¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

jueves, 28 de noviembre de 2019

232). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: LA GUERRA SE ACERCA AL PUEBLO.


En este relato, querido plumilla -me dice D. Cosme- le comentaré sobre los días previos a la primera gran llegada de tropas francesas a Manzanares, el día 26 de Mayo de 1808. 

Eran momentos de crispación y exaltación en casi toda España, y también en Manzanares, tras los múltiples altercados que se habían vivido al paso del ejército francés en varias ciudades y pueblos de España, más al norte que el nuestro, algunos con resultado de muertes, desde mediados de Marzo de 1808, hasta primeros de Mayo, y, sobre todo, desde que el ejército francés entró en Madrid, el 23 de marzo de 1808, los incidentes fueron crecientes en la ocupada capital y se hicieron muy frecuentes entre civiles y soldados franceses. Madrid empezó a notar desabastecimientos, agravando la creciente animosidad contra los franceses. Al poco tiempo, además, se conoció el viaje de rey Fernando VII, y su corte, a Bayona, junto al Rey recién abdicado; Carlos IV e, incluso, Godoy, (que había sido liberado por el mariscal Murat, máxima autoridad francesa en España)... llamados todos a consulta por Napoleón Bonaparte… 

Esto, sigue D. Cosme, desconcertó a los españoles, pues nadie entendía que pasaba, salvo que España estaba a merced de Francia… Se generalizaron los pasquines contra los franceses en la capital y otras ciudades y, desde púlpitos y ayuntamientos, se lanzaban cada vez más comentarios disidentes. Ese ambiente crispado, y noticias de la mayoría de incidentes significativos, sobre todo los que sucedían en Madrid, o en las ciudades del eje viario del Camino Real de Andalucía, más al norte de nuestro pueblo (Aranjuez, Ocaña, Tembleque, Madridejos, Villarta), y también las de Toledo, eran casi inmediatamente conocidas en Manzanares, por el amplio círculo de información civil que tenía nuestro alcalde mayor, Miret, o por los contactos con el Arzobispado y la Orden Calatrava, que tenía el párroco Sotomayor. 


Así, en ese contexto de tensión creciente, llegó el motín del 2 de mayo de 1808 en Madrid, donde, según parece, participaron oficiales de artillería, liderados por Pedro Velarde, y también mucha gente de la capital y pueblos cercanos. La revuelta fue repelida con violencia, muriendo oficialmente 409 personas... Ese 2 de mayo, sigue D. Cosme, suele considerarse el punto de comienzo de la Guerra de la Independencia, pero fue unos días después, cuando la Gaceta de Madrid, del 13 y del 20 de mayo, publica la noticia de la capitulación de la Monarquía española ante Napoleón, en las abdicaciones de Bayona, (y, entre paréntesis, le diré, querido cronista, que dando una importancia muy trascendental a la profesión que usted profesa)... cuando se puede decir que comenzó de verdad la guerra … pues, a consecuencia de la extensión escrita de esa noticia, sigue D. Cosme, fue que se generalizaron las rebeliones y alzamientos contra los franceses en muchos puntos de España… y, a la vez, en casi todas las ciudades y villas, las autoridades civiles cesaron en sus cargos, siendo sustituidas por Juntas de Gobierno locales, formadas por personas relevantes de cada población.

 La "Junta de Gobierno de Manzanares”, en ese decisivo tiempo de comienzos de la guerra, sigue D. Cosme, estaba formada por D. Juan Antonio Sánchez de Avila; (secretario-escribano); Juan Josef Miret; (Presidente) y Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, D, Francisco Morales, D. Juan Jose Morales, D. Julian de Sandoval y D. Juan Manuel Velez de las Cuevas, (vocales)… teniendo el objetivo de paliar los problemas que habría de sufrir el pueblo durante la guerra. Estaba claro, prosigue D. Cosme, que Miret y Sotomayor, por su influencia y posibilidades en sus respectivas competencias, civiles y eclesiales, eran los elementos principales de nuestra Junta Local, pues tenían información casi inmediata de las cosas de enjundia que iban ocurriendo durante esos días en el ocupado Madrid, seguramente, entre otras razones, a través de contactos que, de alguna manera, mantenía Miret con el Presidente de la Junta Suprema de Gobierno D. Antonio Pascual de Borbón, que aunque fue un títere en manos del Mariscal Murat… para nuestro pueblo, si que pudo ser importante, en cuanto a información de lo que pasaba en Madrid antes del 2 de mayo de 1808... ya que, además, de Presidente de la Junta Suprema de Gobierno, se daba la coincidencia que también era Comendador de Manzanares, y aunque casi no pisó nuestro pueblo durante su tiempo de Comendador, si existían vías de contacto con el personal de la Encomienda del castillo y con las autoridades locales de Manzanares; que, seguramente, aprovecharía Miret para estar informado de lo que se “cocía” en la capital de España...


 D. Antonio Pascual, sigue D. Cosme, había sido dejado al frente de la Junta Suprema de Gobierno de España por el Rey Fernando VII, cuando este marchó a Bayona, el 10 de Abril de 1808; pero su mando resultó efímero; pues, ante los sucesos del 2 de Mayo, y viendo la que se venía encima…quizá, por miedo… o, quizá, por no querer aparecer como cómplice de los invasores galos, el último Borbón que quedó en Madrid, nuestro bonachón Comendador decidió marchar a Francia, uniendo su suerte al resto de la Corte, y dejando la siguiente y curiosa nota manuscrita explicatoría -comenta D. Cosme-, riendo a carcajadas: “A la Junta, para su gobierno, la pongo en noticia cómo me he marchado a Bayona por orden del Rey, y digo a dicha Junta que ella siga en los mismos términos, como si yo estuviese en ella. Dios me la dé buena. Adiós, señores, hasta el valle de Josafat”... En ese ambiente confuso y lleno de acontecimientos diarios, continua D. Cosme, el 10 de Mayo de 1808, Napoleón ordena, desde Bayona, una operación militar de gran alcance, consistente en la marcha a Cádiz de los contingentes del ejército francés que estaban al mando del General Dupónt, con el supuesto objetivo de proteger a la flota francesa del almirante Rossilly (bloqueada en el estrecho por los ingleses)… aunque, en la mente de Napoleón, la realidad “escondida” de dicha expedición era ir sometiendo a Francia los territorios al sur de Madrid,.. La Mancha y Andalucía. 

En el desarrollo de esa orden, el general Belliard, organizó y ordenó la salida de la expedición militar de Dupont, compuesta por sus dos primeras divisiones, la caballería y una brigada de suizos que estaban al servicio de España, con un itinerario concreto de paso, de las sucesivas y distintas tropas, por varias localidades, de acuerdo al siguiente cronograma: La primera división, llegaría a Tembleque el 19; el 21 a Villarta y el 22 a Manzanares, donde descansarían un día, siguiendo luego su trayecto, hasta llegar a Cádiz, el día 6 de Junio. La segunda división de ejército llegaría un día después que la primera a cada uno de los puntos de paso, haciendo noche en nuestro pueblo de Manzanares, el día 24 de mayo...Todo estaba ya programado, cuando, por razones no bien conocidas, el día 16 de Mayo, se suspende el inicio del viaje hasta dos días después, 18 de mayo, en que se ordena la salida inmediata de la comitiva militar de Dupont... pero, ahora, solamente con la primera de sus divisiones, reforzada con la caballería y el regimiento de suizos...

