Ya hemos visto en la anterior crónica, querido plumilla –me dice D. Cosme, iniciando esta-, como las sucesivas declaraciones de diversa gente, en la investigación que llevaba a cabo el Tribunal del Santo Oficio de Almagro, sobre las actividades de la masonería en Manzanares, habían puesto a su insigne Pastor, Frey D: Pedro Alvarez y Sotomayor en el “punto de mira” del citado Tribunal; que, finalmente, terminaría citándolo a declarar, hecho que se produjo el día 12 de octubre de 1815...
El brillante alegato que desplegó Sotomayor ante el Tribunal, sigue D. Cosme, puede considerarse histórico, no solo por lo bien articulado y convincente que resultó la exposición, si no, también, porque permitió, como ninguna otra declaración, dejar muy bien aclaradas todas las vicisitudes, actividades, ubicaciones y miembros participes que tuvo la Logia en su tiempo de vigencia en Manzanares. Y todo eso tuvo que hacerlo en un contexto de gran tensión psíquica, por lo que suponía, para él, el cuestionamiento, más o menos velado, que algunos declarantes anteriores habían hecho de su actitud acerca de la masonería, lo que ponía en "tela de juicio" sus firmes creencias cristianas, algo que, personalmente, hizo sufrir mucho al espíritu de D. Pedro Alvarez de Sotomayor. Entrando al meollo de la declaración de D. Pedro, prosigue D. Cosme, he de decirle querido plumilla, que, con su finura exquisitez expositiva, eliminó cualquier duda sobre su posición personal acerca de esa Institución en Manzanares, aportando una enorme cataráta de datos, ubicaciones y personas asociadas a la logia... que reultaron irreprochables y definitivas para el Tribunal, que no esperaba tal prolijidad de hechos, que informaban con suficiencia absoluta acerca de todo lo que hizo en Manzanares la francmasonería...
Escudo del Tribunal del Santo Oficio. |
Muy pocas veces, encontraremos, sigue D. Cosme, una salida tan sutil, inteligente y brillante, como esta de D. Pedro, donde solo puede llegar a interpretarse una sutilísima ironía hacía algunos de los que tuvieron ganas de implicarle, dejándoles en evidencia de sus probables miserias humanas, sin faltarles al respeto e, incluso, alabando la manera en que se habían referido a él en sus declaraciones. A la vez, diferenciaba, claramente, y con reconocimiento personal, a los que, nombrándole, lo habían hecho con la mejor de las intenciones, tal como fue el caso del cura-guerrillero, Cañizares y algún otro.
Lo cierto fue, sigue D. Cosme, que, con la inteligencia y habilidad que le caracterizaba, D. Pedro ratificó parte de las declaraciones de Ruiz de Santa Rita y de Cañizares; para, enseguida, desmontar las insinuaciones de una posible participación suya en las prácticas de la logia, ratificando… “..que sí, que alojó en su casa.. y buscó vivienda, en casas a las que tenía acceso habitualmente, a muchos de los masones; pero, desde luego, no para participar en sus actividades, si no para saber de sus intenciones y tener controlado, en lo posible, lo que planeaban para extender sus teorías entre las gentes del pueblo… a las que, él, advertía, en homilías y en sus casas, de la contradicción invencible de esas prácticas con las creencias cristianas..".. y que, además, y por eso mismo…. " su incuestionable fé católica le hubiera impedido entrar en uno de esos círculos y que, además, (adelantándose a preguntas de los que lo enjuiciaban) podía dar al Tribunal los nombres y procedencia de todos los miembros de la Logia de Manzanares, para refutar su participación personal en ella y, al tiempo, afirmar con orgullo que sus miembros eran todos forasteros y que habían sido traídos a la villa de Manzanares por los franceses"...
