¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

domingo, 9 de febrero de 2020

243). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: NUESTRO PUEBLO EN BAILEN.

Por lo que ya saben ud y sus lectores sobre Manzanares y la guerra de la Independencia, no les resultará extraño conocer que nuestro pueblo fue también protagonista en aquella gloriosa y decisiva batalla de Bailén que, ni más ni menos, representó la primera gran derrota de Napoleón en Europa, -comienza, D. Cosme este relato-...

De hecho -continua- lo apunté ya en crónicas anteriores; y le diré que Manzanares tuvo, efectivamente, una importante participación en esa batalla, desmintiendo, una vez más. el injusto 'sambenito' de un supuesto afrancesamiento que nunca existió… porque, aparte de influir mucho en ella, indirectamente, con la continua interrupción de mensajes entre Dupont y Madrid, por paisanos patriotas en los aledaños de Manzanares,…tal como veremos enseguida, de Manzanares partió importante información sobre el mal estado de las tropas francesas, y su intendencia, que llegó hasta el cuartel general de Castaños, permitiendo a éste planificar con ventaja los prolegómenos del combate y la estrategia militar a seguir…. 

Y, por otro lado, como en otros episodios que llevamos vistos, y muchos que están por contarse, Manzanares tuvo participación directa en aquella gloriosa batalla de Bailen… el contingente de paisanos que combatió en ella, fue de los más relevantes de la provincia.. y no solo fuimos importantes en número, es que los manzagatos que allí lucharon, se distinguieron por su aguerrido carácter y determinación en el combate; algo no muy explicitado en escritos posteriores acerca de esa batalla, pero que -prosigue D. Cosme- quiero resaltarle, al ser de justicia para nuestro pueblo, tan injustificadamente difamado por mucha gente envidiosa, que no llevó nada bien el reconocimiento que nos hizo, meses después, el reino de España, al otorgarnos el título de “fidelísima villa”. 


Sierra Morena.


Y entrando ya en lo que fue esa batalla de Bailén, prosigue D. Cosme, lo primero que le comentaré es que, como en todo conflicto o experiencia humana, las circunstancias inmediatas contaron mucho en el resultado final… y esas circunstancias, por suerte para España, fueron, todas ellas, favorables a la causa patria –dice enfático D. Cosme-… y esto fue así, y tal como se lo cuento, continua,… entre otras razones, porque el general Castaños disponía, como sabemos, de suculenta información sobre la tropa francesa, mientras que los galos sabían muy poco de sus contrincantes españoles e, incluso, de ellos mismos… Y, una vez más -sigue D. Cosme- y me reitero en ello, porque para algo soy paisano de mi pueblo…Manzanares fue un punto clave para ambas circunstancias; para la carencia de información entre los franceses, por la interrupción de correos entre Dupont y Madrid… y para los datos que llegaban a Castaños, remitidos por nuestra Junta local de Gobierno, al intendente general de Ciudad Real, D. Juan de Modenés, sobre el paso y estancia en Manzanares, de los sucesivos contingentes de tropa francesa que, en junio y julio de 1808, transitaron por aquí, camino de Sierra Morena, en ayuda de Dupont…


No en vano, Manzanares, y en concreto nuestro castillo, era el último enclave militar y de comunicaciones que tenía el ejército francés en el Camino Real de Andalucía, antes de Despeñaperros... El antes citado, intendente general, D. Juan de Modenés, remitía inmediatamente a Castaños todo lo que recibía de Manzanares… y, éste, con esos informes en su mesa, reorganizó muy bien el ejército a su mando, el 11 de julio de 1808, en la villa jienense de Porcuna... unificó tres divisiones, mandadas por los generales Teodoro Reding, de origen alemán, Antoine Malet de Coupigny, curiosamente miembro de una familia francesa afincada en España a finales del siglo XVIII, y Manuel La Peña; éste último español de pura cepa, comenta riendo D. Cosme... y, de esa manera, concretó una tropa numéricamente mayor que la francesa de Dupont, que, además, en estrategia militar y, sobre todo, en combatividad fue superior, entre otras cosas porque, con las informaciones llegadas de Manzanares, tenía su moral de combate muy elevada.


