Vamos ahora,
querido cronista, a considerar como fue la evolución, en la centuria del XVII,
de aquellos primeros hospitales de Manzanares,… citados, tal cual sigue, en las
Relaciones Topográficas ordenadas por Felipe II en 1575:
….“hay en esta villa tres hospitales: el uno de Nuestra Señora, que lo fundó el
comendador Alonso de Ávila habrá ochenta años poco más o menos, y le dejó
cierta renta que al presente valdrá mil reales poco más o menos. El otro de San
Juan, que lo fundaron los cofrades que hay de esta cofradía, y no tiene más
renta de las limosnas que les dan. El otro es de Santiago donde se reciben
mujeres pobres naturales, y no tiene más renta de lo que le dan de limosnas”…
En este pueblo, -sigue Don Cosme- la crisis de ese siglo de penurias que fue el
XVII, se apreció sobre todo en la segunda mitad de la centuria, pues, como
hemos conocido ya, y a diferencia de lo que sucedió en otras villas próximas,
en las primeras décadas del XVII, la villa de Manzanares de la Mancha, vivió, y
estuvo, todavía bastante nutrida de grandes acontecimientos y sucedidos... Y
algo parecido, ajustado a esta temporalidad, y con variopintas curiosidades,
sucedió con estos hospitales que tenía la villa en el momento de iniciarse la
centuria del XVII…y que habían sido relacionados en 1575, como va de dicho, a
la orden expresa y determinante del Rey Felipe II….
Los más pequeños, y peor dotados, de estos sanatorios, que eran: el de San Juan
y el de Santiago, se sustentaban a base del limosneo de los paisanos, y de
algunas dotaciones aisladas de gentes más pudientes, por lo que no pudieron
resistir el embate de la crisis y terminaron desapareciendo, más o menos
avanzada, esa centuria del XVII, algo que habrá usted supuesto, mi querido
reportero, a la vista del título que le propuse para este relato, apostilla Don
Cosme …Y acerca de las vicisitudes –continua- que hubieron lugar en la triste
evolución de ambos hospitales, hasta su “fallecimiento”, no hemos sabido, ni
conocido casi nada, excepto algunas cosillas y curiosidades, que, ahora
mismamente, pasaré a contarle con el más grande y sumo de los agrados, …
Interior Ermita San Juan y Hospital del mismo nombre. |
Con respecto al primero de los comentados, -continúa Don Cosme- el Hospital de
San Juan, cabría citar que estaba integrado en la Ermita del mismo nombre, como
ya conocemos por otros relatos…y también quedó ya dicho, que toda esa
construcción (Ermita y Hospital) se ubicaba en la esquina de la calle que lleva
su mismo nombre, San Juan, con la de la calle Monjas... El Hospital de San Juan,
desde su nacimiento, atendía, sobre todo, a los niños de Manzanares de aquella
época… que sufrieron, frecuentemente, los embates malsanos de múltiples y
diversas epidemias,…. que, por entonces, hacían grandes estragos entre la
población infantil, como: la viruela, el sarampión, la polio, la peste o la
disentería…”…. “Y de este hospital de San Juan, que solo se mantenía a base de
limosnas, poco más se sabe, aparte lo ya citado… aunque parece que no duró
mucho tiempo abierto, cesando su actividad sanitaria en una fecha
indeterminada, pero posiblemente anterior a que se alcanzase la mitad de esa
centuria del XVII, por carencia de los más elementales recursos financieros…y,
a partir de entonces, cerrado el Hospital, solo quedaron activas en ese
inmueble las actividades de la Ermita, que se ha mantenido, ahí, hasta hace
solo un año, 1911, en que, por su estado ruinoso, el emprendedor alcalde actual
de este pueblo de Manzanares, Don Antonio Rubio, decidió transformarla en una
escuela pública, que llevará, mientras dure como tal, el mismo nombre de San
Juan…pero eso es otra historia,… de otras historias que habrán de contarse,
dice Don Cosme.
.
Con respecto al segundo de ellos, el Hospital de Santiago…que fue, de los dos,
el que más tiempo sobrevivío, existe algo más de información.. que, sobre todo,
por su curiosidad, le citaré a continuación para el relleno del presente
relato….