 Nunca sabremos la importancia que esta merma de potencialidad militar, tendría en lo que sucedió después, aunque, tal como fueron las cosas, se puede intuir que, por fortuna, esa decisión fue buena para la causa española, e infausta para la francesa., Lo cierto fue que, de acuerdo al nuevo cronograma, el día 23 de mayo de 1808, (día en que se sublevaron varias ciudades del levante español) se dispuso el comienzo de la marcha de Dupont a Cadiz, con su primera división, de 6.200 soldados de infantería (mandados por el general Barbou); una división de caballería ligera (al mando del general Fresia), con un total aproximado de 2000 caballos, que componían una brigada de cazadores, al mando del general Dupré, y otra de Dragones, comandada por el general Privé. El contingente llevaba 18 piezas de artillería, y se completaba con dos regimientos de soldados suizos al servicio de España, pero que iban al mando del general Rouger; dos batallones de la guardia de Paris y otro de los temibles marinos de la guardia imperial. En Manzanares, sigue D. Cosme, nuestras autoridades fueron informadas, por la Junta Suprema de Murat, de la expedición militar, y de la fecha prevista de la llegada al pueblo de las primeras tropas del contingente, 26 de Mayo de 1808, ya que estaba programado que harían noche en Manzanares; y había que acondicionar el pueblo, y espacios de su extrarradio, para la gran cantidad de militares que iban a pernoctar. 

El ánimo de Miret y Sotomayor, ante la noticia, estando, como estaban, bien al día de lo que nos llegaba, quedó enmarcado en un patriotismo prudente, se juramentaron en que todas sus acciones irían en el sentido de minimizar los daños y previsibles problemas que podrían tener nuestros paisanos, y se dedicaron a preparar el escenario de ese día, intentando que la exaltación antifrancesa de la gente, ya existente en Manzanares, como en otros lugares de La Mancha, no se concretase en motines o revueltas, que podrían representar una masacre para nuestra gente, ya que se acercaba un contingente militar fuertemente armado, mayor en número al de habitantes de Manzanares por entonces. Los pregoneros del Ayuntamiento, y los curas desde los púlpitos, atemperaron a los manzagatos, para que no mostrasen hostilidad a las tropas francesas… pues, al fin y al cabo, venían de paso, en una misión cuyo objetivo oficial era proteger a su flota del estrecho. El gran ascendiente de Sotomayor… y, en menor medida, el de Miret, sobre los paisanos, fue decisivo para que ese día en que la guerra de la independencia se acercó, por primera vez a Manzanares, no sucediera ningún incidente de mención.
Pero, eso, mi querido escribano, como fue ese día 26 de Mayo de 1808, en que las primeras tropas francesas llegaron a Manzanares, como fueron recibidas por nuestro pueblo, y alguna otra cosa que tendría importancia inmediata, en uno de los sucesos más conocidos, trágico y polémico de nuestro Manzanares en esa guerra que estaba ya muy cercana, será motivo del siguiente relato, que este ya fue de bastante para su pretensión.



miércoles, 27 de noviembre de 2019

231). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: DE LA MAJA A DUPONT... PREPARANDOSE PARA LA GUERRA.

En este relato, querido amigo, me dice D. Cosme, le hablaré algo de como Manzanares se preparó para la guerra de la Independencia, en los poco más de dos meses que transcurrieron desde el episodio que ya conocemos del día de San José de 1808, con la estancia fugaz en Manzanares de la amante de Manuel Godoy, Pepita Tudo (La Maja), Condesa de Castillo Fiel, acompañada de un amplio séquito y de toda su familia, hasta el 26 de mayo del mismo año, en que las primera tropas francesas, encabezadas por el General Dupont, entraron en Manzanares. 

Ya sabemos que ese día de San Jose de 1808, la familia Tudo llegó en una caravana a Manzanares e hicieron noche en nuestro pueblo, sin que nadie supiera su identidad, hasta el día siguiente, cuando, al poco de salir de Manzanares la caravana que las transportaba, algo obligó al retorno del jefe de esa caravana, teniente Crucet, a Manzanares. Este, a consecuencia de su declaración posterior, hizo que las autoridades de nuestro pueblo conocieran de primera mano, y al tiempo en que ocurrían, los graves sucesos del Motin de Aranjuez, vividos entre el 17 y el 19 de marzo de 1808, que llevaron a la descomposición del Reino de España y aceleraron los acontecimientos hacía la Guerra de la independencia contra Francia...

El inesperado retorno de Crucet al pueblo, sigue D. Cosme, extrañó mucho a las autoridades civiles de Manzanares, ya que, el día anterior, el teniente se presentó en el Ayuntamiento para anunciar la llegada y el recalo nocturno en una posada de nuestro pueblo de la caravana que él comandaba, afirmando que era exclusivamente militar, y no identificó a ninguno de sus miembros, excepto a él, como jefe de la misma... Por supuesto, Crucet, ahora, a su vuelta a Manzanares, y en el interrogatorio que se le practicó en nuestro juzgado, si identificó a los miembros de su expedición, habló de la razón del viaje y del motivo de su retorno. Con esta información, sigue D. Cosme, las autoridades de Manzanares, tuvieron conocimiento inmediato de lo que estaba ocurriendo en la Corte, y lo que previsiblemente se avecinaba. Se enteraron que la familia de Pepita Tudo, ella misma, y su séquito de acompañantes, eran los componentes de la caravana,..y que habian recalado en Manzanares, en el curso de su viaje a Cadiz, donde Carlos IV y Godoy habían decidido trasladar a toda la Corte, a la espera de la actitud que tomase Napoleon con España, por si tocaba emigrar a las colonias americanas, tal cual hicieron los reyes del vecino Portugal, comenta con cierta retranca D. Cosme... 

Motín de Aranjuez, grabado prop. de Cadena Ser.


Luego de eso, Crucet, refirió en nuestro juzgado, que tras hacer noche en nuestro pueblo, cuando acababan de salir de Manzanares, en Consolación, recibieron la noticia del Motin de Aranjuez, que frustaba el proyecto de la Corte, y provocaba, en cadena, el apresamiento de Godoy, la abdicación de Carlos IV y la entronización del Principe de Asturias, que reinaría, desde ese momento, como Fernando VII... éste y sus partidarios,sigue D. Cosme. intervinieron en Aranjuez, provocando el motín, para evitar la huida de los reyes de la Corte, pues pensaban que Napoleón destituiría a Godoy y obligaría a Carlos IV a la abdicación en su hijo Fernando... Sabedor de todo lo que declaró Crucet, nuestro decidido e inteligente Alcalde mayor, Miret, lo comentó al jefe de la iglesia local, Frey Sotomayor, y ambos se conjuraron para estar alerta en sus respectivas jurisdicciones, civil y eclesial, acerca del desarrollo de los acontecimientos, teniendo muy claro que todo apuntaba a la invasión francesa de España, ya que muchos comentarios de personas relevantes del Reino y del Consejo de las Ordenes, que ambos habían conocido, así lo presumían; algo que apuntó también Crucet en su declaración, al decir que Godoy le había manifestado iguales temores, al pedirle que llevase a Cadiz a su amada Pepita y familia... 

Miret y Sotomayor, continua D. Cosme, desde esos últimos dias de Marzo de 1808, se constituyeron, de hecho, en el embrión de lo que sería luego la "Junta de Gobierno" de Manzanares, que más tarde quedó oficialmente compuesta por un secretario-escribano, D. Juan Antonio Sánchez de Avila; un presidente y alcalde mayor Juan Josef Miret; y cinco vocales: Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, D, Francisco Morales, D. Juan Jose Morales, D. Julian de Sandoval y D. Juan Manuel Velez de las Cuevas, que, como en otros pueblos, y a instancias de la Junta Suprema Gubernativa, se formaron con el objetivo de paliar los problemas y penurias que habría de sufrir el pueblo en la guerra...

Grabado de Motín de Aranjuez.

D.Juan Josef Miret y Sadaba, prosigue D. Cosme, había sido nombrado en Aranjuez, alcalde mayor de Manzanares, por el mismo Carlos IV, el 21 de Enero de 1806. Era un gran patriota, decidido y voluntarioso, con buenos conocimientos jurídicos, muy apropiados para su cargo, y que, además, estaba muy bien relacionado con las autoridades civiles del momento, por lo que, unido a Sotomayor, aún mejor relacionado e influyente que el Alcalde, y con gran ascendiente en el ámbito de la Orden Calatrava y el Arzobispado, formaron un gran equipo que estuvo en ese tiempo al cabo de la calle de todas las noticias que se iban sucediendo. Así, Manzanares, fue uno de los pueblos de La Mancha que mejor conocía, lo que iba ocurriendo en el tiempo vertiginoso y lleno de incidentes, previo a la generalización del conflicto entre España y Francia, y que aquí hemos concretado en los dos meses que mediaron entre la llegada a Manzanares de La Maja y la del General frances Dupont. 

