¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

miércoles, 1 de mayo de 2019

214). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: SOTOMAYOR….MANDO EN PLAZA.



Hemos conocido en relatos previos, inicia D. Cosme éste, como en 1799, en el año que llegó a Manzanares, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, que habría de ser máximo protagonista en la vida de nuestra villa, tuvo un comienzo complicado en su periplo como Párroco de Manzanares... El 29 de Diciembre de aquel 1799, Frey Don Pedro, quedaba reconfirmado oficialmente como primer pastor espiritual de Manzanares y, desde ese momento, se aplicó todavía más en el ejercicio de sus funciones, como tendremos ocasión de conocer en esta crónica que le estoy proponiendo. 

Ya supimos, sigue D. Cosme, que cuando Frey Sotomayor, durante su primer año en Manzanares, entendió nuestro carácter, utilizó su inteligencia natural y su determinación en lo que creía debía ser su acción pastoral, para conseguir lo máximo posible de sus objetivos y demandas, siempre bien fundamentadas en las leyes eclesiales y civiles. Su brillante y convincente discurso, articulado por él a lo que pedía nuestra psicología, le llevó a presentarse ante ese pueblo que le escuchaba, la feligresía, como el pastor de todos ellos, convenciéndoles que debían seguirle, por algo tan sencillo como que era la obligación de cualquier cristiano con su referente espiritual, la Santa Madre Iglesia, representada en su Parroquia, y en él como párroco. Este mensaje fue continuamente transmitido por Sotomayor en sus homilías y en toda conversación que hubiese lugar con cualquier paisano, incluidos dirigentes de la villa, tanto del Concejo como de la Encomienda,.. y, cuando comenzaba el siglo, en 1800, sigue D. Cosme, Sotomayor era ya el principal y auténtico líder de la villa de Manzanares.. pues había conseguido convencer a sus clases dirigentes de la supremacía de lo religioso sobre lo civil, en una sociedad cristiana. 

En definitiva, y como reza el encabezado que quiero darle a la crónica, continua D. Cosme, Sotomayor ejerció con “mando en Plaza” en Manzanares, durante toda su trayectoria vital en la villa, hasta que falleció, y no porque la Parroquia estuviese en la Plaza, que también, sino porque ese “arrastre” hacia su prédica, de feligresía y dirigencia, su determinación y porte eran los de un gran líder, algo necesario, además de útil para nuestra villa, en los convulsos momentos que iban a vivirse muy pronto al final de la primera década del siglo XIX tras la invasión francesa. 

Altar parroquial de la Asunción, siglo XIX.

También conocemos ya, continua D. Cosme, que Sotomayor se implicó, especialmente, en la atención y ayuda a los más menesterosos de Manzanares, y en relación con todo esto, se manifestó en aquel primer tiempo del Siglo XIX, el citado liderazgo y “mando en plaza” de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor de manera palmaria, y de lo que es un buen ejemplo lo que ahora voy a contarle. querido plumilla. 

Ya hemos sabido, en relatos precedentes, como D. Pedro consiguió que el Comendador de Manzanares, el Infante D. Antonio Pascual, incrementase en forma muy considerable las congruas que, a esos fines de ayuda a la mendicidad, destinaba la Encomienda a la Parroquía; del mismo modo que consiguió del Comendador aumentos significativos de las donaciones directas de la Encomienda a los más pobres… Aun así, las cantidades otorgadas a la parroquia, y ese aumento en las donaciones directas de la encomienda, eran, a ojos de Sotomayor, y de la realidad de los numerosos pobres de solemnidad existentes en Manzanares, manifiestamente insuficiente para cubrir las necesidades de una indigencia creciente en la villa por aquel tiempo, que se producía no porque nos estuviéramos empobreciendo como pueblo, sino todo lo contrario, eso sucedía, a causa de ser Manzanares un lugar de transito de caminos y, además, poseer ricos terrenos en su encomienda, lo que otorgaba, al que llegaba, una visión atractiva de nuestra villa, en la que veían mejores perspectivas que en ningún otro lugar próximo. De hecho, de los más de 300 pobres de solemnidad contabilizados en el pueblo por aquellas fechas, un número significativo eran forasteros que habían logrado burlar la aduana artificial que las autoridades de la villa habían establecido en el “puente de los pobres”, para evitar en lo posible ese incremento de indigentes. 

