¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

domingo, 24 de noviembre de 2019

230. RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UNA GUERRA BIEN TITULADA.


Llegó el momento, querido plumilla, de comenzar los relatos de la Guerra de la Independencia de España contra los invasores franceses, y comentar lo que tuvo que ver esa contienda con Manzanares.. y Manzanares con ella, que fue mucho y enjundioso, como veremos en las numerosas crónicas que he de referirle acerca de la misma… 

Y para empezar, él título con el que hoy conocemos a esa guerra: "de la Independencia" es, definitivamente, exacto, ajustado y oportuno a lo que representó esa contienda… “En efecto (comenta un enfático y grandilocuente D. Cosme, en una de esas solemnes peroratas, que a él le gustan para grandes momentos de nuestra historia)... España, o mejor aún, el pueblo español del momento, vivió aquel conflicto como reivindicación de su independencia, de su identidad como pueblo”... y, sigue diciendo… “los invasores galos, como muchas de las numerosas culturas y pueblos que intentaron imponer aquí en nuestra “piel de toro”, mucho antes que ellos, sus valores y costumbres, empezando por los griegos y los fenicios, pasando por los cartagineses y los romanos y acabando por los bárbaros y los musulmanes, se toparon, siempre, con la naturaleza indómita y autoconvencida de si misma, de los pobladores de Iberia, que si bien, a ese momento del siglo XIX. eran ya producto de un mestizaje de siglos con los sucesivos invasores, parecían conservar incólume el mismo espíritu que dio lugar a episodios sublimes y reconocibles de su larguísima historia, como los de Numancia, Sagunto y muchos otros más, siempre en la misma línea demostrativa, de cómo un pueblo, en condiciones de clara inferioridad numérica y estructural, era capaz de resistir, conservar y, finalmente, imponer con gran determinación y coraje su carácter independiente y, en el mejor de los sentidos, poseído de si mismo y de sus propios valores”.. ,

Y, sigue D. Cosme, “valores, entre los que siempre destacó su proverbial hidalguía, que podría ser definida como una “bonhomía practicada”…“Y esa hidalguía tan española, de la que hemos hablado en relatos previos, bien descrita en la literatura del siglo de oro. por: Calderón de la Barca, Lope de Vega y Cervantes, entre otros, quedó, sobre todo, cristalizada y corporalizada en “el caballero de la triste figura”, “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, gran protagonista de la más excelsa obra de la literatura española y universal, donde Cervantes, de manera extraordinaria, y asentándose en la tipología de los personajes que eligió como actores principales, supo conjugar y resaltar muy bien los aspectos que mejor definen ese valor de la hidalguía…por un lado la bonhomía justiciera de Don Quijote, basada en la estricta aplicación de la justicia y la equidad en cualquier acto de la vida,… y la bondad en si misma, explicitada en la bonhomía natural, solidaria, mundana y noble, aunque no exenta de picardía y sentido común, de la gente sencilla del pueblo, representada por su criado y escudero, Sancho Panza, que humaniza y realza el propio valor de la hidalguía., concluye, enfático, D. Cosme…

No es casual, sigue, que Cervantes pensara en la Mancha para concretar su historia; aquí, en nuestra región, D. Miguel, percibió que ese biotipo humano, el hidalgo, es común y muy frecuente entre nuestras gentes manchegas, que siempre fueron muy celosas de lo propio, y poseídas de un sentido de la equidad y la justicia, que les predispone a la lucha sin contemplaciones contra quien pretenda poner en cuestión su independencia y libre albedrío. Sin embargo, ese carácter hidalgo les confiere también una capacidad innata para la solidaridad y la ayuda a quien lo necesita. Esa dualidad del carácter hidalgo, particularmente visible en los manzagatos, y la actitud que se deriva del mismo en sus gentes, se advierte en la explicación de muchos sucesos que acontecieron en Manzanares durante aquella guerra. 

Castillo de Manzanares.

Y hemos de recomentar, sigue D. Cosme, que Manzanares fue muy importante en La Mancha, por su posición estratégica en el camino de Andalucía y las infraestructuras militares que se habilitaron en nuestro castillo, Manzanares fue elegida por los galos, durante gran parte de la guerra, capital de la región manchega, en tanto que en nuestro castillo establecieron el gobierno militar de la zona…Y, en las idas y venidas que tuvo esa guerra, cuando las fuerzas españolas recuperaban el control de Manzanares, mantenían la importancia de nuestro pueblo, por las mismas razones estratégicas de los franceses… de modo y manera, que nuestro pueblo fue el que más hechos importantes protagonizó en la región manchega, relacionados con esa guerra, afirmación que se puede hacer, sin mucho temor a equivocarse, por la contabilidad de eventos relevantes, reflejados en los documentos oficiales del ejército invasor, donde el nombre de Manzanares aparece citado, más que ningún otro pueblo manchego, en episodios significados de esa contienda…. Esa documentación, sigue D. Cosme, junto a comentarios escritos de militares galos y de otros países, que anduvieron en aquel tiempo de guerra por Manzanares;… documentos y comentarios similares del ejército español, o de paisanos y personas relevantes de nuestro pueblo; así como distintas notas de la incipiente prensa escrita de la época, que dieron testimonio de sucesos locales y, también, diversas referencias ocasionales a nuestro Manzanares, insertas en libros que trataron de la contienda...y, más relevantes todavía, insertas en libros y manuscritos que, específicamente, hablaron de la historia de Manzanares durante esa guerra, entre los que querría destacarle, querido cronista, el conocido como “Manuscrito de la Merced”, elaborado por curas de nuestro clero local, en años inmediatamente posteriores al final de la guerra de la independencia.. y, por tanto, con datos escritos bastante fidedignos, puesto que eran muy cercanos en el tiempo a los hechos que se narran, constituirán la base de los numerosos relatos que le narrraré, acerca de la guerra de la independencia y sus consecuencias en Manzanares…