En ese tiempo, el alcalde Miret, quizá advertido por el comendador de Manzanares, Don Antonio Pascual de Borbón, tío del Rey, conoció el mismo día 23 de Marzo de 1808, que Fernando VII decidía trasladar la Corte a Madrid, en un acto de afirmación institucional,.. pero para el desconcierto de muchos españoles, que habían visto a Fernando VII como un salvador de la patria, su primera decisión fue asegurar a Napoleón su colaboración, pidiendo a los madrileños que acogieran amistosamente a las tropas del mariscal Murat, que entraban en Madrid el mismo día 23 de marzo. Murat, siguiendo ordenes de Napoleón, sigue D. Cosme, obligó a Fernando VII, a que pusiera bajo protección francesa a Carlos IV, con lo que Fernando VII, empezó a ver coartada su autoridad como Rey de España, algo que no pasó inadvertido para el pueblo español, y entre ellos nuestras autoridades, que lo supieron de primera mano por nuestro comendador... Además, Murat, lugarteniente de Napoleón, y máxima autoridad francesa en España por entonces, no quiso reconocer a Fernando VII como Rey legítimo de España,.. y, no conforme con eso, le engañó, y le convenció para que fuese a Francia a debatir con Napoleón sobre el futuro de España y su Reino. Fernando VII salió para Francia el 10 abril,...comenzando para él, en las galias, un largo cautiverio hasta el final de la guerra de la independencia...

Al partir a Francia, prosigue D. Cosme, dejó el Reino de España, al mando de una Junta de Gobierno, cuyo presidente era el antes citado comendador de nuestro pueblo, D. Antonio Pascual, que, posiblemente por eso, seguramente era una de las fuentes de que informaba de manera inmediata a Miret, primero de la llegada del Rey desde Aranjuez a Madrid... y luego, con Fernando VII ausente en Francia, y en su calidad de Presidente de la Junta de Gobierno, de muchos de los aconteceres que se sucedían. De carácter bonachón, pero poco apto para la acción política, sigue D. Cosme, Antonio Pascual, fue un títere en manos de Murat, pero su relación previa con nuestro alcalde mayor, posiblemente supuso para Manzanares tener informaciones inmediatas. 

Ya en la ciudad francesa de Bayona, continua D. Cosme, Napoleón mostró sus verdaderas intenciones... reunió allí a toda la familia real española, incluido el anterior Rey Carlos IV y Godoy (puesto en libertad por Murat el 27 de Abril)... Napoleón, adujo a la Corte española que había decidido asimilar España a su Imperio, cambiando la dinastía de los Borbones por un miembro de su familia, pues, según dijo, "creía imposible restablecer en el trono a Carlos IV contra la opinión de gran parte de la nación, y no deseaba reconocer a Fernando VII, sublevado contra su padre"..​ Ni Fernando VII, ni Carlos IV, ofrecieron alguna resistencia a estos hechos consumados... y abdicaron de la corona de España de manera humillante, con la firma del Tratado de Bayona, el 5 de mayo de 1808, por el que la corona española cedía a Napoleón sus derechos dinásticos, con dos condicionantes, a los que Napoleón accedió gustosamente, comenta irónico D. Cosme: uno, el mantenimiento del territorio del Reino de España y la monarquía.. y, otro, el reconocimiento de la religión católica como la única del Reino. Unos días después, renunciaron a sus derechos sucesorios, Fernando VII, su hermano Carlos María Isidro, y el tío de ambos, el infante don Antonio Pascual. 

Cuando estas noticias humillantes se conocieron, solo tres días después de los trágicos hechos del 2 de Mayo en Madrid, los ánimos españoles se incendiaron definitivamente... la suerte de la guerra estaba echada. Pero antes, en el mes de abril, algunos otros hechos indicativos de lo que iba a suceder, también fueron conocidos por las autoridades de Manzanares, al tiempo en que ocurrían, lo que les sirvió para preparar el pueblo ante el conflicto que se veía venir.. Por una parte, Frey Sotomayor, fue nombrado el 18 de Abril de 1808, co-visitador del Sacro Convento de Calatrava, lo que aumento, aun más si cabe, su influencia en el mundo de Calatrava, y permitirle estar muy al tanto de todos los incidentes que tenían que ver con las tropas francesas, relacionados con la Orden Calatrava o la Iglesia. Por ej, continua D. Cosme, Sotomayor, y por tanto las autoridades de nuestra villa, fueron de las primeras en enterarse del motín de Toledo, el día 21 de Abril de 1808, casi seguro por la linea directa de nuestro párroco con los dirigentes de su Orden en Toledo,.. del mismo modo, D. Pedro, supo de inmediato, de parte del Arzobispado, como medió el propio Arzobispo de Toledo, cinco días después del motín, saliendo al encuentro de las tropas de Dupónt a la entrada de la ciudad imperial, para evitar represalias a los toledanos por el amotinamiento previo...Quizá Sotomayor recordaría este episodio, justo un año después en Manzanares, antes de hacer, él, algo parecido al Arzobispo de Toledo, pero en este caso siendo protagonista Nuestro Padre Jesús del Perdón, conducido por Sotomayor frente al general francés Sebastiani, en uno de los episodios mas relevantes de nuestra historia local, que tendré ocasión de relatarle, querido amigo, en crónicas posteriores...
Y termine usted, aquí, esta crónica, mi querido plumilla, que ya fue de bastante para poner de manifiesto que el magnífico pueblo de Manzanares, una vez más, fue de los que mejor conoció en La Mancha lo que se avecinaba en España, al menos de dos meses antes que la guerra se desencadenase definitivamente, cuando el episodio del paso de "La Maja" por Manzanares inició la alerta de nuestras autoridades,... de manera que el 26 de Mayo de 1808, cuando las tropas del General Dupónt entraron con pompa en Manzanares, aunque afirmaban llegar en son de paz, para las autoridades y mucha gente de Manzanares sus fanfarrias y tambores anunciaban el comienzo de la guerra en la Mancha y, por ende, en la insigne villa de Manzanares....

domingo, 24 de noviembre de 2019

230. RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UNA GUERRA BIEN TITULADA.


Llegó el momento, querido plumilla, de comenzar los relatos de la Guerra de la Independencia de España contra los invasores franceses, y comentar lo que tuvo que ver esa contienda con Manzanares.. y Manzanares con ella, que fue mucho y enjundioso, como veremos en las numerosas crónicas que he de referirle acerca de la misma… 

Y para empezar, él título con el que hoy conocemos a esa guerra: "de la Independencia" es, definitivamente, exacto, ajustado y oportuno a lo que representó esa contienda… “En efecto (comenta un enfático y grandilocuente D. Cosme, en una de esas solemnes peroratas, que a él le gustan para grandes momentos de nuestra historia)... España, o mejor aún, el pueblo español del momento, vivió aquel conflicto como reivindicación de su independencia, de su identidad como pueblo”... y, sigue diciendo… “los invasores galos, como muchas de las numerosas culturas y pueblos que intentaron imponer aquí en nuestra “piel de toro”, mucho antes que ellos, sus valores y costumbres, empezando por los griegos y los fenicios, pasando por los cartagineses y los romanos y acabando por los bárbaros y los musulmanes, se toparon, siempre, con la naturaleza indómita y autoconvencida de si misma, de los pobladores de Iberia, que si bien, a ese momento del siglo XIX. eran ya producto de un mestizaje de siglos con los sucesivos invasores, parecían conservar incólume el mismo espíritu que dio lugar a episodios sublimes y reconocibles de su larguísima historia, como los de Numancia, Sagunto y muchos otros más, siempre en la misma línea demostrativa, de cómo un pueblo, en condiciones de clara inferioridad numérica y estructural, era capaz de resistir, conservar y, finalmente, imponer con gran determinación y coraje su carácter independiente y, en el mejor de los sentidos, poseído de si mismo y de sus propios valores”.. ,

