, casi totalmente, las actividades sociales y administrativas en Manzanares. Todo el pueblo estaba volcado en la preparación de esa muralla y todos los “hombres útiles” en la instrucción básica del uso del armamento que el general Del Palacio les había facilitado... Y es que, continua D. Cosme, Del Palacio había entendido, con buen criterio, que aunque el cuartel general de la tropa española a su mando, estaba en La Carolina, Manzanares, por sus características geográficas, su castillo, su prudente, a la vez que decidida y eficaz, Junta Local de Gobierno. y, sobre todo, por la fiabilidad ya la naturaleza determinada de su gente… podría, muy bien, constituirse en el último bastión defensivo de La Mancha, al sur de la frontera natural del Guadiana, para lograr el objetivo principal de su tropa de ejército, que no era otro que el de impedir a los franceses del ejército imperial de Napoleón atravesar la Sierra Morena, y alcanzar Andalucía… 

Iglesia Parroquial Manzanares.


El mando español de Sevilla, posiblemente con la anuencia muy favorable de Castaños y Lapeña, que conocían de primera mano, y muy bien, la importancia que Manzanares había tenido en la victoria final de Bailen, dio el visto bueno a la idea de del Palacio, quien, para desarrollarla, asentó en Manzanares, en la primera mitad de diciembre de 1808, un contingente militar de infantería, compuesto de unos 1200 soldados que, junto a un número similar de paisanos nuestros, se conjuraron para detener el avance francés en la llanura manchega...Ciertamente, sigue D. Cosme, Manzanares, sus dirigentes y sus aldeanos...que, en la primera parte de la guerra de independencia, actuaron con astucia, prudencia e inteligencia, al momento de enfrentar a los impostores galos, estaban ahora dispuestos a mostrar otra faceta de su personalidad como pueblo, donde evidenciarían sus virtudes guerreras, disposición para el combate y patriotismo sin ambages en el combate directo con los enemigos. 

Y el resultado de ese choque, anunciado en lo que va de dicho, que usted y sus lectores están esperando con avidez, me dice D.Cosme, no le sorprenderá ....más allá de aumentar, un poco más si cabe, la consideración que merece la grandeza de ese magnífico pueblo que se llama Manzanares, y de sus no menos magníficas gentes. Una vez más, Manzanares volverá a ser decisivo en esta guerra, y por varias razones... primero por ser el primer lugar de España, al sur de Madrid, que frenaría al imponente ejército napoleónico en su, hasta entonces, incontenible avance en esta segunda fase, y lo hará no solo una vez, esta que le estoy narrando, que constituye el núcleo central de esta crónica, también en la segunda, e inmediata, intentona francesa de tomar Manzanares, que será objeto de la siguiente.. En segundo lugar, la actitud de Manzanares, obligó, a la postre, a retirarse a los Dragones franceses de Latour hacía el norte, lo que supuso un buen aliento de esperanza para los alicaídos ánimos del ejército español que se había ido reagrupando hacia el sur., Además, y quizá lo más relevante, con este episodio de Manzanares, el ejército español, contundido, y en desbandada, ganó un tiempo precioso para su reorganización, lo que, sin duda, habría de ser importante en el destino final de la guerra de la independencia.. Pero, querido plumilla, nada mejor, por más fidedigno, directo y contemporáneo a los hechos que le acabo de relatar, es dejarle para el relato de estos hechos, el detallado parte militar francés, narrando al detalle lo sucedido, y esto escribió el responsable francés, sobre el primer día de asedio a Manzanares:

Batalla de Valdepeñas, 10 Junio 1808.

“Mi General, tengo el honor de dar cuenta que conforme a sus órdenes de fecha 17 del corriente, salí de Madridejos con un destacamento de 50 hombres a efecto de practicar un reconocimiento sobre la carretera y más allá de Manzanares”….”En la aldea de Ventas del Puerto, alejado aproximadamente tres leguas de Madridejos, hallé todos los habitantes tranquilos. En la aldea de Villarta se encuentra un puente muy largo y estrecho: a cada lado de este puente hay cenagales y juncos, en medio de los cuales corre un arroyo. Allí estaban cerca de 80 paisanos armados y 12 jinetes, que huyeron a mi aproximación. No pude alcanzarles. Conforme a sus órdenes, dejé allí un brigada y cuatro hombres y continué mi reconocimiento”…..
”Desde el comienzo estuve continuamente rodeado y adelantado por cuatro jinetes enemigos. A dos leguas de Villarta encontré un pelotón de jinetes enemigos, alrededor de 20 hombres, que se retiraron a mi aproximación detrás de una casa sobre la carretera, de donde yo les hice salir. Sobre mi derecha, avanzando yo ví formarse varios pelotones de caballería que hice reconocer, pero no esperaban la llegada del reconocimiento. Sobre mi izquierda marchaban jinetes en grupos de cuatro y seis. No me detuve por ello y quise, conforme a sus órdenes, acercarme lo más posible a Manzanares”..
…. “Hallándome a ¾ de legua de Manzanares, un pelotón de 40 jinetes se presentó sobre la carretera; tres pelotones de cerca de 20 hombres cada uno, cerraron sobre mi izquierda, y siempre otros pequeños pelotones marchaban a mi derecha, aparentando deseos de cortarme. Envié una brigada con cuatro hombres a reconocer los tres pelotones de mi izquierda; en ese momento se presentó una cabeza de columna ofreciendo un frente de escuadrón; envié al marechal de alojamientos Canneau y siete hombres para reconocerlo, recomendando prudencia y diligencia. La noche se acercaba, los pelotones de la izquierda se habían retirado; el brigada se unió al marechal de alojamientos, que partió al trote para reconocer la columna que se mostraba. Esperé en vano su vuelta durante media hora; no escuche ningún disparo; la noche cayó; el enemigo presionaba y decidí hacer retirada, temiendo encontrar al enemigo en el puente de Villarta. Hice dos altos en el camino esperando el retorno del marechal de alojamientos. No volvió, ni tampoco ningún dragón del reconocimiento”… “En la retirada, encontré al brigada que había quedado en el puente; me dijo que tuvo que retirarse al ser atacado por paisanos armados. Sin embargo, yo pasé el puente sin encontrar a nadie”..
“Tengo el honor de ser con respeto, mi general, vuestro más humilde y muy obediente servidor”….

De este modo, querido cronista, quedó plasmado por el mando francés de aquella primera expedición, la realidad de aquel Manzanares, y sus bravías gentes, que colaboraron con decisión, determinación y eficacia con las tropas del general de Palacios, siendo decisivas en el desenlace favorable de aquel episodio.
Siendo por tanto suficiente lo ya dicho, le propongo termine la crónica, con la versión local del suceso, que quedó plasmada en el Manuscrito de la Merced, recién concluida aquella guerra de la independencia.

…Y esto se dijo de ese primer episodio, por nuestro clero en el “Manuscrito de la Merced”
…“Después en la segunda entrada del Rey intruso en Madrid a primeros de diciembre de 1808. Se adelantaron las tropas enemigas a Madridejos, y en la tarde del 19 se presentó una partida de caballería francesa a la vista de Manzanares pidiendo raciones, y este vecindario valiente, teniendo por insulto que cien hombres solos tuvieran tanta osadía, se arma y sale, hace resistencia, y los rechaza con pérdida de seis Dragones que quedaron tendidos en el campo y sin temor del paisano”

miércoles, 25 de marzo de 2020

250). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: …..LAS ESPADAS EN ALTO.


Con los franceses ocupando Ocaña, el 7 de diciembre de 1808, tal como hemos visto en el relato anterior, la guerra era un hecho de nuevo en La Mancha, comenta D. Cosme para iniciar esta crónica… El repliegue de tropas españolas hacía el sur, por el Camino Real de Andalucía, acompañados de un éxodo creciente de civiles, inundaba todos los días en Manzanares: caminos, calles y posadas, de gentes con gesto compungido y miedo en los ojos...y ese trasiego, que comenzó en Noviembre de 1808, continua D. Cosme, se incrementó de forma tan sustantiva en diciembre, que anunciaba a Manzanares la inminencia de la llegada, otra vez, del odiado invasor francés, y ponía de nuevo a nuestra gente “con las espadas en alto”...