Seguro, sigue D. Cosme, que ni Manzanares ni sus gentes, gustaron de ser protagonistas en esa guerra, pues, como en cualquier otra, lo malo, las tragedias y las tropelías, superaron a los aspectos positivos…pero, hay que decir ya, que entre estos últimos, Manzanares destacó, como el que más, en la valentía de su gente, cuando tocó enfrentarse al invasor, defendiendo su independencia y valores, de manera inequívoca y eficaz, pero manteniendo en su conducta lo mejor de la hidalguía como habremos de comprobar pronto.... porque, incluso en el triste episodio de la matanza del hospital de guerra que los franceses habían acondicionado para sus soldados enfermos en el convento de los carmelitas, y en el que una masa humana, enfervorizada y enloquecida por las noticias que llegaban de pueblos vecinos, asaltó el citado hospital, matando cruelmente a algunos de esos enfermos galos, parece que los principales actores de la matanza fueron, sobre todo, lugareños de villas cercanos, siendo muy escasos los manzagattos que participaron en esa vorágine sangrienta, que sin embargo, y contra la visión dantesca que se le quiso dar al episodio, terminó solo con una docena de soldados galos asesinados, de los. aproximadamente 100 que estaban allí ingresados...y parece, además, que la llegada inmediata al hospital de algunos sacerdotes del pueblo, seguramente a instancias del párroco Sotomayor, en la primera de sus intervenciones decisivas en aquella guerra, evitó males mayores, poniendo paz y sosiego en los asaltantes.
El Castillo de Manzanares, en el siglo XVIII.

 Esto, comenta D. Cosme, quedó reflejado en comentarios escritos de los propios franceses, referidos al suceso, que tendré ocasión de citarle en su momento,… y esta versión menos trágica de esos hechos, a causa de la intervención de varios curas de nuestro clero local, quizá, tuvo bastante que ver en que los franceses no se vengasen de nuestra gente con excesiva saña… pues aunque, meses después, sigue D. Cosme, la temible compañía de polacos del General Vedel, destrozó todo el entorno inmobiliario del Paseo del Río, ,incluida la Ermita de San Isidro, solo existe constancia de un paisano muerto en aquellas represalias…También es oportuno mencionar ahora, otro gran episodio que vivió Manzanares durante la guerra, cuando el viernes santo de 1809, una procesión de paisanos, portando la imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón, y encabezados por Frey Sotomayor, salió al encuentro de las tropas francesas de Sebastiani, encontrándose con ellas a la altura de la ermita del Cristo de la Agonía… El General francés, conmovido por la escena, bajo de su caballo y ajustó su fajin verde a la cintura del Cristo, en gesto de perdón a nuestro pueblo por aquel suceso del hospital. Este episodio legendario es, sin duda alguna, la razón más importante que justificaría el nombramiento oficial de Nuestro Padre Jesús del Perdón, hace solo siete años, en 1905, como patrono de este insigne pueblo de Manzanares de La Mancha. 

En otro sentido, continua D. Cosme, para nada hubo en el pueblo “condescendencia” o “afrancesamiento” de su gente, como algunos pueblos vecinos, bastante maledicentes, propalaron con insidia. De hecho, como también conoceremos, Manzanares recibió durante aquella contienda el título de “Fidelísima villa”, por el valor y arrojo de sus gentes al enfrentarse a los invasores en diversas ocasiones, de lo que le daré cuenta en sucesivas y posteriores crónicas.
Y valga todo lo dicho .-me dice D. Cosme, concluyendo su encendido diserto-- para conformar este relato introductorio y genérico, acerca de lo que supuso la Guerra de la Independencia en Manzanares. Hemos tocado aquí, quizá, los hechos de más enjundia que acaecieron en nuestro pueblo en relación con esa guerra, pero puedo asegurarle que el conocimiento de los detalles de esos episodios principales…, y lo que, además, tengo que exponerle de muchos otros aconteceres durante esa guerra en nuestro pueblo, darán para muchas crónicas: unas trágicas, otras heroicas, y algunas más llenas de datos curiosos y dignos de conocerse…y, todas ellas, todas las cosas que le he de relatar, vendrán marcadas por la hidalguía característica de las fabulosas gentes de este magnífico pueblo que se llama, para los siglos, Manzanares de La Mancha.


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