¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

martes, 24 de marzo de 2020

249). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: LA GUERRA RETORNA... VUELVE EL DESASOSIEGO, EL TEMOR Y LOS RECELOS.


Como quedó apuntado en anterior crónica, mi querido reportero, inicia D. Cosme ésta, al principio del otoño de 1808, los movimientos militares en Francia y España, hablaban de la inminencia de una nueva invasión francesa de la península ibérica. El desasosiego, el temor y los recelos, comenzaron a cundir otra vez en la población, y aunque muchos españoles aun estaban muy galvanizados por la victoria de Bailen, y dispuestos a enfrentarse a todo lo que viniera, lo cierto es que, en el ambiente, comenzó a dominar la perspectiva de los males de la guerra, de los terribles momentos vividos recientemente, antes de esa emblemática batalla...

Reaparecieron por doquier y, poco a poco, continua D. Cosme, en aquel otoño de malos presagios, según se aproximaba la guerra, los recelos y pequeños o grandes ajustes de cuentas, verbales y jurídicos, entre las villas y las gentes comunes, algo, por desgracia, muy propio de la miseria humana, en la peor versión de su naturaleza, que suele mostrarse en momentos difíciles. En ocasiones, se recelaba o directamente se atacaba a algunos por su posible "afrancesamiento"... y, otras veces, eso sucedía por el simple oportunismo ventajista de otros, que intentaban sacar partido de causas concretas de "debilidad" social en algunos ciudadanos, por mor de su etnía o de sus circunstancias inmediatas, de lo que, en Manzanares también tuvimos algunos ejemplos, como veremos más adelante en esta crónica, concluye D. Cosme esta introducción a ella....

Y es que, querido reportero, estaba llegando el reinicio de las hostilidades y de la guerra.... El 4 de Noviembre de 1808, prosigue D. Cosme, entran en España ocho cuerpos de ejército francés, enormemente pertrechados, y dispuestos a conquistar de inmediato toda España. Ante esa avalancha gala, la Junta Central Gubernativa del Reino de España, ordenó la movilización de todo el ejército español y, el 14 de Noviembre de 1808, en un manifiesto encendido, expresó, entre otras cosas, estas: . "No hay un español que no haya jurado en su corazón vencer o morir por su Patria, debe continuarse por mar y por tierra, mientras no se restituya el trono a Fernando VII y se estipule la absoluta integridad de España y de sus Americas, sin la desmembración de la más pequeña aldea"... 

Y, desde luego, querido cronista, no quiero pasar la oportunidad de manifestarle aquí, que Manzanares y su gente, en ese tiempo de preparación para la inminente reanudación de las hostilidades, siguió dando muestras de su patriotismo, alejando, una vez más, los infundios de afrancesamiento que algunos se empeñaban en mantener... Manzanares, fue uno de los pueblos de la Provincia de La Mancha que más contribuyó en finanzas y personal en esas preparaciones bélicas, mostrando una actitud mucho más clara al respecto que otras villas vecinas... En esa línea que le argumento, sigue D. Cosme, resulta bien conocido, por que quedó registrado en la Junta de Ciudad Real, el 28 de Agosto de 1808, que Manzanares aportó 114.984,26 reales y una recluta de 128 mozos para el ejército de Andalucía; mientras que otros pueblos como: Valdepeñas, Daimiel, Almagro y Ciudad Real, aportaban solo 2/3, o la mitad de esa cantidad, y muchos menos soldados... que además se le negaron al ejército de Andalucía, aduciendo que se quedaban en milicias manchegas, para estar cercanos a sus casas... 



