¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

lunes, 2 de marzo de 2020

245). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UN PUEBLO EN GUERRA…Y UN ESPIRITU NACIENTE.


En el relato anterior, me comenta D. Cosme, conocimos la capitulación del comandante Berthet en el castillo, lo que dio inicio a un interregno libre de franceses en Manzanares; un tiempo de liberación, en que pasaron muchas cosas de interés, subsidiarias, sin duda alguna, mi querido reportero, de sucesivas crónicas... 

Sin embargo, antes de entrar en lo que habrán de ser, me parece buena idea sugerirle una semblanza de la vida de nuestras gentes de Manzanares, en esos dos primeros meses de la guerra.de la independencia, en cierta forma, comentada, “a vuela pluma” en crónicas precedentes. Vale la pena recrear una serie de curiosidades sobre cosas concretas que afectaron a paisanos en esos meses, que, además, explican muy bien como, por ellas, creció en el pueblo de Manzanares, al igual que en casi toda España un espíritu colectivo de nación, antes “adormilado”.

Manzanares, pueblo tranquilo, y de gentes solidarias, me dice D. Cosme, aun a pesar de estar al tanto de lo que estaba ocurriendo en España en Mayo de 1808, y saber que muy pronto los franceses iban a llegar a Manzanares, mantuvo sus rutinas socio-laborales y sus tareas administrativas sin cambio alguno, hasta ese 26 de Mayo en que las tropas francesas de Dupont. arribaron por primera vez a nuestra villa.. Incluso en esos primeros días, a pesar de la conmoción y revuelo que provocó en el ánimo de los manzagatos la presencia gala, se mantuvo relativamente normal la actividad administrativa común, Ejemplo de ello, sigue D. Cosme, y “que viene al pelo”, porque ocurrió en la última semana de Mayo, coincidiendo con esa llegada de las primeras tropas francesas a Manzanares, fue el suceso protagonizado por un paisano, D. Francisco Adán, declarado como “pobre de solemnidad”, quien argumentó a D. Rafael Gimeno, (que ejercía en nuestro Ayuntamiento como “Padre General de Menores”) que, “hallándose separado de su mujer (ésta, en paradero desconocido), vivía de la mendicidad”…y, siguió diciendo que, en esos días, posiblemente porque la gente se retenía en sus casas tras la ocupación francesa de la villa, o porque muchos habían abandonado el pueblo, para irse a sus caseríos, quinterías, u otras villas más alejadas del camino de Andalucía.., su único recurso monetario había disminuido mucho, hasta impedirle, incluso “vestir la desnudez de su hija de 12 años”

En este episodio, sigue D. Cosme, tenemos la primera evidencia del despoblamiento que el inició de la Guerra motivó en Manzanares, las calles se quedaron muy vacías, los indigentes y enfermos, pernoctaban muchas veces a la intemperie, al estar inoperativo y en ruinas el antiguo hospital de Nuestra Señora de Altagracia… Solo la proverbial bonhomía de nuestros paisanos, que los acogían en sus casas,.. o daban algo de comida, a aquella pobre gente, maltrecha y sin techo bajo el que cobijarse, evitó mayores cuitas…. Pero, volviendo al sucedido que le estaba relatando… no crea usted, mi querido cronista, que el Sr. Adán solicitaba caridad al municipio, lo que pedía este orgulloso y digno paisano, era permiso para vender parte de su modestísima casa de la calle Villarreal, y, así, con lo obtenido, vestir y alimentar a su hija,.. Consta que nuestro Ayuntamiento concedió ese permiso, a fecha 1 de junio de 1808, justo cuando los últimos batallones de la primera división del general Dupont abandonaban Manzanares. Este episodio, nos muestra, una vez más, la nobleza hidalga de la gente común de la villa, desde el más pobre de los indigentes, hasta, en este caso también, sus representantes en el Concejo… y, además, como va dicho, comienza a poner en evidencia, que la vida en las calles, y todas las rutinas sociales y laborales de la villa, disminuyeron de inmediato, ante la zozobra provocada por la llegada e instalación de los franceses en ella,,,. 

