¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

domingo, 6 de diciembre de 2020

283). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912; LA GUERRILLA INQUIETA A FRANCIA.

Han quedado apuntados en la anterior crónica, comenta D. Cosme al comenzar esta, algo de la personalidad y primeros tiempos en Manzanares del nuevo Gobernador de La Mancha, General Lorge… Nada más establecerse en nuestro pueblo, y a pesar de la realidad de unas guerrillas que cada día provocaban más incidentes, Lorge intentaba mostrar a sus regidores un buen control de la situación regional. 

 Por ejemplo, el 9 de julio de 1810, un mes después de su llegada, escribía a Madrid que "la provincia ocupada por él gozaba de tranquilidad"...sin embargo, en esa misma nota, dejaba vislumbrar que eso distaba de ser cierto, cuando, añadía:... "habiéndose anunciado la presencia de un cuerpo español al mando de Chavarria hacia El Bonillo, concentraba sus tropas en Manzanares para marchar sobre él", quejándose, indirectamente, no disponer aún en Manzanares de las prometidas tropas antiguerrilleras de Lahoussaye… y, quizá, esa falta de tropa fue el motivo por el que, finalmente, Lorge no realizó esa anunciada expedición de reconocimiento al área del Bonillo, temiendo dejar muy desguarnecido a Manzanares y al Camino Real de Andalucía. De hecho, el gobernador prefirió visitar en aquel mes de julio, Almagro, Ciudad Real y otras villas importantes, para tomar conciencia directa de la verdadera y difícil situación de la Provincia de La Mancha.. 

Mientras tanto, y durante ese mes de julio de 1810, era palpable entre las autoridades galas de la villa, Lorge incluido, una preocupación creciente por la falta de efectivos militares en Manzanares, al tiempo que la actividad de la guerrilla continuaba sin freno. Todo eso, por supuesto, no pasó en absoluto inadvertido a ojos y percepción de Frey Sotomayor y nuestra Junta Local de Gobierno que, por primera vez desde la ocupación francesa de Manzanares, tras el fiasco de Ocaña, percibieron ciertos rasgos de inquietud y debilidad en los jerifaltes del enemigo… algo, ciertamente, parecía estar cambiando, y D. Pedro y otros paisanos que tertuliaban habitualmente con la dirigencia gala de la villa, agudizaron sus ojos y oídos para comprobar el estado de ánimo de los invasores y, a ser posible, lograr alguna información sensible,.. Ya supondrá usted que nuestro párroco, máximo experto en esas lides, fue quien más cargo se hizo del estado de preocupación de los galos, aunque, obviamente, era muy consciente que la fortaleza francesa era, todavía, mucho mayor que la española en aquel verano de 1810, y que había que ser, por tanto, muy prudentes en los comentarios que se hiciesen sobre este estado de cosas, a efectos que los invasores no pudiesen sospechar una excesiva animadversión o, peor aún, que alguien intentaba, desde el pueblo, algo contra ellos... 

Los franceses de Manzanares, continua diciéndome D. Cosme, estaban, ciertamente, inquietos ante su falta de control de las guerrillas manchegas… eso era palpable en cualquier conversación que mantenían sobre la marcha de la guerra y, aunque sostenían, ante quien quisiera oírlo, o ante quien ellos entendían que debía escucharlo en el pueblo, (sobre todo la gente afrancesada de Manzanares, y la Junta local de gobierno), el optimista argumento que la toma de Cádiz estaba al caer y, con ella, el fin de la guerra, la verdad es que sus interlocutores manzagatos se daban cada vez más cuenta que las cosas no iban por esos derroteros. En los círculos masónicos del pueblo, que D. Pedro tenía bien controlados, no era infrecuente que se comentase la creciente actividad de la guerrilla y su falta de control. La anhelada división Lahoussaye no acababa de llegar y la prepotencia habitual de los galos, anunciando, Lorge, represalias en las villas de los guerrilleros que fueran detenidos, no parecían servir de intimidación a las gentes comunes, más bien eran fuente de rebeldía ... 

Los franceses, continua D. Cosme, no parecían conocer bien el Quijote de la Mancha…y, por tanto, no interpretaban que el espíritu hidalgo de Alonso Quijano, anidaba en la mayoría de las gentes de Manzanares, con mucha más fuerza y veracidad, que los valores de libertad, igualdad y fraternidad que proclamaban nuestros invasores, pero que no practicaban en modo alguno con nuestras gentes. La sencilla, pero hidalga gente de La Mancha, prosigue, grandilocuente, D. Cosme, si algo llevaba mal, era la injusticia y la maldad impositiva y prepotente con la que actuaban los galos cuando se veían en cierta dificultad… Esa actitud de los galos, más bien, era fuente de irritación para los españoles y, en particular, para los paisanos de la gente ajusticiada.. Manzanares tuvo la desgracia, durante los 30 meses que duró la ocupación francesa de La Mancha, de acoger en las mazmorras de nuestro castillo a la gran mayoría de esos guerrilleros manchegos apresados, que luego eran fusilados en sus patios.. fuimos, tristemente, conocidos, por ello, como el "matadero de la Mancha"… 

En el estio de 1810, fueron muchos los ajusticiados en Manzanares.., durante aquel verano, aunque el nuevo gobernador parecía, a los ojos del paisanaje, algo mejor persona que su antecesor Darmagnac, lo cierto es que la evidencia del aumento de ajusticiados, y sus amenazas al personal civil, emanadas de su creciente nerviosismo y la debilidad de sus fuerzas locales, incrementaron la animosidad de los manchegos hacia su figura…y, menos mal, que Frey D. Pêdro Sotomayor, siempre alerta en la defensa de la seguridad de los Manzanareños, al tener constancia de los edictos amenazadores de Lorge contra la población civil de cualquier pueblo en que hubiese nacido algún guerrillero detenido… casi con total seguridad, acudió, presto, a recordarle a Lorge, que no debía intentar nada contra los civiles del pueblo, tras el pacto mutuo de no agresión que él había establecido de palabra con el general Sebastiani…

Boceto de la Ermita de la Veracruz.

Y suponemos que esto fue asi, que existió esa intermediación de Sotomayor, -prosigue D. Cosme- porque, efectivamente, el gobernador Lorge no represalió a ningún civil del pueblo, en respuesta a las acciones de guerrilleros nacidos en Manzanares, que fueron detenidos en aquel tiempo… algo que, por desgracia, si que les sucedió a civiles de otras villas, que no tuvieron la suerte de contar con un líder tan inteligente y comprometido como D. Pedro Alvarez de Sotomayor… El ejemplo más claro de lo que le comento, fue la ausencia de represalias en el pueblo, cuando el día 5 de Agosto de 1810, justo al día siguiente de llegar, por fin, a Manzanares la deseada División de Lahoussaye, se ajustició en nuestro castillo a dos guerrilleros manchegos que operaban al norte de Manzanares, en el área de Villarta, Villarrubia y Herencia… y que habían sido detenidos tras participar en una emboscada contra una brigada de militares galos…Uno de esos dos guerrilleros, Manuel García Calvillo, era nacido en Herencia, pero el otro, que respondía por Alfonso Eugena Martin, era natural de Manzanares. De este paisano, con solo 19 años cuando murió ajusticiado, continua D. Cosme, conocemos poco de sus acciones guerrilleras, solo nos consta la fecha de su fusilamiento, el día 5 de agosto de 1810,…condenado, como el herenciano, por ser “brigands” (apelativo que daban los galos a nuestros guerrilleros)… 

