¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

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HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

domingo, 15 de noviembre de 2020

279). RELATOS DE PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: MARTIN POVEDA: PAISANO, PATRIOTA Y MARTIR.

 En este relato, dice D. Cosme, le contaré la historia del primer paisano de Manzanares que fue ajusticiado en nuestro pueblo… suceso que ocurrió el 15 de Abril, domingo de Ramos de 1810, en esa triste primavera que le narré en la anterior crónica. 

Por entonces, la actuación de las guerrillas manchegas ya era muy manifiesta y, entre sus efectos y consecuencias, estaría la caida del mismísimo Gobernador de la Mancha, Darmagnac, que fue cesado en Manzanares, meses después, en junio de 1810, en razón principal de la falta de control de su tropa, sobre las guerrillas que actuaban en la región manchega. Haciendo algo de historia, sigue D. Cosme, le comentaré, querido plumilla, que durante la guerra de Independencia, gran número de manzanareños se incorporaron al ejército regular español y bastantes otros pasaron a integrarse en las guerrillas. Sus motivaciones eran muy diversas, según fuera la procedencia e historia del correspondiente paisano… iban; desde la defensa del rey legítimo Fernando VII, al deseo de contribuir a una patria liberada, la defensa de la religión católica o razones más personales, como podía ser el deseo de venganza por la muerte de algunos de sus familiares o expolios de posesiones. Se comprende cualquiera de esas razones, cuando se toma en cuenta que formaron parte de la guerrilla, antiguos oficiales y soldados del ejército regular español, mezclados con campesinos, frailes, curas, médicos, estudiantes o civiles comunes... 

Por el modo de actuar, y proximidad a Manzanares, seguramente, algunos de ello formaron parte de las guerrillas del mítico “Chaleco” que, como sabemos, operaba en la zona de Valdepeñas. Ya le cité, en relato anterior, continua D. Cosme, que la intercepción de algunos correos por “Chaleco”, llevaba el sello inconfundible de Manzanares. Por otro lado, también es seguro que hubo manzanareños integrados en guerrillas que operaban por las zonas de Alcazar, Villarta, Herencia, Villarrubia y, algo más al norte, por el área de Consuegra. Cierto es que permanecieron en el anonimato de la historia, pero allí estuvieron esos paisanos luchando por la patria y con la ilusión de ver liberado a su pueblo y a España del invasor galo, algo que quiero que quede claro en el relato, pues como usted sabe, el hecho de ser Manzanares capital de la mancha francesa, en modo alguno implicó el “afrancesamiento” de su gente, como por envidias insanas de algunos pueblos vecinos a nuestra gran historia de patriotismo, se pretendió transmitir a generaciones posteriores. 

La realidad fue que la gente de la villa de Manzanares, en circunstancias muchísimo más difíciles que las de villas próxímas, aportó más gente a los ejércitos regulares y a la guerrilla que la que ofrecieron algunas otras que nos acusaron de colaboracionistas con los franceses ..Y es verdad, sigue D. Cosme, que dentro de Manzanares, evidentemente no hubo acciones directas contra los gabachos, pues estos, fuertemente pertrechados, superaban con creces al número de aldeanos y cualquier iniciativa armada hubiese constituido una temeridad… aparte que las instrucciones continuas de Sotomayor a los vecinos, acerca de mantenerse pacíficos, en función del pacto de no agresión establecido por él con Liger y Sebastiani, fueron seguidas a rajatabla por un paisanaje “a partir un piñón” con su párroco y Pastor.. Eso sí, por el pueblo operaban cotidianamente paisanos dedicados al espionaje de lo francés y, también, implicados en otras acciones típicas de retaguardia durante esa guerra, como la de intentar propiciar deserciones de soldados de nacionalidades distintas a la francesa, alistados en el ejército imperial napoleónico, que estaban asentados en nuestra villa …algo, esto último, en lo que algunos paisanos de Manzanares mostraron gran habilidad y maestría en aquella guerra, concluye D. Cosme. 