En los primeros días de Noviembre, comenta D. Cosme, parecía que las previsiones francesas de un triunfo contundente y rápido sobre los españoles se iban a cumplir, con victorias en Espinosa de los Monteros, Gamonal, Burgos, Tudela...; el ejercito francés avanzaba veloz y sin freno. Llegó el 30 de Noviembre,y las tropas francesas alcanzaron Somosierra, y solo unos días después, el 4 de Diciembre de 1808, el general Morla capitula Madrid. El 7 de Diciembre cae Aranjuez, y esa misma tarde los franceses entran en Ocaña. A ese tiempo, sigue D. Cosme, la Junta Central Gubernativa del Reino había trasladado su sede a Sevilla y, desde entonces, se asistió, en aquellos días de final de 1808, a la triste visión de un pueblo español fugitivo hacía el sur, y no solo de sus gentes civiles, también de sus militares.... Resultó, por ej, muy llamativo y significativo en nuestro pueblo que, a las dos horas de haber recibido orden de retirada a Despeñaperros, la compañía de voluntarios extranjeros, y el resto de militares que había en Manzanares, desaparecieron como por ensalmo, haciendo contundéntemente real la poca confianza que la población tenía en ellos... Desde luego, prosigue D. Cosme, en Manzanares, como en cualquier pueblo más al sur de Madrid, se vivió, en aquel noviembre de 1808, con especial desasosiego y temor todo lo que anunciaba ese éxodo de gentes que cada día transitaba al sur por el camino de Andalucía; a los que, unas veces, se les consideraba traidores a la causa española; otras, cobardes e incapaces de enfrentarse a los franceses; y, solo aquellos que tenían un juicio mejor y más tranquilo, pensaban en las razones que, realmente, motivaban el éxodo de la gran mayoría, el instinto de pura supervivencia, lo cual no dejaba tampoco de ser desasosegante y de mal presagio, remata D. Cosme...

En relación a este éxodo, mucha gente de la que transitaba hacía parada y fonda en el pueblo... y, entre ellos, algún personaje de relieve, como fue el caso de D. Antonio Alcala Galiano que, años después, sería uno de los políticos liberales importantes en la España de postguerra; aunque, en aquel tiempo, solo era un joven de 19 años que huía de Madrid con su mujer y su madre. Sabemos de su estancia en Manzanares, porque lo escribió en sus Memorias, y le propongo, querido plumilla, que transcriba en su crónica, algunos párrafos de lo que D. Antonio percibió en nuestro pueblo, que reflejan bien los recelos que motivaba ese éxodo fugitivo en mucha gente de las villas por las que transitaban los que huían... Aquí le dejo ya, para su crónica, los párrafos prometidos: "Habíamos llegado a Manzanares, donde teníamos que hacer noche. Recién establecidos en nuestro cuarto en la posada, se entró en él un criado de la misma, mocetón alto y fornido y no de la mejor traza, El hecho mismo de su entrada, y su gesto,...nos pusieron en cuidado...." ..."la cara del que había entrado...nada bueno prometía. Callados nosotros, el rompió el silencio diciéndonos: Aquí tienen ustedes el hombre que ha muerto más franceses en La Mancha" (refiriéndose a la matanza del hospital de sangre, donde, según él decía, había participado).. y sigue escribiendo Alcala Galiano.. "pero el que se había entrado en nuestro cuarto venía a algo más que referirnos sus proezas" ..."Y aquí tienen ustedes al que ha de rematar a todos los traidores"... "Esto último venía más claro... no teníamos motivos para estar tranquilos"... Respondímosle, pues, en coro: "Bien hecho, porque los traidores son peores que los franceses"...

Creyó él o que no le entendíamos o que no le queríamos entender y que le convenía declarar sin rodeos su pensamiento, y así...nos dijo: "Dicen que todos los que vienen de Madrid son traidores".... "Ya, pues, no quedaba lugar al disimulo, siendo inminente nuestro peligro. No sabiendo que hacer, le pregunte yo: "¿Y por qué han de ser traidores?. "Porque -me respondió- se vienen huyendo de resistir a los franceses"...Tuve yo entonces, por mi fortuna, una de esas ocurrencias de aquellas que suelen sacar bien de trances apurados... "¿Como de los franceses? -le pregunté- . Pues qué, ¿"no se saben aquí las últimas noticias"?. Los franceses han llevado una derrota y ya apenas queda uno en España, de modo que no hay de quien venir huyendo"...y sigue, D. Antonio.."A hombres de aquella especie eran muy gratas semejantes patrañas, las cuales corrían entonces como verdades a cada paso. 