Y, sigue D. Cosme, “valores, entre los que siempre destacó su proverbial hidalguía, que podría ser definida como una “bonhomía practicada”…“Y esa hidalguía tan española, de la que hemos hablado en relatos previos, bien descrita en la literatura del siglo de oro. por: Calderón de la Barca, Lope de Vega y Cervantes, entre otros, quedó, sobre todo, cristalizada y corporalizada en “el caballero de la triste figura”, “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, gran protagonista de la más excelsa obra de la literatura española y universal, donde Cervantes, de manera extraordinaria, y asentándose en la tipología de los personajes que eligió como actores principales, supo conjugar y resaltar muy bien los aspectos que mejor definen ese valor de la hidalguía…por un lado la bonhomía justiciera de Don Quijote, basada en la estricta aplicación de la justicia y la equidad en cualquier acto de la vida,… y la bondad en si misma, explicitada en la bonhomía natural, solidaria, mundana y noble, aunque no exenta de picardía y sentido común, de la gente sencilla del pueblo, representada por su criado y escudero, Sancho Panza, que humaniza y realza el propio valor de la hidalguía., concluye, enfático, D. Cosme…

No es casual, sigue, que Cervantes pensara en la Mancha para concretar su historia; aquí, en nuestra región, D. Miguel, percibió que ese biotipo humano, el hidalgo, es común y muy frecuente entre nuestras gentes manchegas, que siempre fueron muy celosas de lo propio, y poseídas de un sentido de la equidad y la justicia, que les predispone a la lucha sin contemplaciones contra quien pretenda poner en cuestión su independencia y libre albedrío. Sin embargo, ese carácter hidalgo les confiere también una capacidad innata para la solidaridad y la ayuda a quien lo necesita. Esa dualidad del carácter hidalgo, particularmente visible en los manzagatos, y la actitud que se deriva del mismo en sus gentes, se advierte en la explicación de muchos sucesos que acontecieron en Manzanares durante aquella guerra. 

Castillo de Manzanares.

Y hemos de recomentar, sigue D. Cosme, que Manzanares fue muy importante en La Mancha, por su posición estratégica en el camino de Andalucía y las infraestructuras militares que se habilitaron en nuestro castillo, Manzanares fue elegida por los galos, durante gran parte de la guerra, capital de la región manchega, en tanto que en nuestro castillo establecieron el gobierno militar de la zona…Y, en las idas y venidas que tuvo esa guerra, cuando las fuerzas españolas recuperaban el control de Manzanares, mantenían la importancia de nuestro pueblo, por las mismas razones estratégicas de los franceses… de modo y manera, que nuestro pueblo fue el que más hechos importantes protagonizó en la región manchega, relacionados con esa guerra, afirmación que se puede hacer, sin mucho temor a equivocarse, por la contabilidad de eventos relevantes, reflejados en los documentos oficiales del ejército invasor, donde el nombre de Manzanares aparece citado, más que ningún otro pueblo manchego, en episodios significados de esa contienda…. Esa documentación, sigue D. Cosme, junto a comentarios escritos de militares galos y de otros países, que anduvieron en aquel tiempo de guerra por Manzanares;… documentos y comentarios similares del ejército español, o de paisanos y personas relevantes de nuestro pueblo; así como distintas notas de la incipiente prensa escrita de la época, que dieron testimonio de sucesos locales y, también, diversas referencias ocasionales a nuestro Manzanares, insertas en libros que trataron de la contienda...y, más relevantes todavía, insertas en libros y manuscritos que, específicamente, hablaron de la historia de Manzanares durante esa guerra, entre los que querría destacarle, querido cronista, el conocido como “Manuscrito de la Merced”, elaborado por curas de nuestro clero local, en años inmediatamente posteriores al final de la guerra de la independencia.. y, por tanto, con datos escritos bastante fidedignos, puesto que eran muy cercanos en el tiempo a los hechos que se narran, constituirán la base de los numerosos relatos que le narrraré, acerca de la guerra de la independencia y sus consecuencias en Manzanares…

Seguro, sigue D. Cosme, que ni Manzanares ni sus gentes, gustaron de ser protagonistas en esa guerra, pues, como en cualquier otra, lo malo, las tragedias y las tropelías, superaron a los aspectos positivos…pero, hay que decir ya, que entre estos últimos, Manzanares destacó, como el que más, en la valentía de su gente, cuando tocó enfrentarse al invasor, defendiendo su independencia y valores, de manera inequívoca y eficaz, pero manteniendo en su conducta lo mejor de la hidalguía como habremos de comprobar pronto.... porque, incluso en el triste episodio de la matanza del hospital de guerra que los franceses habían acondicionado para sus soldados enfermos en el convento de los carmelitas, y en el que una masa humana, enfervorizada y enloquecida por las noticias que llegaban de pueblos vecinos, asaltó el citado hospital, matando cruelmente a algunos de esos enfermos galos, parece que los principales actores de la matanza fueron, sobre todo, lugareños de villas cercanos, siendo muy escasos los manzagattos que participaron en esa vorágine sangrienta, que sin embargo, y contra la visión dantesca que se le quiso dar al episodio, terminó solo con una docena de soldados galos asesinados, de los. aproximadamente 100 que estaban allí ingresados...y parece, además, que la llegada inmediata al hospital de algunos sacerdotes del pueblo, seguramente a instancias del párroco Sotomayor, en la primera de sus intervenciones decisivas en aquella guerra, evitó males mayores, poniendo paz y sosiego en los asaltantes.
El Castillo de Manzanares, en el siglo XVIII.

 Esto, comenta D. Cosme, quedó reflejado en comentarios escritos de los propios franceses, referidos al suceso, que tendré ocasión de citarle en su momento,… y esta versión menos trágica de esos hechos, a causa de la intervención de varios curas de nuestro clero local, quizá, tuvo bastante que ver en que los franceses no se vengasen de nuestra gente con excesiva saña… pues aunque, meses después, sigue D. Cosme, la temible compañía de polacos del General Vedel, destrozó todo el entorno inmobiliario del Paseo del Río, ,incluida la Ermita de San Isidro, solo existe constancia de un paisano muerto en aquellas represalias…También es oportuno mencionar ahora, otro gran episodio que vivió Manzanares durante la guerra, cuando el viernes santo de 1809, una procesión de paisanos, portando la imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón, y encabezados por Frey Sotomayor, salió al encuentro de las tropas francesas de Sebastiani, encontrándose con ellas a la altura de la ermita del Cristo de la Agonía… El General francés, conmovido por la escena, bajo de su caballo y ajustó su fajin verde a la cintura del Cristo, en gesto de perdón a nuestro pueblo por aquel suceso del hospital. Este episodio legendario es, sin duda alguna, la razón más importante que justificaría el nombramiento oficial de Nuestro Padre Jesús del Perdón, hace solo siete años, en 1905, como patrono de este insigne pueblo de Manzanares de La Mancha. 

En otro sentido, continua D. Cosme, para nada hubo en el pueblo “condescendencia” o “afrancesamiento” de su gente, como algunos pueblos vecinos, bastante maledicentes, propalaron con insidia. De hecho, como también conoceremos, Manzanares recibió durante aquella contienda el título de “Fidelísima villa”, por el valor y arrojo de sus gentes al enfrentarse a los invasores en diversas ocasiones, de lo que le daré cuenta en sucesivas y posteriores crónicas.
Y valga todo lo dicho .-me dice D. Cosme, concluyendo su encendido diserto-- para conformar este relato introductorio y genérico, acerca de lo que supuso la Guerra de la Independencia en Manzanares. Hemos tocado aquí, quizá, los hechos de más enjundia que acaecieron en nuestro pueblo en relación con esa guerra, pero puedo asegurarle que el conocimiento de los detalles de esos episodios principales…, y lo que, además, tengo que exponerle de muchos otros aconteceres durante esa guerra en nuestro pueblo, darán para muchas crónicas: unas trágicas, otras heroicas, y algunas más llenas de datos curiosos y dignos de conocerse…y, todas ellas, todas las cosas que le he de relatar, vendrán marcadas por la hidalguía característica de las fabulosas gentes de este magnífico pueblo que se llama, para los siglos, Manzanares de La Mancha.


sábado, 9 de noviembre de 2019

229). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: ALCALDES A LA GREÑA…POR “LA MAJA”.