 Ahora, prosigue, los fugitivos eran cada vez más comprendidas en su decisión de huir, cuando, a su paso, explicaban las tropelías, saqueos y asesinatos a mansalva que estaban llevando a cabo los soldados franceses en todos los pueblos y ciudades ya ocupados, sin ninguna intención aparente de control por parte de sus mandos... De hecho, continua D. Cosme, hasta el general en jefe del ejército español del Centro, Lapeña, en algo insólito en una guerra, mandó una misiva al mando francés de Madrid, pidiéndole que sus tropas cesasen en los saqueos, tropelías y crímenes indiscriminados, advirtiéndole que, de no ser así, le sería imposible evitar la venganza del pueblo español hacía los muchos presos franceses que tenía a su cargo…

La cosa había llegado a tal extremo, prosigue D. Cosme, que, al poco de la toma de Madrid, cuando Napoleón estaba reunido en Chamartín, el 11 de Diciembre de 1808 con sus generales, para diseñar la estrategia en la ofensiva de sus ejércitos, el propio Emperador hizo un receso en esas tareas , para leer un parte militar del Mariscal Victor, redactado un día antes en Ocaña, donde el citado Victor decía de su propio ejército: “jamás el soldado en ningún tiempo de guerra ha conocido tantos excesos como los que viene cometiendo durante algunos días. Los ejemplos de grave severidad no detienen su bandidaje. Su insubordinación ha llegado a tal grado que a pesar de los esfuerzos de los oficiales para mantenerlos en filas, apenas se consigue con una cuarta parte; las tres restantes se desbandan por los campos, donde cometen horrores que apenas se pueden concebir”… 

Al terminar la lectura de este parte, Napoleón ordenó al general Latour-Marboug se trasladase a Aranjuez con su división de Dragones... y al Mariscal Victor marchar a Toledo con su primer cuerpo de ejército, para implantar el orden y la disciplina en las tropas francesas concentradas en ambas ciudades y en villas próximas. En la misma reunión, Napoleón mandató al mariscal Bessieres, Duque de Istria, para la primera de las órdenes que habría de afectar a Manzanares, en esta segunda fase de la guerra... En concreto, Napoleón ordenó al Mariscal Bessieres que, una vez restablecido el orden en Aranjuez, instase a la división de Dragones del General Latour Manbourg, transitase la llanura manchega, hasta Sierra Morena, en varías partidas de exploración. Claro está, hace una pausa D. Cosme, para seguir diciéndome, con su fina ironía, que Napoleón, seguramente, no reparó (quizá, porque, en claro error de omisión, nadie de su esquipo se lo advirtió)… en que, para llegar hasta Sierra Morena, antes había que atravesar Manzanares…y, ay!!... amigo mio!!...pronto entendería el fatuo Emperador, Napoleón Bonaparte lo que significaba ese nombre...esa villa manchega.. las magníficas gentes de esa villa de Manzanares, y lo que eran capaces de hacer....



Adelantemos, para el relato, que habrían de pasar algo más de cuatro meses, antes que las pezuñas de los caballos normandos o las suelas de los soldados gabachos, oyasen o pisasen, el solar de la nunca bien significada villa de Manzanares de La Mancha. Desde aquella época, el nombre de Manzanares, estuvo presente, mucho más de una vez, en la mente y en el relato del Emperador de Francia, Napoleón Bonaparte
Mientras tanto, en ese mismo tiempo, la gente común de Manzanares, los primeros días de aquel desasosegado diciembre de 1808, ignorantes de esas órdenes napoleónicas, pero alertadas por los fugitivos de lo que les venía encima, se llenaron de temor y dudas… algunos vecinos comenzaron a huir hacia el sur, uniéndose a la diáspora de los que ya lo hacían… y, otros, la gran mayoría, en casi un ritual diario, nada más levantarse por las mañanas, miraban por las ventanas, o entreabrían las portadas de sus casas con la esperanza de no ver uniformes de soldados franceses por las calles…Muchos labradores de la villa, sabedores de la ocupación francesa de la provincia de Madrid y de parte de la Toledo, empezaron a dejar aplazadas las tareas de los campos norteños de Manzanares; muchos otros, los que trabajaban en el pueblo, se acercaban todos los días a la Plaza Pública, para intentar enterarse de cómo estaban las cosas, algo que, solo con advertir, allí, la parálisis creciente de actividades administrativas y burocráticas en los juzgados, en el ayuntamiento, o en despachos de escribanía, como también el descenso de eventos parroquiales, (bautizos, bodas, etc..) hacían evidente la inminencia de lo que estaba por suceder…Además, el rostro o el gesto de cualquiera de los miembros de nuestra Junta Local de Gobierno, los más “enterados” del pueblo. lo decía muy a las claras, cuando entraban o salían del Concejo,… no se necesitaban de más palabras ni comentarios… la suerte parecía echada, y muy pronto, para Manzanares…

Entre tanto, sigue D. Cosme, paralelamente, y también a primeros de diciembre, una vez tomado Madrid por los franceses el día 4 de ese mes, los componentes de la Junta Central Gubernativa del Reino de España abandonaron precipitadamente Aranjuez, y reubicaron su sede, los días siguientes, en el alcázar de Sevilla. Este traslado, aumentó la sensación de descontrol y miedo entre las gentes de España, y se echaba muy en falta que la Junta Central Gubernativa tomase alguna decisión que mostrase a la gente no su liderazgo de España; simplemente, sentencia D. Cosme, muchos españoles se conformaban con que se “anunciaran” como máxima autoridad, del Reino, pues no eran pocos, ante el caos existente, los que desconocían su existencia y su rango.

 Resultaba perentorio que las sufridas gentes de España, tomasen conciencia de su existencia.. que conociesen quien tenía la responsabilidad de regir, ordenar y reconducir la triste realidad española, donde, en solo unos días, se estaba instalando entre sus gentes un ambiente derrotista, que contrastaba enormemente con un mismo pueblo, orgulloso de sí, y que se veía capaz de todo, solo cinco meses antes….Y, en ese estado de cosas y de caos, prosigue D. Cosme, elevando el tono de voz, como acostumbra al anunciar algo bueno que atañe a Manzanares,… resopla fuerte, hace una pequeña pausa… y, con solemnidad, me dice;...y, si, mi querido cronista, por fín!!...por fín, algún miembro de esa Junta Central, tuvo la clarividencia de acordarse de La Mancha, y muy en particular de Manzanares, en una de esas primeras decisiones que las gentes de España estaban demandando ávidamente… El devenir de los acontecimientos, que iremos conociendo en sucesivos relatos por llegar, darán cuenta de la importancia de esa decisión en el futuro de la guerra, y también de lo que supuso para mayor gloria de la insigne villa de Manzanares de La Mancha,.. 

Daoíz y Velarde, héroes de la Independencia.

Pero de eso, de las nuevas glorias que tendremos que añadir a las ya muchas de este pueblo magnífico, que por fortuna es el mio!!….dice, jocoso, D. Cosme (rebajando, inmediatamente después, su tono solemne de voz, para concluir esta parte de su diserto)… ya hablaremos en otros relatos.; ahora me centraré en contarle la decisión a que me referí antes… Como le acabo de decir, continua, en una de las primeras reuniones sevillanas de la Junta Central Gubernativa del Reino de España, algún preclaro hombre de aquella Junta, cuya identidad no nos ha reconocido la historia, sugirió al resto de los miembros, la posibilidad de reorganizar la actividad de las milicias manchegas, que tan buenos resultados había dado en Junio y Julio, siendo decisivas para la victoria final de Bailen… La idea fue, inmediatamente, muy bien acogida por todos los presentes… y, allí mismo, se comisionó a uno de los miembros de la Junta, presente en la reunión, el marqués de Campo Sagrado, para viajar a La Mancha a intentar reunificar y alistar en una milicia consistente, a los múltiples soldados que andaban dispersos por: los caminos, los montes bajos, o que vivían escondidos en cuevas o caseríos del campo, a más de los que estaban camuflados, como civiles, en distintas villas de la región, con el objetivo inicial de fortificar los pasos de entrada a Sierra Morena, en un intento de parar allí el hasta entonces incontenible avance del ejército imperial napoleónico. 