Sabemos, también, que estos primeros franceses que ocuparon nuestra villa, requisaron lo que pudieron a bastantes paisanos… Quien más, y quien menos, sigue D. Cosme, se las apañó, como pudo, para “ocultar” en sus casas propiedades, enseres y viandas, pero, claro está, bastantes vecinos fueron expoliados en diferentes grados, cosas y cuantías. Los galos se llevaron de nuestras casas: pavos; gallinas; capones; caballos; mulas; pero también; aperos, galeras, carros, o diferentes alimentos como; cebada, trigo, leguminosas, queso…y, sobre todo, vino. El Pósito municipal, fue particularmente esquilmado, y de nuestras múltiples bodegas desaparecieron grandes cantidades de vino, algo que, dice con sorna D. Cosme, explicaría, quizá, en parte, la “mala y desordenada planificación estratégica del ejército galo”… seguro que, más de una vez, establecida bajo los efectos de nuestros caldos, concluye, entre grandes carcajadas y risas, esta última parte de su diserto, D. Cosme...

 Durante los dos meses siguientes, hasta la batalla de Bailen, casi todas las actividades comunes de tipo administrativo, social o laboral de Manzanares, desaparecieron o estuvieron muy inactivas…, por ejemplo, no se celebró casi ninguna boda, y bajó mucho el número de bautizos, entre otras razones porque la villa se despobló, al ir a refugiarse sus gentes, como va dicho, a caseríos, quinterías o aldeas colindantes, que estuviesen más alejadas del camino de Andalucía, pues a esos lugares no se acercaban, casi nunca, los soldados franceses que transitaban con prisa hacía Andalucía, para ayudar a Dupont… Particularmente agraviante para Manzanares, resultó el paso de la segunda división de Dupont, al mando del general Vedel, a finales de junio de 1808,.. los saqueos y la rapiña protagonizados por la llegada del primer contingente de aquellas tropas, el tristemente famoso batallón polaco del general cojo, motivaron gran temor y desasosiego entre nuestros paisanos, que, en aquellos tristes días, abandonaron, “en masa”, Manzanares, a la espera de momentos mejores... 

Naturalmente, todos estos sucesos, fueron aumentando el desafecto a lo francés, tanto en Manzanares, como en las diferentes villas manchegas cortadas por el Camino Real de Andalucía, que padecieron más de lo mismo, al ser transitadas por el ejército de Dupont. Al margen del mayor o menor patriotismo, o “afrancesamiento”, de las diferentes autoridades locales de cada villa, las gentes del pueblo español, continua D. Cosme, y en este caso, el pueblo manchego, y el de Manzanares, fueron, sin duda, los protagonistas principales en el alzamiento del 5 y 6 junio de 1808 contra los franceses, en eso que dimos en llamar “rebelión manchega”. Y como le he dicho antes, sigue D. Cosme, lo mismo o parecido sucedió en las distintas regiones del suelo patrio...

