“Y, ahora, tal cual fue prometido, dice D. Cosme, voy a contarle
a usted y a sus lectores como se gestó, y llevó a cabo, el dolorosísimo proceso
de expulsión de los moriscos de Manzanares y el drama que supuso eso para todos
ellos y para este pueblo”. “La comunidad musulmana de Manzanares, como va
dicho, y usted ya conoce, había nacido para este Lugar de Manzanares, antes que
el mismo Lugar así llamado”…
”Y es que, sigue D. Cosme, mucho tiempo antes que
los calatravos comenzaran a poblar nuestra zona manchega, pequeños
asentamientos de gentes moras, tenían sus moradas en las, por ello, así
llamadas “cuevas del Cerro del Moro”… y en las que existían en los aledaños del
Torreón de Moratalaz”…”Al llegar los Calatravos a este territorio, se dedicaron
a construir el castillo y las primeras infraestructuras del Lugar de
Manzanares,…y aunque no consta en la historia, no sería extraño que parte de
los obreros y artesanos que participaron en esas construcciones, fuesen de
etnia árabe, provenientes de esas cuevas aledañas al río Azuer”…. “De hecho, es
conocido que, tras la batalla de Las Navas de Tolosa, era bastante común que
los musulmanes residuales del área manchega, que dominaban los calatravos,
participasen en las tareas de construcción de castillos e inmuebles de la
Mancha reconquistada”.
“Lo cierto fue, continua D. Cosme, que bastante antes
de la capitulación del Rey moro Boabdil, en Granada, los primeros moriscos del
Lugar de Manzanares habían sido “admitidos” en la incipiente sociedad
manzagata, permitiéndoseles establecer sus moradas en los arrabales del también
incipiente primer caso urbano de Manzanares”…”En muy poco tiempo, estuvieron
integrados en la vida cotidiana del pueblo, donde, en esa zona suroeste de
Manzanares, por detrás del castillo y sus aledaños. convivieron juntos
“cristianos nuevos y viejos”, sin ningún problema importante, los casi dos
siglos y medio que mediaron entre el nacimiento del Lugar calatravo de
Manzanares y la caída del último reino árabe, en Granada, en ese 2 de enero de
1492 cuando Boabdil rendía su reino a los Reyes Católicos, mediante un pacto
escrito…
En las generosas capitulaciones del citado pacto, se explicitaban las
condiciones en que debían quedar los musulmanes granadinos que optasen por
permanecer en España: Se les reconocía, justo es decirlo, algo impensable en
aquellos tiempos; empezando por preservar su libertad religiosa y personal y,
además se les permitió conservar propiedades, derechos civiles, costumbres,
usos y cultura propia. En ese pacto, pues, los Reyes Católicos reconocían a la
población musulmana que quedaba en España, la posibilidad de seguir aquí de
acuerdo al modo de vida que quisieran, con la intención de facilitar su
integración y asimilación, aplicando, además, una política de cordialidad y
apaciguamiento. Difícil intento este, pero que hay que reconocer, como mérito
inicial de los Reyes Católicos y del Reino de España, en los últimos años del
Siglo XV”… “Pero, amigo cronista, sigue D. Cosme, una cosa son los buenos
deseos iniciales y otra el resultado final… el caso fue que la convivencia y
el roce diario entre ambas comunidades, mostró resultados diferentes en los
diversos territorios de España. Por ejemplo, en toda Castilla, y,
particularmente, en algunos lugares, como en el caso de Manzanares, la buena
integración ya conseguida en los dos siglos anteriores se vio reforzada, pero
en otros lugares, este pacto fue cuestionado por amplios sectores de los
“cristianos viejos”, que dificultaron, desde el primer momento la asimilación
de esta minoría musulmana y, también, hay que decirlo, ciertas agrupaciones
musulmanas de Andalucía rechazaron la esencia del pacto, y siguieron
mostrándose hostiles al entendimiento con los ganadores de la guerra”….”De tal
manera, la cosa fue que, en muy poco tiempo, y tras algunos conatos de rebelión
y el recrudecimiento de las presiones de sectores muy poderosos de la nueva
oligarquía, las autoridades cristianas empezaron a endurecer las condiciones a
los musulmanes, obligándoles a abrazar la fe cristiana y convertirse, así, en
“nuevos cristianos” o “moriscos”, tal como serían conocidos, desde ese momento,
los musulmanes que quedaban en España.
