Hemos conocido en
relatos previos, inicia D. Cosme éste, como en 1799, en el año que llegó a
Manzanares, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, que habría de ser máximo
protagonista en la vida de nuestra villa, tuvo un comienzo complicado en su
periplo como Párroco de Manzanares... El 29 de Diciembre de aquel 1799, Frey
Don Pedro, quedaba reconfirmado oficialmente como primer pastor espiritual de
Manzanares y, desde ese momento, se aplicó todavía más en el ejercicio de sus
funciones, como tendremos ocasión de conocer en esta crónica que le estoy
proponiendo.
Ya supimos, sigue D. Cosme, que cuando Frey Sotomayor, durante su
primer año en Manzanares, entendió nuestro carácter, utilizó su inteligencia
natural y su determinación en lo que creía debía ser su acción pastoral, para
conseguir lo máximo posible de sus objetivos y demandas, siempre bien
fundamentadas en las leyes eclesiales y civiles. Su brillante y convincente
discurso, articulado por él a lo que pedía nuestra psicología, le llevó a
presentarse ante ese pueblo que le escuchaba, la feligresía, como el pastor de
todos ellos, convenciéndoles que debían seguirle, por algo tan sencillo como
que era la obligación de cualquier cristiano con su referente espiritual, la
Santa Madre Iglesia, representada en su Parroquia, y en él como párroco. Este
mensaje fue continuamente transmitido por Sotomayor en sus homilías y en toda
conversación que hubiese lugar con cualquier paisano, incluidos dirigentes de
la villa, tanto del Concejo como de la Encomienda,.. y, cuando comenzaba el
siglo, en 1800, sigue D. Cosme, Sotomayor era ya el principal y auténtico líder
de la villa de Manzanares.. pues había conseguido convencer a sus clases
dirigentes de la supremacía de lo religioso sobre lo civil, en una sociedad
cristiana.
En definitiva, y como reza el encabezado que quiero darle a la
crónica, continua D. Cosme, Sotomayor ejerció con “mando en Plaza” en
Manzanares, durante toda su trayectoria vital en la villa, hasta que falleció,
y no porque la Parroquia estuviese en la Plaza, que también, sino porque ese
“arrastre” hacia su prédica, de feligresía y dirigencia, su determinación y
porte eran los de un gran líder, algo necesario, además de útil para nuestra
villa, en los convulsos momentos que iban a vivirse muy pronto al final de la
primera década del siglo XIX tras la invasión francesa.
Altar parroquial de la Asunción, siglo XIX. |
También conocemos ya,
continua D. Cosme, que Sotomayor se implicó, especialmente, en la atención y
ayuda a los más menesterosos de Manzanares, y en relación con todo esto, se
manifestó en aquel primer tiempo del Siglo XIX, el citado liderazgo y “mando en
plaza” de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor de manera palmaria, y de lo que es
un buen ejemplo lo que ahora voy a contarle. querido plumilla.
Ya hemos sabido,
en relatos precedentes, como D. Pedro consiguió que el Comendador de
Manzanares, el Infante D. Antonio Pascual, incrementase en forma muy
considerable las congruas que, a esos fines de ayuda a la mendicidad, destinaba
la Encomienda a la Parroquía; del mismo modo que consiguió del Comendador
aumentos significativos de las donaciones directas de la Encomienda a los más
pobres… Aun así, las cantidades otorgadas a la parroquia, y ese aumento en las
donaciones directas de la encomienda, eran, a ojos de Sotomayor, y de la
realidad de los numerosos pobres de solemnidad existentes en Manzanares,
manifiestamente insuficiente para cubrir las necesidades de una indigencia
creciente en la villa por aquel tiempo, que se producía no porque nos
estuviéramos empobreciendo como pueblo, sino todo lo contrario, eso sucedía, a
causa de ser Manzanares un lugar de transito de caminos y, además, poseer ricos
terrenos en su encomienda, lo que otorgaba, al que llegaba, una visión
atractiva de nuestra villa, en la que veían mejores perspectivas que en ningún
otro lugar próximo. De hecho, de los más de 300 pobres de solemnidad
contabilizados en el pueblo por aquellas fechas, un número significativo eran
forasteros que habían logrado burlar la aduana artificial que las autoridades
de la villa habían establecido en el “puente de los pobres”, para evitar en lo
posible ese incremento de indigentes.
