Pues si, amigo
cronista -me dice D. Cosme- tal como reza el encabezado con que quiero que
titule usted el relato que ahora le propongo comenzar… voy a contarle las cosas
más significadas que la historia y la tradición oral nos ha dejado acerca de
las primeras Ferias y Fiestas de la villa de Manzanares…Ferias y Fiestas,
éstas, que comenzaron a celebrarse, en la primera mitad de ese siglo XVIII,
lumínico e ilustrado,… del que, ahora, narramos los sucedidos y avatares más
significados que hubieron lugar en nuestra villa en esa centuria. .. entre los
que , sin duda alguna, se cuentan estas primeras ferias de Manzanares…
Más en
concreto, sigue D. Cosme, y refiriéndome a la primera de todas esas Ferias, que
para algo fue la primera,.. le diré, querido amigo, que se celebró en la
segunda semana de agosto del año de 1723, es decir ni siquiera un año antes de
la colocación de ese retablo de San. Raimundo que tan festejado fue en nuestro
pueblo…Y no es casual, ni baladí, este último apunte que le acabo de hacer,
porque nos indica que esa primera Feria de Manzanares, aconteció durante la
comendaturía de D. Iñigo de la Cruz Manrique de Lara, Conde de Aguilar y Señor
de los Cameros, único entre todos los Comendadores que tuvo Manzanares con
residencia permanente en nuestra villa, de la que estaba enamorado,.. lo que motivó
que se implicase, mucho más que ninguno de sus antecesores, en el desarrollo y
progreso de Manzanares…
Pero es que, además, D. Iñigo se caracterizó, como
también ya conoce usted, por su espíritu emprendedor y predisposición a la
fiestas populares, que él veía como un medio de acercamiento a su pueblo.. Sin
duda alguna, sigue D. Cosme, esto último fue decisivo para que nuestra villa de
Manzanares resultase, una vez más, adelantada a su tiempo, en el Campo de
Calatrava, con respecto a esos menesteres de las Ferias y Fiestas locales,
agrupadas en una semana de festejos y ocio, para solaz de los vecinos, donde el
esparcimiento mundano y lúdico tuviera un espacio hasta entonces desconocido..
y es que, es de recordar que las fiestas populares, en esa época de España,
estaban rigurosamente controladas por el clero, que ejerciendo el poder en
simbiosis con la autoridad civil, no permitía que la diversión de las gentes,
transgrediera o menoscabase el orden religioso propio del tiempo...por lo que
los festejos solían limitarse a uno o dos días de fiestas religiosas (ofrendas,
rezos, romerías.., con ningún, o muy poco, espacio para lo mundano), festejos
que cada uno de los gremios y cofradías del las villas, organizaba
conjuntamente con el clero local, siempre en torno al día del respectivo
patrón. El carácter y predisposición festiva del Comendador de Manzanares,
continua D. Cosme, junto al prestigio y ascendencia que tenía con el Rey Felipe
V, el Cabildo de Manzanares y la jerarquía eclesiástica de Calatrava y Toledo,
le llevó a proponer, a todas las citadas autoridades, y al poco de instalarse
en Manzanares, una semana grande anual de Ferias y fiestas locales en Agosto, y
en torno al día de la Virgen, patrona de la villa…
D. Iñigo de la Cruz, era
sabedor, que en algunas grandes ciudades y villas castellanas se organizaban ya
festejos de este tipo, los que hoy conocemos como Ferias, en torno,
precisamente, a la celebración del patrón o patrona de la ciudad que se
tratase,,.. en donde se concedía al vecindario unos días de asueto y ocio, para
reconfortarlos del duro trabajo de todo el año, al tiempo de finalizar las
cosechas de cereales y vid, es decir en época de verano, que era el momento más
propicio para festejos al aire libre.. y donde, además, se podían exponer a la
venta los productos derivados de las citadas cosechas, así como hacer pujas con
el ganado y otras industrias asociadas a las labores del campo…lo que daba
vida, prestigio y desarrollo económico a los pueblos que organizaban estos
