¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

miércoles, 25 de marzo de 2020

250). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: …..LAS ESPADAS EN ALTO.


Con los franceses ocupando Ocaña, el 7 de diciembre de 1808, tal como hemos visto en el relato anterior, la guerra era un hecho de nuevo en La Mancha, comenta D. Cosme para iniciar esta crónica… El repliegue de tropas españolas hacía el sur, por el Camino Real de Andalucía, acompañados de un éxodo creciente de civiles, inundaba todos los días en Manzanares: caminos, calles y posadas, de gentes con gesto compungido y miedo en los ojos...y ese trasiego, que comenzó en Noviembre de 1808, continua D. Cosme, se incrementó de forma tan sustantiva en diciembre, que anunciaba a Manzanares la inminencia de la llegada, otra vez, del odiado invasor francés, y ponía de nuevo a nuestra gente “con las espadas en alto”...

 Ahora, prosigue, los fugitivos eran cada vez más comprendidas en su decisión de huir, cuando, a su paso, explicaban las tropelías, saqueos y asesinatos a mansalva que estaban llevando a cabo los soldados franceses en todos los pueblos y ciudades ya ocupados, sin ninguna intención aparente de control por parte de sus mandos... De hecho, continua D. Cosme, hasta el general en jefe del ejército español del Centro, Lapeña, en algo insólito en una guerra, mandó una misiva al mando francés de Madrid, pidiéndole que sus tropas cesasen en los saqueos, tropelías y crímenes indiscriminados, advirtiéndole que, de no ser así, le sería imposible evitar la venganza del pueblo español hacía los muchos presos franceses que tenía a su cargo…

La cosa había llegado a tal extremo, prosigue D. Cosme, que, al poco de la toma de Madrid, cuando Napoleón estaba reunido en Chamartín, el 11 de Diciembre de 1808 con sus generales, para diseñar la estrategia en la ofensiva de sus ejércitos, el propio Emperador hizo un receso en esas tareas , para leer un parte militar del Mariscal Victor, redactado un día antes en Ocaña, donde el citado Victor decía de su propio ejército: “jamás el soldado en ningún tiempo de guerra ha conocido tantos excesos como los que viene cometiendo durante algunos días. Los ejemplos de grave severidad no detienen su bandidaje. Su insubordinación ha llegado a tal grado que a pesar de los esfuerzos de los oficiales para mantenerlos en filas, apenas se consigue con una cuarta parte; las tres restantes se desbandan por los campos, donde cometen horrores que apenas se pueden concebir”… 

Al terminar la lectura de este parte, Napoleón ordenó al general Latour-Marboug se trasladase a Aranjuez con su división de Dragones... y al Mariscal Victor marchar a Toledo con su primer cuerpo de ejército, para implantar el orden y la disciplina en las tropas francesas concentradas en ambas ciudades y en villas próximas. En la misma reunión, Napoleón mandató al mariscal Bessieres, Duque de Istria, para la primera de las órdenes que habría de afectar a Manzanares, en esta segunda fase de la guerra... En concreto, Napoleón ordenó al Mariscal Bessieres que, una vez restablecido el orden en Aranjuez, instase a la división de Dragones del General Latour Manbourg, transitase la llanura manchega, hasta Sierra Morena, en varías partidas de exploración. Claro está, hace una pausa D. Cosme, para seguir diciéndome, con su fina ironía, que Napoleón, seguramente, no reparó (quizá, porque, en claro error de omisión, nadie de su esquipo se lo advirtió)… en que, para llegar hasta Sierra Morena, antes había que atravesar Manzanares…y, ay!!... amigo mio!!...pronto entendería el fatuo Emperador, Napoleón Bonaparte lo que significaba ese nombre...esa villa manchega.. las magníficas gentes de esa villa de Manzanares, y lo que eran capaces de hacer....



Adelantemos, para el relato, que habrían de pasar algo más de cuatro meses, antes que las pezuñas de los caballos normandos o las suelas de los soldados gabachos, oyasen o pisasen, el solar de la nunca bien significada villa de Manzanares de La Mancha. Desde aquella época, el nombre de Manzanares, estuvo presente, mucho más de una vez, en la mente y en el relato del Emperador de Francia, Napoleón Bonaparte
Mientras tanto, en ese mismo tiempo, la gente común de Manzanares, los primeros días de aquel desasosegado diciembre de 1808, ignorantes de esas órdenes napoleónicas, pero alertadas por los fugitivos de lo que les venía encima, se llenaron de temor y dudas… algunos vecinos comenzaron a huir hacia el sur, uniéndose a la diáspora de los que ya lo hacían… y, otros, la gran mayoría, en casi un ritual diario, nada más levantarse por las mañanas, miraban por las ventanas, o entreabrían las portadas de sus casas con la esperanza de no ver uniformes de soldados franceses por las calles…Muchos labradores de la villa, sabedores de la ocupación francesa de la provincia de Madrid y de parte de la Toledo, empezaron a dejar aplazadas las tareas de los campos norteños de Manzanares; muchos otros, los que trabajaban en el pueblo, se acercaban todos los días a la Plaza Pública, para intentar enterarse de cómo estaban las cosas, algo que, solo con advertir, allí, la parálisis creciente de actividades administrativas y burocráticas en los juzgados, en el ayuntamiento, o en despachos de escribanía, como también el descenso de eventos parroquiales, (bautizos, bodas, etc..) hacían evidente la inminencia de lo que estaba por suceder…Además, el rostro o el gesto de cualquiera de los miembros de nuestra Junta Local de Gobierno, los más “enterados” del pueblo. lo decía muy a las claras, cuando entraban o salían del Concejo,… no se necesitaban de más palabras ni comentarios… la suerte parecía echada, y muy pronto, para Manzanares…

Entre tanto, sigue D. Cosme, paralelamente, y también a primeros de diciembre, una vez tomado Madrid por los franceses el día 4 de ese mes, los componentes de la Junta Central Gubernativa del Reino de España abandonaron precipitadamente Aranjuez, y reubicaron su sede, los días siguientes, en el alcázar de Sevilla. Este traslado, aumentó la sensación de descontrol y miedo entre las gentes de España, y se echaba muy en falta que la Junta Central Gubernativa tomase alguna decisión que mostrase a la gente no su liderazgo de España; simplemente, sentencia D. Cosme, muchos españoles se conformaban con que se “anunciaran” como máxima autoridad, del Reino, pues no eran pocos, ante el caos existente, los que desconocían su existencia y su rango.