En este estado de la cuestión, continua D. Cosme, nuestro Pastor no quedó conforme con el Comendador, a pesar del incremento que había concedido a congruas parroquiales y donaciones directas a los pobres…. y, ni corto ni perezoso, y con la determinación que le caracterizaba, Frey Sotomayor, nada más empezar el Siglo XIX, a fecha de 14 de Enero de 1800, demandó judicialmente ante el Consejo de las Ordenes, al Comendador de Manzanares,, Infante D. Antonio Pascual quien, a la sazón, y procede no olvidarlo, era hermano del Rey. Cabe imaginar, ahora, prosigue D. Cosme, como quedaría de atónito y perplejo nuestro pueblo, y sus autoridades en particular, ante semejante decisión… ¡ni más ni menos que el Párroco contra el Comendador!; ciertamente una situación insólita para los tiempos, que debió caer como una bomba en Manzanares y, seguramente, en la Orden y en todo el Reino de España…
Nuestro Patrón, Nuestro Padre Jesús del Perdón, siglo XIX.

Frey Sotomayor, nombró abogado para el pleito en la persona de D. Manuel de Santurio y Garcia Sala, y como Procurador a D. Jose María Sanz, aunque fue visible en todo el proceso que, en la estrategia judicial, el pensamiento y argumentos de Sotomoyar estaban presentes, apostilla D: Cosme... Sus representantes legales, en las propuestas de inicio, argumentaron las tesis de Don Pedro, en base a lo numeroso y creciente del vecindario de la villa; en gran medida, a causa de gentes forasteras, que en muchas ocasiones, tenían muy pocos recursos o, simplemente, ninguno; lo que había determinado un número muy importante de indigentes, muchos de ellos sin techo bajo el que cobijarse. En este punto concreto, abogado y procurador, estuvieron muy hábiles, pues, utilizando los números y cifras que les había cedido Frey Sotomayor, era palmario y evidente que las nuevas congruas parroquiales, y también el incremento de donaciones directas de la encomienda a los pobres, resultaba de todo punto insuficiente … 

Los representantes de Sotomayor, continua Don Cosme, hablaron también de la carestía de los productos básicos de consumo, bastante mayor que en villas y lugares próximos, al ser Manzanares un lugar de transito muy populoso en la región, con una actividad comercial muy importante. Además de todo lo que eso conllevaba para el montante total de gastos, los representantes de Frey Sotomayor alegaron que la parroquia debía atender a frecuentes gastos directos de alimento y hospedaje a personajes eclesiásticos de la Orden de Calatrava, de otras Ordenes militares, del arzobispado, del clero de villas cercanas.. o bien de personalidades civiles que, por una u otra razón, transitasen por la villa de Manzanares, y tuviesen algún encuentro o trato con la parroquia. Por último, solicitaban un dinero adicional para que la Parroquia tuviese una:… “decente librería, compuesta de tratados de Teología Moral y dogmática” …que les permitiera consultar para ciertas cuestiones que planteaba la feligresía, además de poder impartir la doctrina cristiana con mayor fundamento…

Concluían, termina D. Cosme, solicitando al Tribunal que la congrua de 3.800 reales, se aumentase 12.000 reales más, y que se diesen otros 600 ducados, a repartir entre los tres tenientes de la parroquia, apostillando de manera convincente que no eran cantidades excesivas para la encomienda más rica de la zona, con una producción estimada de más de 40.000 ducados líquidos al año. El Tribunal, prosigue D. Cosme, compuesto por los magistrados Villagómez, Lerín y Pontero, admitió la demanda, y emplazó a personarse al apoderado general de la encomienda, D. Ignacio de Béjar, quien nombró procurador a D. Francisco Cipriano Ortega y abogado de su causa a D. Josef Baradat, quien sería sustituido enseguida por un famoso leguleyo de entonces, D. Antonio Cano Manuel… Estos representantes del Comendador, Infante D. Antonio Pascual, aportaron con prontitud certificaciones y supuestas pruebas, para intentar refutar los argumentos de Sotomayor, alegando que las rentas de la encomienda no eran tan elevadas como decía la representación del Párroco… y, en base al censo municipal, que la población de Manzanares no era tan grande como la que referían sus abogados, negando también la supuesta carestía en la villa de los productos básicos de consumo. Recordaron al Tribunal la buena vivienda que poseía el clero parroquial en la calle de las Trompas, precisando que, en lo tocante a la biblioteca solicitada, tampoco era necesaria, pues más allá de considerar suficiente la que en ese momento disponía la parroquia; ésta podía hacer uso de la biblioteca del Convento de los Padres Carmelitas. La respuesta de la representación legal de Sotomayor, fue contundente, expresiva y sin casi posibilidad de respuesta… De una parte, D. Manuel de Santurio, ofertó al tribunal los datos contables de la Orden Calatrava sobre nuestra encomienda, que la conferían el rango de más rica de la zona, en las cifras que Sotomayor había aportado al Tribunal. Además aportó datos comparativos de los precios de bienes de consumo, en Manzanares y villas próximas, que ratificaban la carestía de nuestra villa, respecto a otras cercanas... 