Las circunstancias instantáneas de la tropa francesa, compuesta en los albores de esa batalla por las dos divisiones de ejército de Dupont, al mando de los generales Barbou y Vedel, más los contingentes de Lefranc y Gobert, que habían cruzado Despeñaperros algo después que Vedel, eran, como va dicho, muy diferentes a las del reorganizado y pujante ejército español que les esperaba en Sierra Morena, a la orilla izquierda del Guadalquivir… Ya supimos en la crónica anterior, continua D. Cosme, que, a pesar de contar en origen con casi 20.000 hombres, esa tropa francesa que se reunió en Sierra Morena, estaba diezmada, exhausta, sedienta y en pésima condición psicológica para guerrear,.. por un lado, a cuenta del desgaste y bajas que había sufrido la primera división de ejército de Dupont en Andalucía, en un mes de junio muy complicado para ellos, por la resistencia que habían encontrado en los frentes de combate del norte andaluz,.. y, por otro lado, a cuenta del calvario que habían pasado en su tránsito por La Mancha, un mes después, las tropas de Vedel, Lefranc y Gobert, donde al insufrible calor del estío manchego de aquel año, las infecciones intestinales, la mala alimentación y la falta de agua, hubieron de añadir bastantes bajas por la hostilidad del paisanaje manchego, con ataques frecuentes de la guerrilla a mensajeros o pequeños contingentes de sus tropas...


General Dupont.


Y claro -sigue D. Cosme-, las gentes de Dupont, y las de Vedel y Gobert, se quedaron aún más descuajadas, al comprobar lo mal que estaban ambos contingentes de tropa francesa que se encontraron en Sierra Morena… y se molestaron mucho de la pésima información que disponían sobre esa situación, algo que, como usted y sus lectores ya saben también, fue debido en gran medida a las intercepciones de correos entre Madrid y Dupont, en las que paisanos patriotas de nuestro Manzanares fueron protagonistas principales… Sea como fuera, que parece que fue así, continua D. Cosme, lo cierto es que Dupont esperaba ansioso una tropa remozada y en forma, que le permitiese retomar la iniciativa de la guerra, pero se encontró todo lo contrario:… mientras que, Vedel y Gobert, pensaban que Dupont, aún con dificultades, tenía una posición dominante en Andalucía; y le encontraron con muchas bajas y a la defensiva… 


Naturalmente, prosigue D. Cosme, esta evidencia de debilidad, incrementó el desánimo de los franceses; y lo peor para ellos es que, gracias a los informes que Castaños recibía de Manzanares, ese estado de su tropa era conocido, antes de comenzar el combate, por los españoles...Podría decirse –continua D. Cosme- que, aunque había que lucharla, y que, por supuesto, “hasta el rabo todo es toro”, la suerte de la batalla de Bailen estaba echada antes del primer tiro; pues a la superioridad numérica de la tropa española, había que añadir una predisposición psicológica y un conocimiento del terreno mucho mejor que el de los franceses. Y ganar, como se ganó, una batalla a Francia en aquel tiempo, fue algo insólito y contra todo pronóstico, ya que, nadie en el mundo lo había conseguido hasta entonces… 


Y eso mi querido cronista, fue justo lo que ocurrió entre el 15 y el 19 de Julio de 1808 en Bailén por primera vez, ante el asombro y admiración de Europa, y el primer grandísimo cabreo de Napoleón, remata D Cosme, esbozando en su rostro una sonrisa irónica y orgullosa de lo patrio… Sería motivo de estas crónicas, sobre la historia de Manzanares, sigue D. Cosme, extendernos más sobre el desarrollo de la batalla de Bailen… pero, como hemos citado al principio del relato, vamos a seguir hablando de ella, en honor y mayor gloria de un grupo importante de manzagatos, que se alistaron en el ejército español, y participaron de manera directa, y particularmente relevante, en aquel triunfal combate militar… 


El 15 de julio de 1808, y antes de estar completas y organizadas las tropas francesas, de las que aun llegaban, ese día, elementos a Sierra Morena, lo que supo Castaños por los informes de Manzanares, el mando español decidió tomar la iniciativa y dar el primer paso estratégico en la batalla.. El ejército español, desplegado en una amplia extensión de la orilla izquierda del Guadalquivir, entre Andujar y Mengibar, mediante uno de los batallones de Reding, decidió cruzar el rio en la madrugada del día 16, a la altura de esta última villa…Para no perder el control de la zona, la tropa francesa que se encontraba al otro lado del río, al mando de Gobert, intentó evitarlo, y al poco de iniciarse el combate, el propio Gobert murió de un tiro en la cabeza. En los tres días que siguieron, los intentos franceses de recuperar terreno resultaron infructuosos…en ocasiones, las tropas españolas se replegaban en algún cerro próximo y. allí, conocedores del terreno, esperaban el contraataque francés, tendiéndoles emboscadas, o maniobras envolventes, que causaron muchísimas bajas al sediento y exhausto ejército galo. 


