Pues
si, querido cronista, -comienza D. Cosme su disertación-… quiero encabezar,
así, este relato, acerca de un sitio muy popular de Manzanares, fuente actual
de su agua..y, por tanto, muy importante en la vida de este pueblo...Me
refiero, claro está, a la dehesa de Siles, quizá el entorno más preciado de la
encomienda manzagata desde su origen…
Y es apropiado hablar de ese lugar
icónico, en este momento en que las crónicas aquí relatadas conciernen a los
avatares del Siglo XVIII,.. porque, la dehesa de Siles, en ese Siglo de las
luces, evidenció un lucimiento muy significado en su desarrollo particular... una vez más, y en gran medida, por impulso de ese último Comendador calatravo
de Manzanares, D. Iñigo de la Cruz y Manrique de Lara, Conde de Aguilar y Señor
de los Cameros, que tan importante fue en la trayectoria vital e histórica de
Manzanares,, Aquel Comendador, aficionado a la fiesta y al campo, apreció
enseguida el valor de ese bonito entorno natural con una fuente de rica agua
cristalina, fértiles tierras de monte bajo, alamedas, bosque y abundante flora
y fauna… decidiendo, con evidente acierto, convertirlo en el particular Aranjuez
de su reino manzagato…
A esos efectos, propició una pequeña urbanización de la
zona, en la proximidad de la fuente natural del terreno, construyendo varias
casas, habilitadas de establos, palomares y caballerizas y, dada su afición a
los juegos taurinos, en el año 1720, también hizo construir un pequeño coso,
que fue inaugurado con becerros criados en aquella sierra... Y, posiblemente,
ordenó reconstruir el pequeño humilladero existente en el lugar, transfomándolo
en la bonita y coqueta ermita de la Magdalena…
Quizá, el momento culminante que
vivió el sitio de Siles en ese tiempo, fue el de febrero del año 1724, con
motivo de la colocación en la Catedral de la villa del retablo erigido en honor
a San. Raimundo de Fitero, fundador de la Orden de Calatrava…. En febrero de
ese año –prosigue D. Cosme- la Catedral de la villa de Manzanares, lució sus
mejores galas para acoger el citado retablo, siendo el dicho evento motivo y
causa de los fastos lúdico-religiosos de mayor enjundia del Siglo XVIII en
Manzanares... La colocación del retablo, se acompañó de un octovario
festivo-religioso, donde, a su final, la dehesa de Siles tuvo gran
protagonismo, siendo visitada por muchas de las personalidades que había
invitado al acontecimiento nuestro Comendador.. entre ellas, muy principales
autoridades de la Orden de Calatrava, incluyendo a quien era su Prior, Don Frey
Cristobal de Salazar…
El día 15 de Febrero, martes, de aquel lejano 1724, el Sr
Comendador dispuso un día de fiesta y asueto a sus invitados en la alameda de
Siles. Se cuenta –sigue D. Cosme- que la egregia comitiva, en suntuosos
carretones, partió muy temprano de la villa de Manzanares, para recorrer las
dos leguas y media que la separaban de la dehesa de Siles… Llegados al sitio, y
acondicionados los invitados, lo primero que se dispuso fue una batida de caza,
donde se cobraron numerosas piezas de perdiz y conejo, que sirvieron para una
sabrosa pitanza, pasado el mediodía.. Después de la suculenta comida, en el
sitio más apropiado y diáfano de la alameda, se representó la comedia “La Cueva
y el Castillo del Amor", por muy reputados actores de la época.. Al acabar
esa representación, continuaron los festejos con un espectáculo taurino,…
lidiáronse dos novillos, criados en el propio terreno de la dehesa, sin llegar
a la suerte del sacrificio... Terminada la corrida, hubo carreras de cintas y de
sacos, llegando la hora del refresco, que fue amenizado con música y más
juegos…y, para acabar, un opíparo cenorio, muy bien regado de estupendos
líquidos, todos ellos elaborados con el vino de uvas propias, criadas en los
fértiles barrancos de Nava-Seca y del Enano…
Así fue, en resumen, querido
cronista, el más grande festejo vivido en la alameda de Siles, durante el
mandato de D. Iñigo de la Cruz en Manzanares.. y aunque, ciertamente, hubo
bastantes más jornadas festivas allí, antes y después de aquella fecha… ese 15
de febrero de 1724, marcó un hito en la historia y el devenir de la dehesa, D.
Iñigo concretó de manera definitiva el paraje de Siles y su serranía, en el
alma manzagata, como lugar de fiesta, romerías, caza o, simplemente, como el
sitio más idóneo para pasar un día de campo...Y es que, -sigue D. Cosme- por la
belleza y posibilidades de su serranía, de sus montes, de sus alamedas y de su
fuente, sin parangón alguno en la encomienda, no es nada extraño que eso
sucediera...pero es que, además, D. Iñigo, como amante del campo y la
naturaleza que era, contribuyó decisivamente en favorecer la reforestación y la
recuperación de todo el entorno biológico del lugar, que, como muchos otros
montes de la encomienda, habían sido esquilmados, por la tala indiscriminada e,
incluso, furtiva de muchos paisanos en el siglo XVII,.. esa centuria triste,
oscura y llena de penurias, sobre todo en sus años finales, que casi termina
con todo lo que tenía la villa de Manzanares..