Por otro lado, el censo parroquial, que Sotomayor había elaborado personalmente visitando, una por una, todas las casas del Municipio, contabilizando. con el sumatorio de convivientes de cada una de ellas, la totalidad de los habitantes de la villa, de una manera mucho más completa y exacta, que la obtenida con el método que usaba el concejo para cuantificar su censo municipal, resultó a ojos del Tribunal mucho más convincente y verosímil. Además, sigue D. Cosme, Sotomayor pudo ofrecer al Tribunal la cifra real y exacta de indigentes, que conocía muy bien, y de primera mano, y que casi duplicaba la aportada por el Sr. Cano Manuel. 

En definitiva, según el exhaustivo censo parroquial, y el número de indigentes, la cifra total de habitantes de Manzanares era algo mayor de 8000, lo que contrastaba de manera significativa con los algo más de 6.000 que contabilizaba el Concejo. Ciertamente, 2000 habitantes de diferencia eran muchos…y cuando el Tribunal valoró la minuciosidad expresiva de los datos del Censo Parroquial, y el número significativamente grande de mendigos a atender por la parroquia, su opinión empezó a decantarse a favor de las tesis de Sotomayor en cuanto a la precisión de aumentar las congruas, a pesar de los numerosos testimonios de diferentes personalidades del Ayuntamiento y de la encomienda, que avalaron de manera mucho menos clara y concluyente los argumentos del Comendador,

Así las cosas, y la cuestión, el 19 de Mayo de 1801, el Procurador General del Consejo de las Ordenes, informó a favor de la demanda de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor. Declarando el anteriormente citado Procurador General que:….“es bueno que el Párroco este congruentemente pagado”… y admitiendo, luego, la casi totalidad de lo solicitado por D. Pedro, dejando establecida la congrua parroquial de la encomienda en 15.000 reales.. El fiscal aceptó esta propuesta y, de esa manera, el Consejo de Ordenes, a fecha de 22 de Junio de 1801, dictó sentencia de conformidad a la propuesta antedicha, declarando, el 11 de Julio de 1801, el pleito como “cosa juzgada”

Y deje aquí concluida, mi querido plumilla, la presente crónica, comenta Don Cosme,.. qué habrá servido a sus lectores, y al mundo entero, para apreciar como se las gastaba y como ejercía “mando en plaza” en Manzanares, su insigne Párroco, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, quien fue capaz de hacer frente, y ganarle la partida, a todo un Comendador, que para más datos, era hermano del Rey de España…Aquella frase calderoniana…”del Rey abajo, ninguno”, se hizo realidad, una vez más, en la magnífica y nunca bien ponderada villa de Manzanares de la Mancha, por mor de su no menos admirable y determinado párroco D: Pedro Alvarez de Sotomayor…



213). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UN CASTILLO CAMBIANTE... POR UN SIGLO TRANSFORMADOR.

“El Castillo de Manzanares, de terraplén las murallas, de dos varas y media de grueso; con foso alrededor, cerca y barbacana, dos cubos en las esquinas del Septentrión y Poniente, y una torre del Homenaje al medio día en sitio eminente”…

Así, tal como lo había descrito el cura Francisco Camacho y Zarrascón para las “Descripciones del Cardenal Lorenzana” en 1789; comienza D. Cosme el relato, era como estaba el Castillo de Manzanares, y como lo veían, nuestros paisanos de aquellos primeros años del siglo XIX, solo once años después de esa descripción…. y por eso hablamos de él ahora, aunque decimos en el enunciado de la crónica, sigue D. Cosme, que el castllo fue cambiante en ese siglo, porque sin duda, a lo largo de esa centuria, cambió de aspecto y funciones más que nunca, y de manera sucesiva, de lo que lo había hecho en sus seis siglos de historia... 

