Acabo de contarle,
-dice D. Cosme- las generalidades de los avatares que la historia manzagata
vivió en la que fue su década trágica del Siglo XVII…y cómo la Hacienda del
Reyno tuvo, ante sí, el arbitraje del Marqués de la Olmeda para su solución…
Pero, el Concejo de Manzanares, no debía tener mucha confianza en la decisión
final de Hacienda sobre dicho arbitraje...y tomó una determinación inesperada y
extemporánea, que dará argumentos suficientes para este relato, sobre algunas
circunstancias concretas que acompañaron a las soluciones dadas a esa década
trágica en la villa de Manzanares.. Nuestro Concejo, sigue D. Cosme,
representado por los licenciados don Juan Rosillo y Juan Ñuño Delgado, consultó
de manera paralela, e improcedente, al Consejo de las Órdenes.. solicitándole
un arbitrio para el mismo fín del pago de la deuda, siendo, este, un recurso
extraordinario, que no debió utilizarse antes de finalizar la consulta a
Hacienda, pues se corrió el riesgo de estropear todo lo conseguido..Se pidió al
Consejo de Ordenes :.. “un permiso para labrar y sembrar el monte de propios,
“La Mancha”, por un tiempo de diez años, una vez repartido en suertes”...Un
depositario de “máxima honestidad”, cobraría las cuotas, y evitaría que se
destinasen a fines distintos del previsto...
En una reunión del Concejo, el 9 de
mayo de 1696, -continua Don. Cosme- presentes los alcaldes: Blas Quesada
Gutiérrez-Terán y Francisco Silveira Rosillo, y los regidores Francisco Verzosa
Lodona y Andrés Canuto Mayorga,… nuestros ediles se quejaron muy amargamente
del mucho dinero que, de 1680
a 1693, los “cobradores” enviados a Manzanares por los
superintendentes de rentas de Almagro y Ciudad Real, (inspectores de la
Hacienda Real)… exigieron, con apremios y vejaciones, a los vecinos de la
villa, teniendo los capitulares que prestarles de sus bolsillos, para hacer
frente a los pagos….Tras exponer todo esto en la reunión, el Concejo nombró
comisario, a efectos negociadores con el Consejo de Ordenes, al rector del
cabildo parroquial, don Isidoro Francisco Medina....Contra todo pronóstico, en
lugar de declararse incompetente, ya que entre sus facultades no estaba las de
estos asuntos, el Consejo de Ordenes atendió la solicitud de Manzanares, y,
mediante Real Provisión, comisionó al efecto a D. Antonio Franco, alcalde mayor
de La Solana…
Sin dilación, continua D. Cosme, el día 25 de agosto, Franco tomó
declaración a 7 testigos, ante el escribano Isidro Serrano Medina y el
procurador sindico general (valedor de los intereses del común), Alonso Martín
Consuegra…. Lo declarado por todos, confirmó que, en la llamada década trágica,
la situación en Manzanares fue insostenible:… “se cogieron muy pocos cereales,
uva y aceituna, por culpa del tiempo calamitoso, como «averse elado y apedreado
las viñas y olivares”… El peor año, con mucho, fue 1684 a causa de:…. «las
continuadas llubias del ibierno e inundación que hizo el río Azuel derribando
su puente... paso de la Andalucía a la Corte... y entrándose en esta villa con
daño considerable»….
Por otras declaraciones, sabemos –sigue Don Cosme-..que se inundaron y
hundieron muchas casas, y la corriente arrastró el 19 de marzo al jinete
Gonzalo Ruiz Nieto, que se ahogó al despeñarse su caballo, en suceso muy
comentado…También, en ese 1684, una devastadora epidemia de tifus y, quizá, algunas otras infecciones, elevó a
227 la cifra de anual de defunciones, algo insólito en una villa acostumbrada a
enterrar 65, 89 ó 93 paisanos cada año, que, como ej., fueron las documentadas
en los tres años previos. Esa mortalidad catastrófica, (quizá algo“inflada” por
el Concejo) ocasionó, según el Ayuntamiento de Manzanares, un gran desasosiego
en la villa, que quedó sumida en una profunda tristeza y en un desánimo colectivo...Esta
dramática descripción de las cosas, motivó en Franco, como lo hubiera hecho en
cualquier persona medianamente sensible, una predisposición favorable a las
peticiones de ayuda de Manzanares…
Y es que, ciertamente, dice D. Cosme, las siempre activas y emprendedoras
gentes de Manzanares estaban viviendo uno de los peores años de toda su larga
historia….
