Como le conté ya en otros relatos, querido
reportero, en el siglo XVIII,. la que es, hoy día, mayor y más importante
Hermandad de Manzanares: la “Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón”.. que
había “nacido” solo 10 años antes de iniciarse esa centuria, en el año de 1690,
con el nombre de “Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno con la Cruz a
Cuestas”…habría de conocer varios avatares enjundiosos,.. pero que, a la
postre, acrecentaron de manera sustantiva la que ya estaba siendo, a fuer de
muy incipiente, brillantísima trayectoria histórica de la Hermandad… y todo
ello…, todos esos avatares, dan apoyo y palabra más que suficiente y
trascendente, para ser considerados entre las cosas importantes que sucedieron
en la villa de Manzanares de la Mancha en aquel Siglo ilustrado..y, por eso,
que no es poco, se las contaré yo ahora en estos relatos..
Entrando en la cuestión que demanda el título del relato, sigue D. Cosme, le
diré, mi querido amigo, que lo primero que sugiere la historia inicial de esta
Hermandad , como también va de sabido por otros relatos, es que, incluso cuando
aún no estaba constituida, desde que el Cristo Arrodillado que la sustenta
entronizó la Ermita de la Vera Cruz, 82 años antes de su fundación, sus fieles
seguidores se organizaron muy bien....Afirmación avalada por la indudable
capacidad que tuvieron de “dar a conocer”, y hacer popular, la imagen del
Cristo Arrodillado en la villa de Manzanares,… haciéndola procesionar los
jueves santos de cada año, aparte exponerla al pueblo que quisiera
contemplarla, en misas y actos religiosos con bastante frecuencia, no solo en
la ermita de la Vera Cruz, también en la vecina Catedral. originándose,
enseguida, un manifiesto y creciente fervor popular a la imagen, en la
población de la villa... que incluso motivó, como también ya sabemos, que el
mismísimo Papa de Roma, Inocencio XI, en Mayo de 1684, concediera indulgencia y
ciertos privilegios a la imagen y a “sus devotos”; lo que vuelve a avalar la
existencia de “cofrades in pectore”, bien organizados y activos, pues resulta,
si no, muy extraño que, todo un Papa, se fijase en un colectivo cristiano de
una villa manchega,..
Papa Inocencio XI. |
Toda esa popularización de la imagen del Cristo Arrodillado de Manzanares,
promovida con gran eficacia por sus fieles, se facilitó, en gran parte, y sin
duda, -sigue D. Cosme, enfervorizando su discurso- por el misticismo mágico,
que irradiaba y transmitía el rostro y los ojos de ese nuestro Cristo
Nazareno.. en perfecto y misterioso compendio expresivo del dolor humano y, a
la vez, del conmiserativo perdón, sin condiciones, a la ofensa recibida; algo
incomprensible y conmovedor, para el hombre o la mujer que lo contempla, pues
reconoce, o intuye, en la mirada del Cristo, un carácter sobrenatural…
Lo cierto fue -continua D. Cosme- que, por mor de ese bellísimo rostro, pero
también por la exposición abierta de la imagen a todo el pueblo, que
caracterizó a los que me he permitido llamar, sus “cofrades in pectore”… mucho
antes de aprobada la Hermandad, la escultura de Nuestro Padre Jesús Nazareno
Arrodillado, se había convertido en la más reconocida y venerada de la villa de
Manzanares,.. en contraste con lo que sucedía a la Patrona de la villa, la
Virgen de Gracia… que, monopolizada en la ermita del camino de Toledo, por su
estricta y restrictiva cofradía, compuesta por los herederos de la antigua
nobleza calatrava de la villa, quedaba, en el día a día, bastante aislada y
alejada de su propio pueblo… “El fervor popular al Hijo, comenzaba, así, a
superar al que recibía la Madre”,… y es seguro que, Ella, lo interpretaba con
el agrado y orgullo de Madre que contempla al hijo admirado,.. pero es, también
casi seguro, que la percepción de los cofrades de la antiquísima Hermandad de
la Virgen de Gracia, ante los acontecimientos evolutivos de ese fervor popular,
no debió ser tan agradable; un sentimiento de envidia, quizá no demasiado
sana, puede que influyese en algunas de las dificultades
venideras que, a mitad del Siglo XVIII, habría de padecer la Hermandad del
Cristo Nazareno, concluye, enigmático, D. Cosme, está encendida parte de su
disertación…
Aunque no incidiré, -sigue D. Cosme-, en quienes y como, solicitaron constituir
la Hermandad, pues está de sabido en las crónicas referentes a la centuria del
XVII… si debo hacerle mención a lo más importante de la ordenanza que dio
“cuerpo estructural y funcional” a la Cofradía, tanto por su curiosidad, como
por su valor histórico…pero también, y especialmente en este relato, por cuanto
que es útil hacerlo, para entender mejor los avatares y sucedidos posteriores
de la Hermandad en el Siglo Ilustrado…
Aquellos fundadores, en su propósito de crear la Hermandad, acudieron al
escribano diciéndole que habían: …“dispuesto y premeditado una ordenanza"…
(de 16 capítulos), En ella se comentaba que:… “… hemos de ser setenta y dos
hermanos“….y que no han de poder ser más, porque ha de ser número cerrado y no
se ha de poder admitir más...” …. Los cofrades se obligaban, entre otras cosas,
a: “acompañar a la imagen con toda la cera” (es decir: todos los hermanos
uniformados con túnicas) “...en la procesión de Jueves Santo, y todas las veces
que fuere necesario” “….sin intervención de otra persona que no fuera la
Hermandad”…
“…Celebrar cuatro misas cantadas, con diacono, cada año en la capilla de Jesús
Nazareno”,… a saber: el 14 de septiembre (Exaltación de la Santa Cruz); el 1 de
Enero (Dulce Nombre de Jesús); el viernes de Dolores y el 3 de mayo (Triunfo de
la Santa Cruz)..a las que debían asistir todos los hermanos y siguiendo normas
de solemnidad bien detalladas.