El mismo Gobernador, Lorge, informaba, cuatro días después, el 9 de Agosto de 1810, de esos fusilamientos, al general Daultanne, del Estado Mayor francés en Madrid. De la historia particular en Manzanares de Alfonso Eugena Martín, y de su familia, querido plumilla, si que le puedo dar algunos datos más… extraidos de lo que consta en nuestros archivos parroquiales.. Formaba parte de una familia de campesinos, asentada en Manzanares hacía tiempo, pues, al menos, su abuelo y su padre fueron arrendatarios de tierras del Concejo. Era hijo de Alfonso Eugena Cano y de Isabel Martín Maldonado, ambos naturales de Manzanares… y, según está escrito en los registros parroquiales, nació el 28 de marzo de 1791, siendo bautizado por D. Manuel Ruiz Constantino, cura teniente de la parroquial, siendo los padrinos sus dos tíos, Francisco y Ventura Eugena. Fue el único varón de su familia, y tenía tres hermanas, María Catalina, María Teresa y Ana María… Siendo muy joven, casi un adolescente, al inicio de la guerra, ya marchó del pueblo, para enrolarse en la guerrilla y, seguramente, su familia tuvo pocas noticias de él, hasta el momento de su fusilamiento… Podrá usted comprender, querido plumilla, prosigue D. Cosme, que el nuevo gobernador de La Mancha, general Lorge, tras el ajusticiamiento de nuestro joven paisano, Alfonso Eugena Martín, se hizo muy impopular en Manzanares y que, nuestra gente, no estaba para entrar en consideraciones positivas hacía Lorge, por el hecho que, este, no represaliase a nadie más de su familia o del pueblo…pero, desde luego, esa misma gente, todo el pueblo de Manzanares, si que tuvo bien claro que quien lo evitó, una vez más, fue su egregio y nunca bien ponderado Pastor, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor…

Creo, pues, mi querido reportero, que es llegado el tiempo de cerrar pluma y tintero, dando fin a esta crónica… que ha pretendido mostrar los primeros signos de inquietud y debilidad gala en La Mancha, tras su ocupación, al final de 1809…y que ha servido, también, para relatar el segundo ajusticiamiento de un paisano de Manzanares.. y otro nuevo acto de servicio, impagable, a su feligresía.. de Don Pedro Alvarez de Sotomayor.

 

 

282). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: SOTOMAYOR ESTUDIA... AL NUEVO GOBERNADOR.

Pues sí, mi querido plumilla, el título del relato refleja bastante bien lo sucedido en los primeros tiempos del mandato del sustituto de Darmagnac, y nuevo Gobernador de Manzanares, General Jean-Thomas-Guillaume Lorge, que fue llamado a tomar posesión de su cargo en nuestro Castillo el 6 de junio de 1810... 

Para que se haga usted una idea del personaje que venía a gobernarnos, le diré, que era una persona afable y noble, con una precoz vocación militar, por lo que muy pronto en su vida adquirió un carácter muy disciplinado y riguroso en todas sus decisiones, que le llevaba a atender siempre las órdenes superiores sin cuestión alguna de su parte, por su acusado sentido del deber y de la jerarquía; veremos, enseguida, los problemas y tribulaciones que eso le causó en nuestro Manzanares, pero eso llegará en relatos sucesivos. 

En este que le propongo, sigue D, Cosme, le comentaré el proceso de observación y análisis que le dedicó nuestro insigne Pastor Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, en aras a obtener de él, el mejor partido posible para Manzanares....Y esto que le comento, querido cronista, de la personalidad de Lorge, continua D. Cosme, fue la base inicial que empleo Frey Sotomayor para conseguir una buena aproximación a su figura y, así, empatizar mejor con él.... Frey Sotomayor, cuando supo de la llegada de Lorge a Manzanares se informó, a través de otros franceses que ya conocía en el pueblo, de los rasgos más importantes de la trayectoria personal del nuevo gobernador...así, supo, que Lorge, se enroló en el ejército francés siendo casi un adolescente, en su época de estudiante, destacando enseguida por su gran arrojo personal, y su éxito en varias batallas y campañas europeas del ejército imperial de Napoleónico, alcanzando el generalato a muy temprana edad...

Se informó que llegó a España en 1808, quedando integrado con su división en el II Cuerpo de ejercito del mariscal Soult... y que, dos años después, en 1810, poco antes de su llegada a Manzanares, se le dio el mando de una división de caballería de la Confederación del Rin…Por entonces, sigue D. Cosme, siendo jefe de una columna móvil antiguerrillera, que operaba entre Toledo y Villarta de San Juan, es cuando se le nombra Gobernador de La Mancha, por lo que era un buen conocedor del movimiento guerrillero que operaba en la región, algo que, sin duda, fue muy tenido en cuenta por sus mandos a la hora de concederle ese cargo de Gobernador, tras la funesta experiencia previa con el cesado Darmagnac...

 Seguramente, sigue D. Cosme, instalado ya en Manzanares, y en el acto de su toma de posesión en el castillo, y presentación a las autoridades locales de la villa, existió el primer contacto de Lorge con nuestro Pastor Sotomayor, en los primeros días de junio de 1810,... Siendo ya, D. Pedro, conocedor de toda esa brillante trayectoria militar del general Lorge.., no le quepa a usted ninguna duda, que nuestro párroco sorprendió al nuevo gobernador, lisonjeándole por su meteórica carrera militar previa, algo que tocó el ego del citado Lorge, y le colocó ante nuestro párroco en la buena disposición personal que Sotomayor buscaba para ganarse su confianza y hacerle entrar en un estado de fluidez conversiva con él....Allí, aprovecharía para hablarle de la buena relación de Manzanares con su antecesor y superior Sebastiani...

De, ahí, a bucear en el perfil psicológico del General Lorge, sus gustos y aficiones, solo quedada el paso de algunas preguntas y observaciones de nuestro perspicaz e inteligente Pastor... De modo, que, seguramente ya en ese primer contacto, D. Pedro tuvo más o menos claro quien era Lorge, como persona y cuales eran sus valores y mucho de sus gustos y aficiones. Todo eso quedó perfectamente “dibujado” en el magín de D. Pedro… quien, desde ese momento, empezó a perfilar su estrategia de acercamiento personal al nuevo Gobernador francés de La Mancha…Quizá, aquel día, o algo después, Sotomayor sabría de la filiación masónica de Lorge y, eso, sin duda, fue una de las formas iniciales de obtener cercanía con él, ya que, como sabe usted también, desde el inicio de esta ocupación francesa de Manzanares, Sotomayor se encargó de buscar a los masones sitios de reunión para sus ritualismos, algo que, por entonces, a ojos de mucha gente, resultaba insólito e, incluso, anatemático, para cualquier cura de aquel tiempo,.. pero es que, D. Pedro, no era un cura cualquiera, era un auténtico Pastor, y estaba dispuesto, por sus feligreses, que eran todos los vecinos del pueblo, a tomar cualquier acción que consideraba les iba a favorecer....a fuer, incluso, de parecer herético a los ojos de muchos... En este caso del mundo de la masonería, Sotomayor mostraba a los principales “maestros” locales, su interés personal en el conocimiento de su filosofía, afirmando... para disimular, y que nadie se extrañase de ese interés en un cura, que nada del pensamiento humano le parecía ajeno...D. Pedro, se mostró muy activo en buscarles ubicaciones a los masones para sus reuniones, eligiendo sitios que él iba a poder controlar bien de manera cotidiana. Sotomayor, según contaban sus íntimos, y seguramente también lo citaba él, en sus propias y frecuentes confesiones, con alguno de los miembros del Cabildo, gustaba mucho de emitir sus mensajes en genérico….y solía decir que: “el buen cristiano, en su responsabilidad, debe buscar siempre el bien de su colectivo de influencia,. actuando, en esa conciencia de la cosas, como mejor conviniera para ese objetivo”… Aquí, Sotomayor, define de manera muy clara su “modus operandi” en aquel tiempo, y tal como él también decía…. “la manera de sembrar, y el momento de hacerlo, son las mejores razones para una buena cosecha”. 