Rendición de Bailén. Fotografía de diario ABC.es

 Casi nunca, como entonces, en la larguísima historia de España, hubo un momento de tanta unión y espíritu nacional, entre los reinos de Iberia congregados por los Reyes Católicos, más de tres siglos antes;... y es que, ya lo sabe ud bien, continua D. Cosme, el carácter hidalgo, habitual en los habitantes de Iberia, lleva muy mal la injusticia y la imposición, sobre todo si se acompañaba del expolio de lo propio. Y qué decirle, entonces, de Manzanares y de La Mancha, dice en tono exaltado y grandilocuente, D. Cosme… nuestra gran región, sigue, cuna del ingenioso hidalgo D. Quijote, y quintaesencia legendaria de ese espíritu, fue ejemplo y adalid de esa actitud… Aquí, en La Mancha, el pueblo de cualquier pueblo, tuvo muy claro que, por justicia y dignidad, había que hacer frente al invasor; y en todos ellos, sin excepción alguna, existió un similar espíritu de lucha entre los aldeanos. Además, en los pueblos de La Mancha, la gran mayoría de las autoridades locales estuvieron del lado de su pueblo, empezando por la máxima regiduría manchega en ese tiempo, con sede en Ciudad Real… ya que el intendente general, D. Juan de Modenés, un gran patriota, fue, como sabemos, principal organizador de esa “rebelión manchega”, sin la que, difícilmente, se hubiera logrado la victoria de Bailen... De hecho, lo único variable entre las distintas villas manchegas, fue la manera de abordar la situación, que vivieron, pero siempre desde un mismo espíritu de unidad de acción patriótica...



 Y si usted me pide algún ejemplo de esto que le comento, sigue D. Cosme, le reiteraré el contraste, dentro de sus similitudes, entre los sucesos de Valdepeñas y Manzanares, en aquel histórico 6 de junio de 1808… En Valdepeñas, la exaltación popular tuvo un componente especial, que no tuvo Manzanares. Me refiero, sigue D. Cosme, a. los destrozos causados por los franceses en la ermita de la Consolación, que representó para Valdepeñas, un ataque frontal a sus valores y tradiciones religiosas; lo que motivó en su gente sensaciones mucho más intensas que las de las rapiñas sufridas en la villa... al fin y al cabo, anunciadas por lo ya sucedido en pueblos más norteños.. 

El famoso “cura Calao” y la Junta local de gobierno de Valdepeñas, surgida tras esa profanación, se mostró tan beligerantemente activa contra el francés que, incluso, quizá de manera algo temeraria, tendió una emboscada en el interior de la villa a las tropas de Liger Belair: Ciertamente, Valdepeñas pasaría a la historia de esa guerra por su heroicidad, pero con la contrapartida de una batalla brutal, con gran cantidad de muertos. En Manzanares, no tuvimos agravios significativos a nuestro elenco religioso, que pudieran haber azuzado aun más la animosidad existente en el paisanaje... pero, en todo caso, sigue D. Cosme, nunca podremos agradecer bastante a la figura de nuestro egregio párroco, Sotomayor, como supo atemperar las pulsiones de las gentes de la villa, incluidas las del alcalde mayor: Miret, para que, sin disminuir un ápice todas las acciones patrióticas antifrancesas (que nos llevarían al reconocimiento del Reino de España como Fidelisima villa), no se produjera en Manzanares ninguna muerte violenta entre nuestro paisanaje, durante los meses de junio y julio de 1808,.. 

Sotomayor, continua D. Cosme, con su gran inteligencia, y un discurso extraordinariamente bien ajustado a las circunstancias, supo, incluso, utilizar el terrible episodio del asalto al hospital de sangre francés de Manzanares, para ganarse la confianza y la voluntad del general Liger Belair, concretando con él, un pacto mutuo de no agresión, que daría sus primeros frutos al final de ese mes de junio, cuando el citado Liger Belair, logró frenar los desmanes y saqueos que había iniciado en el pueblo, el famoso “general cojo”, máxima autoridad del batallón polaco de la división de Vedel,

Con lo ya relatado, me parece a mi, querido cronista, que ya fue suficiente para conocer las penurias vitales de las gentes de Manzanares, en aquel comienzo de la guerra de la independencia,… así como, también, creo que hemos dejado constancia del nacimiento de un espíritu colectivo de unidad de acción nacional, que surgió en todo el pueblo español, tras ser herido en sus valores más íntimos y atacado en su propia identidad…El soberbio Napoleón, y su, supuestamente, invencible imperio, no sabía bien, lo que se le venía encima…y, en eso, en todo eso, que está todavía por llegar, y por conocer, la insigne villa de Manzanares de La Mancha, tendría muchísimo que decir…..

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