La operación tuvo bastante éxito, logrando la recluta de unos 6.000 infantes, a los que se pudo dotar de más de 3000 caballos y varias piezas de artillería…..Con ese pequeño ejército ya constituido, y a esos efectos de fortificación de Sierra Morena, se estableció de inicio, en La Carolina, la Junta de Gobierno de La Mancha, encomendándose al general marques del Palacio el mando de esa tropa. Este general, sigue D. Cosme, debía ser lo suficientemente avispado, como para dedicar un tiempo a revisar lo que había pasado en la primera parte de la Guerra en toda la región, debió hacer uso de la información que se manejó entonces por el General Castaños en Bailen, y de los informes que poseía la Junta Central de Armamento, enviados a su Presidente, el Duque del Infantado, por las Juntas locales de Gobierno de todas las villas manchegas, al final del verano de 1808, entre los que estaba el brillantísimo documento que redactó Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, en nombre de la Junta Local de Manzanares, que ya conocimos en crónicas previas… 

No es de extrañar, por tanto, que, cuando del Palacio leyó, y se empapó, de toda esa información, Manzanares, resaltase en su pensamiento de inmediato, por su posición estratégica, su castillo y, sobre todo, por todos las eficaces actuaciones, que la sabía actitud y determinación de su Junta Local de Gobierno y de su paisanaje, habían hecho durante el verano anterior, reconocidas por muchos como las más determinantes de La Mancha, para el éxito final de Bailén.. Para el general del Palacio, quedó muy claro, antes de entrar en hostilidades, que Manzanares podía ser el último y gran bastíón de La Mancha, para impedir la llegada de los franceses a Sierra Morena,…A fé que no se equivocaba, para suerte de España, del devenir de la guerra…y a mayor y nueva gloria de la insigne villa de Manzanares de La Mancha,

Pero quede usted con el regusto de lo aquí contado, y de fin a la crónica, que es bueno esperar con cierta ansiedad y buena expectativa lo ya anunciado…el añadido de glorias inmediatas, a la ya muy gloriosa historia de Manzanares de La Mancha, que antes de acabar ese año de 1808, sería galardonada con el título de “Fidelísima villa del Reino de España”…y eso fue asi… por todo lo que habrá de contarle, querido plumilla, este que le habla, en crónicas inminentes… remata D. Cosme su disertación.

martes, 24 de marzo de 2020

249). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: LA GUERRA RETORNA... VUELVE EL DESASOSIEGO, EL TEMOR Y LOS RECELOS.


Como quedó apuntado en anterior crónica, mi querido reportero, inicia D. Cosme ésta, al principio del otoño de 1808, los movimientos militares en Francia y España, hablaban de la inminencia de una nueva invasión francesa de la península ibérica. El desasosiego, el temor y los recelos, comenzaron a cundir otra vez en la población, y aunque muchos españoles aun estaban muy galvanizados por la victoria de Bailen, y dispuestos a enfrentarse a todo lo que viniera, lo cierto es que, en el ambiente, comenzó a dominar la perspectiva de los males de la guerra, de los terribles momentos vividos recientemente, antes de esa emblemática batalla...

Reaparecieron por doquier y, poco a poco, continua D. Cosme, en aquel otoño de malos presagios, según se aproximaba la guerra, los recelos y pequeños o grandes ajustes de cuentas, verbales y jurídicos, entre las villas y las gentes comunes, algo, por desgracia, muy propio de la miseria humana, en la peor versión de su naturaleza, que suele mostrarse en momentos difíciles. En ocasiones, se recelaba o directamente se atacaba a algunos por su posible "afrancesamiento"... y, otras veces, eso sucedía por el simple oportunismo ventajista de otros, que intentaban sacar partido de causas concretas de "debilidad" social en algunos ciudadanos, por mor de su etnía o de sus circunstancias inmediatas, de lo que, en Manzanares también tuvimos algunos ejemplos, como veremos más adelante en esta crónica, concluye D. Cosme esta introducción a ella....

Y es que, querido reportero, estaba llegando el reinicio de las hostilidades y de la guerra.... El 4 de Noviembre de 1808, prosigue D. Cosme, entran en España ocho cuerpos de ejército francés, enormemente pertrechados, y dispuestos a conquistar de inmediato toda España. Ante esa avalancha gala, la Junta Central Gubernativa del Reino de España, ordenó la movilización de todo el ejército español y, el 14 de Noviembre de 1808, en un manifiesto encendido, expresó, entre otras cosas, estas: . "No hay un español que no haya jurado en su corazón vencer o morir por su Patria, debe continuarse por mar y por tierra, mientras no se restituya el trono a Fernando VII y se estipule la absoluta integridad de España y de sus Americas, sin la desmembración de la más pequeña aldea"... 

Y, desde luego, querido cronista, no quiero pasar la oportunidad de manifestarle aquí, que Manzanares y su gente, en ese tiempo de preparación para la inminente reanudación de las hostilidades, siguió dando muestras de su patriotismo, alejando, una vez más, los infundios de afrancesamiento que algunos se empeñaban en mantener... Manzanares, fue uno de los pueblos de la Provincia de La Mancha que más contribuyó en finanzas y personal en esas preparaciones bélicas, mostrando una actitud mucho más clara al respecto que otras villas vecinas... En esa línea que le argumento, sigue D. Cosme, resulta bien conocido, por que quedó registrado en la Junta de Ciudad Real, el 28 de Agosto de 1808, que Manzanares aportó 114.984,26 reales y una recluta de 128 mozos para el ejército de Andalucía; mientras que otros pueblos como: Valdepeñas, Daimiel, Almagro y Ciudad Real, aportaban solo 2/3, o la mitad de esa cantidad, y muchos menos soldados... que además se le negaron al ejército de Andalucía, aduciendo que se quedaban en milicias manchegas, para estar cercanos a sus casas... 



En los primeros días de Noviembre, comenta D. Cosme, parecía que las previsiones francesas de un triunfo contundente y rápido sobre los españoles se iban a cumplir, con victorias en Espinosa de los Monteros, Gamonal, Burgos, Tudela...; el ejercito francés avanzaba veloz y sin freno. Llegó el 30 de Noviembre,y las tropas francesas alcanzaron Somosierra, y solo unos días después, el 4 de Diciembre de 1808, el general Morla capitula Madrid. El 7 de Diciembre cae Aranjuez, y esa misma tarde los franceses entran en Ocaña. A ese tiempo, sigue D. Cosme, la Junta Central Gubernativa del Reino había trasladado su sede a Sevilla y, desde entonces, se asistió, en aquellos días de final de 1808, a la triste visión de un pueblo español fugitivo hacía el sur, y no solo de sus gentes civiles, también de sus militares.... Resultó, por ej, muy llamativo y significativo en nuestro pueblo que, a las dos horas de haber recibido orden de retirada a Despeñaperros, la compañía de voluntarios extranjeros, y el resto de militares que había en Manzanares, desaparecieron como por ensalmo, haciendo contundéntemente real la poca confianza que la población tenía en ellos... Desde luego, prosigue D. Cosme, en Manzanares, como en cualquier pueblo más al sur de Madrid, se vivió, en aquel noviembre de 1808, con especial desasosiego y temor todo lo que anunciaba ese éxodo de gentes que cada día transitaba al sur por el camino de Andalucía; a los que, unas veces, se les consideraba traidores a la causa española; otras, cobardes e incapaces de enfrentarse a los franceses; y, solo aquellos que tenían un juicio mejor y más tranquilo, pensaban en las razones que, realmente, motivaban el éxodo de la gran mayoría, el instinto de pura supervivencia, lo cual no dejaba tampoco de ser desasosegante y de mal presagio, remata D. Cosme...