Sin embargo, prosigue D. Cosme, al principio de ese siglo XIX que comenzaba, no había cambiado prácticamente nada desde hacia mucho tiempo; de tal manera, que el castillo, así descrito por el cura Camacho, lucia en su configuración externa casi igual que cuando fue construido, por lo que mantenía ese imponente aspecto que dominaba la vega del Azuer en la proximidad de Manzanares. Y ese hermoso castillo, sigue lírico y grandilocuente D. Cosme, en toda la España entera, era por aquel entonces la única fortaleza medieval en pie, hecha a base de Terraplén, mostrando una vez más la exclusividad de este pueblo exclusivo.: De tal forma es la cosa, sigue D. Cosme, que en las paredes de nuestra fortaleza, como en cualquier otra pared hecha de terraplén, se perciben en su superficie las líneas de adosamiento de los tapiales… que se fabricaban, y aun se fabrican, siguiendo un procedimiento ancestral, a base de tierra arcillosa húmeda, compactaba a golpes de un elemento, conocido como pisón, en un encofrado de madera, que concedía al tapial resultante su forma rectangular, al espesor predeterminado por el molde de madera… 

Estos moldes, sigue D. Cosme, se colocaban uno al lado del otro, en horizontal y, cuando alcanzaban la largura deseada para la pared, se continuaba la siguiente fila, encima de la recién concluida, hasta completar en altura la edificación.. El barro compactado secaba al sol, y una vez que la muralla quedaba levantada, sus puertas, ventanas, almenado, etc, se abrían y moldeaban a cincel…Los tapiales de nuestro castillo quedaron cimentados sobre un zócalo de cal y canto.. Y esa fortaleza, sigue D. Cosme, aunque evolucionada, hacía tiempo, como va de sabido, a funciones de Casa de Encomienda; es decir, almacenaje de productos de los diezmos y trabajos administrativos para su control financiero, estando, por eso mismo, la mayoría de sus estancias, cuartos y bodegas, (destacando una que llegó a tener ciento treinta y seis tinajas con capacidad para 7.000 arrobas de vino), .dedicadas a esas tareas, todavía conservaba alguna función militar a comienzos del Siglo XIX, concretamente la de cuartel de un regimiento del cuerpo real de carabineros; que compartían vida y estancia, allí, en el castillo, a comienzos del XIX, con dirigentes de la encomienda, como el Administrador y sus colaboradores… 

El castillo, tal como se veía en 1912.

El Castillo de Manzanares, ya lo sabemos de sobra!!, dice D. Cosme, es una magnífica fortaleza calatrava, a cánones del estilo de construcción cisterciense, en casi todos sus espacios y estancias, donde son apreciables, espléndidas arcadas ojivales y perfectas crucerías góticas, propias de las construcciones antedichas. Hasta la guerra de la Independencia, pues, el castillo calatravo de la villa de Manzanares, en esos primeros años del XIX, enseñoreaba el pequeño altozano de Pîlas Horras, al sur de la villa, como lo había hecho desde su construcción, y básicamente sin cambios en su aspecto exterior, destacando en el horizonte su magnífica Torre del Homenaje…

 Su puerta principal, en la fachada norte y mirando al centro urbano de la villa, era descrita como: “de clavazón copeado, con un postigo pequeño”… "un puente de piedra, permitía cruzar el foso hasta el citado portón”… y es que, efectivamente, sigue D.. Cosme, la fortaleza estaba, todavía, en esos comienzos del XIX, circundada en todo su perímetro por un foso inundable; que separaba la Plaza del Castillo de las murallas externas del mismo.. unas murallas de dos metros y medio de espesor y de unos 6 m de alto. que son descritas también a primeros del siglo XIX, como: “barrera de tapiales asaetados, con sus pretiles y almenas” ... de inequívoco carácter militar, que estaban coronadas por un “paso de ronda”, que permitía a la guardia tener a la vista todo el entorno próximo en las rondas de vigilancia”…”En la parte externa y superior del citado paso de ronda, como le he dicho, sigue D. Cosme, se “abrían” un total de treinta y seis almenas, con sus correspondientes saeteras… 