En estas escaramuzas, destacó en el ejército español, y en el cenit de la batalla, el día 18 de julio de 1808, el regimiento provincial de Ciudad Real, al mando del coronel D. Angel Ximenez Pedrero, donde estaban encuadrados nuestros paisanos de Manzanares. En un momento de la batalla, el propio Dupont, al mando de la tropa francesa que tenía a su frente al regimiento de Ciudad Real, ordeno a Privé que lanzase sus “dragones” contra ellos…el choque fue brutal, y los infantes españoles se retiraron inicialmente al cercano Cerro de San Valentín, donde resistieron con gallardía los embates franceses durante dos días… Parece ser que, una sección de la artillería de Ximénez, que ya había demostrado su valor y eficacia en otras fases del combate, en un momento indeterminado del día 19, logró contener y aplacar, definitivamente, la carga de los dragones de Prive, con fuego cruzado de metralla, volviendo ambos bandos a sus posiciones iniciales…. 


Supongo que ya habrá pensado usted, comenta D. Cosme, que yo le cuento esto porque, quizá, esa sección era donde estaban integrados nuestros paisanos de Manzanares; y tiene usted mucha razón en ese pensamiento, efectivamente, eran nuestros paisanos, los que de manera tan aguerrida y determinada, acabaron con el empuje de los “dragones” en ese frente de batalla,… y a esos soldados de Manzanares, les mostró, personalmente, su reconocimiento, al final de la batalla, el propio Castaños... En los otros frentes, en torno al Guadalquivir, se vivieron situaciones, más o menos iguales, los españoles fueron minando la ya baja moral de la tropa francesa, en dos días de calor horrendo, que acabaron definitivamente con la rendición y capitulación francesa el día 21 de julio de 1808.


Y es momento ya, y ahora, de dar fin a este relato, mi querido plumilla, pues ya dio buena cuenta y testimonio de la importancia que tuvo Manzanares en la preparación, desarrollo y éxito final de la gloriosa batalla de Bailen, primera derrota importante de Napoleón en Europa y en España… en la que la insigne villa manchega de Manzanares de la Mancha, por las actuaciones aguerridas, astutas y determinadas de muchos de sus paisanos, escribió otra página gloriosa de su ya larga historia, que quedaría integrada para siempre jamás, en una de la mayores hazañas bélicas de la historia de España….



jueves, 6 de febrero de 2020

242). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: DERROTAMOS A NAPOLEON…ANTES DE BAILEN.


Pues si, querido plumilla, -dice D. Cosme- el relato que ahora le disertaré, me atreví a encabezarlo con ese sugerente título… y aunque he de reconocerle que cuando usted oiga lo que le iré contando, algo “tiro para la tierra”, muchos historiadores y analistas de lo que sucedió en la guerra de la Independencia están de acuerdo en que la derrota francesa en Bailen, ni más ni menos que la primera vez que Napoleón perdió una gran batalla en Europa, se produjo en gran medida, sin exagerar un ápice, por lo que sucedió previamente en La Mancha y, particularmente, en Manzanares...


Y, si bien, lo que le relataré no figura explícitamente en archivos, ni en libros de historia, no es menos cierto que lo que sabemos que sucedió en esos meses de junio y julio de 1808 con las tropas napoleónicas, a su paso por La Mancha, y por Manzanares, dan bastante crédito a que lo que le contaré, y se ajusta mucho a la realidad del título, tal como reconoció, al final de la batalla de Bailen, el mismísimo General Castaños, por tanto permítame usted y sus lectores esta pequeña fabulación, encajable en la verdadera y trágica historia de aquella guerra de independencia. 