En relación a este éxodo, mucha gente de la que transitaba hacía parada y fonda en el pueblo... y, entre ellos, algún personaje de relieve, como fue el caso de D. Antonio Alcala Galiano que, años después, sería uno de los políticos liberales importantes en la España de postguerra; aunque, en aquel tiempo, solo era un joven de 19 años que huía de Madrid con su mujer y su madre. Sabemos de su estancia en Manzanares, porque lo escribió en sus Memorias, y le propongo, querido plumilla, que transcriba en su crónica, algunos párrafos de lo que D. Antonio percibió en nuestro pueblo, que reflejan bien los recelos que motivaba ese éxodo fugitivo en mucha gente de las villas por las que transitaban los que huían... Aquí le dejo ya, para su crónica, los párrafos prometidos: "Habíamos llegado a Manzanares, donde teníamos que hacer noche. Recién establecidos en nuestro cuarto en la posada, se entró en él un criado de la misma, mocetón alto y fornido y no de la mejor traza, El hecho mismo de su entrada, y su gesto,...nos pusieron en cuidado...." ..."la cara del que había entrado...nada bueno prometía. Callados nosotros, el rompió el silencio diciéndonos: Aquí tienen ustedes el hombre que ha muerto más franceses en La Mancha" (refiriéndose a la matanza del hospital de sangre, donde, según él decía, había participado).. y sigue escribiendo Alcala Galiano.. "pero el que se había entrado en nuestro cuarto venía a algo más que referirnos sus proezas" ..."Y aquí tienen ustedes al que ha de rematar a todos los traidores"... "Esto último venía más claro... no teníamos motivos para estar tranquilos"... Respondímosle, pues, en coro: "Bien hecho, porque los traidores son peores que los franceses"...

Creyó él o que no le entendíamos o que no le queríamos entender y que le convenía declarar sin rodeos su pensamiento, y así...nos dijo: "Dicen que todos los que vienen de Madrid son traidores".... "Ya, pues, no quedaba lugar al disimulo, siendo inminente nuestro peligro. No sabiendo que hacer, le pregunte yo: "¿Y por qué han de ser traidores?. "Porque -me respondió- se vienen huyendo de resistir a los franceses"...Tuve yo entonces, por mi fortuna, una de esas ocurrencias de aquellas que suelen sacar bien de trances apurados... "¿Como de los franceses? -le pregunté- . Pues qué, ¿"no se saben aquí las últimas noticias"?. Los franceses han llevado una derrota y ya apenas queda uno en España, de modo que no hay de quien venir huyendo"...y sigue, D. Antonio.."A hombres de aquella especie eran muy gratas semejantes patrañas, las cuales corrían entonces como verdades a cada paso. 

Batalla de Valdepeñas, 6 de Junio 1808.

Quitósele, pues, la furia con la alegría de la supuesta victoria y nos dejó en paz, aunque deseosos de vernos lejos de tal monstruo, que por desgracia tenía muchos partidarios. A la mañana siguiente continuamos nuestro viaje" ... Otras cuitas de aquel tiempo de malos presagios, continua D, Cosme, eran las que se vivían en los pueblos y villas entre sus propia gente, a cuenta de cuentas pendientes entre vecinos, que motivaban malentendidos, infundios interesados o acusaciones, más o menos verídicas de afrancesamiento, espionaje o colaboracionismo con el enemigo... 

En Manzanares, y en referencia a todo esto, sucedió de todo un poco, sigue D. Cosme su relato,... ocurrieron cosas lógicas, como la incautación de todas las propiedades y patrimonio del histórico Marquesado de Salinas, cuando su cabeza visible de entonces, D. Agatino, casi único afrancesado bien declarado en el Manzanares de la época, decidió unir su suerte y destino, al Rey impuesto, Jose I, huyendo con él, y toda su corte, a Francia, tras la derrota de Bailen... Sin embargo, hubo situaciones injustas y difíciles para otras gentes del pueblo como, por ejemplo, aquellos paisanos que tenían la desgracia momentanea de ser de origen francés... y tal fueron los casos, continua D. Cosme, de dos comerciantes arraigados en Manzanares, desde mucho tiempo antes, y muy bien reputados en el pueblo, que incluso actuaron durante el verano, y a petición de nuestra Junta Local de Gobierno, como interpretes de los franceses que pasaban por Manzanares. Me refiero a D. Pedro Ferrandis y a D. Juan Condé... que, a la vista de lo que sucedía, se personaron, el 30 de Noviembre de 1808 ante el escribano local Juan Antonio de Ressa, manifestándole que... habiendo ya solicitado, previamente, se les admitiera como españoles, por su largo tiempo de convivencia entre nosotros, querían elevar su petición a la "Sala de Alcaldes de Casa y Corte", para que esta aprobase su juramento como españoles...pero, en aquel tiempo de recelos, la respuesta no fue la que esperaban...recibiendo el Ayuntamiento de Manzanares orden tajante de traslado de ambos a El Escorial, donde las autoridades centrales del Reino estaban concentrando a todos los originarios de Francia, residentes en España... De tal forma que tuvieron que abandonar sus casas, tiendas y propiedades, y nombrar a D Manuel Díaz de Lope Díaz, apoderado de todo lo que poseían en Manzanares, Membrilla y La Solana. 

Otras cosas de rango menor que se dieron el pueblo en aquel tiempo que prometía una nueva llegada de los franceses, fueron las múltiples reclamaciones que se hicieron por muchos vecinos de patrimonios y enseres que les habían sido incautados por los franceses en los meses de verano, se reclamaron, carros, mulas, víveres, y un largo etcétera, con los nulos resultados que usted supondrá. Especialmente ingenua fue la reclamación de la abadesa del Convento de Franciscas, D. Rosa del Espíritu Santo, a cuenta de cobrar el "impuesto de los juros", que el Convento había dejado de percibir aquel verano.

Y, así las cosas, mi querido reportero, es un buen momento para concluir esta crónica, que creo habrá servido de bastante, para plasmar el escenario receloso que se vivió al final del otoño de 1808 en toda España y, también, por supuesto, en la muy relevante villa de Manzanares de la Mancha, sobre todo, según se iba aproximando a ella el nuevo frente de guerra...la suerte estaba echada de nuevo para Manzanares... Y de lo que sucedería muy pronto...que, ya le adelanto, engrandecería todavía más, si es que cabe, (y ya verá usted que cabe) la legendaria leyenda de este pueblo magnífico, hablaremos, que también hay mucho, y muy enjundioso, de lo que hablar, en sucesivas crónicas..

domingo, 8 de marzo de 2020

248). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: AQUEL VERANO DE 1808... EN LA PLUMA DEL PASTOR.


El título que quiero dar a la crónica, me dice D. Cosme, viene muy bien al caso, ya que pretendo verse sobre una carta que redactó el insigne Pastor de la villa de Manzanares, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, en representación de la Junta Local de Gobierno de Manzanares, a instancias y petición del Duque del Infantado, a la sazón Presidente de la Junta Superior de Armamento del Reino de España, que solicitó, en Septiembre de 1808, a todas las villas y ciudades, un resumen de la situación en sus respectivos lugares...

Se le pedía a cada Junta Local, que narrase como habían vivido en su villa, pueblo o ciudad ese tiempo desde el inicio de la guerra, en Mayo de 1808, hasta esos momentos de interludio bélico tras la batalla de Bailen.. y, también que, en consecuencia con ello, elaborasen algo parecido a un catálogo de pérdidas y necesidades perentorias, si las hubiera, de manera que las autoridades centrales pudiesen hacerse cuenta de cual era el estado aproximado de cosas en cada localidad, para intentar paliarlo en lo posible. Sin embargo, era notorio para muchos, continua D. Cosme, y, desde luego, también lo fue para la sutil inteligencia de Frey Sotomayor que, a través de estas cartas, la Junta Superior de Armamento, no solo quería hacerse una idea resumen de las vivencias y de las pérdidas patrimoniales de aquellos dos meses en cada villa, sino que, también, posiblemente, pretendían averiguar cual había sido su posicionamiento particular en relación a la autoridad francesa que se les impuso.. En definitiva, el Duque del Infantado, intentaba conocer, por como contasen las cosas las autoridades locales de cada villa, el grado de "afrancesamiento" que estas villas habían padecido... en principio, no con ánimo de recriminación, sino como forma de saber de quien fiarse más en el futuro inmediato, a la hora de establecer puntos estratégicos para los mandos civil y militar que habían de constituirse...

