¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

martes, 3 de marzo de 2020

246). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UN AGOSTO MAGNIFICO Y LIBERADOR.


Pues si, mi querido reportero, la capitulación del Comandante Berthet en el castillo, el día 29 de julio de 1808, tras el glorioso triunfo de las tropas españolas en Bailen unos días antes, trajo a Manzanares la liberación de la tiranía francesa, y dio paso, como he querido reflejar en el encabezado, a un agosto magnifico y liberador para nuestro pueblo...

Ese día 29 de julio, Manzanares estalló de júbilo...y, con la nobleza que siempre caracterizó a nuestra gente, en el ambiente de la villa se detectaba una alegría sana y un alivio reparador de los sufrimientos y vejaciones vividos en los dos meses previos, con muy poco espacio para el rencor, hacía quien les había causado tanta insidia. Y ese ánimo hidalgo y alegre, aparte ser algo indeleble en nuestro carácter, se advertía esos días con intensidad en la buena gente de Manzanares, entre otras cosas porque, a diferencia de lo que había sucedido en villas cercanas,.. gracias a la inteligente sabiduría prudente de nuestros dirigentes locales y, muy en particular, de nuestro párroco, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, Manzanares, había salido indemne en lo más preciado, la propia vida de sus gentes. Esa realidad nuestra, muy distinta, por ejemplo, a la de la vecina Valdepeñas, donde la alegría de su paisanaje por la liberación, se acompañó del inevitable duelo por el recuerdo del gran número de familiares y amigos muertos en aquella infausta y heroica fecha de 6 de junio de 1808, se hacía notar, en todo su valor diferencial, precisamente, y sobre todo, al momento de cesar la vorágine de esos dos terribles meses de guerra en La Mancha...

El contraste de la realidad inmediata de los dos pueblos ya liberados, engrandeció entre la gente de Manzanares, aún más de lo que ya estaba, la egregia figura de su párroco y pastor, D. Pedro Alvarez de Sotomayor, pues la secuencia de los hechos acontecidos en nuestro pueblo, le mostraban, a los ojos de todo el mundo, como el principal artífice de ese diferente destino vital de las gentes de ambas villas, a favor de Manzanares... Muchos paisanos de Manzanares, tomaron conciencia que debían su vida, y la conservación de sus haciendas, a la inteligentísima intervención de su Pastor con el general francés Liger-Belair, en aquellos días de intensa zozobra y miedo que siguieron al trágico episodio del asalto al hospital de sangre francés, instalado en el convento de los Carmelitas, concluye solemne y enfático, D. Cosme, esta introducción a la crónica...

Grabado de la vieja imagen de Ntro. Padre Jesús del Perdón.

La vida en el pueblo, y sus rutinas diarias habituales, sigue D. Cosme, recomenzaron, casi de inmediato, al conocimiento de la victoria en Bailén... y, por ejemplo, tras más de 20 días sin ninguna boda, algo muy inhabitual en verano, el 26 de julio, todavía con Berthet en el castillo, pero ya sabedores en el pueblo de su muy próxima capitulación, se celebró en nuestra parroquia el enlace matrimonial de D. Alfonso Camacho y Dª Antonia Nuñez-Nieto, primer evento indicativo del inminente retorno a la normalidad social y administrativa en Manzanares… Quienes habían huido a refugiarse en caseríos, quinterías o villas próximas, durante todo el tiempo que duró la invasión francesa, comenzaron a regresar a sus casas... El vecindario, continua D. Cosme, ya sin franceses en el pueblo, en los primeros días de agosto de 1808, casi sin creérselo todavía, pero muy ilusionado ante la confirmación de la estrepitosa derrota francesa en Bailen, dirigió enseguida sus ojos a lo cotidiano… los comercios abrieron sus puertas; bodegas, herrerías molinos.y diversas industrias locales de menor rango, reanudaron su actividad. Los labradores volvieron a sus faenas terrenales, y los pastores a sacar sus animales a los pastos que la encomienda les tenía habilitados desde tiempos inmemoriales.. En el pueblo, prosigue su charla un D. Cosme entusiasmado, también se reanudó enseguida la actividad administrativa del Ayuntamiento, el juzgado, la encomienda, los escribanos y otros profesionales liberales, en esos primeros días de agosto de 1808... lo que, añadido a la reapertura del mercado diario en la Plaza Pública, configuró muy pronto un estado de relativa normalidad en Manzanares… Por si eso fuera poco, que ya era mucho, cuando los paisanos dirigieron sus ojos al campo, observaron con agrado la inminencia de una muy buena cosecha de granos, a pesar del calurosísimo verano que se estaba viviendo, por lo que todo el mundo del pueblo, con tierras a su cargo, se afanó de inmediato. para asegurar el prometedor rendimiento que anunciaba esa abundante y dorada mies en las campiñas, remata, lírico, D. Cosme, esta parte de su disertación… Los franceses, continua,.. es verdad que habían esquilmado y rapiñado nuestro Pósito, y también múltiples casas del pueblo, en sus pasos por la villa, pero, por suerte, no se entretuvieron demasiado en destrozar lo sembrado en nuestra encomienda...