Al final de esa década horrible, la demanda y la producción habían caido
abruptamente, por las circunstancias demográficas y «la falta de moneda.”...
Además, la ausencia de salidas para los escasos productos que se obtenían, hizo
que las tierras quedasen abandonadas a su suerte,…todo era erial, grama y
malezas… El número de yuntas, bajó de más de 400 a unas 70; y los rebaños
de oveja quedaron reducidos a menos de 10, cuando en épocas recientes eran muy
numerosos.. Labradores de 4 pares de équidos, quedaron sin ninguno, a causa
de:.. “malas tierras, secas y yelos que an sobrevenido”. Hubo paisanos que
tuvieron que arrendar “pedazos” en Alcázar, Daimiel, Argamasilla de Alba, y
otras villas cercanas, para evitar la emigración; aunque, en las idas y
venidas, perdían muchas obradas, y algunas cabalgaduras morían agotadas por el
acarreó diario de grano y paja a tanta distancia…Y, eso, sin considerar que las
autoridades de esas villas, obligaban a pagar alcabalas y sisas, desoyendo que
ya lo hacían en Manzanares...
La vida cotidiana, sigue D. Cosme, quedó muy trastornada en toda la villa
manzagata.. Familias enteras, o solamente padres, emigraron,… dejando a hijos y
esposas en la práctica de la mendicidad errante, proceso que apareció en el
escenario local de manera tenebrosa… gran parte de las gentes de Manzanares,
mendigando por la villa a paisanos tan pobres como ellos!!… augurándose lo
peor, si no se adjudicaba a la villa, en los términos solicitados al Consejo de
las Ordenes, el monte virgen de “La Mancha”… aunque, allí, en verdad, resultaba
imposible hacer una carga de leña verde… puesto que no había encinas ni
chaparros, todo lo más unas cuantas matas pardas, tan pequeñas que apenas
apuntaban del suelo, desde que años antes dos incendios asolaron ese monte, que
había quedado con escasas posibilidades de regeneración…
Por otro lado, los
pastos de invernadero en la villa eran tan poco estimados que, de 1692 en
adelante, no hubo arrendadores que los solicitaran y, encima, carecían de
comunidad, abrevadero y «paradero» de rebaños…Con todo y con esto, algunos de
los inquiridos, afirmaron que el monte de “La Mancha”, estaba “descansado” y,
en alguna manera, ”majadeado”..y que quizá podría dar buenas cosechas y
rastrojos suficientes, para evitas el alejamiento de los ganados a zonas
distantes, algo que se saldaba siempre con pérdidas de cabezas y peso..Fue muy
comentada la vibrante alocución de un testigo, que adujo al comisionado del
Consejo de Ordenes, …“la villa de Manzanares bien merecía este arbitrio,
después de tantos servicios, soldados, carruajes y abastecimientos aportados al
Estado”….
Al día siguiente, el alcalde mayor convocaba un concejo abierto que el “peón
público”, Juan Diez, pregonó en los sitios de costumbre:..“La Plaza pública,
esquina de Sebastián, plazuela de las monjas, paradores, calle Ancha y esquina
de «la bachillera”….