Arco Triunfo, Paris. Ahí figura el nombre del General Lorge.

Es decir, para Sotomayor, las "herramientas", cualquier "herramienta", es valida, siempre dentro de un orden de conciencia cristiano de las cosas, si logra un resultado positivo y acorde con la doctrina... Por tanto, querido plumilla, me dice D. Cosme, puede usted apostar, con gran posibilidad de acierto, que una de las primeras cosas que hizo Sotomayor, en su relación con Lorge, nada más llegar este a Manzanares, para ir ganando su confianza, fue indicarle, y conducirle, a los incipientes círculos masónicos existentes en la villa, que él mismo había dejado instalar en la propia casa de su curato, en la calle Trompas, y en la cercana “casa del mayorazgo”, en la esquina de la calle de ese nombre con la calle Ancha… Qué mejor que su propia vivienda, y el inmueble colindante a la ermita de su venerado Cristo Arrodillado, para justificar su frecuentísima presencia entre la gente de esos círculos masónicos. 

No sabremos nunca la cantidad de información sensible, obtenida por Don Pedro en sus contactos con las autoridades francesas, militares y civiles de Manzanares, en esos círculos masónicos, y en cualquier otro lugar, pero puede usted imaginar, dada su inteligencia, que fue mucha, y muy útil, para sus finalidades en el pueblo y para ser transmitidas, cuando convenía, a las autoridades patrióticas españolas. D. Pedro, se afanó, todo lo que pudo, en facilitar a los galos el desarrollo de sus actividades y, en este caso, sus rituales masónicos, con lo que, poco a poco, se fue ganando la confianza de toda esa gente y la del propio Lorge.... Además, en muy poco tiempo, D. Pedro, también supo del gusto del gobernador por nuestros costumbrismos, tanto folklóricos como taurinos, por lo que, durante toda su estancia en Manzanares, le ofreció ayuda para organizar bailes regionales y festejos taurinos en nuestra Plaza, actos que fueron bastante frecuentes en el tiempo que Lorge ejerció su cargo en Manzanares, y que el gobernador utilizaba para agasajar, como anfitrión, a otras autoridades militares que transitaban o recalaban en nuestra villa. 

Naturalmente, Sotomayor, se las ingeniaría, como máxima autoridad eclesial de la villa, para estar presente, al lado de Lorge, en casi todos esos actos, con lo que cada día que pasaba, obtenía del gobernador más confianza y más información sensible, sin que este se diera cuenta de lo que lograba de él, nuestro inteligente párroco. Por otro lado, sigue, jocoso, D. Cosme… en esos festejos, los asistentes solían degustar siempre nuestros riquísimos caldos, en muchas ocasiones sin el comedimiento y mesura convenientes, por lo que su locuacidad alcanzaba cotas insospechadas, para satisfacción y regocijo de nuestro abstemio Pastor... que, cuando era inquirido para que se animase a compartir, solía decir a los presentes que él, por mor de su cargo y responsabilidad, solamente consumía el vino consagrado en la misa…. Lo cierto es que, Sotomayor, en muchos de esos eventos, aparte de mejorar, día a día, su confidencialidad con Lorge, obtuvo información muy sensible de lo que se proponían hacer, en días siguientes, el propio Gobernador y algunos de esos altos cargos militares en tránsito por la villa, que participaban en los festejos…

No estará usted muy descaminado, querido plumilla, me sigue diciendo D. Cosme, si supone que alguna de esas cuestiones de gran interés, eran “filtradas” por Sotomayor a ciertos “contactos externos” de la Orden Calatrava en villas vecinas, menos controladas que Manzanares por los franceses... También es casi seguro que alguna de esas informaciones llegaba de inmediato a conocimiento de algún “espía” o “confidente” de su confianza, entre los que pululaban por la región manchega... y que, en ese momento, estuviese por Manzanares.. Estos confidentes, eran especialmente hábiles en hacer llegar, casi en el día, al generalato español, o a las guerrillas locales todos esos datos y eso explicaría, con alta probabilidad, mucho del éxito de acciones guerrilleras posteriores en lugares próximos a nuestro pueblo...No quiero decirle con esto, comenta sonriente D. Cosme, que Sotomayor fuera el "Chaleco" de Manzanares, pero si que, desde luego, fue más que importante, con casi total seguridad, en muchas de las distintas decisiones de las fuerzas patrióticas en aquella etapa de la guerra...

Y quede, así, concluida su crónica, mi querido reportero, ya suficiente en su objetivo de contar la llegada al pueblo, y la personalidad, del nuevo gobernador de La Mancha, general Lorge.... y de como se acercó, a él, nuestro impagable pastor, Frey Sotomayor, en una más de las brillantes actuaciones que tuvo en beneficio de las gentes de la insigne y nunca bien ponderada villa de Manzanzares de la Mancha,,,

 

 

281). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: LA CAIDA DEL GOBERNADOR DARMAGNAC.

 En el relato anterior -comienza, así, D. Cosme, éste- conocimos de la estancia en Manzanares del rey intruso, Jose I, el dia 11 de Mayo de 1810...y, aquel día, aparte conocer la villa, ordenó la creación de milicias antiguerrilleras, a petición del Gobernador Darmagnac...

 Para entender como se llegó a esa decisión, hay que tirar de la historia previa inmediata, sigue D. Cosme....y es que, José Bonaparte, un mes antes de arribar a Manzanares, ante el palmario fracaso de la División holandesa de Chasse en el control del movimiento guerrillero de La Mancha, había dividido el territorio español en 38 prefecturas, y por un decreto de 18 de abril de 1810, en Sevilla, propuso la creación de las llamadas Milicias Cívicas en todas las municipalidades del Estado, encargando a las citadas prefecturas elaborar censos locales, para su conformación.

 La necesidad de los franceses en crear esas fuerzas locales, conocedoras del terreno, que apoyasen a su ejército fue acuciante en aquella primavera…era preciso hacer frente a las guerrillas de una manera mucho más eficaz, en su terreno, y combatiéndolas con sus mismas tácticas. El rey intruso, por tanto, lo tuvo fácil ante la petición del atribulado Darmagnac...al que, al llegar a Manzanares, advirtió inquietísimo por la evolución de la creciente actividad guerrillera en el territorio manchego bajo su cargo; mostrándose, incluso, insolente ante el propio rey. Jose I, urgiéndole a que le diese soluciones contra esa guerrilla desbocada. 

El rey intruso, seguramente muy disgustado por esa actitud, demasiado inquisitiva, del gobernador.. y, quiza, también, por la evidencia del ambiente hostil que advirtió en Manzanares, del que hizo responsable a Darmagnac, por su escaso tacto con el pueblo durante el episodio del ajusticiamiento, excesivo e innecesario, de Martín Poveda... le devolvió la urgencia, diciéndole que ya "estaba tardando" en organizar las milicias cívicas de Manzanares, previstas en el decreto de Abril...De forma que, ese día, y antes de marchar de Manzanares, firmó la orden de crear dos de esas milicias en Manzanares, tal como sabemos del anterior relato, “poniendo la pelota en el tejado” del Gobernador Darmagnac, quien, continua D. Cosme, sorprendido en su propia urgencia, tuvo que improvisar, sobre la marcha, nombrando para el mando de las milicias a algunos de los muy escasos "afrancesados locales", cuya actitud y capacidad de reclutamiento de otros paisanos, desconocía por completo. 