Y con esas premisas que le acabo de citar, sigue D. Cosme, es momento de darle a conocer a usted y sus lectores, lo que, como le dije arriba, es el meollo central del relato... esa carta manuscrita de Frey Sotomayor, autentico documento histórico, que por suerte se conserva hoy, y en el que se adivina la brillante inteligencia de D. Pedro, para, sin alharacas justificativas, pero con gran solidez argumental, citar de manera amplia y genérica (seguramente redondeando algo hacia arriba) los expolios materiales que sufrió Manzanares, al tiempo que destacaba la prudente actitud de sus gentes mientras convivieron con los franceses... En la carta, continua D. Cosme. Frey Sotomayor deja clara cual fue la postura de las autoridades de la villa ante las tropas francesas, comentando que ellos, y las gentes de Manzanares, siempre estuvieron posicionadas en espíritu y actitud con la Patria española, pero dejando explicito que la Junta Local de Gobierno de Manzanares también tuvo muy claro que su misión primordial, como la de cualquier otra Junta Local de Gobierno, fue la de implicarse, sobre todo, en minimizar los posibles daños que la población civil a su cargo podría sufrir durante la estancia francesa en la villa; lo que estuvo siempre presente en cualquiera de las decisiones que, con mas o menos acierto, tomó, y de lo que Sotomayor se enorgullece en su carta, ya que en Manzanares, en aquel verano, no murió ningún paisano a consecuencia directa de la guerra...

General Dupont.

Desde luego, Sotomayor quiso dejar claro, y de la mejor forma posible, que todas esas historias de "afrancesamiento" que se nos intentaban atribuir, entre otras cosas por esa realidad de población indemne, no estaban justificadas... y, aunque él sabía que las autoridades centrales y provinciales no albergaban muchas dudas acerca de eso, si no más bien lo contrario, no estaba de más que la primera vez que se hacía un resumen oficial de aquel verano por nuestra Junta Local de Gobierno, eso quedase bien argumentado en el escrito. Y a ese respecto, resulta a primera vista sorprendente que Sotomayor no mencione en su carta los hechos acaecidos el 6 de junio de 1808 en el hospital de sangre francés... y le diré. querido plumilla, que eso no fue un simple olvido, o intento de esconder el trágico suceso, ambas cosas, además, imposibles, pues ese episodio, tan dramático como reciente, era perfectamente conocido, y había sido, sin duda, lo más relevante vivido en Manzanares aquel verano... De hecho, en el texto, Sotomayor, se refiere más de una vez al hospital de sangre, pero para comentar el correcto mantenimiento que le ofreció Manzanares, a costa de sus propios bienes, resaltando el número total de enfermos que allí se atendieron en esos dos meses de Junio y Julio de 1808, unos 700, y lo que eso supuso en gastos para el pueblo. 

Podría aducirse, continua D. Cosme, que, Sotomayor, en relación al hospital, que ocasionó muchos gastos al pueblo, prefirió centrarse en la contabilización final y total de esos costes materiales, ya que en el suceso trágico del 6 de Julio, no hubo daños personales a la población local, y nada se pedía a los redactores de estas cartas sobre daños al enemigo, que fue el que los sufrió en aquel día... Pero, a mi me parece, y es opinión personal, sigue D. Cosme, que Frey Sotomayor pretendió, con esa omisión intencionada, sorprender a las autoridades centrales, para cimentar el objetivo de obtener la mayor confianza de las mismas hacia Manzanares... Esta omisión, aparentemente contradictoria con ese objetivo, en realidad consiguió engrandecer el efecto de confianza que Sotomayor buscaba... Al no ver citado el susodicho y conocido episodio del asalto al hospital de sangre francés, las autoridades centrales del Reino se hacían perfecto cargo que nuestro pueblo de Manzanares, a través de la sutil inteligencia de Sotomayor en la narración de los hechos, prefería no presumir de actitud antifrancesa por ese terrible suceso... que, por otra parte, era suficientemente conocido, aparte de no ser subsidiario de presunción alguna por la naturaleza de los hechos vividos, que seguro repugnaban al talante de nuestro párroco, quien ni siquiera quiso citar la decisiva intervención de su clero en cerrarlo. 

Para Sotomayor, prosigue D. Cosme y acertó de pleno en su previsión, resultaba, sin duda, mejor referir cuestiones aparentemente menores, pero más contundentes, del día a día...Las autoridades centrales podían comprobar en el texto, que Sotomayor si resaltaba, con nitidez y reiteración, a lo largo de la carta, que las gentes de Manzanares y de su Junta Local, tuvieron siempre un espíritu de animadversión clara a los invasores, rechazando, e interfiriendo en lo que pudieron, y las circunstancias les permitían, todas las imposiciones y peticiones que los franceses tuvieron a bien hacernos en el tiempo que estuvieron o pasaron por Manzanares.. D. Cosme, continua diciendo que, Sotomayor, pone en valor las dificultades que tuvo Manzanares, con muy escasos medios, para solventar las demandas de los franceses, y teniendo que hacerlo solo, ante la ausencia de mandos provinciales que les apoyasen, estableciendo una crítica sutil a esas autoridades, por dejarnos en el abandono e, incluso, hacer lo mismo con soldados de la milicia española, lo que, además, sirve también a nuestro párroco para resaltar el patriotismo de Manzanares, cuando socorre a los citados soldados, y les facilita el camino para regresar al ejército español... 

El 2 de Mayor de 1808 en Madrid. Cuadro de Goya, Museo del Prado.

Y, ahora ya, porque ya es hora, sin más dilaciones, zarandajas o jerebeques de mi propio magín, concluye, autocrítico, D. Cosme,.. le hago entrega de una copia de lo más sustancial que contiene esa carta de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor al Duque del Infantado, para su conocimiento y el de todos sus lectores:
"....En 26 de mayo último principió a pasar por dicha villa (Manzanares) el ejército francés al mando del general Dupont, que sin exageración se acercaba a treinta mil hombres. Todas las tropas hicieron descanso y algunas divisiones como de mil hombres estuvieron acantonadas...y a los ocho y a los diez días el general en jefe estableció un hospital general el 28 del mismo, quedando principio por 200 enfermos llegó ocasión de tener 700"... ."Bien notorio es el carácter orgulloso de los franceses, sus pedidos que pasaban a robos manifiestos, no solo en los suministros de víveres y composición de artillería sino en todos los ramos necesarios para un ejército que va a entrar en acción, a saber: vendas, hilos, medicinas y demás del caso sin echar en olvido los bagajes, pues además de los que vinieron de los pueblos inmediatos contribuyó el pueblo con más de 250, de los que unos regresaron estropeados al cabo de muchos días y otros quedaron perdidos con noventa pares de mulas..."...... "Veamos ahora que auxilios para tan crecidos gastos en el pueblo:.. no hay fondos públicos, pues el único que había del Pósito estaba reducido a siete mil reales y novecientas fanegas de trigo. Los productos de géneros estancados que señaló el intendente para subvenir al hospital fueron los únicos, pero en un tiempo que los de mayor consumo faltaban y los demás no tenían salida"... "El Proveedor de la Provincia, apenas había pasado la primera división cesó en sus suministros, el Intendente y Tesorero de la Provincia abandonaron la capital, no solo dejando esta abandonada sino expuesta al robo y saqueo, pues unos dos mil hombres que tenían reunidos de los militares separados de sus cuerpos y de una cuerda que había puesto en libertad se dispersaron por la Provincia, de los que no tocaron pocos a Manzanares donde se les socorrió, dirigiéndoles a los ejércitos...." "Estas circunstancias tan críticas hubieran sido causa de que el inocente pueblo hubiera sido víctima del furor francés, pero la Junta de Gobierno creada en dicha villa, con el objeto de conservar la tranquilidad y velar sobre la observancia de las leyes, creció en una de sus principales obligaciones: conservar la integridad del pueblo, y salvar las vidas de los vecinos, esto lo ha conseguido; los trabajos que habían sufrido, los peligros a que se ha visto expuesta en medio de tan graves obligaciones y tan sin recursos es más fácil, lo calculo, la consideración de Vuestra Excelencia que no explicarlo, pero a pesar de tanto obstáculo con una constancia propia del carácter español se surtieron las tropas completamente hasta quedar satisfecha la insaciable codicia de los franceses, y este hospital fue asistido como dictan las leyes de nuestra sagrada religión"..."Los pueblos inmediatos han contribuido en parte a estos suministros, pero siempre recayendo el mayor peso sobre los vecinos, pues después de haber sufrido los alojamientos dando a la tropa cuanto es de creer atendido su carácter rapaz y el de los naturales, gentes honradas llenas de temor y sufriendo se les quebrasen los muebles, se les robase lo más precioso y aun fuesen maltratadas las fábricas materiales de los edificios se les ha exigido de todos los artículos de sus cosechas y granjerias para los suministros como igualmente utensilios para el hospital"...
Y trás esta descripción de los peores momentos, Sotomayor, concluye:
..."Llegaron por fin los días de felicidad, en los que vencido el enemigo fue forzoso vinieran las tropas españolas a esta capital para que se las destinase, pero el tránsito por aquella villa era indispensable como así mismo los suministros necesarios y aunque estos se daban con gusto por ser a nuestros defensores, no por eso dejaban de debilitar al pueblo, y más cuando las dos mayores divisiones estuvieron detenidas por siete días cada una, dejando en aquel pueblo su hospital militar, que se sostiene por el mismo a pesar de lo gastado que haya pues no ha podido conseguir que se le dé la más leve cosa para su subsistencia"...