“…Celebrar 36 misas rezadas a cada hermano que muriese y otras tantas a su
mujer, salvo que la viuda tomase estado, perdiendo entonces el derecho”..
..”Acompañar con treinta hachas el entierro de cualquier hermano o de su mujer,
y con ocho hachas el entierro de los hijos solteros: y al Viatico para algún
hermano o su mujer también con treinta hachas”…
Luego se establecía como se sustituían los hermanos fallecidos: … “…heredaba el
hacha el mayor de los hijos varones…” (si no alcanzaba los 14 años no podía
servir a la Hermandad)…Si no existían hijos varones, la vacante se cubría, a
voluntad del resto de los hermanos, o mediante votación de todos ellos, con
alguna persona de las que hubieran solicitado entrar en la Hermandad…El nuevo
hermano, venía obligado a: "…entrar un hacha de cinco libras de cera y
ocho reales para la Hermandad…”…
… Cada hermano, debía tener una túnica morada.. y se establecía lo que tenía
que pagar, para misas y otros gastos, advirtiéndole, caso de no hacerlo, y si
tras tres requerimientos seguía deudor, que perdería todos sus derechos y sería
expulsado..Los cofrades también tenían obligación de asistir a: procesiones,
viáticos y entierros de sus hermanos; la no asistencia a la procesión del
Jueves Santo, se multaba con media libra de cera (salvo que el hermano
estuviera enfermo o preso), y si se faltaba a un viatico, o a un entierro, la
multa prevista era de medio real..
La cúpula de gobierno de la Hermandad, se conformaba con dos “mayordomos” y dos
“fiscales”, elegidos por, y entre, los hermanos…en caso de empate, se hacia un
sorteo.. El mayordomo de más edad portaba en las procesiones el cetro con la
insignia de Jesús Nazareno… y, el más joven, el estandarte, con otro cetro..En
las cuatro misas solemnes del año, mayordomos y fiscales, debían tener hachas
encendidas, desde el comienzo del ofertorio, hasta que concluía el Santísimo
Sacramento…Los caudales de la Hermandad estaban en un arca, que se abría con
cualquiera de las dos llaves que tenía en su poder cada uno de los
mayordomos…Estos, sacaban del arca lo necesario para los gastos, y rendían
cuentas todos los años a los dos fiscales y a seis hermanos más… En la capilla
de Jesús tenían, además, otro arca con sus llaves para guardar la cera…
En cuanto a los fiscales, en las procesiones portaban cruces para el mejor
gobierno de las mismas.. Además, estaban obligados a cobrar lo que se
repartiese a los hermanos, para misas u otros gastos…y, también, a convocar a
los hermanos para las juntas…
Asi pues, querido amigo, habrá usted podido comprobar, por lo ya referido
antes, me dice D. Cosme, que la recién formada Hermandad de Nuestro Padre Jesús
Nazareno del Perdón, entró en el Siglo de las luces refulgiendo con luz propia,
y destacando entre todas las de Manzanares, ya desde su fundación en 1690,
pues, antes incluso, la imagen de su Cristo, era ya el mayor icono de los
aldeanos de la villa…y, sin embargo, como también habrá pensado ya usted, las
ordenanzas y obligaciones de los cofrades podían etiquetarse de similares a las
de otras hermandades ya existentes… tenía un número limitado de hermanos y unas
normas parecidas de funcionamiento, obligaciones y gastos … pero, ciertamente,
prosigue D. Cosme, lo que cambiaba era la manera en que sus cofrades y
dirigentes se plantearon que debía ser la práctica del culto a ese Cristo
Arrodillado con la Cruz a cuestas, incluso haciendo pactos con otras cofradías,
como el que realizaron en 1694,
a los cuatro años de constituirse, con los treinta y
tres hermanos de la Cofradía del Carmen, para acompañarse, entre si, en todas
las procesiones y actos …y poder, así, aumentar el número de nazarenos en las
distintas procesiones y, también el número de misas y rezos a programar….
El rostro de ese Cristo, que estaba “enamorando” a su pueblo, unido a la
actitud abierta y facilitadora a las gentes de la villa, por parte de sus
cofrades, que, a modo de expertas y hábiles “celestinas”, propiciaban
encuentros continuos entre el pueblo y su Cristo…y terminaron por hacer brotar
con fuerza, en las gentes nobles y plebeyas de Manzanares, sin distinción de
clase, un amor intenso y una devoción creciente a su Cristo Arrodillado del
Perdón..a ese Cristo que empezaba a ser legendario, antes de ser leyenda…
La devoción y el apego a la escultura del Cristo Arrodillado del Perdón, de las
gentes de la villa de Manzanares de la Mancha, e incluso de otras aldeas
próximas, no hizo otra cosas que crecer y crecer,…y de lucir y lucir, en las
primeras cuatro décadas de aquel ya lejano siglo de las luces,…
Pero algo
inesperado sucedió, cierto día del año 1742. que habría de resultar muy, pero
que muy trascendente, en el devenir histórico de esa gran Cofradía de Nuestro
Padre Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas…y, por que fue muy importante y
trascendente, le dejaré con la curiosidad de lo que le he de contar al
respecto, dejándole emplazado para el siguiente relato… pues, éste de hoy, fue
ya de bastante, en su pretensión de mostrar a usted. y, por ende, a sus
lectores, los lucidos años de la dicha Cofradía, en las cuatro primeras décadas
del, también susodicho, Siglo de las luces…
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