Lo cierto fue, sigue D. Cosme… que, a corto plazo, la milicias de Manzanares resultarían un fracaso, pues Darmagnac solo logró reclutar un número insignificante de paisanos, casi todos ellos forzados por cualquiera de sus amos “afrancesados”, de los que dependían casi como esclavos… En Manzanares, ninguno de estos movimientos pasaba inadvertido para Sotomayor y la Junta Local de Gobierno, que se las ingeniaron para interferir todo lo que pudieron, y sin que se notase mucho, en el reclutamiento de paisanos, aduciendo que faltaba mucha gente del pueblo, por haber huido de la guerra, y que los que quedaban resultaban imprescindibles para las tareas del campo, en aras a mantener el abastecimiento de alimentos básicos para la población y los propios invasores. Al tiempo de todo esto, Sotomayor, que tras el ajusticiamiento de Martín Poveda, recelaba absolutamente de Darmagnac, se encargó de propalar entre sus numerosos contactos el malestar de la gente con el gobernador, incluidos varios de los dirigentes franceses con los que tenía más confianza, y en los que advirtió bastante inquietud, sabedores del disgusto del rey con el gobernador…

Sutilmente, y tal como él sabía hacer muy bien, D. Pedro, sin vilipendiar personalmente a Darmagnac, consiguió sembrar entre gran parte de la dirigencia local francesa la conveniencia de su relevo. Entre tanto, y al margen de esas maniobras, nuestra gente, dentro del pueblo, sentía, como casi nunca en toda la guerra, el peso anímico de la opresión francesa, por el gran contingente de tropas que iban, venían, y se asentaban entre nosotros, tal como correspondía al rango de capital manchega que nos habían conferido las autoridades galas, pero también era cierto que, a través de los múltiples confidentes patriotas, que pajareaban de pueblo a pueblo por la región, con la excusa de actividades comerciales, o de visitas a familiares, llegaban a Manzanares muchas noticias de la creciente actividad guerrillera en la región, poniendo un puntito de esperanza en el futuro, eso sí, cargado de inquietud, ante posibles represalias francesas... 

Es seguro que nuestro principal líder y valedor en esa guerra, el insigne Pastor de Manzanares, Frey Don Pedro Alvarez de Sotomayor, a través de sus muy frecuentes viajes a las villas dependientes de la Orden Calatrava, de la que era uno de los máximos dirigentes, adquiría también información privilegiada acerca de la evolución de las cosas de la guerra, información con la que regresaba a Manzanares, y que utilizaba en la villa a su “arte personal” de hacer las cosas, transmitiéndolas, o no, según convenía, a la Junta Local de gobierno, al paisanaje en sus casas particulares o desde el púlpito...y a las mismísimas autoridades francesas si le parecía apropiado despistarlas de alguna manera....y, claro está, prosigue D. Cosme, lo que Sotomayor decía, o callaba, a unos o a otros, siempre iba en la dirección de favorecer los intereses y la indemnidad del paisanaje manzagato, en una estrategia en la que reflexionaba todos los días, y con cada cosa que transmitía a cualquiera de sus interlocutores... mucho más, si cabe, como hemos reiterado en estas últimas crónicas, tras el fusilamiento del paisano Martín Poveda, que le afectó mucho personalmente por no haber advertido la intención de Darmagnac en los días previos a ese fusilamiento y, en consecuencia, no haber podido hacer algo para evitarlo…


Precisamente, continua D. Cosme, esa ejecución sorpresiva, aparte establecer un distanciamiento y desconfianza definitiva hacia el gobernador, le llevó a reforzar su propio celo en la estrategia que estaba siguiendo, para evitar ser cogido por sorpresa otra vez…Muy posiblemente, a través de sus contactos, haría llegar la noticia del suceso, y sus circunstancias, al General Sebastiani, recordándole el pacto...y, es posible que, este, superior en rango a Darmagnac, y un hombre bastante estricto con sus compromisos, no viese con buenos ojos esa ejecución,. teniendo muy en cuenta la insignificancia de los dudosos cargos atribuidos a Martin Poveda y, sobre todo, que cuando él cedió el puesto de gobernador de La Mancha al propio Darmagnac, aunque obviamente no le dijo nada de su pacto secreto con Sotomayor, si le comentaría su interés particular, y el de Francia, en que procurase no atacar ni dañar a la gente de la villa, para que, esta, se mantuviera siempre pacífica... Es bastante probable que Sotomayor consiguiese la animosidad de Sebastiani hacia el gobernador Darmagnac… Rey y Sebastianí, demasiada y relevante gente en contra del gobernador… la suerte parecía echada para Darmagnac… Éste, nervioso, por la incapacidad de las milicias que había constituido para el control de las guerrillas, cometió un nuevo error, solo dos semanas después del paso del rey por Manzanares, al dirigirse, pidiendo ayuda, al mariscal Soult, jefe del ejército que operaba en Andalucía, pero sin claras competencias en La Mancha. Soult se comprometió con Darmagnac a enviarle a Manzanares una división, que operaba en Toledo, al mando del general Lohaussaye…. 

Cuando esta maniobra llegó a oídos de Jose I, los recelos que tenía hacía Darmagnac, se convirtieron, definitivamente, en desafecto insalvable. El rey se sintió ninguneado por Darmagnac…y, precisamente, y para más agravio, con la participación en el tema del mariscal Soult; alguien con el que, como tendremos pronto ocasión de saber en relatos sucesivos, no congeniaba nada bien el rey intruso…Lo cierto fue que Darmagnac, insistiendo en su error, envió a Soult, el 5 de junio de 1810, una relación nominal de los jefes guerrilleros que actuaban en La Mancha, y las zonas por donde solían intervenir, al tiempo que se lamentaba porque la división prometida no había llegado todavía a Manzanares, urgiendo al mariscal a que fuese más activo en el tema, algo que molestó sobremanera al prepotente Soult, que pasó, así, a engrosar la lista de enemigos íntimos del ínclito Darmagnac. Ahora sí que el destino de Darmagnac estaba definido, y su suerte absolutamente echada… aquella nota a Soult, fue la última que firmó Darmagnac, en nuestro castillo de Manzanares, como Gobernador de La Mancha. Ese mismo día, 5 de junio de 1810, fue cesado de manera fulminante por el rey Jose I, ante la unánime satisfacción de galos y manzagatos.

Una tenue sonrisa de alivio, al conocer ese cese, también se dibujaría en el rostro de Frey Don Pedro Alvarez de Sotomayor… cualquiera que ocupase el cargo dejado por Darmagnac, debió pensar, sería mejor para Manzanares que lo que había representado de vileza y maldad escondida el citado Darmagnac…De lo que sucedería enseguida, tras el nombramiento de un nuevo gobernador, hablaremos en sucesivas crónicas, que ésta ya fue de bastante, y suficiente. para dar cumplida fe de la caída en desgracia, y cese, del responsable máximo de la muerte, por afusilamiento, del primer paisano de la insigne villa de Manzanares de La Mancha en la Guerra de la Independencia….

 

 

 

sábado, 28 de noviembre de 2020

280). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912.. LA VISITA DEL REY INTRUSO, “PEPE BOTELLA”.


Pues si, querido plumilla, el rey intruso: Jose I, también estuvo en Manzanares, un día de Mayo de 1810..y, sobre ese día, le propongo verse esta crónica. 

