¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

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HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

lunes, 16 de julio de 2018

168). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: DE SILES A MANZANARES…”EN VOLANDAS, COMO CANDIL”

Acabamos de referir en la anterior crónica –comienza así D. Cosme ésta- el como la serranía de Siles lució con luz intensa y propia en el llamado siglo de las luces, centuria de cuyos mejores avatares, referidos a la villa de Manzanares, estamos narrando en los más recientes escritos…Y, no pretendiendo que usted, querido reportero, convierta en legendarios estos relatos que yo le hago,.. en esta crónica que le insto comenzar ahora, le propondré, sin embargo, lo contrario ...convertir una leyenda en relato...

Viene, desde luego, a cuento esta propuesta, en este momento, al tratarse de un hecho legendario.., que se cuenta tuvo lugar en 1766, es decir, en ese siglo ilustrado y lumínico que fue el siglo XVIII.. y, porque, además de la fecha en que ocurrió lo que le pretendo contar, la citada leyenda, refiere un episodio que tiene que ver con Siles, más en concreto con el rapidísimo tránsito que al parecer llevó a cabo un paisano atribulado, desde Siles a la villa de Manzanares,…

Este episodio, -continua D. Cosme- se concretó, y devino, en una leyenda muy popular y difundida en Manzanares y en otras villas próximas… que, desde entonces, y para todas las generaciones posteriores de manzagatos, habría de quedar reconocida, por siempre jamás, tal como reza la frase entrecomillada del título sugerido para el relato …Ese.. “en volandas como candil”, es una expresión que, como le digo, fue acuñada en referencia al supuesto sucedido de 1766, y quedó, para los restos. en el imaginario popular manzagato, como la manera de recordar una de las leyendas más conocidas y populares de Manzanares,.. Pero, -sigue D. Cosme- también quedaría prendida en ese imaginario por el dicho en si mismo…la expresión, “en volandas como candil”, aun y todavía, se utiliza con bastante frecuencia por muchos paisanos, incluso desconocedores de la antigua leyenda, para referirse a cualquiera que haga un tránsito de un lugar a otro con inusitada o sorprendente rapidez.

Pero –sigue D. Cosme- es ya momento que usted conozca.. y, por extensión también sus lectores futuros, en que consiste la leyenda objeto del relato....vamos, pues, a ello.. La dehesa de Siles, el agua de su fuente, sus tierras fértiles y el abundante ganado allí estabulado, prosigue D. Cosme, reportaban a la villa de Manzanares de La Mancha, abundantes productos y, a la vez generaban puestos de trabajo para muchos paisanos, que vivían allí, o que hacían todos los días el camino de ida y vuelta entre Siles y la villa,… Esas dos leguas y media de camino, en aquellas épocas, se hacían bastante pesadas…A pie, o a lomos de mula o caballo, podían tardarse 3 horas o más...
pero las gentes que tenían que gastar todo ese tiempo del día, solo en ir de un sitio al otro, lo daban por bueno, ante la belleza y el encanto del entorno de la Serranía de Siles, donde se desarrollaba, en pleno contacto con la naturaleza, su actividad laboral… la mayoría eran trabajadores y labriegos del campo,.. pero, no pocos, eran cuidadores y pastores del ganado…


Uno de estos últimos, un joven pastor, al que todo el mundo conocía con el apodo de “candil”, sin que su historia nos haya sabido decir el por què del mote, habría de ser protagonista principal de la leyenda de marras… Nuestro pastor conducía todos los días, de sol a sol, los rebaños a su cargo, en unos pastos de la dehesa, que explotaba en arriendo un tal Domingo Rosadillo, su patrón… Parece ser que, “candil”, era un enamorado y un perfeccionista de su trabajo… tenía a gala ser el primero de los pastores a la hora de llevar sus ovejas al pasto, y luego traerlas de vuelta al redil…había aprendido a correr delante de ellas, con determinada cadencia… y emitía unos silbos especiales, que dirigían rápidamente, y en la dirección adecuada, al rebaño a los sitios que “candil” hubiera elegido… 