Pareciera que el episodio del paso de “La Maja” por nuestro pueblo, el día de San José del año 1808, había concluido de la forma y manera ya narrada en el precedente relato, pero las pintorescas “secuelas” que trajo consigo el mencionado suceso, bien que valen, para dar contenido a la crónica que le propongo escriba, .comenta D. Cosme. 

Recordará usted, prosigue, que la condesa de Castillo Fiel, Dª Josefa Tudo, y sus acompañantes, habían pernoctado en nuestra villa la noche de San José de 1808…y que cuando, al muy poco de partir de Manzanares la mañana del 20 de Marzo, cerca de Consolación, tuvieron conocimiento de la abdicación del Rey Carlos IV y de la caída en desgracia política de Godoy, acordaron dispersarse en varios grupos, para ir a recalar en distintos pueblos cercanos. El teniente Crucet, decidió que, puesto que fue él el único de la expedición que se había identificado en Manzanares, ser, él también, quien retornase a nuestro pueblo, y así lo hizo, llevándose consigo el acarreo que La Maja portaba en la galera de equipajes de la expedición, además de los arreos de la caballería de la galera y la de los escoltas y criados, que también le acompañaron en su retorno a nuestra villa...Como sabemos del anterior relato, sigue D. Cosme, en la declaración que hizo Crucet, a su vuelta, en el juzgado manzagato, no tuvo más remedio que “desembuchar” todo lo que no contó el día anterior a nuestro alcalde Miret… Crucet, sigue D. Cosme, hizo, una descripción pormenorizada de cómo se gestó el viaje y desde donde partió… comentó que él, personalmente, recibió de Godoy la orden de encabezar y preparar la expedición unos días antes del viaje, concretamente el domingo anterior, día 13 de Marzo de 1808, a ésta su segunda declaración en Manzanares. 

Continuó diciendo que, a la par, la condesa de castillo fiel había pedido al canónigo Duro que la acompañase, ya que ella y su familia, precisaban que fuera en la comitiva una "persona de respeto"...Crucet, siguió comentando que el 16 de Marzo la comitiva inició su marcha de Madrid a Aranjuez, juntándose los dos coches de la familia Tudó con el del canónigo ya a las afueras de Madrid...Parece ser que, el día anterior, se mandó una carta al gobernador del Puerto de Santamaría y otra al administrador general de la aduana de Cádiz, a la sazón, D. Manuel de Heredia, para que les recibiesen y dieran alojamiento a su llegada.. Esa noche del 16 la pasaron en Ocaña y, antes, a la tarde, la expedición paró en el Palacio de Aranjuez, a recoger a Pepita Tudo, quien se encontraba allí desde unos días antes. 

Siguió contando Crucet, que el día 17 quedaron en Ocaña, (seguramente a la espera de noticias de la Corte, aunque Pepita Tudó declaró en Almagro que tuvieron que detenerse allí, ese día, para reparar la avería de uno de los carros, algo que no citó el teniente en Manzanares)... Lo cierto fue que, en la madrugada del 18. partieron de nuevo hacía Madridejos, donde pernoctaron ese día; saliendo, finalmente, hacía Manzanares en la mañana del sábado 19, festividad de San José, y llegando, como ya sabemos, la tarde de ese día a nuestro pueblo. Luego, aclaró el motivo real del viaje, identificando a todos los miembros de la expedición a su mando, y haciendo mención específica del dinero, bienes y enseres que llevaban consigo. y, por último, explicó el motivo de su retorno a Manzanares y hacía donde se habían dirigido las personas de la comitiva, dispersadas en Consolación…. 

Palacio Real de Aranjuez.


Y como lo que se vio obligado a contar el citado Crucet, no tenía nada que ver con su primera y escueta declaración del día anterior en nuestro Ayuntamiento, cuando solo dijo que transportaba efectos diversos del escuadrón a su mando, sin mencionar a las personas civiles que la componían, ni, por supuesto, los bienes que portaban consigo, nuestro alcalde mayor, D. Juan Josef Miret, hombre decidido y de “armas tomar”, muy enfadado por la ocultación, y preocupado por que la mentira fuese aun mayor, envió mísivas a los alcaldes de los pueblos donde se habían dirigido las varias personas dispersadas ... Y, sigue D. Cosme, en las cartas de Miret, a sus semejantes de Membrilla, Argamasilla y Almagro, les conminaba la detención de esas personas y la incautación de sus bienes, caballerías y carros, de manera precautoria, hasta que se tomasen decisiones de mayor rango… Ya sabemos como se las gastó nuestro alcalde en lo referente al canónigo Duro, hasta que el propio Rey terminó dándole la razón.,.. 

Sin embargo, desde Almagro, adonde había ido a parar “La Maja”, Pepita Tudó, con sus niños, madre, hermana y criados,.. se informó que el hecho delictivo ya había sido comunicado a Madrid, quien, a su vez, había ordenado el arresto de las personas de la expedición que se encontraban allí, además de la confiscación de todo lo que portaban... lo que, por el momento, dejo satisfecho a nuestro riguroso munícipe, Don Juan Josef Miret... Pero, ete aquí, continua D. Cosme, que la cosa se complicó, cuando Crucet le fue a Miret con la copla que precisaba de algún dinero para la manutención de los criados, escoltas y mulas que habían retornado con la galera a Manzanares. Nuestro alcalde Miret, muy enfadado y cansado de todo este episodio, espetó al teniente que fuese él, personalmente, a pedir ese dinero a La Maja, … y así se hizo, presentándose Crucet en Almagro, con un despacho de Miret dirigido al alcalde mayor de la citada villa, que hizo las gestiones precisas para que la familia Tudó entregase a Crucet los 1.600 reales que este había estimado necesarios… Pero como la retención de los expedicionarios en los distintos pueblos se fue prolongando, antes el caos que se vivía en la Corte, continua D. Cosme, a los cuatro días se reprodujo una situación similar, Crucet se presentó de nuevo ante Miret, diciéndole que volvía a necesitar más reales… y nuestro alcalde le dijo que procediera de nuevo como la vez anterior, y se pusiera en contacto con la condesa… En esta ocasión, Crucet optó por escribir una carta a Pepita Tudó, que le hizo llegar hasta Almagro por uno de los guardias a su cargo, “La Maja”, respondió entonces al teniente, en otra carta, que eso ya no era posible porque todos sus bienes estaban incautados, sugiriéndole se dirigiese a la Real Justicia de Almagro para solicitar esos reales... 