Por entonces, todo Manzanares seguía conmocionado, e indignado, por el fusilamiento del paisano Martín Poveda, del que no había transcurrido siquiera un mes, El Pastor de nuestra villa, Frey Sotomayor, sigue D. Cosme, dolido como el que más de los manzanareños por dicho episodio, estaba todavía muy ocupado, “haciendo de tripas corazón”, en la búsqueda del requilibrio de relaciones entre los ocupantes franceses y nuestro indignado pueblo, para que se pudiese mantener el pacto mutuo de no agresión entre galos y paisanos, que él mismo estableció con los generales franceses Liger Belair y Sebastiani… 

El por qué de esta visita, parada y fonda en nuestra villa del rey intruso, inoportuna a todas luces, por el ambiente que se vivía en Manzanares, seguramente tuvo, al menos, dos razones.. la primera es probable que a petición del gobernador Darmagnac, para mostrar a Jose I el estado de sus fuerzas en La Mancha, y solicitarle ayuda de más tropas para combatir a las cada vez más activas guerrillas manchegas, y la segunda posible razón, el interés del hermano mayor de Napoleón en conocer sobre el terreno esa villa manchega, llamada Manzanares, que tanto se había resistido a sus ejércitos.. Todo partía en la explicación de esta visita a Manzanares del ínclito “Pepe Botella”, (como se empezaba a conocer entre los españoles al rey intruso, Jose I, por su supuesta afición al “morapio”), continua D. Cosme, de la historia previa de Enero y febrero de 1810, cuando la rápida ocupación francesa de Andalucía…

El avance francés fue casi un paseo militar, ocupando en poco tiempo Andalucía, excepto la ciudad de Cádiz, por lo que las operaciones militares que José I tenía que haber dirigido, acabaron convertidas en un viaje mucho más plácido de vistas reales institucionales, por ciudades y pueblos andaluces previamente ocupados. Durante más de tres meses, José I Bonaparte recorrió las provincias de Córdoba, Sevilla, Cádiz, Málaga, Granada y Jaén, acompañado de un amplio cortejo de ministros, consejeros, intelectuales y advenedizos diversos. Por donde pasaba, sigue D. Cosme, era recibido con más o menos agrado y fasto, dependiendo del número de ocupantes galos en cada uno de los pueblos y ciudades, que organizaban actos sociales y culturales en su honor. 

José I Bonaparte.

 

Durante, y tras la conquista de Andalucía, como ud bien sabe, sigue D. Cosme, Manzanares era la Capital administrativa y militar de La Mancha; un punto neurálgico del ejército galo y de las comunicaciones entre Madrid y Andalucía….Por estas razones, la presencia militar en la población, fue siempre importante en aquel tiempo, entre otras cosas para asegurar el trayecto de los correos, molestados de continuo por las guerrillas. El 8 de mayo, José Bonaparte, se encontraba en Bailen, de vuelta a Madrid tras su largo periplo andaluz,.. y, así, llegó a Manzanares, el 11 de Mayo,..visitando todo ese día lo mejor de nuestro pueblo y pernoctando esa noche en el Castillo. Al día siguiente, de madrugada, partió hacia Madridejos….

Los detalles de esta estancia en Manzanares del rey intruso, prosigue D. Cosme, se conocen por un informe escrito que elaboró al día siguiente uno de esos “espias” que pululaban por Manzanares, llamado José Sepúlveda,… un patriota y confidente, que envió la crónica del paso de Jose I por nuestro pueblo a un general español del que, por seguridad, no especificó el nombre… El “intruso Rey Josef”, como es definido por Sepúlveda…, continua D. Cosme, entró en Manzanares a las diez y media de la mañana del día 11 de mayo, arropado por una comitiva de quince coches y veinticuatro galerones, identificando, el citado Sepúlveda, entre los acompañantes más importantes del Rey, a Miguel José de Azanza, su ministro de Exteriores, y uno de los redactores del Estatuto de Bayona… y al ministro de la guerra, Gonzalo O’Farrill, La escolta real se componía de unos 600 soldados de infantería y otros 300 de caballería, La seguridad de José I, a su paso por La Mancha, sigue D. Cosme, concitó máxima preocupación y precauciones en las tropas y encargados de las mismas, que temían la posibilidad de algún atentado, por la gran actividad guerrillera en toda la región. 

De hecho, la escolta real, fue aumentada con 100 soldados de infantería, y una intendencia de tres cañones y diez arcas de municiones, que llegaron a Manzanares un día antes que Jose I, con el objeto de reforzar su seguridad y no retrasar su marcha. A la par, se habían desplazado, de Madrid a Madridejos, otros mil infantes, donde se unirían a su escolta…. Es decir, concluye D. Cosme esta parte de su relato, una cantidad de tropas casi imposible de atacar con eficacia por alguna de las partidas rebeldes que operaban por la región…De hecho, prosigue, las partidas guerrilleras mostraban una gran audacia, incluso en los momentos en los que el mismo rey se encontraba por Manzanares.. El mismo confidente, Sepúlveda,, informó de la actividad de guerrilleros durante esos días. Según él: el 10 de mayo, la partida de Miguel Díaz, compuesta de 80 lanceros había capturado en las “Ventas de Puerto Lapiche” a cincuenta y siete carretas y carros cargados de tabaco “y algunos vestuarios”, haciendo 14 prisioneros” El mismo día, según Sepúlveda: “el guerrillero Francisco Abad “Chaleco”, también sorprendió en las inmediaciones de Santa Cruz de Mudela a treinta soldados franceses que llevaban una carta para el general de Manzanares, y los mató a todos, robando el correo”…  

Y volviendo a ese 11 de Mayo de 1810, sigue D. Cosme, en que José Bonaparte estuvo en Manzanares, le diré, querido cronista, tal como Sepúlveda lo escribió en su informe que el rey intruso entró en Manzanares a primera hora de la mañana, a lomos de su caballo y con la numerosa escolta que ya le referí anteriormente.. A petición expresa del gobernador Darmagnac, y tal como era costumbre cuando el rey visitaba una villa, fue recibido por las autoridades de la localidad con un palio. La Junta Local de gobierno con Frey Sotomayor como párroco de nuestro pueblo, lo esperaba en la Plaza, a la entrada de la Iglesia parroquial… El rey intruso, según cuenta Sepúlveda, continua D. Cosme, llegó hasta ellos, montado en su caballo, se apeó del mismo, displicente, quizá advirtiendo también cierto desdén en el rostro de los anfitriones y se dirigió, caminando, al atrio de la Iglesia…. Aunque no quedo escrito, por como lo describe Sepúlveda en su relato, el rey saludó con cierta frialdad a los presentes y, todos juntos, entraron a la Iglesia, donde se llevó a cabo una acto religioso de bienvenida, a cargo de nuestro párroco, que también le mostró, junto a Darmagnac, las riquezas del altar mayor y de las capillas de nuestra catedral…Al poco, el rey José I, salió de la iglesia, entre un repique de campanas y, sin más, se dirigió, por la calle del Carmen, hasta el castillo, donde se alojaría y pernoctaría. En su recorrido hasta el castillo, en las aceras, algunos vecinos del pueblo observaron el paso del rey y su comitiva, según Sepúlveda: cariacontecidos, y sin excesivas muestras de entusiasmo, eso sí, le lanzaron algunos vitores, comentando Sepúlveda… “que los vivas se conocían bastante tristes”.. El rey, en el mismo tono displicente que utilizó desde su llegada, y siempre según Sepúlveda, replicaba a los vivas con un repetitivo:… “que viviría lo que Dios quisiera”. A las tres de la mañana del día siguiente, 12 de Mayo de 1810, Jose I, abandonaba, por fin, Manzanares, rumbo a Madridejos-“tanta gloria llevase, como descanso dejó”, remata D. Cosme)- poniendo fin a su corta y fría estancia en nuestra villa, que, tras el reciente ajusticiamiento del paisano Martín Poveda, ciertamente, no estaba para muchos festejos hacía el máximo dirigente de Francia en España, el ínclito “Pepe Botella”...

Frey Pedro Alvarez sotomayor.