Retrato de Francisco Abad, aguafuerte y buril de Mariano Brandi, hacia 1814-1819. La estampa lleva al pie la inscripción: «DN. FRANCISCO ABAD Y MORENO / Chaleco / Coronel de los Exercitos Nacionales de España». Biblioteca Nacional de España

Justo por este tema, la historia hizo su hueco al manzanareño protagonista de este relato, del que hablaremos enseguida…Pero, antes de hablar de él, le diré algo de cómo se habían organizado los galos para luchar contra las guerrillas manchegas, y que explica bien como se llegó al drama del ajusticiamiento de nuestro paisano... A finales de 1809, los dirigentes franceses decidieron disponer la llamada "Brigada Holandesa", al mando del general Chasse, para combatir a estas guerrillas locales, que ya habían comenzado a incordiarles.. Desde el principio de su actuación, estuvo claro que Chasse no era capaz de controlarlas… y, sus acciones, fueron en aumento, día tras día… Los embates de la guerrilla crecían sin tregua, ni control, causando más bajas a los galos que el ejército regular, en los meses de febrero y marzo del año 1810… En abril, Chasse, estableció su cuartel general en Almagro, para intentar centralizar allí todas sus intervenciones, pero apenas tuvo éxito en su empeño, siendo su mayor logro la incautación de 15 000 ovejas que estaban siendo trasladados a Portugal por los guerrillas…La irritación francesa, a colación de esas continuas acciones guerrilleras, continua D: Cosme, devino enseguida en deseos de venganza contra los guerrilleros y los vecindarios de los que provenían...

Manzanares, como es lógico, por su importancia histórica en la lucha contra lo francés, a pesar del ninguneo de algunos vecinos, estaba siempre en el punto de mira de las más altas autoridades galas, desconocedoras, como sabemos, del pacto mutuo de no agresión que había establecido Sotomayor con Sebastiani. Seguramente, sigue D. Cosme, alguno de esos altos mandos, presionó a Darmagnac, en posición muy débil por su incapacidad para controlar las acciones guerrilleras, para que diese escarmiento a algún paisano, a fin de atemorizar a la población… Es también casi seguro que Darmagnac, ocultó su decisión de dar ese escarmiento, tanto a Frey Sotomayor como al general Sebastiani, y se puso a buscar a su particular “chivo espiatorio” entre la gente de Manzanares. En sus pesquisas, prosigue D. Cosme, encontró el caso de dos paisanos, acusados de instigar a la deserción a dos soldados alemanes del Regimiento de Cazadores de Nassau, ambos encuadrados en el ejército francés instalado en Manzanares. Decidido a reivindicarse, Darmagnac organizó una pantomima rápida de enjuiciamiento criminal que condenó a muerte por fusilamiento a los dos paisanos.. y, mostrándose hipócritamente magnánimo, perdonaba al que, de los dos, tuviera la suerte de ser favorecido en un tétrico sorteo. Uno de los reos, en una decisión heroica, y típica de la hidalga gente de nuestro gran pueblo, comenta, enfático, D. Cosme, se ofreció como víctima, aduciendo que no tenía hijos, mientras su compañero tenía familia numerosa. Esto evitó el sorteo, y abocó a su propia muerte a Juan Martín, Martín-Poveda Núñez-Hoyo, protagonista de este relato, y del que sabemos lo escrito en los archivos parroquiales de Manzanares; donde se dice que:… “era hijo de Pedro Martín-Poveda Nieva y de su segunda esposa, Ana Teresa Núñez-Hoyo Núñez, ambos naturales de la villa de Manzanares…” … “Nació el día 2 de noviembre de 1766, y fue bautizado por Manuel Fernando Sáez Carrascón, cura teniente de la Parroquial, con el nombre de Juan Martín”.. por lo que, al momento de morir ajusticiado, tenía 43 años. 