Así las cosas, mientras tanto, prosigue D. Cosme, no piense usted que la guerra había terminado; el nuevo monarca impuesto, Jose I, hermano de Napoleón, había llegado a Madrid el día 24 de julio, siendo proclamado Rey de España, con gran boato, al día siguiente, 25 de julio de 1808;… si bien es cierto, comenta con retranca D. Cosme, que muy poco disfrutó el Palacio Real de Madrid… Puesto al día de la derrota en Bailén, tuvo que poner pies en polvorosa, abandonando la capital, con toda su corte y tropas, el 31 de julio de 1808.. Esa noticia, fue acogida en toda España con gran alegría, pues suponía el reconocimiento por Francia que la derrota en Bailen había sido mucho más que una batalla pérdida; significaba la necesidad de replegar sus ejércitos, y también un replanteamiento total en la estrategia a seguir en España; y, además, continua D. Cosme, ese repliegue francés, suponía una tregua muy útil y necesaria para los españoles, que les permitiría recuperar fuerzas y reorganizarse para el muy previsible contraataque francés… que, efectivamente, se concretaría unos meses después.

Pero, a ese tiempo de últimos de julio de 1808, sigue D. Cosme, lo que tocaba, por parte de España, era tomar conciencia clara de dos cosas: la primera, que el imperio napoleónico era batible, algo que, por primera vez en Europa, habían demostrado nuestras tropas en Bailen…y, la segunda, también igual de diáfana…Napoleón no se iba a conformar con la situación; ni se iba a quedar de brazos cruzados, lamentando su derrota… más bien, al contrario, herido en su orgullo, concluye D. Cosme, estaría ya preparando su venganza,….

Nada más conocer el mando español, la evacuación y retirada de Madrid del ejército francés, ordenó la marcha a la capital de los ejércitos españoles de Levante y Andalucía. En lo que concierne a Manzanares, continua D. Cosme, desde que nuestros munícipes conocieron que, cumpliendo esa orden, el ejército andaluz del General Castaños pasaría por Manzanares, siguiendo el obligado Camino Real de Andalucía, comenzaron a preparar y adornar el pueblo; sobre todo la Plaza Pública y sus calles principales, para ofertar a los héroes de Bailen el recibimiento que se merecían…. Castaños, se tomó con bastante calma el viaje hacia Madrid, lo que le permitió recalar, a lo largo del trayecto, en varias villas cortadas por el Camino Real de Andalucía, siendo convenientemente agasajado en todas ellas. Entre unas cosas y otras, el General Castaños, que había aceptado de buen grado pernoctar en nuestro castillo. seguramente pactó su arribó a Manzanares, de acuerdo con nuestra Junta Local de Gobierno, para la emblemática fecha del 15 de Agosto de 1808, festividad de Nuestra Señora de la Asunción… A falta de ferias, que aquel año no se celebraron por la guerra, la Plaza lucía engalanadísima y radiante… Al reclamo de los pregoneros del Ayuntamiento, casi toda la gente del pueblo, incluidos varios de los paisanos que participaron en la batalla de Bailen, integrados en aquel heroico regimiento provincial de Ciudad Real que, al mando del coronel Ximenez Pedrero, frenó en seco, y definitivamente, los postreros intentos de Dupont …