Aun estando tan poco tiempo en Manzanares, atendiendo a las peticiones de Darmagnac de reforzar sus tropas antiguerrilleras, durante su estancia el rey intruso emitió varios decretos, con el objeto antedicho de reforzar los elementos de la tropa antiguerrillera… El primero de esos decretos ratificaba la formación en Manzanares de dos compañías completas de Milicia Cívica de infantería, nombrando, respectivamente, capitanes de las mismas a Francisco Morales y Juan Merino;… tenientes a Juan Fernández Caballero y Felipe Carrillo, y como subtenientes a Pedro Álvarez y Joaquín Laguna…. En un segundo decreto, ordenó la constitución de otras tres compañías de la misma milicia en Almagro, para intervención y apoyo a las de Manzanares,. al mando del comandante Manuel Josef de Zubiria,… También elaboró otros decretos, para la creación de otras dos compañías de la milicia: una en Valdepeñas y otra en Membrilla que, por falta de tiempo, firmo al día siguiente en Madridejos… La primera de ellas quedaba al mando del capitán Josef Recuero, mientras que al frente de la de Membrilla quedó el capitán Vicente Cabellos. Todas ellas. Tenían, como fin la lucha antiguerrillera (“para reprimir a los bandidos”), el alistamiento en ellas era voluntario, a base de población afrancesada, y debían estar formadas preferentemente por propietarios, negociantes y maestros de la zona...

Le diré, como corolario que, el citado alistamiento voluntario, como era previsible, tuvo escaso éxito en Manzanares, pues eran muy pocos los afrancesados existentes en el pueblo, quizá algunos de los empleados del Marques de Salinas fueran de esas partidas, y es poco probable que lo fueran de propia voluntad, si no de la de sus amos, que, por desgracia, todavía mandan excesivamente, incluso en estos tiempos que corren, dice un lacónico D: Cosme.

Con lo dicho, querido plumilla, puede usted concluir la crónica de hoy, que fue ya de bastante, y más que suficiente, para narrar la breve y macilenta estancia del rey intruso, Jose I, o “Pepe Botella”, tal como usted prefiera denominarlo, en la insigne y nunca bien ponderada villa de Manzanares de la Mancha.

 

 

domingo, 15 de noviembre de 2020

279). RELATOS DE PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: MARTIN POVEDA: PAISANO, PATRIOTA Y MARTIR.

 En este relato, dice D. Cosme, le contaré la historia del primer paisano de Manzanares que fue ajusticiado en nuestro pueblo… suceso que ocurrió el 15 de Abril, domingo de Ramos de 1810, en esa triste primavera que le narré en la anterior crónica. 

Por entonces, la actuación de las guerrillas manchegas ya era muy manifiesta y, entre sus efectos y consecuencias, estaría la caida del mismísimo Gobernador de la Mancha, Darmagnac, que fue cesado en Manzanares, meses después, en junio de 1810, en razón principal de la falta de control de su tropa, sobre las guerrillas que actuaban en la región manchega. Haciendo algo de historia, sigue D. Cosme, le comentaré, querido plumilla, que durante la guerra de Independencia, gran número de manzanareños se incorporaron al ejército regular español y bastantes otros pasaron a integrarse en las guerrillas. Sus motivaciones eran muy diversas, según fuera la procedencia e historia del correspondiente paisano… iban; desde la defensa del rey legítimo Fernando VII, al deseo de contribuir a una patria liberada, la defensa de la religión católica o razones más personales, como podía ser el deseo de venganza por la muerte de algunos de sus familiares o expolios de posesiones. Se comprende cualquiera de esas razones, cuando se toma en cuenta que formaron parte de la guerrilla, antiguos oficiales y soldados del ejército regular español, mezclados con campesinos, frailes, curas, médicos, estudiantes o civiles comunes... 

Por el modo de actuar, y proximidad a Manzanares, seguramente, algunos de ello formaron parte de las guerrillas del mítico “Chaleco” que, como sabemos, operaba en la zona de Valdepeñas. Ya le cité, en relato anterior, continua D. Cosme, que la intercepción de algunos correos por “Chaleco”, llevaba el sello inconfundible de Manzanares. Por otro lado, también es seguro que hubo manzanareños integrados en guerrillas que operaban por las zonas de Alcazar, Villarta, Herencia, Villarrubia y, algo más al norte, por el área de Consuegra. Cierto es que permanecieron en el anonimato de la historia, pero allí estuvieron esos paisanos luchando por la patria y con la ilusión de ver liberado a su pueblo y a España del invasor galo, algo que quiero que quede claro en el relato, pues como usted sabe, el hecho de ser Manzanares capital de la mancha francesa, en modo alguno implicó el “afrancesamiento” de su gente, como por envidias insanas de algunos pueblos vecinos a nuestra gran historia de patriotismo, se pretendió transmitir a generaciones posteriores. 

La realidad fue que la gente de la villa de Manzanares, en circunstancias muchísimo más difíciles que las de villas próxímas, aportó más gente a los ejércitos regulares y a la guerrilla que la que ofrecieron algunas otras que nos acusaron de colaboracionistas con los franceses ..Y es verdad, sigue D. Cosme, que dentro de Manzanares, evidentemente no hubo acciones directas contra los gabachos, pues estos, fuertemente pertrechados, superaban con creces al número de aldeanos y cualquier iniciativa armada hubiese constituido una temeridad… aparte que las instrucciones continuas de Sotomayor a los vecinos, acerca de mantenerse pacíficos, en función del pacto de no agresión establecido por él con Liger y Sebastiani, fueron seguidas a rajatabla por un paisanaje “a partir un piñón” con su párroco y Pastor.. Eso sí, por el pueblo operaban cotidianamente paisanos dedicados al espionaje de lo francés y, también, implicados en otras acciones típicas de retaguardia durante esa guerra, como la de intentar propiciar deserciones de soldados de nacionalidades distintas a la francesa, alistados en el ejército imperial napoleónico, que estaban asentados en nuestra villa …algo, esto último, en lo que algunos paisanos de Manzanares mostraron gran habilidad y maestría en aquella guerra, concluye D. Cosme. 

Retrato de Francisco Abad, aguafuerte y buril de Mariano Brandi, hacia 1814-1819. La estampa lleva al pie la inscripción: «DN. FRANCISCO ABAD Y MORENO / Chaleco / Coronel de los Exercitos Nacionales de España». Biblioteca Nacional de España

Justo por este tema, la historia hizo su hueco al manzanareño protagonista de este relato, del que hablaremos enseguida…Pero, antes de hablar de él, le diré algo de cómo se habían organizado los galos para luchar contra las guerrillas manchegas, y que explica bien como se llegó al drama del ajusticiamiento de nuestro paisano... A finales de 1809, los dirigentes franceses decidieron disponer la llamada "Brigada Holandesa", al mando del general Chasse, para combatir a estas guerrillas locales, que ya habían comenzado a incordiarles.. Desde el principio de su actuación, estuvo claro que Chasse no era capaz de controlarlas… y, sus acciones, fueron en aumento, día tras día… Los embates de la guerrilla crecían sin tregua, ni control, causando más bajas a los galos que el ejército regular, en los meses de febrero y marzo del año 1810… En abril, Chasse, estableció su cuartel general en Almagro, para intentar centralizar allí todas sus intervenciones, pero apenas tuvo éxito en su empeño, siendo su mayor logro la incautación de 15 000 ovejas que estaban siendo trasladados a Portugal por los guerrillas…La irritación francesa, a colación de esas continuas acciones guerrilleras, continua D: Cosme, devino enseguida en deseos de venganza contra los guerrilleros y los vecindarios de los que provenían...