En este estado de la cuestión, continua
D. Cosme, nuestro Pastor no quedó conforme con el Comendador, a pesar del
incremento que había concedido a congruas parroquiales y donaciones directas a
los pobres…. y, ni corto ni perezoso, y con la determinación que le
caracterizaba, Frey Sotomayor, nada más empezar el Siglo XIX, a fecha de 14 de
Enero de 1800, demandó judicialmente ante el Consejo de las Ordenes, al
Comendador de Manzanares,, Infante D. Antonio Pascual quien, a la sazón, y
procede no olvidarlo, era hermano del Rey. Cabe imaginar, ahora, prosigue D.
Cosme, como quedaría de atónito y perplejo nuestro pueblo, y sus autoridades en
particular, ante semejante decisión… ¡ni más ni menos que el Párroco contra el
Comendador!; ciertamente una situación insólita para los tiempos, que debió
caer como una bomba en Manzanares y, seguramente, en la Orden y en todo el
Reino de España…
Nuestro Patrón, Nuestro Padre Jesús del Perdón, siglo XIX. |
Frey Sotomayor, nombró abogado para el pleito en la persona de
D. Manuel de Santurio y Garcia Sala, y como Procurador a D. Jose María Sanz,
aunque fue visible en todo el proceso que, en la estrategia judicial, el
pensamiento y argumentos de Sotomoyar estaban presentes, apostilla D: Cosme... Sus
representantes legales, en las propuestas de inicio, argumentaron las tesis de
Don Pedro, en base a lo numeroso y creciente del vecindario de la villa; en
gran medida, a causa de gentes forasteras, que en muchas ocasiones, tenían muy
pocos recursos o, simplemente, ninguno; lo que había determinado un número muy
importante de indigentes, muchos de ellos sin techo bajo el que cobijarse. En
este punto concreto, abogado y procurador, estuvieron muy hábiles, pues,
utilizando los números y cifras que les había cedido Frey Sotomayor, era
palmario y evidente que las nuevas congruas parroquiales, y también el
incremento de donaciones directas de la encomienda a los pobres, resultaba de
todo punto insuficiente …
Los representantes de Sotomayor, continua Don Cosme,
hablaron también de la carestía de los productos básicos de consumo, bastante
mayor que en villas y lugares próximos, al ser Manzanares un lugar de transito
muy populoso en la región, con una actividad comercial muy importante. Además
de todo lo que eso conllevaba para el montante total de gastos, los
representantes de Frey Sotomayor alegaron que la parroquia debía atender a
frecuentes gastos directos de alimento y hospedaje a personajes eclesiásticos
de la Orden de Calatrava, de otras Ordenes militares, del arzobispado, del
clero de villas cercanas.. o bien de personalidades civiles que, por una u otra
razón, transitasen por la villa de Manzanares, y tuviesen algún encuentro o
trato con la parroquia. Por último, solicitaban un dinero adicional para que la
Parroquia tuviese una:… “decente librería, compuesta de tratados de Teología
Moral y dogmática” …que les permitiera consultar para ciertas cuestiones que
planteaba la feligresía, además de poder impartir la doctrina cristiana con
mayor fundamento…
Concluían, termina D. Cosme, solicitando al Tribunal que la
congrua de 3.800 reales, se aumentase 12.000 reales más, y que se diesen otros
600 ducados, a repartir entre los tres tenientes de la parroquia, apostillando
de manera convincente que no eran cantidades excesivas para la encomienda más
rica de la zona, con una producción estimada de más de 40.000 ducados líquidos
al año. El Tribunal, prosigue D. Cosme, compuesto por los magistrados
Villagómez, Lerín y Pontero, admitió la demanda, y emplazó a personarse al
apoderado general de la encomienda, D. Ignacio de Béjar, quien nombró
procurador a D. Francisco Cipriano Ortega y abogado de su causa a D. Josef
Baradat, quien sería sustituido enseguida por un famoso leguleyo de entonces,
D. Antonio Cano Manuel… Estos representantes del Comendador, Infante D. Antonio
Pascual, aportaron con prontitud certificaciones y supuestas pruebas, para
intentar refutar los argumentos de Sotomayor, alegando que las rentas de la