Batalla de Valdepeñas, 6 de Junio 1808.

Quitósele, pues, la furia con la alegría de la supuesta victoria y nos dejó en paz, aunque deseosos de vernos lejos de tal monstruo, que por desgracia tenía muchos partidarios. A la mañana siguiente continuamos nuestro viaje" ... Otras cuitas de aquel tiempo de malos presagios, continua D, Cosme, eran las que se vivían en los pueblos y villas entre sus propia gente, a cuenta de cuentas pendientes entre vecinos, que motivaban malentendidos, infundios interesados o acusaciones, más o menos verídicas de afrancesamiento, espionaje o colaboracionismo con el enemigo... 

En Manzanares, y en referencia a todo esto, sucedió de todo un poco, sigue D. Cosme su relato,... ocurrieron cosas lógicas, como la incautación de todas las propiedades y patrimonio del histórico Marquesado de Salinas, cuando su cabeza visible de entonces, D. Agatino, casi único afrancesado bien declarado en el Manzanares de la época, decidió unir su suerte y destino, al Rey impuesto, Jose I, huyendo con él, y toda su corte, a Francia, tras la derrota de Bailen... Sin embargo, hubo situaciones injustas y difíciles para otras gentes del pueblo como, por ejemplo, aquellos paisanos que tenían la desgracia momentanea de ser de origen francés... y tal fueron los casos, continua D. Cosme, de dos comerciantes arraigados en Manzanares, desde mucho tiempo antes, y muy bien reputados en el pueblo, que incluso actuaron durante el verano, y a petición de nuestra Junta Local de Gobierno, como interpretes de los franceses que pasaban por Manzanares. Me refiero a D. Pedro Ferrandis y a D. Juan Condé... que, a la vista de lo que sucedía, se personaron, el 30 de Noviembre de 1808 ante el escribano local Juan Antonio de Ressa, manifestándole que... habiendo ya solicitado, previamente, se les admitiera como españoles, por su largo tiempo de convivencia entre nosotros, querían elevar su petición a la "Sala de Alcaldes de Casa y Corte", para que esta aprobase su juramento como españoles...pero, en aquel tiempo de recelos, la respuesta no fue la que esperaban...recibiendo el Ayuntamiento de Manzanares orden tajante de traslado de ambos a El Escorial, donde las autoridades centrales del Reino estaban concentrando a todos los originarios de Francia, residentes en España... De tal forma que tuvieron que abandonar sus casas, tiendas y propiedades, y nombrar a D Manuel Díaz de Lope Díaz, apoderado de todo lo que poseían en Manzanares, Membrilla y La Solana. 

Otras cosas de rango menor que se dieron el pueblo en aquel tiempo que prometía una nueva llegada de los franceses, fueron las múltiples reclamaciones que se hicieron por muchos vecinos de patrimonios y enseres que les habían sido incautados por los franceses en los meses de verano, se reclamaron, carros, mulas, víveres, y un largo etcétera, con los nulos resultados que usted supondrá. Especialmente ingenua fue la reclamación de la abadesa del Convento de Franciscas, D. Rosa del Espíritu Santo, a cuenta de cobrar el "impuesto de los juros", que el Convento había dejado de percibir aquel verano.

Y, así las cosas, mi querido reportero, es un buen momento para concluir esta crónica, que creo habrá servido de bastante, para plasmar el escenario receloso que se vivió al final del otoño de 1808 en toda España y, también, por supuesto, en la muy relevante villa de Manzanares de la Mancha, sobre todo, según se iba aproximando a ella el nuevo frente de guerra...la suerte estaba echada de nuevo para Manzanares... Y de lo que sucedería muy pronto...que, ya le adelanto, engrandecería todavía más, si es que cabe, (y ya verá usted que cabe) la legendaria leyenda de este pueblo magnífico, hablaremos, que también hay mucho, y muy enjundioso, de lo que hablar, en sucesivas crónicas..

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