Manzanares, como es lógico, por su importancia histórica en la lucha contra lo francés, a pesar del ninguneo de algunos vecinos, estaba siempre en el punto de mira de las más altas autoridades galas, desconocedoras, como sabemos, del pacto mutuo de no agresión que había establecido Sotomayor con Sebastiani. Seguramente, sigue D. Cosme, alguno de esos altos mandos, presionó a Darmagnac, en posición muy débil por su incapacidad para controlar las acciones guerrilleras, para que diese escarmiento a algún paisano, a fin de atemorizar a la población… Es también casi seguro que Darmagnac, ocultó su decisión de dar ese escarmiento, tanto a Frey Sotomayor como al general Sebastiani, y se puso a buscar a su particular “chivo espiatorio” entre la gente de Manzanares. En sus pesquisas, prosigue D. Cosme, encontró el caso de dos paisanos, acusados de instigar a la deserción a dos soldados alemanes del Regimiento de Cazadores de Nassau, ambos encuadrados en el ejército francés instalado en Manzanares. Decidido a reivindicarse, Darmagnac organizó una pantomima rápida de enjuiciamiento criminal que condenó a muerte por fusilamiento a los dos paisanos.. y, mostrándose hipócritamente magnánimo, perdonaba al que, de los dos, tuviera la suerte de ser favorecido en un tétrico sorteo. Uno de los reos, en una decisión heroica, y típica de la hidalga gente de nuestro gran pueblo, comenta, enfático, D. Cosme, se ofreció como víctima, aduciendo que no tenía hijos, mientras su compañero tenía familia numerosa. Esto evitó el sorteo, y abocó a su propia muerte a Juan Martín, Martín-Poveda Núñez-Hoyo, protagonista de este relato, y del que sabemos lo escrito en los archivos parroquiales de Manzanares; donde se dice que:… “era hijo de Pedro Martín-Poveda Nieva y de su segunda esposa, Ana Teresa Núñez-Hoyo Núñez, ambos naturales de la villa de Manzanares…” … “Nació el día 2 de noviembre de 1766, y fue bautizado por Manuel Fernando Sáez Carrascón, cura teniente de la Parroquial, con el nombre de Juan Martín”.. por lo que, al momento de morir ajusticiado, tenía 43 años. 

En su parte de defunción del Archivo parroquial se escribió lo que sigue: “En la villa de Manzanares en quince de Abril de mil ochocientos diez habiendo recibido el santo Sacramento de la Penitencia, murio afusilado por los franceses Martin Pobeda de esta vecindad: testó (cuia disposición se estampará luego qe la parte exhiba el tanto del testamento;) no dexó hijos de su mujer actual Mariana Fernz Pacheco y se enterró en el cementerio de esta Parroquial.- Firma el teniente cura don Tomás Ruiz de Alarcón”... Este episodio, y su época, quedaron magníficamente recogidos por nuestro clero local en la redacción del Manuscrito de la Merced, donde, al respecto, se puede leer esto: “La conducta de Manzanares fue siempre la misma: jamás desmayó: abundaba el terror; el cadalso casi siempre ocupado de víctimas; pues dieron garrote a cincuenta y seis reos; muchos sin otro delito qe ser leales patriotas: Sin otros que fueron fusilados; llegando el rigor y la inhumanidad hasta sortear entre dos infelices acusados de haber solicitado a deserción a dos soldados Alemanes de Nasau; y aún no justificado plenamente fue uno de ellos, llamado Martín Pobeda, vecino de esta villa, sentenciado a muerte y ejecutada esta el quince de abril, el Domingo de Ramos del año de 1810, al tiempo de la misa mayor, sonando los fusilazos qe le asesinaron el mismo instante que se cantaba en la Pasión las palabras “et clamans voce magna emisit spiritum”.  

En Manzanares, puede ud imaginar lo que supuso aquel suceso, me comenta D. Cosme... y, también, que fue uno de los mayores disgustos que padeció nuestro Pastor en aquella guerra. La rapidez y el secretismo con el que Darmagnac llevo a cabo el proceso, y su culminación al inicio de la Semana Santa de 1810, cogió por sorpresa a Sotomayor y a todo el vecindario. Todo Manzanares quedó conmocionado, con una mezcla de miedo y rabia, que hizo temer disturbios en la villa, donde Martín Poveda y su familia eran muy queridos…A pesar del disgusto personal, tanto por la pérdida de un feligrés, como por el sentimiento de haberse visto defraudado por Sebastiani…el compromiso de D. Pedro con su objetivo principal era tal que, aunque sufrió mucho por no haber podido evitar la muerte de Martín Pobeda, en su enorme responsabilidad para con su pueblo y sus gentes, atemperó su ánimo, y enseguida se dedicó a tranquilizar el de las gentes de Manzanares, en sus homilías y en las visitas que habitualmente realizaba a las familias en sus casas, para asegurar que nadie cometiese una locura que hubiera condicionado muchas más muertes. Es casi seguro que, a través de los enlaces que D. Pedro mantenía con Sebastiani, hiciese llegarle su disgusto por lo ocurrido, sabiendo que “tocaría” su alma católica y, al menos, serviría para que, en el futuro, vigilase mejor el cumplimiento de la parte de su compromiso con Manzanares. Quizá, el propio Sebastiani, igual de ninguneado que Sotomayor por Darmagnac, tuvo algo que ver en el cese del gobernador, dos meses después. Nunca lo sabremos, pero, al menos, Sotomayor no tuvo que volver a relacionarse con el ínclito Darmagnac, personaje en el que había perdido toda confianza.

Y, así, mi querido reportero, puede dar por concluida la presente crónica, pues ya fue de bastante para dar cuenta del cruel y desmerecido primer ajusticiamiento de un vecino, llevado a cabo por los galos en la persona de Juan Martín Martín-Poveda, el domingo de ramos de 1810…un sencillo, noble, hidalgo, heroico y patriótico paisano de la insigne villa de Manzanares de la Mancha; concluye, alzando la voz, un emocionado D. Cosme.

278). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UNA PRIMAVERA DE RUINA Y DESTRUCCION A LA VISTA.

 Mi querido plumilla, el título que quiero darle a esta crónica, me dice D. Cosme, creo que refleja bastante bien la primavera que se “veía” en este pueblo de Manzanares en el año 1810. Ya sabemos de los buenos oficios del Pastor y párroco de la villa, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, para mantener la indemnidad vital de la gente de Manzanares,.. pero no sucedió lo mismo con las propiedades, viviendas y enseres de buena parte del vecindario.. 

 

Y, continúa D. Cosme… en ese tiempo de dominio absoluto francés de la villa y de La Mancha. en que los galos solamente se veían hostigados por la actuación creciente de las guerrillas, hay pocas referencias escritas, acerca de lo que sucedía en Manzanares al respecto de sus patrimonios… pero algunas cosas si quedaron plasmadas en los Archivos de la Provincia. En estas citas, se hace referencia a los destrozos causados, un año antes, por la división polaca: “los enemigos batieron la población… causaron los mayores destrozos, pasto de su ferocidad y barbarie... infinitas ruinas y estragos en los edificios de esta villa, el enemigo ha llevado en pos de si la desolación y el exterminio”. 

No muy distintas de algunas referencias contenidas en escritos extranjeros de aquel año,… como los del general ingles Blayney, hecho prisionero en Málaga por Sebastiani y que, en su traslado al norte, escribió muchas notas de lo observado al paso, diciendo sobre La Mancha y Manzanares lo siguiente: “Toda esta hermosa región no es más que un desierto… lugarejos reducidos a cenizas que habían visto huir o degollar a sus habitantes y solo presentan el aspecto de una guerra exterminadora. Como en toda la Mancha, las casas de Manzanares son pesadas y sombrías, edificadas de adobe y ladrillo oscuro por faltar piedra sillar. Antes de llegar a Manzanares encontramos algunos pueblos completamente destruidos…Al aproximarnos a este pueblo varios oficiales polacos y algunos habitantes salieron a nuestro encuentro...

