Le advertí en
anterior crónica, querido plumilla, me comenta D. Cosme para iniciar ésta, que
la ausencia de tropas francesas en Manzanares duraría poco. En los días
siguientes a la marcha de Liger-Belair, la Comandancia militar francesa en
Madrid se sintió cada vez más alarmada por la ausencia casi total de
comunicación con las tropas de Dupont en Andalucía. El mismo Liger Belair, al salir de
Manzanares con su tropa, el 15 de Junio de 1808, entre Villarta y Madridejos,
encontró en su camino a un oficial, enviado de Madrid con información de
enjundia para Dupont.
A la vista de lo dejado atrás, continua D. Cosme, Liger
Belair envió un parte a Madrid refiriendo que se había cruzado con el citado
oficial, mostrando dudas que alcanzase su destino... y tenía razón, cuando
llegó al Manzanares liberado, fue detenido por el alcalde Miret, y encarcelado
en el castillo, en el primer acto de autoridad de la Junta de Gobierno de
Manzanares contra los franceses. Veremos enseguida, sigue D. Cosme, como acabó
esa historia…
La prepotencia del mando francés de Madrid, había dado por
supuesto, que la carencia de información, se debía a que Dupont llevaba a cabo
un auténtico “paseo militar” en su camino a Cádiz... Pero, cuando, en goteo de
noticias, supieron de la rebelión manchega, y de las serias dificultades que
encontraba Dupont en Andalucía, el frívolo optimismo gabacho, se tornó en
preocupación; cayeron en cuenta que, en gran parte, esa falta de comunicación
con el sur, se debía a que sus correos estaban siendo interceptados por las
guerrillas locales en la Mancha, donde Manzanares era de los enclaves más
prolíficos en esas “desapariciones”; y la de este último oficial, era una más
de esa serie.
Ante esa evidencia, y rumores inquietantes sobre la situación
real en Andalucía, el mando francés de Madrid decidió enviar refuerzos
sustanciosos a Dupont, en un intento de reforzar la potencialidad de su
ejército y desbloquear la situación de incertidumbre y falta de noticias
fidedignas. A esos efectos, en Madrid se decidió enviar a Dupont la segunda
división de su ejército, admitiendo el error de no haberla mandado a fínales de
Mayo, cuando Dupont comenzó su periplo hacía Andalucía, -comenta D. Cosme...
Esta segunda división del contingente de Dupont, había quedado en Toledo para
su defensa, al mando del General Vedel, militar de solo 35 años, con brillante
historial en Europa, batallando junto a Napoleón. Vedel, continua D. Cosme,
recibió órdenes de Madrid para partir, dirección Andujar, el día 17 de junio de
1808, con instrucciones precisas de restablecer las comunicaciones con Dupont y
apoyarle....Al llegar a Madridejos, Vedel debía incorporar, y rearmar, las
tropas de Roize y Liger Belair, llegadas allí desde Manzanares, días antes.. Se
estableció para las tropas de Vedel un cronograma diario de ocho leguas
francesas, descansando a la hora del calor en las orillas de arroyos, o sitios
con abundante vino para el refrigerio, sin dejar nunca contingentes de pocos
individuos aislados, para evitar casos como los de Santa Cruz de Mudela y
Manzanares...
General Dupont. |
Esto último, sigue D. Cosme, no se cumpliría en muchos lugares,
dice con sorna D. Cosme, los efectos del vino, dejaban con frecuencia rezagados
a algunos soldados, que solían ser víctimas de los “rebeldes del 7 en la
gorra”. Previendo ésta posibilidad, Vedel tenía instrucciones muy claras de “castigar severamente” a los insurgentes, ahorcándolos
en las Plazas Públicas de las villas, en número proporcionado a la gravedad de
los hechos que hubiesen protagonizado,… “dejando abierta la
puerta del arrepentimiento después de esta lección”... A estos
efectos, la experiencia en esas lides, vivida por Liger Belair en Manzanares,
sería utilizada durante el trayecto de las tropas, dejando en manos del citado
Liger Belair, el correspondiente pacto de perdón, y no agresión, si fuese
preciso hacerlo en cualquiera de los lugares por donde pasarían; algo que,
quizá, mitigó, sigue D. Cosme, el disgusto previo de Liger Belair, que definió su
integración en el regimiento de Vedel, como “poco
agradable”, porque se le había retirado el mando de tropas,
posiblemente por el episodio de Valdepeñas.