Y con lo escrito, hay ya más que de bastante para lo pretendido, puesto que esa pretensión no era otra que dar luz a esta carta de Frey Sotomayor al Duque del Infantado,... carta donde se aprecia, una vez más, la sutileza brillante e inteligente de la pluma del Pastor de Manzanares en aquel terrible tiempo... Hemos visto, en ella, como, D. Pedro Alvarez de Sotomayor, resalta todo lo que era necesario resaltar de aquel tiempo, con el objetivo de recuperar las pérdidas habidas en la villa durante ese verano de 1808, al tiempo que aprovechó para desmentir nuestro supuesto afrancesamiento, con datos objetivos y contundente de patriotismo en las gentes manzagatas, además de mostrar esa misma realidad en nuestra autoridades; en contraste con otras actitudes próximas de otros poderes provinciales... 

Por último, en el corolario de su carta, Sotomayor, entre bromas y veras, pero diciéndolo, deja caer que nuestro pueblo, por su situación, no había estado abocado a pérdidas solo por el paso del francés, también las había sufrido (aunque refiere, con cierta ironía, que gustosamente) por el paso del español... lo que servía, en definitiva, a nuestro Manzanares para pedir algo más... Así pues, lo dicho, querido plumilla, puede usted concluir ya la crónica, que da cuenta de una auténtica joyita escrita, en este caso demostrativa de la grandeza del insigne pastor de la no menos insigne villa de Manzanares de La Mancha.


247). RELATOS PDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: INTERLUDIOS DE GUERRA.


Manzanares, comienza D. Cosme está crónica, se había reconciliado con la normalidad cotidiana, en ese magnífico agosto de 1808 que recordamos en el relato precedente, pero nadie se llamaba a engaño, estábamos en un bonito interludio,.. y era solamente eso, un paréntesis en la tragedia que nos tocó vivir en España, a primeros del siglo XIX, por causa y sinrazón de uno de esos locos megalomaniacos que, de vez en cuando, la humanidad tiene el infortunio de padecer en algún momento de su ya largo recorrido histórico y vital. 

Y claro estaba que, en el caso de España, primer país que había derrotado claramente a Napoleón en una batalla, la ira del tirano no tardaría mucho en descargarse con insidias y malajes sobre nuestra buena gente, remata, triste, D. Cosme la introducción al relato. .. La victoria española en Bailén, como ya sabemos, prosigue D. Cosme, obligó al nuevo rey impuesto, José I, a salir de Madrid el 1 de agosto, al poco de su llegada a la capital y, junto a todo su ejército francés, se replegó al norte, más allá del Ebro… En agosto de 1808, por tanto, casi todo el territorio ibérico, quedó en poder español, bajo la autoridad de las Juntas Provinciales, que se citaron en Aranjúez, el 25 de septiembre de 1808, con el objeto de reunificarse en una Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino, que tomó las riendas de España... y que, asumiendo la soberanía del pueblo español, decidió no reconocer a Jose I, y proclamar como Rey legítimo de España a Fernando VII … Entonces, sigue D. Cosme, ya se conocía en toda España, porque el mismo rey depuesto, Jose I, se había encargado de propapalar su existencia, una carta que su hermano y emperador, Napoleón Bonaparte le remitió en cauce oficial, en la que, ufano y prepotente como era, le decía, literalmente “De aquí al otoño España estará inundada de tropas”; y, ciertamente, Napoleón, tras el desastre de Bailén, quedó obsesionado con dar una lección, que nunca olvidasen, a los españoles.... 

De modo y manera que, en el mes de Octubre de 1808, ya había confeccionado, para “inundar” España, un enorme ejército de 300.000 soldados, 18 mariscales y 353 generales. Para contrarrestarlo, sigue D. Cosme, nuestro ejército, en paralelo a la recién creada Junta Central Suprema, y también en Aranjuez, el 2 de octubre de 1808, fundó una Junta Central Militar, presidida por el General Castaños, que reordenó nuestra tropa en cuatro divisiones: la división Norte-izquierda, al mando del general Blake; la división Norte-derecha, al mando del general Vives; la división Centro, al mando del general Castaños; y la división de Reserva, al mando del general Palafox… El total completo de sus efectivos humanos, prosigue D. Cosme, alcanzaba la cifra de unos 130.000 soldados, por tanto, algo menos menos de la mitad de los que componían la tropa francesa, lo que, a priori, no auguraba nada fácil para España, al menos en cantidad de efectivos, el conflicto bélico que se avecinaba..

Batalla de Bailén.

