¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

domingo, 24 de mayo de 2020

255). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: ENTRE CEJA Y CEJA DE NAPOLEÓN.


He venido comentándole en anteriores relatos, querido reportero, que la mente y los ojos del todopoderoso Emperador, Napoleón Bonaparte, se detenían con frecuencia en un nombre, Manzanares,.. ya fuese al recordar la primera derrota de su ejercito en la Mancha en la segunda fase española de la guerra de la independencia, al final de 1808, o cuando fijaba su vista en un mapa de España, donde aparecía, como enseñoreado a sus ojos, el nombre de Manzanares, dominando, estratégicamente, la vasta planicie de la región de La Mancha, en el Camino Real de Andalucía, como firme bastión de las Españas, concluye, rimbombante D. Cosme.. ..y, sigue,. 

Y no es que lo diga yo, armado de orgullo por mi pueblo, es que esa actitud, casi obsesiva, de Napoleón hacia todo lo que representaba Manzanares, se comenta también en escritos de relevantes militares franceses que compartieron por aquella época con el Emperador.. y es que, Napoleón, herido en su orgullo, pero también sabedor de la importancia estratégica de ese punto del mapa hispánico, llamado Manzanares, que, además, estaba adquiriendo un valor simbólico de resistencia que no le gustaba nada, por lo que nos tenía con frecuencia en su pensamiento y entre sus objetivos inmediatos. Estábamos, pues, entre ceja y ceja de Napoleón Bonaparte y, más tarde o más temprano, habríamos de tener noticias suyas.. 

En Manzanares, afortunadamente, permanecíamos ignorantes de esa pulsión agresiva y obsesiva del Emperador francés hacia nuestra villa, aunque, como vimos en el anterior relato, la prudencia y el instinto inteligente de Frey Don Pedro Alvarez de Sotomayor, ponía, a cada momento, cadencia y freno a los naturales impulsos de exaltación local, algo que hacía habitualmente en los escritos de la Junta Local de Gobierno de la villa, donde evitaba presumir de "Fidelísima villa", ya que, por mor de la circunstancias, muchos de esos edictos terminaban en manos josefinas o, lo que es igual, en las del mismísimo Emperador.. Incluso, sigue D. Cosme, Sotomayor, desde el púlpito, cuando se presentaba la ocasión, reclamaba al fielato de Manzanares similar actitud a la suya, y lo hacía, muy sabiamente, y en clave religiosa, que es lo procedente en una Iglesia, haciéndoles ver lo pernicioso del pecado de la soberbia.... Así estaba el escenario a primeros de 1809, continua su diserto D. Cosme... Manzanares había recuperado el pulso de su vida habitual, el mercado de la plaza por las mañanas, el bullicio de las gentes en las calles principales del pueblo, el entrar y salir de viajeros de las posadas, los comercios abiertos y activos, las herrerías a pleno rendimiento, para certificar el buen estado de los aperos campestres, en desuso todo el mes anterior...Las mulas y los labradores estaban de nuevo sobre los terruños de nuestra antiquísima encomienda... y en las iglesias y ermitas, las bodas, los bautizos...todo, en definitiva, volvió a un cauce de normalidad, impensable una semana antes, casi parecía mentira, pero era verdad..
Al tiempo, y al norte de Manzanares, continua D. Cosme, el reorganizado ejército español había avanzado desde nuestra posición hasta Madridejos, mientras que los franceses habían replegado su frente unos veinte kilómetros, dejándolo situado en la villa de Tembleque... La tensión era clara y el choque armado se presumía inminente. Las tropas del ejército español del Centro, entonces al mando del Duque del Infantado, se mostraban amenazantes para las francesas del mariscal Victor, ubicadas en Toledo. En esas tropas españolas del Duque del Infantado y, más concrétamente, en la Primera División del contingente, al mando del Teniente General, Marqués de Coupingy, se ofrecían a la Patria un buen grupo de paisanos de Manzanares, algo que no quiero dejar pasar de lado, sin que usted lo transcriba en su crónica, en honor a todos ellos y, sobre todo, en el de los que perdieron la vida en las batallas que estaban por llegar...
Se cuenta por el grupo asesor del Emperador, que Napoleón, al tener noticias de esta situación amenazante, estalló de ira en su cuartel general... y, de forma muy abrupta y tajante, ordenó al Rey impuesto, su hermano Jose Bonaparte, actuar de manera inmediata contra las tropas españolas, y lo hizo, más o menos, en estos términos; "Ordena al Mariscal Victor que reuna las divisiones necesarias, y que luego busque, por donde esté, al ejercito del duque del Infantado.. acabe con él, y ponga rumbo a Manzanares, para destruir a las tropas del marqués del Palacio y tomar, de una vez, ese pueblo"....



Ciertamente, me dice D. Cosme, no había ya ninguna duda que estábamos entre las cejas de Napoleón...y la cosa se nos estaba poniendo muy sería, aunque estuviéramos todavía ignorantes en Manzanares de esa obsesión imperial contra nuestro pueblo...