En su parte de defunción del Archivo parroquial se escribió lo que sigue: “En la villa de Manzanares en quince de Abril de mil ochocientos diez habiendo recibido el santo Sacramento de la Penitencia, murio afusilado por los franceses Martin Pobeda de esta vecindad: testó (cuia disposición se estampará luego qe la parte exhiba el tanto del testamento;) no dexó hijos de su mujer actual Mariana Fernz Pacheco y se enterró en el cementerio de esta Parroquial.- Firma el teniente cura don Tomás Ruiz de Alarcón”... Este episodio, y su época, quedaron magníficamente recogidos por nuestro clero local en la redacción del Manuscrito de la Merced, donde, al respecto, se puede leer esto: “La conducta de Manzanares fue siempre la misma: jamás desmayó: abundaba el terror; el cadalso casi siempre ocupado de víctimas; pues dieron garrote a cincuenta y seis reos; muchos sin otro delito qe ser leales patriotas: Sin otros que fueron fusilados; llegando el rigor y la inhumanidad hasta sortear entre dos infelices acusados de haber solicitado a deserción a dos soldados Alemanes de Nasau; y aún no justificado plenamente fue uno de ellos, llamado Martín Pobeda, vecino de esta villa, sentenciado a muerte y ejecutada esta el quince de abril, el Domingo de Ramos del año de 1810, al tiempo de la misa mayor, sonando los fusilazos qe le asesinaron el mismo instante que se cantaba en la Pasión las palabras “et clamans voce magna emisit spiritum”.  

En Manzanares, puede ud imaginar lo que supuso aquel suceso, me comenta D. Cosme... y, también, que fue uno de los mayores disgustos que padeció nuestro Pastor en aquella guerra. La rapidez y el secretismo con el que Darmagnac llevo a cabo el proceso, y su culminación al inicio de la Semana Santa de 1810, cogió por sorpresa a Sotomayor y a todo el vecindario. Todo Manzanares quedó conmocionado, con una mezcla de miedo y rabia, que hizo temer disturbios en la villa, donde Martín Poveda y su familia eran muy queridos…A pesar del disgusto personal, tanto por la pérdida de un feligrés, como por el sentimiento de haberse visto defraudado por Sebastiani…el compromiso de D. Pedro con su objetivo principal era tal que, aunque sufrió mucho por no haber podido evitar la muerte de Martín Pobeda, en su enorme responsabilidad para con su pueblo y sus gentes, atemperó su ánimo, y enseguida se dedicó a tranquilizar el de las gentes de Manzanares, en sus homilías y en las visitas que habitualmente realizaba a las familias en sus casas, para asegurar que nadie cometiese una locura que hubiera condicionado muchas más muertes. Es casi seguro que, a través de los enlaces que D. Pedro mantenía con Sebastiani, hiciese llegarle su disgusto por lo ocurrido, sabiendo que “tocaría” su alma católica y, al menos, serviría para que, en el futuro, vigilase mejor el cumplimiento de la parte de su compromiso con Manzanares. Quizá, el propio Sebastiani, igual de ninguneado que Sotomayor por Darmagnac, tuvo algo que ver en el cese del gobernador, dos meses después. Nunca lo sabremos, pero, al menos, Sotomayor no tuvo que volver a relacionarse con el ínclito Darmagnac, personaje en el que había perdido toda confianza.

Y, así, mi querido reportero, puede dar por concluida la presente crónica, pues ya fue de bastante para dar cuenta del cruel y desmerecido primer ajusticiamiento de un vecino, llevado a cabo por los galos en la persona de Juan Martín Martín-Poveda, el domingo de ramos de 1810…un sencillo, noble, hidalgo, heroico y patriótico paisano de la insigne villa de Manzanares de la Mancha; concluye, alzando la voz, un emocionado D. Cosme.

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