Dehesa de Siles. |
Pero sabemos que no fue así… con
Manzanares, y sus gentes, nadie puede, -comenta un enfervorizado D. Cosme- y
–continua encendido-.... siempre aparece su espíritu hidalgo, decidido y
emprendedor, que solo necesita algo de ayuda natural... Así las cosas, unas
cuantas buenas cosechas, y el empeño del Señor de los Cameros, transformó en
positivo toda la serranía de Siles, en la segunda y tercera década del siglo de
las luces…y, en 1733, precisamente el año en que muere D. Iñigo de la Cruz, se
describe a Siles como una imponente y bellísima dehesa, dividida en ocho
cuartos: Sierrezuela, Grande, Carcetera, Magdalena, Fuente, Chico, Castillo y
Fuente de Viveros… Los montes carrasqueros de la serranía de Siles, recuperaron
su espléndida arboleda de encinas y chaparrales, de álamos blancos y negros, de
olmos y de frutales..y, también, renacieron las zonas de huerta, al amor del
agua de esa fuente mítica y perenne, que hoy, en 1912, nutre de la más preciada
de las bebidas al paisano común de Manzanares.. -dice, iluminado y lírico, D.
Cosme-…y, en el mismo tono, prosigue,.. “Siles volvió pronto a ser el emporio
del matorral…, el reino del romero y del tomillo, de las jaras y de las aliagas..
del hinojo o de las amapolas, según fuese tiempo o estación…y, claro, también
renacieron los pastos... que el ganado y las veredas por allí pasan, antes
siquiera existiese este increíble pueblo, lleno de historia e historias, que se
llama Manzanares”--
Años después, -sigue D. Cosme, más calmado-, en las citas del Catastro de
Ensenada acerca de la villa de Manzanares, en 1752, se define a Siles, como….
“la casa más importante de la encomienda” …y se comenta de ella lo siguiente…
“dicha sierra de Siles en que se encuentra al SO de Manzanares, que lo toma de
una dehesa que fue de su Encomienda, en la que hay una notable fuente y
arboleda”… Unos cuantos años más, en 1766, en una nueva descripción se dice de
Siles, esto:… “Las casas y demás oficinas de la dehesa y monte de Siles
portal.. cocina.. cámaras.. caballerizas.. corralillo.. garañoneras.. pajar..
destete… Cercados… toriles… zaurdon… antigua casa del alcaide que sirve de
palomar…hermita de la Magdalena frente a las casas, a quinientos pasos y como
se va a la fuente a mano izquierda…la fuente…huerta de arboleda y
frutales…linde del monte y tierras de Siles …desde el Camino Real de los
Vados..al camino de Carretas..que viene desde el Marañón..hasta el camino del
Moral… linde con el mayorazgo de Tribiño, y con D. Francisco de Morales y
Contreras…camino de Almagro…camino de Manzanares a Siles…linde Alfonso Díaz de
Lope Díaz y Alfonso de Villa Real…; todo el monte poblado tiene setecientas
cinco fanegas, sus entradas y salidas setenta y cinco fanegas.. ..y las tierras
que se labran doscientas setenta fanegas, incluida la huerta de arboleda y una
era empedrada”..
En 1780, se comenta de Siles, que… “la dehesa esta arrendada en 10.000 reales
anuales, el guarda disfruta de la huerta, existe una plaza de toros y otras
instalaciones que hizo el Conde de Aguilar, y que son costosas de mantener”.
Ocho años después, en 1786, se refiere por escrito que la dehesa de Siles “mide
1.042 fanegas de marco real; las 716 de pasto con encinas y las 326 de labor;
puede mantener mil cuatrocientas ovejas, y son arrendadores de ella D. Tomás
Merino y D. Pedro Ignacio Valiente, vecinos de la villa”.
Y, por último, comenta D. Cosme, en la referencia escrita más tardía y completa
sobre Siles, de ese siglo ilustrado, en las famosas “Descripciones del Cardenal
Lorenzana”,.. firmadas, en lo concerniente a Manzanares, por el cura Francisco
Camacho y Zarrascón, en el año de gracia de 1789,----- se dice lo que sigue
acerca de la dehesa de Siles… “En el intermedio del mediodida y poniente, confina
esta villa con la de Almagro, caveza del Campo de Ctrava, distante de esta
cinco leguas; a las dos leguas de esta para la• dicha de Almagro se halla la
dehesa que dicen Siles, privativa del serenisimo señor real infante de España
don Antonio Pasqual, la que se compone de tierra calma pan llevar, de monte
acarrascado, de huerta, de arboleda frutal, de alamos blancos y negros u olmos,
huerta vaja frutal, suma cara y de menor (sic); una, entre otras fuentes,
encañada, mui abundante, de¬ modo que por lo medicinal de sus aguas se surten y
mantienen los vecinos pudientes de esta, y con su desperdicio se riega la
citada huerta vaja; asimismo hai diversos baenes, charcos y juncadas con su
caseria grande, casero que hace de alcaide con jurisdiccion de denuncias, y asimismo
aunque derrotada plaza, corredores y algunos quartos para erradero o corridas
de toros”.
Es decir, y para que usted, querido cronista, de fin al relato que nos ocupa
ahora,… se puede asegurar, sin mucho temor a equívoco que… aunque, quizá, algo
más descuidada de lo que hemos visto estaba en las primeras citas del siglo, en
estas últimas décadas del XVIII, siguen contándonos una dehesa de Siles
magnifica,… que lucio con luz propia, por tanto, todo lo que duro el siglo de
las luces…
No hay comentarios:
Publicar un comentario