Mientras tanto, en Manzanares, todos esos preparativos prebélicos, se comenzaron a notar en el tránsito continuo de militares por nuestra villa, cuando circulaban por el Camino Real de Andalucía,… y bien sabían nuestros paisanos, por experiencia propia, y muy cercana en el tiempo, lo que significaría en un futuro inmediato, todo ese ir y venir de tropas que, de momento, pero solo por el momento, eran españolas. Sin embargo, curiosamente, prosigue D. Cosme, entre las compañias militares que se acantonarían en Manzanares, al final de ese verano y el otoño de 1808, y para desdecirme yo mismo, continua sonriente, quiza la más importante fue un Batallón de Voluntarios Extranjeros, pertenecientes al regimiento suizo número 2, del general Reding, e integrados en la división centro del general Castaños. Ese batallón de voluntarios extranjeros, llegó a Manzanares, desde Cadiz, en el mes de octubre comandado por el capitan Antoine Groige; y estaba compuesto por oficiales y soldados suizos, alemanes e italianos, alistados en el ejército francés...que, o bien fueron apresados en Bailen, o bien habían desertado de sus filas. Por eso, aunque tenía un total de casi 7000 reclutas, nunca se les consideró muy fiables en Manzanares, ni un "modelo de patriotas" comenta, con mucha sorna, D. Cosme.... sospechas que, como veremos enseguida, los acontecimientos posteriores ratificarían. Aparte de ese tránsito constante y obligado de militares por la villa, siguiendo el camino real de Andalucía, y también por eso mismo, dice D. Cosme, en Manzanares se montó por aquella época un hospital militar, quedando para la posteridad, en el registro de defunciones parroquiales, en los meses de octubre y noviembre de 1808, como "huella histórica" de esa eventualidad, el nombre de varios soldados españoles que fallecieron en el citado hospital, con mención de sus respectivos lugares de nacimiento, y también los diferentes regimientos donde estaban integrados...
Por otro lado, esos meses de interludio en Manzanares, continua D. Cosme, y ya con las tareas administrativas del ayuntamiento y los juzgados desarrollándose con normalidad, muchas gentes comunes de la villa realizaron tramites judiciales, mediante escribanías, con el objeto de recuperar enseres o animales requisados por las tropas francesas a su paso por Manzanares...Se reclamaron por bastantes vecinos, y casi siempre con escaso exito, como ya supondrá usted, mulas, caballos, galeras, carros e, incluso, diferentes cantidades de víveres, que los gabachos habían afanado a nuestra buena gente, comenta D. Cosme... De la misma manera, y con el mismo escaso éxito, la Junta Local de Gobierno de Manzanares, pleiteo con sus coetáneas de pueblos próximos, como La Solana o Villanueva de los Infantes, sobre ciertas deudas relacionadas con las requisas que los franceses habían practicado en el pueblo... Ciertamente, Manzanares, como casi todas las villas atravesadas por el camino de Andalucía, padecieron más requisas y expolios, que otras villas próximas a la nuestra... pero que, al estar algo alejadas del citado camino, no recibían con la misma frecuencia al invasor francés, ni padecían, por tanto, con igual intensidad su afán expoliador. Por esa razón, al comienzo de la guerra, sigue D. Cosme, se establecieron acuerdos entre las distintas Juntas locales de gobierno, para intentar compensar con enseres y víveres de las villas menos expoliadas, a las que padecieron más el paso de los franceses. Fue también en esos meses de interregno guerrero, cuando se intentó por la Junta local de gobierno de Manzanares que esos acuerdos se cumplieran, pero como usted habrá adivinado ya; las preocupaciones, mucho mayores y de mayor rango, que ocupaban a las autoridades españolas, centradas en la muy previsible reanudación de hostilidades bélicas con los franceses, junto al enredo burocrático que las villas demandadas por Manzanares se encargaron de establecer para alargar los tramites, hicieron inviable el retorno compensatorio de parte de lo requisado..

José I, Bonaparte.
También por aquellas fechas, primeramente en agosto de 1808, el Consejo de Castilla había promulgado un decreto contra los considerados "afrancesados", con el ánimo de juzgarlos, algo que terminó concretando la Junta Central Suprema de Gobierno de España el día 26 de octubre de 1808, por el que se creaba un Tribunal especial que juzgaría en el futuro a todos los acusados de ese colaboracionismo activo con el invasor francés. Asi que, en lo que nos concierne al respecto en la historia de Manzanares, y por que de esto se hablará en sucesivas crónicas, le adelantaré a usted, y a sus lectores, querido cronista, que por aquel tiempo primero de la guerra de independencia, y por mas que algunas villas vecinas extendieran una leyenda negra e injustificada sobre Manzanares y su gente a ese respecto, del que ya hemos dado, y aun daremos más testimonio... el caso, casi único de "afrancesamiento" flagrante en Manzanares, fue el del Marques de Salinas, (por otra parte, siciliano de estirpe, que no manzagata, ríe, y apostilla D: Cosme)... quien, muy probablemente, para obtener ventajas en los pleitos que mantuvo con el Condado de Casa Valiente, a primeros del siglo XIX, y de los que dimos ya cuenta sustancial en crónica previas, se pasó "con armas y bagages" a la causa francesa... de manera tan flagrante, que tuvo que huir a Francia, tras la batalla de Bailen, junto a toda la recua de españoles relevantes, pero taidores a su pueblo y a su patria, que acompañaron al impostor Rey Jose I, hermano de Napoleón, en su precipitada huida de Madrid hacia el norte, despues de la gloriosa victoria española en Bailén...
Con todo lo relatado, mi querido plumilla, puede usted dar por finalizada esta crónica, que ya fue de bastante, para hacer "visible" la vida y eventualidades que, más o menos, se dieron y vivieron, en la insigne y nunca bien ponderada villa de Manzanares de la Mancha, y con referencias, también, a las cosas más significativas que también sucedieron en el reino de España, durante aquellos, aproximadamente, cuatro meses de interludio guerrero entre Francia y España, que propició la primera derrota europea del ínclito y poco venerable emperador Napoleón Bonaparte, en la llamada "Guerra de la Independencia" que se vivió en España a primeros años del siglo decimonónico..


martes, 3 de marzo de 2020

246). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UN AGOSTO MAGNIFICO Y LIBERADOR.


Pues si, mi querido reportero, la capitulación del Comandante Berthet en el castillo, el día 29 de julio de 1808, tras el glorioso triunfo de las tropas españolas en Bailen unos días antes, trajo a Manzanares la liberación de la tiranía francesa, y dio paso, como he querido reflejar en el encabezado, a un agosto magnifico y liberador para nuestro pueblo...

Ese día 29 de julio, Manzanares estalló de júbilo...y, con la nobleza que siempre caracterizó a nuestra gente, en el ambiente de la villa se detectaba una alegría sana y un alivio reparador de los sufrimientos y vejaciones vividos en los dos meses previos, con muy poco espacio para el rencor, hacía quien les había causado tanta insidia. Y ese ánimo hidalgo y alegre, aparte ser algo indeleble en nuestro carácter, se advertía esos días con intensidad en la buena gente de Manzanares, entre otras cosas porque, a diferencia de lo que había sucedido en villas cercanas,.. gracias a la inteligente sabiduría prudente de nuestros dirigentes locales y, muy en particular, de nuestro párroco, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, Manzanares, había salido indemne en lo más preciado, la propia vida de sus gentes. Esa realidad nuestra, muy distinta, por ejemplo, a la de la vecina Valdepeñas, donde la alegría de su paisanaje por la liberación, se acompañó del inevitable duelo por el recuerdo del gran número de familiares y amigos muertos en aquella infausta y heroica fecha de 6 de junio de 1808, se hacía notar, en todo su valor diferencial, precisamente, y sobre todo, al momento de cesar la vorágine de esos dos terribles meses de guerra en La Mancha...

El contraste de la realidad inmediata de los dos pueblos ya liberados, engrandeció entre la gente de Manzanares, aún más de lo que ya estaba, la egregia figura de su párroco y pastor, D. Pedro Alvarez de Sotomayor, pues la secuencia de los hechos acontecidos en nuestro pueblo, le mostraban, a los ojos de todo el mundo, como el principal artífice de ese diferente destino vital de las gentes de ambas villas, a favor de Manzanares... Muchos paisanos de Manzanares, tomaron conciencia que debían su vida, y la conservación de sus haciendas, a la inteligentísima intervención de su Pastor con el general francés Liger-Belair, en aquellos días de intensa zozobra y miedo que siguieron al trágico episodio del asalto al hospital de sangre francés, instalado en el convento de los Carmelitas, concluye solemne y enfático, D. Cosme, esta introducción a la crónica...

Grabado de la vieja imagen de Ntro. Padre Jesús del Perdón.