El domingo 26 de agosto, en la misa mayor y.. «quando estava la maior parte de
los vecinos juntos», D. Cristóbal Cuenca Manzanares, sacerdote del cabildo
eclesiástico, leyó en el púlpito… “con voz clara y distinta” la Real Provisión,
e invitó a los presentes a participar en la asamblea municipal extraordinaria
que se celebró a las 4 de esa tarde.. A esa hora, en la sala de la planta baja
del Ayuntamiento, frente a la puerta que daba a la plaza, estuvieron
preparados: bufete, bancos y sillas;..y sentados: ambos alcaldes y el regidor
Canuto Morales.. El alcalde mayor ordenó “tocar a ayuntamiento”.. y comenzó,
uno de los cabildos abiertos más trascendentes de la reciente historia de
Manzanares… Divididos en grupos, entró un número total de 78 individuos
(labradores, pastores y de otras profesiones); paisanos muy significados, al ser
“cabezas visibles” de los colectivos que más influían en la economía de la
villa,... los cuales:… «unánimes a una boz» votaron a favor de explotar el
monte de La Mancha como solución a las consecuencias de la crisis…. Don Antonio
Franco, comisionado del Consejo de Ordenes, clausuró el ayuntamiento… «mui
tarde, cubierta la luz»,… cuando dejaron de acudir vecinos….
Horas después,
«como de medianoche abajo», salieron camino del monte de “La Mancha”… él mismo
Antonio Franco, el alcalde Quesada, el escribano y otras personas, pues;.. «por
los calores era necesario llegar poco antes de salir el sol»… Lo recorrieron de
punta a punta, en trayectos de cuarto de legua (menos de 1.400 ms.), desde el
camino de las Encinas a Nava de los Cuentos.. y desde la casa de los Gatos a la
de Morales,.. «vista de ojos» en la que atisbaron que, allí, “no quedaba ramón
ni brizna de hierba”… a pesar de lo cual, y una vez que el fiscal informó
favorablemente sobre el expediente abierto, el Consejo de las Órdenes cursó una
Real facultad, el día 15 de diciembre, para que se iniciase la explotación del
monte de “La Mancha”., “según arte y previsión”… Se dieron los pregones
habituales por la villa;..pero transcurridos bastantes días… “pidió la suerte
de tierra un número insuficiente de labradores”... Como no se alcanzó la cifra
prevista, y debía cumplirse lo estipulado, se dio oportunidad de participar a
los labradores de La Membrilla.. Unos y otros, se comprometieron a dejar
crecer, si las hubiere, 30 matas leñosas por fanega…. No sabemos a ciencia
cierta el por que de las reticencias de muchos aldeanos de Manzanares en
apuntarse a una explotación que pretendía salvar sus haciendas….quizá, pensaron
que, tarde o temprano, saldría a la luz el engaño con que había procedido el
Concejo, y temieron perder el trabajo que exigía preparar los barbechos…o bien,
simplemente, no confiaban mucho en la solución propuesta…Lo cierto fue que,
finalmente, a instancias de algunos vecinos «menos afectos al bien común» -
seguramente ganaderos bien relacionados e interesados en que no subiera el
precio de los pastos- el Consejo Real hizo llegar por vía del fiscal don Diego
Vaquerizo Pantoja, el 19 de abril de 1697, a los alcaldes de Manzanares la
comunicación de que la concesión había sido retirada y el corregidor de Toledo
supervisaría el cumplimiento…Parece ser que el Consejo de Hacienda, proclive al
pacto del Marqués de la Olmeda, denegó también la solicitud, razonando que
perjudicaba a la ganadería...Al final, en lo que concluyó todo esto, fue que
Manzanares quedó sin ayudas oficiales y los humildes labradores de la villa
como los máximos perjudicados….
Y acabe usted aquí el relato, amigo cronista, pero sepa ya, que una vez
desaparecidas las causas naturales que propiciaron esa década trágica, la
indomable gente de la villa de Manzanares de La Mancha, sin necesidad de ayuda
forastera, comenzaría de nuevo, todavía en ese Siglo XVII, y en sus últimos
años, a resurgir de sus cenizas,,,.algo que veremos pronto al considerar los
avatares de nuestra villa y gentes en el Siglo XVIII..
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