Con esas carreras diarias, de un lado a otro, era lógica la buena forma física del joven pastor …que, antes de ser conocido por su leyenda, era fácil verle ganar muchas de las carreras que de manera espontanea se organizaban entre la gente que trabajaba en Siles por aquel tiempo, en momentos de la jornada sin faena que hacer… Pero, además, a “candil”, le entusiasmaba todo el entorno de la dehesa de Siles…su alameda,.. su fuente...olores y colores del sitio, de los que disfrutaba mientras vigilaba el ganado.. o lo dirigía del establo a los pastos, o de estos al establo,… tenía mucho tiempo para observar, y apreciar al detalle, con una gran sensibilidad de matices, la belleza del lugar…Ay!! los olores, los ruidos y los colores de Siles, le apasionaban!!.. ...le gustaba apreciar como cambiaban a lo largo del día.. Solía madrugar mucho, echaba un vistazo al establo y a sus ovejas, antes de apuntar el alba, y se ponía a oír los ruidos de la carrera de algún conejo, o los primeros cantos del día de las perdices, mientras se sentaba en una piedra cercana, al lado de la fuente, para disfrutar de la amanecida… al olor y el aroma del romero, mezclado con el sonido gorgoteante y continuo del agua cristalina y fresca de la fuente… y a la espera de los primeros silbos y cantos de los jilgueros….Un entorno cotidiano, desde luego, pero también idílico, donde el sol naciente, con sus rayos de luz colándose, poco a poco, entre las laderas de los montes y los cerros, en tonos que iban mezclando, sabiamente, el azul y el carmín, en la clara mañana que surgía de la oscuridad de las noches de Siles… Noches claras, en que la Vía Láctea, se dibujaba nítida en el horizonte presidiendo el escenario...


En fin, termina D. Cosme su alarde de lirismo al describir la vida del pastor...para él, el día a día, era algo mágico, siempre igual, pero irrepetible, todo cotidiano…. aunque insuperable…

Pero esa cadencia constante, preciosa y rutinaria, se vío conturbada un buen día por un hecho inesperado…Cualquiera puede pensar que el joven “candil”, acostumbrado a elucubrar con su magín, en la soledad de los días, imaginó algo que, en realidad, no sucedió… pero, lo cierto fue, que aquel día quedó concretada para la posteridad una de las más conocidas leyendas, que habría de quedar, para siempre, entre la historia y las historias de una villa legendaria, Manzanares de la Mancha, remacha D. Cosme..y, sigue ..En un cruce de caminos, próximo a la ermita, existía una encina centenaria y enorme, con grandes brazos de ramas que ocupaban un diámetro de unos treinta metros, su abundante follaje era vida y lugar de todo tipo de pájaros y aves y su sombra era sitio habitual de sentadas y cobijo, en los momentos de asueto de las gentes de Siles….

Estando por allí, aquel día en que se gestó la leyenda, a “candíl” le pareció oír unas voces extrañas…Miró a su alrededor, comprobando que estaba solo…pero, aun así, las voces siguieron, cada vez más nítidas, que parecían provenir de la gran encina...
”Candil” dirigío su vista allí…y, en unos instantes mágicos, vio una llamarada, en el centro del follaje… y, por delante de ella, una silueta femenina, vestida de negro, que le decía: "márchate al pueblo en seguida que tu madre se encuentra muy enferma y quiere verte antes de que se venga conmigo al cielo"-. 

"Candil", sobrecogido, no se lo pensó dos veces… dejó el rebaño y salió corriendo y arrebatado hacia Manzanares…. De tal manera corrió, que, él mismo, se vio sorprendido cuando cayó en cuenta que sus pies no tocaban el suelo, “iba en volandas”… levitando.. sintiéndose tan liviano, que sus piernas le parecían alas, casi no sentía el esfuerzo físico que acompaña normalmente a las zancadas de una carrera… Tiempo después, “candil” contaba que le pareció que una fuerza superior a él lo llevaba cogido de los brazos…Lo cierto fue que, en pocos minutos, "Candil" recorrío las tres leguas que le separaban de su humilde casa familiar…donde, efectivamente, su madre agonizaba en su lecho de muerte, mientras un cura le daba la extrema unción… La madre abrió los ojos, esbozó una tenue sonrisa al ver a su hijo…. extendió las manos… y expiró.

Pasados unos dias, sigue D. Cosme, cuando habían corrido por todo el pueblo múltiples comentarios de lo ocurrido, mucha gente puso en duda el suceso, aunque en aquel tiempo abundaban los supuestos de apariciones. y la misma ignorancia de las gentes hacía ver el más allá, por cualquier suceso extraño. …pero, entonces, desde Siles, llegó una noticia que dio base a la creencia de muchos paisanos en el suceso contado por “candil”,… En el centro de la encina, había quedado la huella de la llamarada que acompañó a la aparición… La noticia, corrió como la pólvora, motivando, enseguida, autenticas peregrinaciones de paisanos de la villa y de otros lugares, para contemplar esa almendra quemada, en el centro de la frondosa encina centenaria de Siles, aparente prueba de veracidad de la milagrosa aparición…

Quede, así, mi querido reportero, por concluido este relato...que da constancia escrita a usted y sus lectores de una leyenda legendaria de la villa de Manzanares, que hubo lugar en el lejano año de 1766, en el discurrir del siglo de las luces…y que pasaría a la posteridad de los tiempos y de las historias de este pueblo increible...con la frase “ir en volandas, como candil”,…. que, hoy día, mas que aludir al suceso aquí comentado, se utiliza para resaltar la rapidez con que alguien se desplaza de un sitio a otro..

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