Así las cosas, querido plumilla, es momento que usted transcriba para esta crónica, lo fundamental del texto literal que quedó escrito en los archivos del Santo Oficio, sobre la declaración de D. Pedro Alvarez y Sotomayor, ante el Tribunal Santo Oficio de Almagro, el día 12 de Octubre de 1815, presentado como cura rector de la Parroquial de Manzanares, Presidente de Santa Mara de la Coronada y ´Prior del Sacro Convento de Calatrava… declarando todo esto que sigue: “Que dominando los franceses a esta provincia hubo logia en la villa de Manzanares, la cual estuvo primeramente en la casa misma del declarante. Con motivo de haber sido alojado en ella el venerable de dicha logia, Mr Del-Nor, de nacionalidad francesa, comandante de aquella plaza; y después, a causa de no acomodar a los concurrentes que el deponente los viese o reconociese, o por otro fines, la trasladaron a una casa inhabitada por su dueño, que lo era don Juan Merino, de aquella vecindad. Que las personas concurrentes a ella, a más del expresado comandante francés, eran las siguientes: don Florentino Sarrachaga, prefecto de esta provincia, de estado casado; don Blas de Quesada, presidente del Tribunal Criminal establecido en Manzanares por el Gobierno intruso y natural de Valdepeñas de Jaén; don Antonio de Porras, oidor del propio tribunal y natural de Ciudad Real; don Fernando Camborda y Nuñez, oidor del mismo y natural de dicha ciudad; don N.de N., fiscal de dicho tribunal, gallego de nación; un criado de este cuyo nombre ignora, pero sabe lo ha servido mucho tiempo, y que fue portero de dicha logia, aunque no el último, por haberse ido con su amo a otro tribunal del intruso antes de terminarse la guerra; don José Gárate, oidor así mismo, y natural, le parece, de Valladolid; don N. Orozco, antes oficial de la contaduría de Ciudad Real por el legítimo Gobierno y después de la retirada del intruso, de estado casado, e ignora su naturaleza y residencia fija, aunque ha oído está en Madrid; don Manuel de Zubiría, de estado casado y residente en la villa de Torralba; don N. de N. actual Prior de la villa de Herencia y Sanjuanista. Lo cual sabe y le consta por haber visto concurrir a unos y por pública voz y fama otros. Que pasando por Manzanares para Ciudad Real la Junta de esta provincia, o en otra ocasión que allí estuvo, le había dicho uno de sus individuos, no se acuerda quien fue, que habiendo llegado a poder de dicha Junta un baúl con papeles del citado don Antonio de Porras, se encontró entre ellos una lista de los francmasones de la supradicha logia.” La declaración de Frey Sotomayor, resultó, de ese modo, brillante y muy convincente, ante un tribunal “entregado" y satisfecho con la cantidad de datos aportados por nuestro Pastor, que concluyó su prolijo y bien estructurado diserto declarativo, con una última afirmación contundente sobre su persona y, sobre todo. sus intenciones, diciendo que: "lejos de ser él colaboracionista o afrancesado, lo que había hecho era infiltrarse entre los masones, aprovechando el tener hospedados en su casa, o en casas a las que tenía acceso, a los jefes y miembros de la logia, para comprobar sus intenciones, y seguir al día sus movimientos, a fin de utilizar toda la información que pudiera en beneficio de su pueblo, de España, del Rey, y de la causa católica".
D. Pedro quedó muy gratificado en lo personal con la declaración, y también con su resultado, ya que el Tribunal del Santo Oficio, inicialmente renuente e inquisitivo con él, terminada su declaración, quedó totalmente convencido de la actitud que había seguido Frey Sotomayor en sus contactos con la masonería de Manzanares e, incluso, alabaron el riesgo personal que corrió al infiltrarse en los círculos masónicos en defensa de la doctrina católica, asumiendo totalmente lo declarado por nuestro Pastor. Además, agradecieron la completa información aportada, que aclaró hasta el detalle, y mucho más que ninguna otra aportación, lo concerniente a la logia de Manzanares. Con todo y con eso, el proceso y aconteceres vividos, en 1815, juicio incluido, pasaron, finalmente factura al insigne Pastor de Manzanares; un hombre de una personalidad introspectiva, que interiorizaba todo lo que le llegaba de su entorno, y llevaba muy mal, personalmente, el falso y malintencionado cuestionamiento de sus creencias y actitudes.. y, más aun, que se hicieran ante un Tribunal del Santo Oficio, que aunque, a él, no le gustaba mucho como Institución, al fin y al cabo, era un Organismo eclesial en vigencia, al que debía respetar. El caso fue que esa situación sobrevenida, terminó por acentuar los problemas psicológicos y de salud que ya habían motivado consultas previas en Manzanares a su médico personal Miguel Dauxa, por lo que, terminada su declaración en el juicio de Almagro, D. Pedro, exhausto por lo vivido y sus consecuencias, entendió que, a la vista de la evolución de sus síntomas, achacable a la que estaban tomando las cosas en la España fernandina, condicionando nepotismos e, incluso, actitudes eclesiales muy en desacuerdo con sus principios morales, entendió que debía apartarse de algunas de sus responsabilidades.. y marchó a descansar a Manzanares, para consultar de nuevo a Dauxa, decidido a que, éste, le ayudase en sus inmediatas intenciones, al modo en que ya lo hizo en su primer tiempo de estancia en Manzanares. Pero, de todo eso, de como Dauxa diseñó con Sotomayor esa estrategia, le comentaré en la siguiente crónica, que esta fue ya bastante para explicitar a sus lectores, otra vez, la brillantez del insigne párroco y Pastor de la villa de Manzanares de La Mancha, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, en su declaración al Tribunal del Santo Oficio de Almagro, en todo lo que concernió a la francomasoneria en nuestro pueblo.