Esta primera defensa adelantada o barbacana, daba acceso a un segundo recinto interior, de planta cuadrada, de mayor altura y dividido en tres patios., conocidos como: primero, segundo y el de la transpuerta, aludiendo a que este último, tenía otra puerta en la muralla meridional del castillo, que daba a una era de las que circundaban el castillo en esa fachada sur. Los patios del castillo, continua D. Cosme, tenían en aquel primer tiempo del Siglo XIX, corredores altos y bajos columnados.. El primer patio, tenía un sótano, seguramente usado como almacén o bodega, y estaban habilitadas en él cuatro garitas…Adyacente a su pared poniente se erguía la Torre del Homenaje del castillo, que quedaba frente a la puerta principal… Esta Torre del Homenaje tenía una escalera interior al muro, que recorría sus paredes hasta alcanzar la parte más alta de la misma, donde se constituía una terraza o “patio de armas”... 

Esquema general del Castillo de Manzanares

Los departamentos y estancias de la Torre eran de carácter militar…. Tras el primer patio, se accedía al núcleo central del encastamiento, configurado en torno a un segundo gran patio, el principal del castillo, que tenía un amurallamiento propio y una escalera que ascendía hasta su “paso de ronda”, que permitía a los guardias recorrer y vigilar todo su contorno. En este patio principal, sigue D. Cosme, existía un horno de pan y un pozo con brocal, para el suministro básico de comida y agua a los moradores de la Fortaleza....En su suelo tenía unas compuertas de acceso a una mazmorra subterránea, que volvería a ser muy utilizada, tristemente, en tiempos de la Guerra de la Independencia, como cárcel de patriotas que, por desgracia para ellos, eran casi siempre ajusticiados por ahorcamiento o garrote vil en el mismo patio central del Castillo... Alrededor de este patio, y separados de su centro por sendos corredores, superior e inferior, se encontraban dispuestas las zonas vivideras de los habitantes de la fortaleza... En el piso alto, sigue D. Cosme, quedaba una capilla con techo de media naranja, y en el piso bajo había caballerizas, graneros, despensas y pajares. “Por último, existía un tercer patio, en torno al que se constituía un grupo de estancias dedicadas al almacenaje y elaboración de productos de la agricultura, cuartos de estabulamiento y de intendencia, conteniendo, en concreto, una casa bodega, que llegó a tener ciento treinta y seis tinajas con capacidad para 7.000 arrobas de vino, dos lagares, dos establos o caballerizas y otro pozo, dedicado al servicio de estas dependencias... 


Pero ese aspecto del Castillo y sus funciones, sigue D. Cosme, cambiarían bruscamente, antes que se cumpliese la primera década de ese siglo XIX, al momento de la invasión francesa y la subsecuente guerra de la independencia, pues la ciudad de Manzanares se convirtió en la capital de la provincia de La Mancha, bajo el gobierno de José Bonaparte I, el inefable “Pepe Botella”, hermano del Emperador francés Napoleón...e, inevitablemente, sigue D. Cosme, y dado que en el castillo se estableció la sede del Gobierno militar de la región, los cambios fueron intensos y muy manifiestos en la fortaleza, que retomó el carácter casi totalmente militar de sus orígenes más remotos. Durante esa guerra de la independencia, como luego veremos en relatos sucesivos, el castillo fue fortificado por los galos, que utilizaron materiales de inmuebles cercanos. A lo largo de la citada contienda, el castillo vivió en su interior un constante paso de tropas de uno y otro bando, dando lugar a numerosos episodios dignos de ser contados en crónicas que habrán de llegar, querido reportero, para trabajo de su pluma, y contento de sus lectores, apostilla D.Cosme… 