El Alcalde Mayor de Almagro, le dijo a Crucet que no le daría nada, y que lo tenía que haber hecho, era haber traído con él a Almagro, la galera de la Condesa, y también a sus criados, tal como por un exhorto del día anterior, le había pedido a su colega Miret, concluyendo el alcalde almagreño con un encargo a Crucet para que, a su vuelta a Manzanares, se lo entregase a nuestro alcalde Miret…en el que venía a decirle: ..”que si el alcalde de Manzanares decidía no atender a su exhorto, manteniendo galera y criados en Manzanares, pues que los mantuviese él”… Esto ya fue demasiado para nuestro concienzudo y exigente alcalde, cuyo cabreo alcanzó proporciones desmesuradas, comenta sonriente D. Cosme, quien inmediato a leer esa nota, dictó un auto a su colega almagreño, exigiéndole que, de lo confiscado a la condesa, entregase 2.000 reales a D. Manuel Sánchez Migallón, un comisionado suyo que él le enviaba a ese efecto;.. haciéndole responsable a su colega almagreño de los daños y prejuicios que conllevase la no aceptación de su auto…

Plaza Mayor de Almagro

El alcalde mayor de Almagro, que no le iba demasiado a la zaga al nuestro, sigue jocoso D. Cosme, también replicó de inmediato, con otra nota dirigida a Miret, en la que decía: “respecto a que la galera y criados que se expresan se miran detenidos por el señor juez requirente sin haberlos querido enviar a pesar del despacho que se le libró con la real orden de confiscación como bienes de Su M, no se hallaba con facultad de disponer de ellos ninguno de los dos jueces”. Como supondrá, querido cronista, sigue jocoso e irónico D. Cosme, nuestro Miret, buen conocedor, además, de sus atribuciones como alcalde mayor, no se arredró en absoluto con las referencias a Su Majestad de la nota de su colega, y replicó contundentemente, dictando un nuevo auto el 29 de Marzo, en el que ordenaba esto; “que no debiendo su juzgado prescindir de la atención de la galera y mulas confiscadas, así como la manutención de los criados, se exija desde esa fecha del mesonero Josef Villegas, en cuya posada se alojaba la familia Tudó, la cuenta diaria del gasto que conllevaban las manutenciones de Manzanares, dando cuenta de todo ello al Consejo de Estado, para que proveyese lo conveniente”.
Puestas así las cosas, sigue D. Cosme, y viendo que la contumacia cansina de estos alcaldes manchegos no daba a su fín; que la cosa llegaba hasta el Consejo de Estado, por la determinación de nuestro ínclito alcalde Miret,.. y que la situación que se estaba creando por la manutención de un simple acarreo resultaba ya empalagosa para una Corte llena de problemas más importantes en aquel momento, el mismo Palacio optó por hacerse cargo del engorroso asunto, ordenando se pusieran a disposición inmediata del Consejo de Castilla, la galera y demás efectos de la condesa, que estaban retenidos en Manzanares. Por su parte, hasta el mismísimo ministro de la Guerra, informado previamente del tema, había decidido enviar a Manzanares al teniente Miguel Rabé del regimiento de Dragones de Lusitania, para que se personase ante Crucet, y recogiera la galera y demás efectos incautados en la villa de Manzanares… y que, a continuación, los trasladase inmediatamente a Madrid y los pusiera a disposición y custodia del Consejo de Castilla….El citado Rabé, llegó a Manzanares el 29 de Marzo de 1808, y con todo los acarreos y arreos de “La Maja”, galera incluida, a más de los criados, partió raudo hacía Madrid el 31 de Marzo de 1808, ante la sonsrisa satisfecha de Miret cuando, galanamente, despidió al susomentado Teniente Rabe en nuestro Ayuntamiento, antes de su partida a la capital del reino.
Y, ahora si, mi querido plumilla, es momento de dar por acabada la crónica, en la que un alcalde mayor de la insigne villa de Manzanares de la Mancha, llamado D: Juan Josef Miret, aun no siendo de nuestra sangre, mostró que en los dos años que ya tenía de ejercicio en Manzanares, se había impregnado más que bastante de nuestro determinado y contumaz carácter, siendo capaz de “poner a los pies de los caballos” al ministro de la Guerra, al Consejo de Castilla, al Palacio Real, y hasta a un regimiento de Dragones, concluye entre carcajadas D. Cosme su divertido diserto.


viernes, 1 de noviembre de 2019

228). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: ANTES DE LLEGAR LA GUERRA…LLEGO “LA MAJA”.



A primeros de 1808, como vimos en el relato previo, comienza D, Cosme este, los “tambores de guerra” resonaban en España, cada vez con más fuerza… y la Casa Real desconfiaba ya lo suficiente de sus aliados franceses, como para tomar la decisión de abandonar Madrid y reubicarse en Aranjuez, donde pensaban les sería más fácil huir, en el hipotético caso que los franceses dieran el temido paso que todos se temían…

Y ese paso llegó, facilitado, eso si, continua D. Cosme, por las disensiones internas del poder español, pues cada vez más gente en el entorno de la Casa Real, estimaba inapropiadas las políticas del Rey Carlos IV, quien había dejado las “riendas del poder” en manos de su controvertido ministro Godoy, a quien se consideraba por muchos un personaje fatuo y “vendido” a los intereses de Francia. 

Así las cosas, prosigue D. Cosme, el 17 de marzo de 1808, se produjo el llamado Motín de Aranjuez, tras el que Carlos IV abdicaría en su hijo Fernando VII… Ese fue el detonante y la excusa para Francia, en mostrar sus verdaderas intenciones... y aduciendo el vacío de poder en que quedaba inmersa España, el “generoso y bien intencionado” Napoleón, ordenó al General Murat que ocupase Madrid, el 23 de marzo de 1808; y, luego, citó a los pretendientes al trono español con el supuesto interés en arreglar sus disensiones, cuando en realidad les quería comunicar que había decidido que la corona del reino de España, coronaría la testa de su hermano José, concluye D. Cosme con su ironía habitual… 
Napoleón Bonaparte.

Así fue, en esencia, sigue D. Cosme, como Napoleón dio vía libre a los destacamentos de su ejército en la península ibérica, para que pasasen de ser tropas aliadas a fuerzas de ocupación, concretando la trampa y el engaño que había tendido al reino de España, desde el momento de la firma del pacto de Fontainebleu en octubre de 1807. El mismo día del motín, ante su gran magnitud y el ambiente creado en Aranjuez, el Rey Carlos IV y la corte, con su primer ministro Godoy a la cabeza, deciden marchar hacia Cádiz para embarcar a las Américas, al hacerse también cargo de la trampa que les había tendido Francia... En ese contexto de la decisión de Godoy y del Rey Carlos IV, de “poner pies en polvorosa”, en dirección a Cádiz, es donde aparece Manzanares, con la curiosa historia que nutrirá nuestra historia local con un episodio histórico más, y servirá también para conformar lo mejor y más sustancioso de este relato a partir de ahora mismo, termina sonriente D. Cosme.


El 19 de Marzo de 1808, al atardecer, sigue D. Cosme, una inesperada, ruidosa y colorida caravana de carruajes entraba en nuestra villa;… iban tres coches de colleras, una amplia galera de equipajes, con ocho mulas y una escolta de ocho soldados de la caballería real, al mando de un cabo y de un teniente. Tal comitiva, desde luego, no pasó inadvertida en el pueblo, cuando, además, erá sábado y también la fiesta de San José.. La caravana arribó en la "Posada de Caballeros", de la Plaza de los Paradores, al inicio de la calle Toledo, donde bajaron los viajeros, y se dispuso lo necesario para alojarlos. Al poco, el teniente al mando de la comitiva se personó en el Ayuntamiento, pidiendo hablar con el Alcalde mayor. D. Juan Jose Miret., ante el que se identificó como Jose Crucet, diciendo ser teniente de la guardia de honor de Godoy… Enseguida, exhibió un pasaporte, que le facultaba para conducir efectos del escuadrón que comandaba hacia el Puerto de Santamaría... El Teniente Cruzet, no dio al alcalde mayor de Manzanares más información, ni tampoco dato alguno acerca de la identidad de los viajeros que iban en la expedición. que resultaron ser, doña Josefa Tudo (Pepita Tudo), Condesa de Castillo Fiel y amante de Godoy (conocida para la posteridad por ser, probablemente, la modelo utilizada por Goya para pintar sus conocidas majas), que iba acompañada por sus hijos Manúel y Luis,de 3 y 2 años de edad; su madre, doña Catalina Catalán y sus hermanas María del Socorro Micaela, dos criadas; dos cocheros y el sumiller de palacio, el canónigo D. Juan Diego Duro y Solano. A la mañana siguiente, día 20 de marzo, sigue D. Cosme, tras el reparador descanso nocturno del ajetreado día previo, la caravana salió temprano de Manzanares hacía el sur; pero, antes de llegar a Consolación, tuvieron conocimiento de la dimisión y encarcelamiento de Godoy y de la abdicación del Rey, cuando la citada caravana, a eso de las diez de la mañana, fue abordada por el posta, Manuel Sánchez Migallón, quien informó al Canónigo de la comitiva sobre la evolución de los sucesos en Aranjuez, que habían llevado a la referida prisión de Godoy y también a la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando.
Manuel Godoy.
.. 