La vida en el pueblo, y sus rutinas diarias habituales, sigue D. Cosme, recomenzaron, casi de inmediato, al conocimiento de la victoria en Bailén... y, por ejemplo, tras más de 20 días sin ninguna boda, algo muy inhabitual en verano, el 26 de julio, todavía con Berthet en el castillo, pero ya sabedores en el pueblo de su muy próxima capitulación, se celebró en nuestra parroquia el enlace matrimonial de D. Alfonso Camacho y Dª Antonia Nuñez-Nieto, primer evento indicativo del inminente retorno a la normalidad social y administrativa en Manzanares… Quienes habían huido a refugiarse en caseríos, quinterías o villas próximas, durante todo el tiempo que duró la invasión francesa, comenzaron a regresar a sus casas... El vecindario, continua D. Cosme, ya sin franceses en el pueblo, en los primeros días de agosto de 1808, casi sin creérselo todavía, pero muy ilusionado ante la confirmación de la estrepitosa derrota francesa en Bailen, dirigió enseguida sus ojos a lo cotidiano… los comercios abrieron sus puertas; bodegas, herrerías molinos.y diversas industrias locales de menor rango, reanudaron su actividad. Los labradores volvieron a sus faenas terrenales, y los pastores a sacar sus animales a los pastos que la encomienda les tenía habilitados desde tiempos inmemoriales.. En el pueblo, prosigue su charla un D. Cosme entusiasmado, también se reanudó enseguida la actividad administrativa del Ayuntamiento, el juzgado, la encomienda, los escribanos y otros profesionales liberales, en esos primeros días de agosto de 1808... lo que, añadido a la reapertura del mercado diario en la Plaza Pública, configuró muy pronto un estado de relativa normalidad en Manzanares… Por si eso fuera poco, que ya era mucho, cuando los paisanos dirigieron sus ojos al campo, observaron con agrado la inminencia de una muy buena cosecha de granos, a pesar del calurosísimo verano que se estaba viviendo, por lo que todo el mundo del pueblo, con tierras a su cargo, se afanó de inmediato. para asegurar el prometedor rendimiento que anunciaba esa abundante y dorada mies en las campiñas, remata, lírico, D. Cosme, esta parte de su disertación… Los franceses, continua,.. es verdad que habían esquilmado y rapiñado nuestro Pósito, y también múltiples casas del pueblo, en sus pasos por la villa, pero, por suerte, no se entretuvieron demasiado en destrozar lo sembrado en nuestra encomienda...

Así las cosas, mientras tanto, prosigue D. Cosme, no piense usted que la guerra había terminado; el nuevo monarca impuesto, Jose I, hermano de Napoleón, había llegado a Madrid el día 24 de julio, siendo proclamado Rey de España, con gran boato, al día siguiente, 25 de julio de 1808;… si bien es cierto, comenta con retranca D. Cosme, que muy poco disfrutó el Palacio Real de Madrid… Puesto al día de la derrota en Bailén, tuvo que poner pies en polvorosa, abandonando la capital, con toda su corte y tropas, el 31 de julio de 1808.. Esa noticia, fue acogida en toda España con gran alegría, pues suponía el reconocimiento por Francia que la derrota en Bailen había sido mucho más que una batalla pérdida; significaba la necesidad de replegar sus ejércitos, y también un replanteamiento total en la estrategia a seguir en España; y, además, continua D. Cosme, ese repliegue francés, suponía una tregua muy útil y necesaria para los españoles, que les permitiría recuperar fuerzas y reorganizarse para el muy previsible contraataque francés… que, efectivamente, se concretaría unos meses después.

Pero, a ese tiempo de últimos de julio de 1808, sigue D. Cosme, lo que tocaba, por parte de España, era tomar conciencia clara de dos cosas: la primera, que el imperio napoleónico era batible, algo que, por primera vez en Europa, habían demostrado nuestras tropas en Bailen…y, la segunda, también igual de diáfana…Napoleón no se iba a conformar con la situación; ni se iba a quedar de brazos cruzados, lamentando su derrota… más bien, al contrario, herido en su orgullo, concluye D. Cosme, estaría ya preparando su venganza,….

Nada más conocer el mando español, la evacuación y retirada de Madrid del ejército francés, ordenó la marcha a la capital de los ejércitos españoles de Levante y Andalucía. En lo que concierne a Manzanares, continua D. Cosme, desde que nuestros munícipes conocieron que, cumpliendo esa orden, el ejército andaluz del General Castaños pasaría por Manzanares, siguiendo el obligado Camino Real de Andalucía, comenzaron a preparar y adornar el pueblo; sobre todo la Plaza Pública y sus calles principales, para ofertar a los héroes de Bailen el recibimiento que se merecían…. Castaños, se tomó con bastante calma el viaje hacia Madrid, lo que le permitió recalar, a lo largo del trayecto, en varias villas cortadas por el Camino Real de Andalucía, siendo convenientemente agasajado en todas ellas. Entre unas cosas y otras, el General Castaños, que había aceptado de buen grado pernoctar en nuestro castillo. seguramente pactó su arribó a Manzanares, de acuerdo con nuestra Junta Local de Gobierno, para la emblemática fecha del 15 de Agosto de 1808, festividad de Nuestra Señora de la Asunción… A falta de ferias, que aquel año no se celebraron por la guerra, la Plaza lucía engalanadísima y radiante… Al reclamo de los pregoneros del Ayuntamiento, casi toda la gente del pueblo, incluidos varios de los paisanos que participaron en la batalla de Bailen, integrados en aquel heroico regimiento provincial de Ciudad Real que, al mando del coronel Ximenez Pedrero, frenó en seco, y definitivamente, los postreros intentos de Dupont …

Esa mañana del 15 de agosto de 1808, en la Plaza pública de Manzanares, se congregó una multitud exultante de felicidad, que disfrutaba todavía su reciente liberación… Castaños entró a la Plaza por la calle de la cárcel, encabezando la división de reserva de su tropa de ejército, acompañado del general La Peña, que la mandaba. A los acordes de música militar, la tropa desfiló marcial para ir ocupando el centro de la Plaza. Los veteranos soldados de Castaños, lucían espectaculares en sus flamantes y coloristas uniformes, advirtiéndose en sus rostros el orgullo de la gran victoria que habían conseguido en Bailen, hacia menos de un mes. El alcalde Miret, el párroco Sotomayor y la Junta local de gobierno de Manzanares, les recibieron con todos los honores, entre el delirio general de casi todo el pueblo de Manzanares, que no paró de vitorear y aplaudir a sus liberadores. El General Castaños, La Peña, y otros mandos principales de la tropa, visitaron la Parroquia, y luego fueron agasajados en el Consistorio, desde cuyos balcones, el general Castaños leyó un vibrante y emotivo discurso, en el que agradeció y destacó el patriotismo del pueblo de Manzanares, con unas históricas palabras que, a continuación, le entresaco, .de todo lo que escribieron varios de nuestros curas del clero local, años después, en el Manuscrito de la Merced:
“…y no sería sin fundamento, no quitando a nuestros generales y soldados la gloria que adquirieron en esta jornada, al afirmar que la tal derrota de Dupont, y su rendición inesperada, se debió en gran parte a los procedimientos de Manzanares…. Así lo aseguró el Ecmo. Sr. General Castaños en su tránsito por esta villa después de esta memorable victoria”….

General Castaños.

Al día siguiente, 16 de Agosto, Castaños, tras pernoctar en el castillo, partió con sus tropas a Madrid, donde llegaría una semana más tarde, en olor de multitud, tras haber sido celebrado y agasajado en los diferentes pueblos que atravesó por La Mancha…
Manzanares, por su parte, siguió disfrutando de su recién lograda libertad en los días que siguieron. Todavía, antes de terminar ese magnífico agosto, nuestra Junta local de gobierno, recibió en el Consistorio a los miembros de la Junta Superior Gubernativa, que, desde Sevilla, organizó toda la estrategia del ejército andaluz de Castaños. Como era de rigor, el Presidente de dicha Junta, D. Francisco Saavedra, y su secretario, D. Martín de Garay, hicieron un panegírico de Manzanares, y su importancia en la victoria final, instando a nuestros dirigentes a mantenerse en alerta, y con la misma actitud, ante la previsible nueva reacción francesa,.. a lo que correspondieron nuestros municipes con muestras de reconocimiento a esa Junta y al ejército andaluz que nos había liberado, asegurando a Saavedra que, de volver, los franceses tendrían cumplida y eficaz respuesta, palabras premonitorias de lo que ocurriría, antes de acabar ese 1808, cuando, efectivamente, los temerarios galos osaron regresar por nuestros lares manzagatos, concluye divertido, y entre risas, D. Cosme, su referencia a este episodio .

Ahora, es ya, mi querido cronista, momento de punto final a este relato, que ha servido para mostrar, una vez más, y van ya muchas, ese carácter hidalgo y determinado de las gentes de esta insigne villa histórica de Manzanares de La Mancha, capaz siempre, ante el cambio favorable de sus circunstancias inmediatas, de trastocar, enseguida, un estado de cosas trágico y complicado, en una situación de bonanza y de sencilla eficacia.