Acabó la guerra contra el francés, y de las escasas cosas que no cambiaron en relación al castillo se Manzanares, una fue la de nuestro Comendador, el Infante D Antonio Pascual de Borbón, que se mantuvo en el puesto hasta 1817 en que falleció. Después, en los tiempos convulsos que vivió la política española, inmersa en guerras en y disputas entre distintas maneras de gobernarnos como pueblo, el Castillo y su encomienda, quedarían a cargo directo de Fernando VII y luego de la Regente María Cristina, que quiso dejarlo para el patrimonio personal de su hija, Isabel II, aunque esto ya no llegó a materializarse... Lo que si se mantuvo en el tiempo posterior a la salida de los galos del territorio hispánico, sigue grandilocuente D. Cosme, fue el carácter militar de nuestro castillo, pues, como va de dicho, pasada la guerra de independencia, llegarían guerras civiles entre liberales y carlistas. En ese estado de cosas, continua D. Cosme, y en la que fue la primera de estas guerras, la fortaleza de Manzanares fue Cuartel del ejercito liberal (Cristino o isabelino, que de los dos modos se le conocía). Existió un momento crítico en que los carlistas se aproximaron a Manzanares, pero cuando ya se atisbaba el conflicto armado en la villa y en el castillo, el ejercito carlista cambió su rumbo, sin pasar por Manzanares.. quizá, fabula D. Cosme, recordando aquel episodio histórico del siglo XVI que nos valió el titulo de “leal villa”, cuando los Comuneros quedaron intimidados por la majestuosa presencia de nuestra fortaleza, huyendo despavoridos…Sea como fuese, lo cierto es que ese fue el último episodio, más o menos épico, atribuible a la historia de este castillo único de Manzanares, pues luego los conflictos entre liberales y carlistas, no afectaron a nuestro castillo de manera significativa, que más allá de los cambios en sus pobladores, mantuvo el carácter militar, con escasa actividad de las que son propias de Casa de Encomienda. 

Al terminar aquel conflicto civil, el Gobierno español, confirió al primigenio inmueble de Manzanares, sigue D. Cosme, la naturaleza de cuartel local de la recién creada Guardia Civil, De tal modo que, el Castillo, se constituyó, así, en el primer cuartel del benemérito Instituto en Manzanares, algo que se mantuvo durante los veinte años siguientes, entre 1844 y 1864. Un año antes, continua D. Cosme, en 1863, se eliminaron las almenas que coronaban sus murallas, lo que le comento, por que, sin gran importancia histórica, si que le quitó al castillo mucho de su imponente aspecto militar, siendo el heraldo de una nueva y drástica transformación del aspecto, carácter y funciones del Castillo de Manzanares Y es que, continua D. Cosme, por entonces ya llegó para nuestro castillo de Manzanares el momento de serle aplicado, en toda su magnitud y consecuencias, la desamortización de Mendizabal, proceso que resultó trágico para muchas cosas del Patrimonio histórico de España,.. algo que, sin duda, también es aplicable a nuestro castillo, pues, ciertamente, las consecuencias de ese proceso resultaron ser trágicas para nuestro primer inmueble… 

El castillo, como elemento patrimonial previo de la Orden Religioso-Militar de Calatrava, fue subastado, y dejó de ser morada de la Guardia Civil, siendo repartidos sus terrenos, entre dos familias principales del pueblo, los Mulleras y los Garcia Noblejas, que habían resultado ganadores en la puja de la citada subasta. Una vez más, el Castillo y su entorno, se transforman de nuevo, perdiendo su carácter militar y administrativo, y convirtiéndose en una serie de elementos domésticos, casas de labor y de particulares, que taparon sus murallas, dejando engullida, y fuera de vista, la espléndida imagen que desde siempre había enseñoreado ese altozano histórico de Pilas Horras, donde se originó la enorme y gran historia de este magnífico pueblo de Manzanares.. Solo la emergente imagen de la Torre del Homenaje, se lamenta D. Cosme, deja huella, hoy, en este 1912, de aquella gran fortaleza que nos dio origen como pueblo, 

De usted, por tanto, mi querido reportero, fin a este relato, que ha servido para dar cuenta a sus lectores, de cómo era nuestro castillo a primeros del Siglo XIX, y de los cambios sucesivos que fue sufriendo a lo largo de ese siglo decimonónico, transformador de tantas y tantas cosas…Esperemos, que el sentido común e histórico, genere algún día un nuevo cambio de rumbo, en este siglo XX en el que ya estamos inmersos, y que ese cambio sea capaz de lograr que este pueblo recupere para siempre el Castillo que le dio nombre y origen, concluye D. Cosme, enfático, la crónica….