Este hospital de Santiago, -me comenta Don Cosme- se dedicaba a la atención de
mujeres pobres… y, según consta en escritos de una inspección llevada a cabo
por unos visitadores de la Orden de Calatrava en 1638,… estaba ya en ese
momento en un estado de franco deterioro…Por esa época, se le conocía como
“Hospital de la Misericordia”, y estaba ubicado en la calle Real…. “que viene
del camino de Almagro, cerca de la Plaza”…Según se contó por esos visitadores:…
“tenía un cuarto a su entrada y otra sala al lado izquierdo,… donde existía,
protegido por una gran reja de madera, un altar con la “imagen del santo
entierro”… que procesionaba en los viernes santos de por entonces…..Esta
imagen, estaba custodiada en una caja cubierta de madera de pino, con una
bayeta negra por encima, cubriéndola…En dicha sala -sigue Don Cosme-, antes del
altar, había una lámpara que, dada la precaria situación, solo se prendía de
noche, por lo que los visitadores instaron a los cofrades a cargo del hospital,
la siguiente e ilustrativa curiosidad recomendatoria,..“que pidieran limosna
por las calles los días necesarios y por las parvas en tiempos de agosto para
tenerla encendida de día y de noche”…
D. Inocente Hervás Buendía, Parroco entre 1904 a 1911. |
En este hospital de Santiago, o de la Misericordia, que tanto da, -sigue D.
Cosme- los visitadores advirtieron que el resto de sus aposentos (altos y
bajos) estaban en estado de ruina, algunos sin techo…y, en todo caso,
inservibles… escribiendo acerca de ellos lo que sigue…“en grande peligro y esta
mucha parte della ynavitable”...
En este estado de cosas, las mujeres ingresadas tenían que hacinarse en la sala
del santo entierro...y, como usted supondrá –continua Don Cosme-… poco se podía
hacer en este hospital, salvo rezar, por la salud de las desdichadas allí
ingresadas…pues, aparte la imagen del santo entierro, ya comentada,… los
escasos bienes que quedaban en el inmueble, en esa inspección de 1638, eran…
tal como quedó reflejado en el informe, los que siguen:… “dos crucifijos: uno
de ellos colocado en un tabernáculo cubierto por un velo de tafetán verde…y
otro, más pequeño, que se usaba para los entierros”…también se citaba “una
imagen de bulto de Nuestra Señora de la Soledad, unas andas de madera, un
estandarte de damasco, una corona de plata, un vestido de damasco blanco para
Nuestra Señora (donado por “la capellana” María Ruiz), otro vestido de damasco
verde, una camisa de Ruan para vestir la imagen y, por último, unos manteles
para el Altar Mayor…Es decir, no se recogía ningún bien de carácter sanitario…,
registrándose, en la dicha inspección, que las únicas aportaciones dinerarias
de este Hospital de la Misericordía eran:… “cuatro escrituras de censo; una
contra Francisco García Redondo, de 9.600 maravedíes; otra contra Francisco
Martin, de 8.500 maravedíes; una tercera, contra Juan Martin de Mora, que era
la más cuantiosa, y se cifraba en 21.000 maravedíes…y, por último, una cuarta, contra
Francisca Díaz, viuda de Juan Sanchez, que ascendía a un total de 6.800
maravedíes”…
Pero –sigue Don Cosme- los mismos visitadores calatravos que dan cuenta de
estos censos, comentan en su informe, a renglón seguido, que:… “El rendimiento
de los censos se ha gastado y consumido en la celebración de su festividad y en
otras cosas”..
Es decir, dado que estos censos, y las limosnas,… que constituían los únicos
ingresos, ya se habían gastado,..no resultó extraño, a los ojos de los
visitadores, cuando revisaron las cuentas aportadas por el mayordomo del
hospital, Juan Diaz Carnicero, que estaban comprobando y registrando una
situación financiera inviable…pues en el balance contable del citado mayordomo,
se daba cuenta de unos ingresos totales de 12.325, maravedíes, frente a unos
gastos que ascendían a 15.438 maravedíes;… es decir, existía un déficit de
3.113 maravedíes….. No se sabe bien si fue que los visitadores consideraron
esto como determinante para dar “cerrojazo” definitivo al Hospital de la Misericordia,...
o bien que fuera la durísima crisis de años posteriores, la que terminase de
liquidar su actividad…pero lo cierto fue… que la situación del Centro se
deterioró aun más rápidamente, hasta motivar su desaparición en fecha no bien
determinada de ese Siglo XVII que estamos comentando por aquí…
Y de usted, así, por terminado este relato, querido escribano y amigo, que ha
versado acerca de aquelllos hospitales de Manzanares, que sucumbieron a la
penuría de un Siglo de penurías,…. para dejar abierta la expectativa de un
siguiente escrito… que habrá de versar sobre el único hospital que aun se
mantuvo pujante y activo en esta gloriosa villa de Manzanares, a todo lo largo
y ancho del tiempo que duró toda esa centuría del XVII…aclarando de
antemano…que, en esto del tiempo, aunque se trate de Manzanares, las cosas son
igual de exactas en todos los sitios…No hay mal que cien años dure…ni siglo que
menos de cien, pero tampoco de más de cien años, dure…concluye jocoso, Don
Cosme
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