Ya hemos conocido en relatos previos distintos episodios de lo que constituyó la rebelión manchega para la soldadesca francesa en aquel junio de 1808. Por ejemplo, la actuación de los lugareños de diferentes villas (Santa Cruz de Mudela, Valdepeñas y Manzanares) y las intervenciones continuas de las guerrillas locales, sobre todo en el área intermedia entre Madridejos y Manzanares, desgastaron mucho a esas tropas que iban en ayuda de Dupont;... y, por otro lado, sigue D. Cosme, la constante interrupción de mensajes entre Dupont y Madrid (tareas en las que destacó sobremanera Manzanares)… confundió muchísimo al mando central de Francia en la capital de España, que solo se hizo cargo de la desesperada situación en Sierra Morena, a muy finales de junio de 1808, cuando el general Dupont llevaba ya un mes por aquellas tierras del norte de Andalucía, pasándolas canutas, con gran desgaste y numerosas bajas en su tropa original. 

Fue, solo entonces, continua D. Cosme, que los mandos franceses de Madrid, decidieron enviar, de manera precipitada, y con escasa preparación logística, primero a la poderosa segunda división de Dupont, al mando de Vedel... y, enseguida, sin solución de continuidad, las sucesivas compañías de soldados que vimos en anterior crónica, comandadas por los generales Lefranc y Gobert, que fueron, como va dicho, las que más sufrirían los embates de la “guerrilla del 7 en la gorra”. La precipitada planificación de los últimos contingentes de tropas francesas enviadas al sur, tuvo importantes deficiencias en la intendencia de víveres y agua, de manera que, para ellos, el tránsito por la árida y reseca meseta castellana de La Mancha, fue una auténtica pesadilla.... y, al final, Sierra Morena se convirtió para los franceses en una trampa, donde tenían, si, una numerosa tropa, pero: exhausta, mal nutrida y sedienta, con una paupérrima disposición psicológica para combatir… 


Acostumbrados como estaban, por anteriores campañas europeas, a transitar por países con tierras muy fértiles y abundantes en agua y alimentos, no valoraron en absoluto que, en La Mancha, en un tórrido verano, como fue el de 1808, las cosas a ese respecto serían muy distintas.. En julio de 1808, continua D. Cosme, muchas de las villas y pueblos manchegos, sobre todo los más próximos al camino Real de Andalucía, como Manzanares, se vieron abandonados por muchos de sus pobladores, que se llevaban consigo gran parte de sus pertenencias para evitar que fuesen requisadas por los invasores, pues ya contaban con la experiencia de lo que les había sucedido al paso de Dupont... De tal manera, sigue, que, cuando desfilaron de nuevo los franceses por esas villas, a finales de junio y primeros de julio de 1808, se encontraban las campìñas resecas y sin frutos y muchas de sus casas deshabitadas, sin nada en su interior… poco había, pues, para requisar en cuanto a víveres, que tenían que ser traídos de Madrid y Toledo en grandes carretones, que muchas veces, además, solo contenían galletas, pan y derivados de los cereales, con manifiestas carencias en otro tipo de principios inmediatos. En cuanto al agua, de poco servían las indicaciones del mando francés a su tropa, recomendándoles que acampasen en la proximidad de arroyos, pues muchos de ellos, de agua estacional como nuestro Azuer, estaban secos ese verano, y los que encontraban con algo de agua, más o menos estancada, y con gran frecuencia contaminada, cuando bebían de ella, eran fuente de disenterías o tifus, tal como fue el caso de muchos de los soldados ingresados en el hospital de sangre de Manzanares, cuando los trágicos sucesos del 6 de junio de 1808... 

Los galos no conocían tampoco donde se podían localizar fuentes naturales de agua como las de, por ejemplo, nuestro Siles, situadas en serranías de monte bajo, algo apartadas del Camino de Andalucía. Además, como transitaban con el tiempo justo, no se detuvieron en esos menesteres, aparte que, naturalmente, ningún paisano, a esas alturas del conflicto, les informó de donde podían encontrarlas... Ante la carencia de agua, cometieron un nuevo y grave error, requisando grandes cantidades de vino, que si eran muy abundantes en cualquier villa manchega, pero que, sigue D. Cosme resacoso, siendo un líquido muy recomendable para acompañar una buena pitanza, no vale como el agua para la hidratación de los mortales... los soldados franceses se habituaron a nuestros caldos, y ante la enorme sed que sufrían, lo ingerían en grandes cantidades, lo que motivaba en ellos, por un lado, el efecto perverso y engañoso, de una realidad feliz inexistente, manteniéndoles la misma sed... y, por otro lado, aumentaba las posibilidades de errar los tiros al enemigo, al que veían como doble, remata su charla entre grandes carcajadas D. Cosme... Todo esto lo vivieron en La Mancha, y en Manzanares, prosigue D. Cosme, sobre todo los contingentes de tropas de Vedel, Lefranc y Gobert... que solo tuvieron buen agua cuando la sacaron de los pozos de nuestro castillo, en el muy escaso tiempo en que moraban en él, no constando que se les ocurriese rellenar barricas, para transportartlas con ellos al frente de guerra andaluz...