De mejor o peor grado, los “moriscos”
cumplieron con esta imposición religiosa, aunque nunca renunciaron a mantener
sus usos y costumbres y, en muchos sitios, mantuvieron de forma clandestina sus
ritos islámicos….El Cardenal Cisneros, regente del reino en la etapa posterior
a los Reyes Católicos, intentó acelerar el proceso integrador en vista del
pobre fruto que había dado la política de atracción y tolerancia seguida hasta
entonces”….En algunas zonas de España, la incomprensión mutua y los recelos
aumentaron, poco a poco, pues tanto cristianos viejos, como moriscos o
cristianos nuevos, captaron muy pronto la calculada ambigüedad de esa política,
y usaron esa indefinición para interpretar la norma, cada uno de los grupos,
según les interesaba más, olvidándose de prácticas de entendimiento y
cerrándose cada vez más sobre si mismos”… “De tal manera, que las
incomprensiones, el rechazo y el antagonismo acumulados durante siglos se
acrecentaron…y de poco sirvieron las concesiones adicionales que tomó, al
inicio de su reinado, Carlos I, ya que la cuestión morisca se había consolidado
en toda su problemática religioso y política en muchos lugares del territorio
reconquistado”…
“Lejos estaban, entonces, de imaginar los moriscos de
Manzanares, perfectamente integrados en la vida local, las consecuencias que
iba a tener para ellos lo que sucedía en otros territorios de España”… Ya bajo
el reinado de Felipe II, la minoría morisca incrementa su conciencia
diferencial y su beligerancia, lo que, por el lado cristiano, condujo a llevar
el proceso de asimilación de manera más coercitiva”…”la presión se incrementó
en lo tocante a religión, lengua, costumbres y modos de vida”…”La tensión
intergrupal se hizo cada vez más marcada y evidente… y aumentaron los
incidentes entre cristianos viejos y moriscos…lo que llevó a prohibir a los
moriscos de toda España la tenencia de armas, por una Orden Real, de 5 de
noviembre de 1559”…,” Pero como esta orden resultó baldía, se efectuó una
requisa general de armas cuatro años después”…”Poco a poco, los hechos que se
sucedían, dejaban a las claras que el proceso conciliador llevaba camino de
terminar en un doloroso fracaso”…”Y, asi las cosas, en la Nochebuena del 24 de
diciembre de 1568, estallaba en Granada la rebelión de las Alpujarras, que
necesitó de dos años para ser sofocada, convirtiéndose en un punto de no
retorno para el éxito del proceso asimilativo, que entró en crisis de manera
definitiva, pues ya no había manera de recuperar un mínimo de confianza
recíproca…. Felipe II, ante la situación y las presiones que recibía de gran
parte de su Corte, terminó por situar el problema morisco en el contexto
estratégico de la política mediterránea, relacionando la tensa situación de
Granada, con una posible ofensiva berberisca desde el Magreb, y manejando
posibles complicidades de esos moriscos residuales con el imperio otomano de
Turquia, ordenando, el 1 de noviembre de 1570, la dispersión de los más de
80.000 moriscos de Granada por ambas Castillas, Murcia y Extremadura"…