encomienda no eran tan elevadas como decía la representación del Párroco… y, en
base al censo municipal, que la población de Manzanares no era tan grande como
la que referían sus abogados, negando también la supuesta carestía en la villa
de los productos básicos de consumo. Recordaron al Tribunal la buena vivienda
que poseía el clero parroquial en la calle de las Trompas, precisando que, en
lo tocante a la biblioteca solicitada, tampoco era necesaria, pues más allá de
considerar suficiente la que en ese momento disponía la parroquia; ésta podía
hacer uso de la biblioteca del Convento de los Padres Carmelitas. La respuesta
de la representación legal de Sotomayor, fue contundente, expresiva y sin casi
posibilidad de respuesta… De una parte, D. Manuel de Santurio, ofertó al
tribunal los datos contables de la Orden Calatrava sobre nuestra encomienda,
que la conferían el rango de más rica de la zona, en las cifras que Sotomayor
había aportado al Tribunal. Además aportó datos comparativos de los precios de
bienes de consumo, en Manzanares y villas próximas, que ratificaban la carestía
de nuestra villa, respecto a otras cercanas...
Por otro lado, el censo
parroquial, que Sotomayor había elaborado personalmente visitando, una por una,
todas las casas del Municipio, contabilizando. con el sumatorio de convivientes
de cada una de ellas, la totalidad de los habitantes de la villa, de una manera
mucho más completa y exacta, que la obtenida con el método que usaba el concejo
para cuantificar su censo municipal, resultó a ojos del Tribunal mucho más
convincente y verosímil. Además, sigue D. Cosme, Sotomayor pudo ofrecer al
Tribunal la cifra real y exacta de indigentes, que conocía muy bien, y de
primera mano, y que casi duplicaba la aportada por el Sr. Cano Manuel.
En
definitiva, según el exhaustivo censo parroquial, y el número de indigentes, la
cifra total de habitantes de Manzanares era algo mayor de 8000, lo que
contrastaba de manera significativa con los algo más de 6.000 que contabilizaba
el Concejo. Ciertamente, 2000 habitantes de diferencia eran muchos…y cuando el
Tribunal valoró la minuciosidad expresiva de los datos del Censo Parroquial, y
el número significativamente grande de mendigos a atender por la parroquia, su
opinión empezó a decantarse a favor de las tesis de Sotomayor en cuanto a la
precisión de aumentar las congruas, a pesar de los numerosos testimonios de
diferentes personalidades del Ayuntamiento y de la encomienda, que avalaron de
manera mucho menos clara y concluyente los argumentos del Comendador,
Así las
cosas, y la cuestión, el 19 de Mayo de 1801, el Procurador General del Consejo
de las Ordenes, informó a favor de la demanda de Frey D. Pedro Alvarez de
Sotomayor. Declarando el anteriormente citado Procurador General que:….“es
bueno que el Párroco este congruentemente pagado”… y admitiendo, luego, la casi
totalidad de lo solicitado por D. Pedro, dejando establecida la congrua
parroquial de la encomienda en 15.000 reales.. El fiscal aceptó esta propuesta
y, de esa manera, el Consejo de Ordenes, a fecha de 22 de Junio de 1801, dictó
sentencia de conformidad a la propuesta antedicha, declarando, el 11 de Julio
de 1801, el pleito como “cosa juzgada”
Y deje aquí concluida, mi querido plumilla, la presente crónica, comenta Don
Cosme,.. qué habrá servido a sus lectores, y al mundo entero, para apreciar
como se las gastaba y como ejercía “mando en plaza” en Manzanares, su insigne
Párroco, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, quien fue capaz de hacer frente, y
ganarle la partida, a todo un Comendador, que para más datos, era hermano del
Rey de España…Aquella frase calderoniana…”del Rey abajo, ninguno”, se hizo
realidad, una vez más, en la magnífica y nunca bien ponderada villa de
Manzanares de la Mancha, por mor de su no menos admirable y determinado párroco
D: Pedro Alvarez de Sotomayor…
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