La traducción visual de todo ello, prosigue D. Cosme, resultaba, por tanto, desoladora a los ojos del vecindario y de todo el que pasaba por Manzanares en aquella primavera de 1810. Aunque Manzanares fuese por entonces capital de La Mancha, eso no motivó a los galos que nos ocupaban, y nos habían conferido tal “honor y condición”, a reconstruir la ruina en que habían convertido a nuestro pueblo sus propias tropas.. Por ej, al final de la calle Toledo, en su esquina con la callejuela de los Serranos, en el contorno norte de la villa. la que había sido magnífica posada de Treviño, y el molino de aceite contiguo, mostraban un completo estado de ruina, tras haber sido derruidos por las ordas polacas del ignominioso príncipe Sokouski… y se escribió, de todo esto, así, en los archivos provinciales… “en términos que quedaron reducidos a solares con algunas paredes próximas a arruinarse, cuio estado causa una deformidad muy grande mui notable en la población, el molino lo hecharon por el suelo”

Por otras zonas de la villa, sigue D. Cosme, se advertían iguales o parecidos destrozos, que conferían al entorno un aspecto triste de destrucción y derrumbe, como el que presentaba la calle de la Cárcel en varias de sus posadas…que, según quedó escrito:…“fueron destruidas y arrasadas”…La calle Empedrada, ya por entonces artería comercial y administrativa de Manzanares... también ofrecía a la vista destrozos en las fachadas de muchos de sus establecimientos, denotando saqueo y esquilmamiento de sus interiores. Bastante más desoladora, continua D. Cosme, resultaba la imagen del Paseo del Rio con muchas de sus casas semidestruidas y arrasadas… El aspecto ruinoso de todas las fachadas de las casas de aquel Paseo del Rio, “arruinaba”, a su vez, el ánimo de quien lo contemplaba. La arboleda contigua, que se extendía a lo largo de la “madre nueva” del rio Azuer, fue talada en gran parte, afeando el pintoresco y agradable entorno que, hasta ese momento, ofrecía el conjunto del Paseo,… mal aspecto que se extendía a toda la alameda que daba inició a la ruta fluvial de los molinos, cuyos edificios, utensilios y enseres también sufrieron muchos daños, que quedaban a la vista de quien por allí transitaba…

Y, lo peor de todo, sigue D. Cosme, se advertía en el otro extremo del Paseo del Rio, a su final, y en su confluencia con la entrada al pueblo del Camino Real de Andalucía… Allí, sobre el terreno, solo se apreciaban, en un montón de escombros, los restos de la Ermita de San Isidro, preciosa y magnífica en su género y muy devocionada y frecuentada por el campesinado de Manzanares. Nadie puede imaginar bien hoy, continua D. Cosme, la infinita tristeza que embargaba a nuestros paisanos de hace un siglo, cuando contemplaban las ruinas de la que fue una de sus ermitas más icónicas y frecuentadas, erigida en esa entrada sur del pueblo en 1613, casi dos siglos antes de su destrucción. La desgarradora imagen de los escombros de la Ermita se consolidaba, a peor, con el destrozado y asolado aspecto del antes coqueto Parterre de San Isidro que la rodeaba, también pasto del fuego y la barbarie destructiva de los polacos…Un poco más allá, en el área de la Plaza del Castillo, esos mismos destructores de la división polaca, en este caso, por orden de su superioridad militar, habían derruido también el antiquísimo hospital de Altagracia, construido al final del Siglo XV, la ermita del Santo Sepulcro, ubicada en el centro de la Plazuela, y el enorme Convento de los Carmelitas, situado enfrente de la fortaleza, al inicio de la Calle del Carmen … reutilizando parte de sus materiales, como ya sabemos, para parapetar y fortalecer el castillo. 

Boceto de la Ermita de San Isidro.

En Febrero de 1810, Darmagnac, como Gobernador de la villa, dio la órden de demoler completamente las ruinas del hospital de Altagracia,… “tan absolutamente que el que no lo sepa no puede conocer donde estuvo”…tal como quedó transcrito en los “archivos históricos de la Provincia”….Otro edificio emblemático de Manzanares, el Convento de Franciscas, continua D. Cosme, también cambio su faz en 1809… sufrió menos que otros inmuebles, pero al ser reconvertido en hospital militar, según escritos de la época “quedó enteramente estropeado y cuasi ruinoso…y la comunidad reducida a un estado de pobreza que le hera imposible rehabilitarlo”…

 
La Catedral de Manzanares, durante el periodo de ocupación gala, sin embargo, sufrió muy pocos daños, si se compara con los que padecieron otras parroquiales de villas cercanas… Sin duda, la influencia ante las autoridades francesas de Frey Sotomayor, y su intervención al respecto de la indemnidad de nuestra Parroquial, explican los escasos cambios que la guerra condicionó en ella…Era bien conocida la voracidad del nuevo Gobernador Darmagnac hacía los patrimonios religiosos, que había motivado el esquilmamiento de muchas Iglesias de la zona, bastantes de cuyas obras e imágenes se enviaban, por urden suya. a un museo de Madrid.. En el caso de Manzanares, Sotomayor preservó, hábilmente, la riqueza artística de nuestra Catedral… las imágenes de su Altar Mayor y de sus capillas laterales, se mantuvieron incólumes, solo se le quitaron las gruesas planchas de plomo que cubrían y protegían las vigas de madera se su estructura contra la lluvia y la intemperie, para utilizar su gran cantidad de plomo en la fabricación de balas… Sotomayor, eso sí, para conseguir atemperar al gobernador Darmagnac, debió emplear toda su gran sutileza argumental, para que no tocase nada de nuestro Patrimonio, seguramente aludió para ello, más de una vez, al compromiso existente con su antecesor en el cargo, General Sebastiani, para atemorizar al gobernador con la idea que podía contradecirlo... y aludiendo, zalameramente, al propio interés artístico de Darmagnac… quizá le comentase que, si enviaba a Madrid parte de nuestro Patrimonio, no podría disfrutarlo personalmente, cuando se le antojase. Una doble e inteligente manera de doblegar la voluntad de Darmagnac (por temor… y por conveniencia personal) muy al estilo de nuestro insigne y gran Pastor…

Ntro. Padre Jesús del Perdón.

Lo cierto fue, que nuestro rico patrimonio eclesial, excepto lo ya mencionado de las ermitas de San Isidro y del Santo Sepulcro, no sufrió excesivos daños, ni hubo robos o esquilmamientos por parte de la soldadesca francesa. Los archivos parroquiales, las joyas artísticas de la Catedral, y las de las otras ermitas del pueblo, se mantuvieron tal cual estaban, antes de la llegada y ocupación de Manzanares por los galos. Lo único que utilizaron los ocupantes en la parroquial, fue su Torre, usada como atalaya y observatorio militar privilegiado de la gran llanura manchega,.. que instalaron en el campanario de la torre, donde siempre tenían algún militar de guardia.. 

Y fuera del pueblo, sigue D. Cosme, en lo que fue el territorio de la encomienda de Manzanares, también se advertían, en aquella triste primavera de 1810, los efectos devastadores del paso de los galos por nuestra tierra. El abandono de muchas de las feraces quintas de la ribera del Azuer manzagato era evidente, y el del resto de las ricas tierras de nuestra encomienda también era palmario y bien visible… Algunos de esos campos, antes abundantes en sus producciones, llevaban casi dos años sin ser pisados por un ser humano. Muchos caseríos y casas de quintería quedaban, a la vista, semiderruidos… unas veces por el efecto de las rapiñas y los robos que, en ellos, habían perpetrados los galos... y, otras veces, por los orificios de bala o los daños observados en sus paredes, que denotaban enfrentamientos previos entre tropas francesas y guerrilleros manchegos allí guarecidos. A ese tiempo, las cabezas de ganado y el número de mulas y otros équidos del pueblo, habían disminuido de manera considerable, detraídos a sus dueños como parte de los botines afanados por los franceses.

Y, en fín, mi querido reportero, podríamos continuar con el recuento de los inventarios en negativo, para los intereses manzanareños, de otras muchas cosas de menor enjundia, en aquella triste primavera de 1810… pero sería prolijo y muy largo de enumerar, sin que cambiase nada sustancial de lo que he pretendido refleje este relato. Por eso, creo apropiado que cierre tintero y pluma, y concluya esta crónica de ruinas y destrucciones en la insigne y, por entonces, castigada y dolorida villa de Manzanares de La Mancha.