 Resultaba perentorio que las sufridas gentes de España, tomasen conciencia de su existencia.. que conociesen quien tenía la responsabilidad de regir, ordenar y reconducir la triste realidad española, donde, en solo unos días, se estaba instalando entre sus gentes un ambiente derrotista, que contrastaba enormemente con un mismo pueblo, orgulloso de sí, y que se veía capaz de todo, solo cinco meses antes….Y, en ese estado de cosas y de caos, prosigue D. Cosme, elevando el tono de voz, como acostumbra al anunciar algo bueno que atañe a Manzanares,… resopla fuerte, hace una pequeña pausa… y, con solemnidad, me dice;...y, si, mi querido cronista, por fín!!...por fín, algún miembro de esa Junta Central, tuvo la clarividencia de acordarse de La Mancha, y muy en particular de Manzanares, en una de esas primeras decisiones que las gentes de España estaban demandando ávidamente… El devenir de los acontecimientos, que iremos conociendo en sucesivos relatos por llegar, darán cuenta de la importancia de esa decisión en el futuro de la guerra, y también de lo que supuso para mayor gloria de la insigne villa de Manzanares de La Mancha,.. 

Daoíz y Velarde, héroes de la Independencia.

Pero de eso, de las nuevas glorias que tendremos que añadir a las ya muchas de este pueblo magnífico, que por fortuna es el mio!!….dice, jocoso, D. Cosme (rebajando, inmediatamente después, su tono solemne de voz, para concluir esta parte de su diserto)… ya hablaremos en otros relatos.; ahora me centraré en contarle la decisión a que me referí antes… Como le acabo de decir, continua, en una de las primeras reuniones sevillanas de la Junta Central Gubernativa del Reino de España, algún preclaro hombre de aquella Junta, cuya identidad no nos ha reconocido la historia, sugirió al resto de los miembros, la posibilidad de reorganizar la actividad de las milicias manchegas, que tan buenos resultados había dado en Junio y Julio, siendo decisivas para la victoria final de Bailen… La idea fue, inmediatamente, muy bien acogida por todos los presentes… y, allí mismo, se comisionó a uno de los miembros de la Junta, presente en la reunión, el marqués de Campo Sagrado, para viajar a La Mancha a intentar reunificar y alistar en una milicia consistente, a los múltiples soldados que andaban dispersos por: los caminos, los montes bajos, o que vivían escondidos en cuevas o caseríos del campo, a más de los que estaban camuflados, como civiles, en distintas villas de la región, con el objetivo inicial de fortificar los pasos de entrada a Sierra Morena, en un intento de parar allí el hasta entonces incontenible avance del ejército imperial napoleónico. 

La operación tuvo bastante éxito, logrando la recluta de unos 6.000 infantes, a los que se pudo dotar de más de 3000 caballos y varias piezas de artillería…..Con ese pequeño ejército ya constituido, y a esos efectos de fortificación de Sierra Morena, se estableció de inicio, en La Carolina, la Junta de Gobierno de La Mancha, encomendándose al general marques del Palacio el mando de esa tropa. Este general, sigue D. Cosme, debía ser lo suficientemente avispado, como para dedicar un tiempo a revisar lo que había pasado en la primera parte de la Guerra en toda la región, debió hacer uso de la información que se manejó entonces por el General Castaños en Bailen, y de los informes que poseía la Junta Central de Armamento, enviados a su Presidente, el Duque del Infantado, por las Juntas locales de Gobierno de todas las villas manchegas, al final del verano de 1808, entre los que estaba el brillantísimo documento que redactó Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, en nombre de la Junta Local de Manzanares, que ya conocimos en crónicas previas… 

No es de extrañar, por tanto, que, cuando del Palacio leyó, y se empapó, de toda esa información, Manzanares, resaltase en su pensamiento de inmediato, por su posición estratégica, su castillo y, sobre todo, por todos las eficaces actuaciones, que la sabía actitud y determinación de su Junta Local de Gobierno y de su paisanaje, habían hecho durante el verano anterior, reconocidas por muchos como las más determinantes de La Mancha, para el éxito final de Bailén.. Para el general del Palacio, quedó muy claro, antes de entrar en hostilidades, que Manzanares podía ser el último y gran bastíón de La Mancha, para impedir la llegada de los franceses a Sierra Morena,…A fé que no se equivocaba, para suerte de España, del devenir de la guerra…y a mayor y nueva gloria de la insigne villa de Manzanares de La Mancha,

Pero quede usted con el regusto de lo aquí contado, y de fin a la crónica, que es bueno esperar con cierta ansiedad y buena expectativa lo ya anunciado…el añadido de glorias inmediatas, a la ya muy gloriosa historia de Manzanares de La Mancha, que antes de acabar ese año de 1808, sería galardonada con el título de “Fidelísima villa del Reino de España”…y eso fue asi… por todo lo que habrá de contarle, querido plumilla, este que le habla, en crónicas inminentes… remata D. Cosme su disertación.

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