Así las cosas, el Mariscal Victor en cumplimiento de las órdenes del Emperador, reunió un contingente de tropas, incluyendo a los Dragones de Latour Manbourg, todavía perplejos por sus fracasos previos en las dos intentonas de tomar nuestro pueblo en Diciembre de 1808...pero, por eso mismo, también deseosos en vengar definitivamente esas afrentas a su gran prestigio militar....De esa manera, el 13 de Enero de 1809, ambos ejércitos, francés y español, se encontraron, frente a frente, en la ciudad de Ucles..El resultado del choque fue desastroso para los españoles, que plantearon mal la estrategia del combate inicial, perdiendo posiciones y efectivos enseguida, por lo que cuando llegó el duque del Infantado con el grueso de sus tropas al frente de batalla, era demasiado tarde...ya la cosa no tenía arreglo. Nuestras tropas tuvieron más de 1000 muertos y unos 7000 soldados quedaron prisioneros de los franceses, entre los que había más de 300 jefes y oficiales. El fiasco fue tan enorme que al duque del Infantado no le quedó otro remedio que ordenar, inmediatamente, la retirada de todo el ejército a su mando. huyendo sus tropas, de prisa y corriendo, hacia el Levante y Andalucía ... Ocupado Ucles por los franceses, sigue D. Cosme, llegaría, sin duda alguna, lo peor. Los supuestos portadores de los grandes valores de libertad, igualdad y fraternidad, que proclamaba su reciente revolución, se comportaron de una manera ignominiosa, repugnante y asesina con la inerme población local, saquearon el pueblo, matando indiscriminadamente a muchos vecinos y a todo el clero local,..y, rizando el rizo de la cobardía, la crueldad, la vesanía, la infamia y el crimen, se dedicaron, en un diabólico aquelarre final, a vejar y violar a más de 300 mujeres del pueblo, a las que luego quemaron vivas en el interior de la iglesia.... Tanto fue el horror, que hasta el mando francés reconvino a su infame soldadesca, en una respuesta insuficiente e hipócrita...


Napoleón, en su cuartel general, se mostró, por fin, satisfecho por el resultado de esta victoria clamorosa en La Mancha... pero, en modo alguno se olvidó de Manzanares por esa satisfacción inmediata a la victoria de su ejército en Ucles.. Tanto fue así, que antes de partir desde Valladolid a París, porque le reclamaron de forma urgente el 21 de Enero de 1809, envió personalmente a su hermano, Jose I, que quedó (mientras él estaba en Francia), al cargo de todas las operaciones, un detallado programa de lo previsto para cada una de ellas...

Al referirse a la operación "Andalucía", sigue D. Cosme, Napoleón dejó escrito, de su puño y letra, algo tan significativo como lo que ahora le pido plasme usted, querido plumilla, en el redactado de su crónica...y lo que le pido escriba, no es otra cosa que lo que, literalmente, escribió Napoleón Bonaparte:
"...de aquí a que se haga la operación de Andalucía es necesario ser dueños de Manzanares y de toda la planicie hasta el pie de la Sierra Morena y hacer atrincherar tres castillos desde Manzanares hasta Aranjuez en los cuales algunas compañías de infantería y algunas piezas de cañón se hallen al abrigo de los insurgentes...."

Estaba claro que Napoleón nos tenía entre ceja y ceja, y que quería, a toda costa, su trofeo, su particular "cabeza del Bautista", que no era otra cosa que nuestro pueblo, Manzanares de La Mancha,...pero, eso si, incluso en la apostilla final de la cita de Napoleón, sobre las piezas de cañón en el castillo, se dejaba translucir, bien a las claras, el respeto que sentía el Emperador por nuestro pueblo y por sus gentes.. La suerte, desde luego, estaba de nuevo echada para Manzanares...muy pronto tendríamos por aquí a los franceses... y, ahora, dispuestos y decididos a terminar de una vez con nuestra resistencia. En Manzanares, su gente y las autoridades locales, nada sabían de esta fijación napoleónica hacia nuestro pueblo, aunque es cierto que, cuando vieron que comenzaban a aumentar en la villa tropas del ejército español, tras la debacle de Ucles, empezaron a barruntarse que algo sucedía en el peor de los sentidos posibles. algo que les confirmaría desde la Junta Local de Gobierno, y desde los púlpitos, D. Pedro Alvarez de Sotomayor, que instó al pueblo a estar preparado, espiritual y físicamente, para los nuevos momentos de quebranto y zozobra que se aproximaban....

Pero eso, me dice D. Cosme, para concluir su disertación, ha de ser motivo del relato venidero.. y no es bueno, ni procedente, contar, en este, lo que sucedió en ese nuevo encuentro entre franceses y manzagatos, porque, así, de esta manera, sus lectores quedaran más proclives, y más receptivos, a leer la siguiente crónica, donde les daré a conocer el resultado del siguiente enfrentamiento bélico de Manzanares con el ejército imperial napoleónico. Dejemos esa incógnita, mi querido plumilla, para la siguiente crónica, la que, sin duda alguna, esperarán con avidez sus lectores, nada mas concluir la lectura de la presente...que ya fue suficiente para dar cuenta de la fijación obsesiva de Napoleón por conquistarnos...



Yo, prosigue, y termina, D. Cosme, solamente le reitero que no adelantaré ni un ápice de lo que ocurrió,... prefiero que sus lectores intenten adivinar por si mismos, antes de leer el próximo relato, si la insigne y nunca bien ponderada villa de Manzanares de La Mancha, fue ocupada por los franceses...o, por el contrario, volvió a resistirse, e incrementó su leyenda gloriosa.

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