Apabullados por semejantes noticias, tras una breve reflexión, el Canónigo Juan Diego, intercambió opinión con la Condesa ... y, tras preguntar en alguna venta del camino por diferentes pueblos de la zona, deciden dispersarse en varios grupos, para no llamar tanto la atención en el camino, buscando cobijo transitorio en diferentes pueblos próximos, con la idea de continuar la marcha hacía Cádiz en circunstancias más oportunas… pero, eso si, comenta jocoso D. Cosme, no sin antes repartirse los dineros existentes en un cofre que portaban... Doña Micaela optó por continuar camino a Cádiz... El canónigo, que sería muy canónigo, pero desde luego, también muy cobardón, dice sarcástico D. Cosme, abandonó a la Condesa, y se largó raudo hacía Cuenca, vía Membrilla y Argamasilla de Alba… Pepita Tudó, por su parte, decidió, con sus niños, madre, hermana y criados, encaminarse dirección Almagro…

 Mientras que la galera de equipajes, la escolta y el Teniente que mandaba la expedición, desandaron el camino recorrido, volviendo a Manzanares…Ya en el pueblo, prosigue D. Cosme, en la declaración del Teniente Cruzet al escribano de nuestro juzgado, Don Josef Ximénez, se esclareció el motivo de su retorno a la villa, y el teniente desveló también la verdadera identidad de los personajes que habían dormido la noche anterior en nuestro pueblo. 

Como esto no tenía nada que ver con lo alegado el día anterior por Cruzet, (el transporte de efectos del escuadrón), nuestro alcalde mayor, Juan Josef Miret, libró de inmediato cartas a Membrilla, Argamasilla y Almagro, que decían, literalmente: …."para la detención de Don Juan-Diego Duro y Solano, de Josefa Tudó, Condesa de Castillo Fiel y personas, caballerías y carruajes que llevaran en su compañía, por vía de precaución y resultas que pudieran sobrevenir"….Desde Almagro, ante esta carta, se informó que la llegada intempestiva de la Condesa a su pueblo levantó sospechas de inmediato, habiendo procedido ya ellos a su detención, al advertir que en la Posada de Santo Domingo, donde se alojaron, habían seguido la misma técnica de Manzanares, no identificándose,.... haciendo saber el alcalde almagreño al manzagato, que el hecho delictivo ya había sido comunicado a Madrid, quien, a su vez, ordenó el arresto en el propio Almagro de los allí detenidos y la confiscación de todo lo que portaban,.... lo que dejó satisfecho a nuestro riguroso munícipe, Don Juan Josef Miret.. 
Fernando VII

En cuanto a Don Juan-Diego Duro, el famoso Canónigo de la historia, fue detenido en su huida en una posada de Argamasilla de Alba, cuyo alcalde informó de inmediato al nuestro del hecho... Pero el susodicho Canónigo no aceptó de buenas su situación, escribiendo el día 22 de Marzo de 1808, a nuestro alcalde, manifestándole que debía "tomar pronto aguas medicinales para restablecer su salud, y que si acompañaba a la Condesa, lo hacía a petición de ella, accediendo él porque "le pillaba de camino"... Que había pensado salir para Belmonte donde tenía un amigo y que, aunque con gusto continuaría en Argamasilla, le informaba que no pensaba hacerlo, por la estrechez e incomodidad de la posada y lo pantanoso y enfermizo del lugar, que temía quebrantase, aún más, su ya maltrecha salud… Añadía, con ánimo de atemorizar a nuestro alcalde, que era Ministro del Rey, y solo deseaba el buen orden de Justicia, por lo que solicitaba autorización para partir hacía Belmonte. La respuesta de nuestro primer edil no pudo ser más rápida ni contundente, contestando así, el mismo día 22:..."No me es factible acceder a la petición de V.S, hasta que S.R.M. (que Dios guarde) se digne expedir la orden de su superior agrado"---Dios guarde a V.S. muchos años. Manzanares, 22 de Marzo de 1808.-Juan Josef Miret…

El Rey, aprobó la decisión de nuestro alcalde, con esta Orden Real:… "Me manda S.M. decir a Vm. que ha hecho bien y que se entienda en este asunto con el señor Presidente del Consejo".. El Canónigo, encolerizado, se dirigió al Rey, al día siguiente, con otra carta en la que recordaba los numerosos cargos y lealtades a la Corona que adornaban su figura, expresándole que el único propósito de su viaje era "tomar aguas en Alhama", pero que accedió a ir con la Condesa, quien se lo había pedido, por querer la compañía de una persona de su rango y reputación en ese viaje. Finalmente, arremetía contra nuestro alcalde, porque,… "obrando contra las leyes, despreciando las consideraciones que son debidas a un criado distinguido de V.M. y ministro de vuestro Consejo y hollando los fueros de la Iglesia sin orden superior, sin constarle delito alguno, como si fuera un facineroso, destacó una partida de soldados, que conociendo el desacato se retiraron, y el Alcalde ordinario de Argamasilla suspendió el embargo prevenido por el de Manzanares”… El Rey, cansado y molesto de tanta cuita y carta por un tema ya resuelto, dio, tajante, esta contestación: :..."Lo resuelto en este dia", ...es decir, conforme a la aprobación de lo hecho por nuestro Alcalde,.... quien doblegó así, a todo un Ministro de su Majestad...
Así que, usted, mi querido cronista, puede ya concluir el relato de esta rocambolesca y curiosa historia, que tuvo su meollo y mayor enjundia en la villa de Manzanares...


miércoles, 9 de octubre de 2019

227). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: "TAMBORES DE GUERRA".

Meses antes que estallase la guerra de la Independencia, conflicto que, ya le adelanto, dará pie a bastantes relatos que por aquí han de sucederse, por la gran relevancia que tuvo Manzanares durante su desarrollo, inicia así D. Cosme esta crónica, los “tambores de guerra” ya se advertían en nuestro pueblo, y de eso, de ese tiempo de primeros del año 1808, versará el relato que ya le propongo... 

Y es que, por el llamado pacto de Fontainebleu, en octubre de 1807, siete meses antes de comenzar la guerra de la independencia contra Francia, el reino de España había acordado con sus, entonces, “aliados” franceses, la ocupación por las tropas napoleónicas del vecino Portugal, y el reparto posterior de sus territorios entre España y Francia... Por eso, a partir de ese momento, y de ese pacto, continua D. Cosme, empezó a ser frecuente el tránsito de tropas francesas por los terruños de España...y, lógicamente, por el Camino Real de Andalucía pasaron muchos de esos contingentes de soldadesca gala…y, aunque nadie suponía lo que iba a suceder en poco tiempo, es bien seguro que, en Manzanares, y en cualquier pueblo atravesado por un eje viario importante, más de uno comenzó a extrañarse de tanto soldado francés por nuestro territorio, entre otras cosas, porque el acuerdo antes mencionado era desconocido por la gente, al constituir un secreto de Estado, comenta D. Cosme...

