El 14 de Agosto de 1962, Melchor Díaz-Pinés Pinés, envió la
siguiente información a la Revista ‘CAMPO’ , de Sevilla.
La Mancha toda, ha vibrado por unos días con una emoción
sincera, ante el hecho que pasará a la Historia, de la celebración de la "II Feria
Provincial del Campo" de la ciudad de Manzanares. Su importancia ha sido tal,
que ya puede vanagloriarse esta región, de poseer una de esas grandes
manifestaciones feriales que traspasando los límites de lo previsto, llega a
adquirir resonancias nacionales.
Esta segunda actuación, como tal Feria de la moderna
maquinaria al servicio de la agricultura, la vid y la vinificación, ha
revestido unos caracteres de franca singularidad, merced al esfuerzo de un
puñado de hombres que han sabido luchar sin descanso por afianzar en algo ya
definido, los atisbos que apuntara su primera feria del pasado año. Estos sacrificios culminaron en un éxito tal, que a todos sorprendió, incluso a los
mismos organizadores porque, ha sido inesperada la aceptación que el labrador
presta a estas nuevas orientaciones de la motorización agraria, que ha de
traducirse en realidades tangibles en un plazo inmediato y cuyos beneficios,
han de revertir en la simplificación de las tareas y en el abaratamiento de los
costos de producción, de lo que tan necesitado se encontraba el agro manchego.
La Feria de Manzanares, estrenaba recinto nuevo porque sus
dignas autoridades habíanlo adquirido para estos fines. Se estrenó un soberbio
puente sobre el río Azuer, que facilitaba el acceso al recinto y se estrenaban
al mismo tiempo energías nuevas, iniciativas y nuevos conceptos organizadores
de empresas de este tipo, que han dado resultados totalmente satisfactorios.
Desde estas líneas, felicitamos, no solamente a los que sobre el terreno
supieron crear este recinto ferial sino también a esas fuerzas ocultas, que
como esforzados paladines de tan bella causa, todo lo dieron dentro del más
acusado anonimato. A todos, pues, nuestra enhorabuena más efusiva.
Nos place, en nuestra tarea informativa, suministrar algunos
detalles de tipo estadístico de lo que la II Feria Provincial del Campo, de
Manzanares, ha sido en este año de 1962. A semejanza y estilo de cualquier
representación teatral, se levantó el telón y aparecía la escenificación digna
de figurar entre certámenes del más elevado rango. Desde el elevado plano del
nuevo puente sobre el río Azuer, las perspectivas eran deslumbradoras y las
autoridades que procedieron a la inauguración, quedaron maravillados. No era
para menos, pues estaban puestos en juego, en primer lugar, una organización
perfecta, unos terrenos bien urbanizados, modernísimos stands, cumplido
servicio eléctrico y telefónico que, en volumen, había costado la Comisión
Organizadora, cerca de 5 millones de pesetas.
Únase a esto, el valor en venta del material expuesto, que se aproximaba
a los setenta millones de pesetas y podrá darse cuenta el lector, de la
importancia de esta Feria de Manzanares.
El Sindicato de la Vid no podía estar ajeno a estos
trajines, por lo que tan directamente afecta a sus negocios y desde el primer
momento, como un solo hombre, se pusieron a la incondicional disposición del
Sr. Alcalde y diversas Comisiones nombradas al efecto. Respondió el Sindicato
del Vino, por supuesto, aprestándose a la construcción del Pabellón representativo,
a su financiación y sostenimiento y más que todo, a la elección de las bellezas
femeninas que darían realce con su juventud y armonía de líneas, a todos los
actos de la Feria. Resultó elegida ‘Zagala Mayor’, la Srta. María Teresa
Corchado Enriquez de la Orden, que recibió la Banda de manos de su antecesora
en el reinado, Srta. Loli Saldaña Peña. Nombráronse al mismo tiempo las
‘Zagalillas’ de Honor, nombramientos que recayeron con toda justicia sobre las
morenas bellezas de Merce Rodriguez, Mimi Ochoa, Antoñita Rodriguez y Toñi
Fernández.
De esta hermanada cooperación del Sindicato de la Vid, no es
difícil augurar horizontes muy esperanzadores para un devenir inmediato,
puestas las miras en ese Mercado Común Europeo que puede marcar nuevas rutas a
los industriales del vino ya que, sin ningún esfuerzo puede la Mancha – y muy
cumplidamente – pasar a ser exportadora directa de sus caldos, más allá de las
fronteras. Este hecho, ha de imprimir a estos negocios del vino un nuevo ritmo
muy esperanzador.
Y como joya más preciada de la clausura de este segundo
certamen manzanareño, hay que hacer resaltar el brillantísimo desfile que de
maquinaria y aperos se realizó en la Av. de Cristóbal Colón y en la que
participaron cerca de ciento cincuenta vehículos, que en los días anteriores,
habían estado expuestos en la Feria. La cabalgata ocupaba más de dos kilómetros
de carretera, observándose grandes cosechadoras, abonadoras y un sin fin de
novísima maquinaria que ha sido muy acogida en los medios correspondientes.
En este desfile de maquinaria y por la Zagala Mayor y Zagalillas,
fueron entregados los trofeos de los diferentes concursos desarrollados durante
la Feria, tales como habilidad en las labores y manejabilidad del tractor,
premios a los mejores stands, ganadería y otros. Copas, donadas por los
Organismos provinciales, Medallas de oro, plata y bronce, diplomas y otras
distinciones, se entregaron a los campeones, entre aplausos del respetable.
Y lo que es de mayor trascendencia en el aspecto económico,
es la cifra global de ventas realizadas en esta II Feria Provncial del Campo,
superando los 42 millones de pesetas, sin tener en cuenta que como producto de
esta exhibición ferial, han de incrementarse estos números extraordinariamente.
Hechos y cifras, son detalles que convencen, sin más comentarios.
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