"El concejo de Manzanares, sigue don Cosme, recibió la Orden de admitir en nuestra Villa unos 400 de estos moriscos, que provenían de Granada, Baza, Marquesado del Zenete ; Huéneja, La Calahorra, Jerez del Marquesado, Ferreria, Alquife, Albuñán, Aldeire, Fiñana, y otros pequeños pueblos al este de Guadix"…, "Estos nuevos vecinos moriscos se acomodaron enseguida a nuestro pueblo, uniéndose a los otros miembros de sus etnia en el área suroeste de Manzanares… desarrollaron y consolidaron el barrio, en torno a la Calle del Zacatin, pero prefirieron no mezclarse, en lo posible, con el resto de población cristiana vieja de la zona”..”En menos de tres décadas, estos moriscos nuevos levantaron casas, tiendas y talleres artesanos, donde realizaban a mano sus telas, cerámicas y piezas de artesanía….se fueron asentando y concentrando, aquí, cerca de la vega del río Azuer, donde construyeron norias, acequias, canales y huertos donde sembraron plantas aromáticas, cítricos, frutas y verduras de todo tipo, elevando la riqueza y la fama de nuestra villa entre los pueblos cercarnos”…”A pesar de ello, la suerte de los moriscos estaba echada, también en Manzanares, por lo que estaba sucediendo en otros lugares de España…y la temida expulsión terminó llegando tras el Edicto Real de 17 de julio de 1610, que ordenó la expulsión definitivamente, a lo largo de los 4 años siguientes, a todos los moriscos de España, a pesar de estar, teóricamente, convertidos a la fe cristiana, hacía más de un siglo”.
“Los expulsados de las tierras manchegas, fueron reclutados en cada una de las Villas y, luego, obligados a un larguísimo trayecto, conducidos en columnas escoltadas por tropas, hasta el puerto de Cartagena, donde fueron embarcado, hacia ignotos territorios del Norte africano”...
“El impacto anímico, económico y social de la medida, fue enorme en muchos pueblos de La Mancha, muy particularmente en Manzanares, que perdió de un plumazo casi un 5% de población...pero mucha más riqueza”...
”Y es entonces cuando, con voz quebrada por la emoción, Don Cosme dice….”Se cuenta en las leyendas de tradición oral de este pueblo, transmitidas de generación en generación, la tragedia de aquella procesión de personas tristes y andrajosas, cargando con los pocos enseres que pudieron portar, caminando escoltados por la tropa el camino de AndalucÍa…. , para, a la altura del Puente de los Pobres, contemplar, por última vez, su amado río Azuer,… al que habían dado nombre”,… “todos con sus ojos enrojecidos y enrasados de llanto e incomprensión… todavía más, cuando contemplaban esos mismos ojos tristes de llanto y similar incomprensión, en los muchos cristianos viejos y convecinos suyos, espectadores indeseados de semejante procesión, pero que estaban allí, en esa salida sur de Manzanares, dando su despedida y último homenaje a esos sus paisanos y vecinos, obligados al exilio por Orden de su propio Reino"…
"Allí marchaban entre 64 a
69 familias moriscas, con unas 350 personas, arrancadas para siempre de
Manzanares, a las que se unieron otras 72 familias de Membrilla (360 personas)
que fueron embarcadas en Cartagena, al final de su viaje, y abandonadas a su
suerte en las costas norteafricanas de Orán"…. "Muchos de estos
moriscos llegaron allí siendo ya verdaderos cristianos, tras abandonar sus
antepasados el Islam un siglo atrás, por lo que una vez desembarcados en tierra
de moros, tampoco fueron bien recibidos, al ser considerados por sus antiguos
hermanos de fe como traidores y apóstatas de su antigua religión islámica… sufriendo,
seguramente, muchos de ellos, nuevas incomprensiones, tortura e, incluso,
muerte, completando su trágico destino y cerrando, así, uno de los episodios
más tristes e indignos de nuestra
historia local y española"...
"iOh, malos gobernantes, que sembráis el odio y la muerte entre vuestros gobernados, en lugar de cultivar en sus conciencias la solidaridad, la paz y el amor!".
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