 Además, sigue, aun siendo normal que los franceses, por cuestiones operativas y de idioma, transitaran por el terruño hispano muy al margen de la gente común,… y que, más o menos, la población española había sido informada que esos militares eran aliados de España, resultaba palmario que los soldados galos hacían ostentación de una sospechosa e improcedente hosquedad y altanería ante los que eran sus aliados y anfitriones españoles, bien fuesen civiles o militares… Por eso, y aunque muchos atribuían esa actitud al supuesto carácter antipático de los franceses,. el recelo y la desconfianza era creciente entre los españoles, tanto en el ámbito civil como en el militar. Los rumores y suposiciones al respecto, también en Manzanares, se hicieron cada vez más frecuentes en corrillos, tertulias caseras y reboticas del pueblo, pero es que también, los muy numerosos militares españoles que, como sabemos por anteriores relatos, eran muy frecuentes en nuestro pueblo, cada vez recelaban más de lo que se traía entre manos el ejército francés…y, en más de una ocasión, comentaron en distintos ambientes del pueblo, que su comportamiento se asemejaba mucho más al de unas fuerzas de ocupación que a lo que se esperaría de una fuerza aliada…

La información compartida era escasa o nula, y las relaciones entre ellos cada vez más tensa, algo que desde ese ámbito militar, se iba trasladando al ámbito civil, pudiendo decirse que, en Manzanares, a fechas de Marzo de 1808, los paisanos de todo tipo y condición, no las tenían nada consigo en relación a los visitantes que nos llegaban de las galias, ironiza D. Cosme... De hecho, cada vez más gente en España, según pasaba el tiempo, comenzaba a barruntarse que estos “aliados galos” estaban tendiéndonos una trampa, y que, a lo peor, en lugar de transitar por nuestro solar, estaban haciendo lo necesario para “quedarse en él una temporada larga” concluye, con sorna D. Cosme...

 Aparte el trajín incesante de soldados, continua, otros hechos "hablaban" en Manzanares de una clara inquietud ante lo que pasaba... Por ejemplo, la comunicación directa con Madrid y Aranjuez, por el camino de Andalucía, hizo que muchos viajantes y carreros de los que pasaban por aquí, informaran de los constantes rumores que existían en los primeros meses de 1808 en la Corte Real, acerca del pacto desconocido con Francia... y de las disensiones en el propio seno de la Corte, pues era sabido que bastante gente del entorno del Rey desconfiaba de los galos.. y que, muchos otros, estaban también en desacuerdo en todo eso con el propio Carlos IV y, más aún, con su "brazo político", el muy controvertido, Godoy...

Aparte de esos rumores que llegaban del norte, Manzanares era, por su enclave viario, un centro importante de correos y postas, estando catalogado nuestro pueblo, Administración Principal de Correos,... Como, en aquellos tiempos, el correo era casi la única forma de transmitir con cierta rapidez muchas de las informaciones de la Corte a los alcaldes mayores de las villas, pueblos y ciudades importantes, así como también a las autoridades de las, aún vigentes, Ordenes Religiosas y a las comandancias militares, pues se explica muy bien que, en esa época, este tipo de mensajes se incrementasen muchísimo y que, en el entorno de la Plazuela del Rosado, donde las postas tenían su sede central en Manzanares, sigue D. Cosme, la actividad se tornase progresivamente incesante, lo que fue motivo de más suposiciones, extrañezas, recelos, rumores y comentarios en nuestro pueblo, sobre lo que podía estar gestándose en los aledaños del poder central... 
Coche de Postal, siglo XIX.


Hay que entender que, si bien ahora, el ferrocarril es quien transporta todas esas misivas y correos, y la cuantía y actividad de las mismas pasa inadvertida, en aquellos primeros años del siglo XIX, el correo se portaba a caballo, desde Manzanares a su destino final en la provincia, .y claro, toda la gente del pueblo, advirtió ese gran incremento de actividad postal, por el bullicio y ruido de las caballerías que llegaban y salían de nuestra Administración Central de Postas. En este tema del correo y postas de Manzanares; y por poner nombre a quienes eran sus protagonistas principales en aquel año de 1808, le comentaré para el contenido del relato, sigue D. Cosme, que el máximo responsable, y Administrador Principal de Manzanares, era D. Manuel María González, quien distribuía los correos y postas, según el destino que fuese a tener, a diferentes paisanos contratados para ese menester… quienes, también de acuerdo a un protocolo previamente establecido, lo acercaban a sus respectivos destinos.. Por ejemplo, sigue, el contratista de postas y correos entre Manzanares y Daimíel, respondía al nombre de D. Pedro Capilla, y parece que vivía en la "casa de la Melocha" de la calle del Mayorazgo, Este señor, comentaba por entonces, a sus más allegados que, en aquel primer tiempo de 1808, le era bastante difícil transportar a Daimiel todo el correo que le correspondía repartir, en los dos días de cada semana que tenía asignados para esa tarea, por lo que a veces tenía que utilizar más días. 

Este trasporte de las valijas de correos, lo realizaba con caballería propia, tardando, más o menos, una hora por legua de camino recorrido, que era también lo pactado en su contrato con la Administración de correos. D, Pedro. Capilla y los otros contratistas de Manzanares, entre los que citaré a: D. Josef Carrión, que vivía en Empedrada, y que tenía a su cargo el transporte del correo a Almodovar del Campo, Almagro y Ciudad Real…, y a D. Pedro Noblejas, que se encargaba del reparto de postas a Villanueva de los Infantes;… acudían, siempre puntuales, a las siete de la mañana, de los días de la semana que tenían asignado reparto, a la Administración Principal de Manzanares, para hacerse cargo de sus respectivas valijas y transportarlas a caballo, según lo convenido, (todos en las mismas o similares condiciones a las de D. Pedro Capilla)... 

Lo cierto es que, a efectos de lo aquí tratado, sigue D. Cosme, también estos últimos contratistas, y en similares términos que el Sr, Capilla, comentaban en el pueblo que algo raro estaba pasando, no solo por la gran y creciente actividad a que se veían abocados, sino por el número cada vez mayor de correos destinados a las comandancias militares y a las autoridades civiles, por no contar la impaciencia de algunos receptores al no llegarles determinadas misivas; y las caras que a veces ponían otros, al recibir algunos de los correos y postas que ellos portaban en sus valijas... Otro hecho, al que quizá no se relacionó en su momento con este problema, pero que posiblemente si que lo estuvo, y por tanto no resultó coincidente, prosigue D. Cosme, fue el retorno de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor a Manzanares en los días previos al inicio de la guerra… Sabemos que desde cuatro años antes, 1804, D. Pedro estuvo en Salamanca, ocupándose del Rectorado del Colegio que allí tenía la Orden de Calatrava, y no hay ninguna referencia de estancias u ocupaciones de Sotomayor en Manzanares, durante los siguientes cuatro años, hasta el 20 de Marzo de 1808, cuando sabemos que participa en una reunión de nuestro cabildo eclesiástico en la iglesia parroquial de Manzanares. No sería nada extraño que, conociendo el liderazgo que ejercía Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor en el pueblo, tanto en lo civil como en lo religioso, alguna de esas dos autoridades, o quizá las dos, le reclamase a la villa, atisbando como inminentes, los difíciles tiempos que estaban por llegar… 

Desde luego, y como tendremos reiteradas ocasiones de comprobar, ninguna decisión se nos ocurre más acertada que esa para el devenir y el destino de Manzanares en la guerra que estaba por comenzar, donde nuestro párroco, Frey Sotomayor, en la mejor disposición de las posibles para su pueblo, puso en evidencia su gran inteligencia estratégica en la toma continua de decisiones para los muy diversos y difíciles problemas que tuvo que abordar en esos años. Se podría afirmar, casi sin temor a equivocarse, que acertó de pleno en todas y cada una de sus intervenciones para afrontar cada cuestión de las que tuvo a su cargo, utilizando su brillante pensamiento… y adornando cualquiera de sus actuaciones con sus enormes virtudes humanas y pastorales… Tendremos, mi querido reportero, muchas muestras de esto que le comento sobre las actuaciones de D. Pedro Alvarez de Sotomayor, en casi todos los episodios importantes que se vivieron en Manzanares durante esa guerra de la independencia contra los invasores galos..
Y ahora, y así, puede usted dar por concluido este relato, que habrá servido para mostrar a sus lectores, como se vivieron, y sintieron, en la insigne villa de Manzanares de La Mancha, los “tambores de guerra”… de la Guerra de la Independencia..