La impresionante división armada de
Vedel, sigue, contaba con seis mil hombres, entre los que había quinientos
dragones, disponiendo de ocho piezas de artillería pesada,.. En su itinerario
hacía el sur, desde Toledo, se precisaba que el contingente de Vedel, llegaría
a Manzanares el 21 de junio, haciendo un día de descanso en la villa. Pero,
desde el principio, pasaron por los distintos lugares del trayecto con un día
de demora; llegando a Manzanares la tarde del 22 de junio de 1808. En todo el
trayecto, como el propio Vedel dice en sus memorias, sigue D. Cosme,
encontraron una situación muy distinta a la que advirtió Dupont cuando desfiló
su primera división, solo tres semanas antes; Vedel escribió lo que sigue:
”a medida que avanzaban por La Mancha encontraban
mayores indicios de estupor: por delante, cortadas las comunicaciones… y, por
derecha e izquierda, las gentes se armaban conforme a las instrucciones del
intendente de Ciudad Real”…
El alcalde Miret, sabedor de la inminente llegada de Vedel, tomó
medidas precautorias, avisando a los paisanos la que se avecinaba, e hizo
enviar a Ciudad Real al emisario que tenía encarcelado en el castillo, en un
coche escoltado, lo que no fue suficiente para el desafortunado oficial, porque
cuando su coche llegó a la Plaza Mayor de Ciudad Real, una multitud exaltada y
agresiva por las noticias y rumores que continuamente llegaban, se abalanzó
sobre el coche, sacando al oficial, y apuñalándolo hasta matarle, sin dar pie,
siquiera, a identificarlo.. Este oficial, traído de Manzanares, se convirtió en
el primer muerto de la guerra de la independencia en la capital de nuestra
provincia…
Horas antes que Vedel entrase en Manzanares, aquel 22 de Junio
de 1808, lo hizo su tristemente célebre “batallón polaco”, al mando de un
personaje cruel, despiadado y detestable, el General Poisont, quien quedaría
inmortalizado, bastantes años después, en la obra teatral “Sotomayor”, como “el general cojo”. Este impío general francés, quizá
en un acto de represalia por los hechos de dos semanas antes, en el hospital de
sangre francés de Manzanares o, simplemente, porque actuaba así en cualquier
lugar adonde llegaba, ordenó a sus soldados, mayoritariamente polacos, saqueos
indiscriminados en nuestra villa,. Quizá, porque la población fue avisada por
las autoridades, de la llegada de este batallón con tan mala fama, muchos
lugareños abandonaron la villa, buscando refugio en quinterías de los campos
aledaños, o yendo a refugiarse a pueblos cercanos. El siniestro batallón
polaco, “campó por sus respetos” en Manzanares, durante unas horas, realizando
saqueos, requisas y destrozos en muchas casas de la villa, (algo que volvería a
suceder, por los mismos protagonistas, y con mayores destrozos, un año
después). Todo este episodio quedó reflejado en el “Manuscrito de la Merced” de
esta manera: :"...unido (Liger Belair) con siete mil
hombres del General Bedel, volvieron a Manzanares el día ventidós del mismo
mes. Así reforzados era de temer que no tendrían respeto a un indulto concedido
en tiempo de necesidad; y desde luego esta tarde de su llegada, a pretexto de
lo acaecido en el hospital, el General cojo Punsoin promovió un motín militar
contra el Pueblo, en cuyo primer impulso hubo robos de consideración; y a no
haber sido por el Grl. Liger-belair, que fiel a su palabra, defendió al Pueblo,
hubieran sido incalculables las desgracias…”
Guerra de la Independencia, cuadro del Pintor Sorolla. |
De momento, valga decir –continua D. Cosme- que, sin duda, ese
“batallón polaco”, fue el que peores recuerdos dejó en Manzanares en la guerra
de la independencia…Como memoria de su paso por nuestra villa, en la posteridad
nos ha quedado el término “sima del polaco”, para referirse a un lugar situado
en la plazuela de las monjas, al inicio de la calle Anega (de aquí su nombre,
apostilla D. Cosme) donde se represaba y acumulaba agua por aquella época en
Manzanares, en que no existía canalización urbana. Parece ser que tras la
salida del pueblo de uno de esos contingentes polacos, apareció flotando en la
sima, el cadáver de uno de ellos…posiblemente, uno de esos que, con frecuencia,
quedaban rezagados, por efecto de nuestros ricos caldos -dice con retranca D.
Cosme- algo que fue funesto para él, pues se supone que fue asesinado, y
arrojado, allí por algún lugareño o una turba de ellos, exaltados por los
saqueos a que había sido sometido Manzanares. Por este episodio, -continua D.
Cosme- es por lo que, esa sima, sería conocida como “sima del polaco”.
Así que,
querido amigo, cuando oiga ese nombre ya sabrá usted porque se la llama así, y
podrá contárselo a quien se lo pregunte, concluye D. Cosme este párrafo de su
diserto… Menos mal, sigue, que al muy poco de Poisont, entró en Manzanares, con
la misma vanguardia de tropas de Vedel, el general Liger Belair, quien, como
quedó escrito en el “Manuscrito de la Merced”, al apreciar los destrozos
infringidos por los polacos, y cumpliendo con la palabra dada a Sotomayor y al
pueblo, atemperó al “general cojo”, cesando los saqueos y tropelías en pocas
horas Un solo día permaneció la división de Vedel en Manzanares. La tarde del
23 de Junio de 1808, empezó su salida de la villa, hacia su destino andaluz. El
general Vedel, todavía en Manzanares en la madrugada del día 24, escribió, de
su puño y letra, el siguiente parte de guerra, a la máxima autoridad francesa
en Madrid:.. “Manzanares, 24 de junio de 1808, a la una de la
madrugada.- He recibido, mi general, su carte de ayer, otra para el general
Duponty el rapport adjunto.- Voy a procurar por todos los medios posibles
comunicar con el general Dupont.- Los habitantes del país que atravieso han
abandonado en la mayor parte sus casas.- Para que mi comunicación con Madrid
continúe libre será necesario ocupar Madridejos con tropas, por débil que sea
el cuerpo que allí se sitúe. Yo parto al instante para llegar a Santa Cruz,
donde puede que reciba nuevos informes; los aportados por el espia concuerdan
bastante bien con los que había recibido.- Acepte, mi general, firma: el
general Vedel…
Y con lo escrito, querido reportero, puede dar por concluida la
crónica del episodio que acabó con la tregua libre de franceses en Manzanares,
cuando la rebelión manchega en la guerra de la independencia. Desde la salida
de Vedel, hasta la batalla de Bailen, Manzanares, y sus gentes, vivirían
desasosegadas, en un continuo trasiego de franceses por nuestro solar…Pero todo
eso quedara contado en relatos sucesivos, pues este ya cumplió, de bastante,
con las pretensiones que me propuse para su contenido.
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