2 de Mayo, Sorolla.

En ese tiempo de difícil comunicación entre franceses, sin embargo, los "patriotas" de las distintas villas manchegas, tenían una comunicación fluida y constante, utilizando caminos interurbanos, desconocidos para los galos, que no podían ocuparse en controlar ese aspecto, por la prisa que tenían en llegar hasta Dupont,... solo utilizaban el Camino de Andalucía, y casi nunca se aventuraban por otros caminos, para no dispersar a sus tropas. La comunicación cotidiana entre nuestro alcalde mayor, Juan Josef Miret, Presidente de la Junta Local de Gobierno de Manzanares y Juan de Modenés, intendente general de La Mancha, continua D. Cosme, permitía, a este último, estar exactamente informado de los contingentes de tropas francesas que llegaban y salían de Manzanares, y no solo de su número, también de la intendencia que transitaba con ellos y hasta del aparente mal estado físico y de ánimo de las mismas, tal como acabo de relatarle, que contrastaba con el poderío prepotente con que habían transitado por la Mancha, solo un mes antes, las primeras tropas de Dupont... 

Manzanares era el último punto de enlace del ejército francés, antes de Sierra Morena, con lo que nuestro pueblo resultó, otra vez más, determinante en la preparación de la decisiva batalla de Bailen, mediante los numerosos y minuciosos informes, que nuestro alcalde mayor, Miret, enviaba al interventor general de La Mancha Juan de Modenés, y que, este, a su vez, transmitía a la tropa del General Castaños, punta de lanza del ejército español en Sierra Morena... En esos informes, como va de dicho, se especificaban con detalle el estado de las tropas francesas que iban a llegar a Sierra Morena... por lo que, aunque las divisiones de Barbou, Vedel y Gobert, que incrementaron el cuerpo de ejército francés en Sierra Morena, a primeros de julio de 1808, y que, unidas a las originales que habían viajado con Dupont a finales de Mayo, sumaban a priori la friolera de 20.000 soldados, lo cierto es que, en Sierra Morena, estaba diezmada en número de elementos reales, y los que quedaban se hallaban en pésimas condiciones físicas y morales, algo que supo, por esos informe, el General Castaños, días antes de la batalla de Bailen,. lo que le fue de gran valor, y resultó decisivo para la planificación y el resultado victorioso de aquella gloriosa batalla, inserta para siempre en la historia de España y en la de la guerra de la independencia contra el imperio napoleónico. Aparte de toda esa gran y utilísima información para Castaños, Miret, también promovió el alistamiento de bastantes lugareños manzagatos, que irían a nutrir las tropas españolas en Bailen, siendo Manzanares uno de los pueblos manchegos que más patriotas reclutó a esos efectos, refutando, una vez más, la mentirosa leyenda de colaboracionismo con los franceses, alimentada por vecinos envidiosos, tras el reconocimiento de Manzanares de La Mancha, por el Reino de España, como "Fidelísima villa", unos meses después...

Pero, mi querido plumilla, acaba D. Cosme su diserto, de esa batalla de Bailen, de la participación en ella de nuestros soldados manzagatos, y de su corolario final, con las vicisitudes vividas en Manzanares a su termino, que concluyeron con la capitulación de la tropa francesa que aun quedaba en nuestro castillo, hablaremos en otra crónica, pues esta ya fue de bastante y suficiente, para dejar constancia que nuestro pueblo fue decisivo en la primera derrota de Napoleón en Europa, sufrida en Bailen, pero propiciada por La Mancha, y muy principalmente, por la insigne y "Fidelísima villa" de Manzanares de La Mancha....