Esa mañana del 15 de agosto de 1808, en la Plaza pública de Manzanares, se congregó una multitud exultante de felicidad, que disfrutaba todavía su reciente liberación… Castaños entró a la Plaza por la calle de la cárcel, encabezando la división de reserva de su tropa de ejército, acompañado del general La Peña, que la mandaba. A los acordes de música militar, la tropa desfiló marcial para ir ocupando el centro de la Plaza. Los veteranos soldados de Castaños, lucían espectaculares en sus flamantes y coloristas uniformes, advirtiéndose en sus rostros el orgullo de la gran victoria que habían conseguido en Bailen, hacia menos de un mes. El alcalde Miret, el párroco Sotomayor y la Junta local de gobierno de Manzanares, les recibieron con todos los honores, entre el delirio general de casi todo el pueblo de Manzanares, que no paró de vitorear y aplaudir a sus liberadores. El General Castaños, La Peña, y otros mandos principales de la tropa, visitaron la Parroquia, y luego fueron agasajados en el Consistorio, desde cuyos balcones, el general Castaños leyó un vibrante y emotivo discurso, en el que agradeció y destacó el patriotismo del pueblo de Manzanares, con unas históricas palabras que, a continuación, le entresaco, .de todo lo que escribieron varios de nuestros curas del clero local, años después, en el Manuscrito de la Merced:
“…y no sería sin fundamento, no quitando a nuestros generales y soldados la gloria que adquirieron en esta jornada, al afirmar que la tal derrota de Dupont, y su rendición inesperada, se debió en gran parte a los procedimientos de Manzanares…. Así lo aseguró el Ecmo. Sr. General Castaños en su tránsito por esta villa después de esta memorable victoria”….

General Castaños.

Al día siguiente, 16 de Agosto, Castaños, tras pernoctar en el castillo, partió con sus tropas a Madrid, donde llegaría una semana más tarde, en olor de multitud, tras haber sido celebrado y agasajado en los diferentes pueblos que atravesó por La Mancha…
Manzanares, por su parte, siguió disfrutando de su recién lograda libertad en los días que siguieron. Todavía, antes de terminar ese magnífico agosto, nuestra Junta local de gobierno, recibió en el Consistorio a los miembros de la Junta Superior Gubernativa, que, desde Sevilla, organizó toda la estrategia del ejército andaluz de Castaños. Como era de rigor, el Presidente de dicha Junta, D. Francisco Saavedra, y su secretario, D. Martín de Garay, hicieron un panegírico de Manzanares, y su importancia en la victoria final, instando a nuestros dirigentes a mantenerse en alerta, y con la misma actitud, ante la previsible nueva reacción francesa,.. a lo que correspondieron nuestros municipes con muestras de reconocimiento a esa Junta y al ejército andaluz que nos había liberado, asegurando a Saavedra que, de volver, los franceses tendrían cumplida y eficaz respuesta, palabras premonitorias de lo que ocurriría, antes de acabar ese 1808, cuando, efectivamente, los temerarios galos osaron regresar por nuestros lares manzagatos, concluye divertido, y entre risas, D. Cosme, su referencia a este episodio .

Ahora, es ya, mi querido cronista, momento de punto final a este relato, que ha servido para mostrar, una vez más, y van ya muchas, ese carácter hidalgo y determinado de las gentes de esta insigne villa histórica de Manzanares de La Mancha, capaz siempre, ante el cambio favorable de sus circunstancias inmediatas, de trastocar, enseguida, un estado de cosas trágico y complicado, en una situación de bonanza y de sencilla eficacia.

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