eventos, en relación a las que no los tenían..Sin embargo, a casi nadie que no
tuviese el espíritu de nuestro Comendador se le hubiera ocurrido la idea de
organizar un evento de este tipo y magnitud, en una villa mucho más pequeña y
con muchos menos habitantes, como Manzanares… Pero el Señor de los Cameros,
nuestro Comendador, no se arredró ante esas dificultades aparentemente
insalvables…, por mor y empuje de su espíritu emprendedor, y su gusto por las
fiestas, D. Iñigo advirtió la ocasión y oportunidad de hacer algo similar en la
villa de Manzanares, aprovechando una bastante buena época de cosechas y mejora
económica... Manzanares había vivido en la retaguardia durante la guerra de
sucesión, y supo salir de la penuria de finales del siglo anterior, por ese
carácter emprendedor que siempre adornó a sus gentes, consiguiendo en las
primeras décadas del XVIII, como va dicho, cierta pujanza económica, basada en
sus explotaciones agrarias, con buenas cosechas de grano y uva, en los años
adyacentes al final de aquella guerra…A la par, también se desarrolló en
nuestra villa una potente industria ferretera, que era admirada y copiada en
toda la región de Calatrava…. Acabada aquella guerra, sigue D. Cosme, vino un
tiempo en que Manzanares se había convertido en una referencia provincial en
estos menesteres, lo que contribuyó, decisivamente, a que la idea del
Comendador se pudiera llevar a cabo…. Siendo así, amigo reportero, que pudo
concretarse, por primera vez, la Feria de Manzanares en el año de gracia de ese
siglo ilustrado de 1723..y, ya, esa primera Feria constituyó un gran éxito, muy
celebrado en toda la región manchega y en el Campo de Calatrava, donde, según
se comentó, “nunca se había visto cosa igual” ...
El pueblo se llenó de forasteros de muchas pueblos y villas próximas e, incluso, de otras provincias,… que llegaron atraídos por la expectativa que los organizadores, con el Comendador a la cabeza, supieron crear… en lo relacionado con la exposición y comercio de productos de la agricultura, las tratas de ganado y la apreciada industria ferretera local...pero, también, y muy particularmente, por algo tan inusual en aquellos tiempos, como la gran variedad y brillantez de los festejos de carácter lúdico, que se anunciaron por toda la comarca, y que se celebrarían los días de esa segunda semana de agosto de 1723, en la villa de Manzanares de la Mancha..… Ciertamente, sigue D. Cosme, lo que se vivió en Manzanares aquella semana de agosto de 1723, fue algo sin parangón, hasta entonces, en tierras de Calatrava...La magnitud, variedad y audiencia que tuvieron los festejos que aquí se organizaron, llamaron la atención en toda la región, siendo comentados con admiración, algo que, incluso, alcanzó a la propia Corte del Reino, pues nuestro Comendador, que tenía una gran anuencia con el Rey, se había encargado de publicitarlos allí…Sea como fuera, la realidad es que la Plaza Mayor de Manzanares se llenó, esa bulliciosa semana, con puestos de todo tipo, que mostraban, y ponían a la venta, productos de la tierra…sobre todo, los derivados de la ya entonces, potente actividad vitivinícola en Manzanares, y de la muy activa industria harinera de nuestra villa, por el gran desarrollo de la molinería en el Azuer, a su paso por Manzanares…Se exponían, y vendían, todos los tipos de harinas imaginables, derivadas de los abundantes cereales y leguminosas que se cultivaban por la región…y, por supuesto, los aceites y productos derivados de la explotación olivarera (de gran importancia en la zona), también tuvieron puestos en la Plaza, desde la primera de nuestras ferias y fiestas. Y junto a ellos, puestos con productos de todo tipo y condición, empezando por los textiles, de siempre con “muy buen paño” en Manzanares, donde hubo gran dedicación a este tipo de actiividad… mesas repletas de pañería, de lana de vellón, cueros, etc…hacían las delicias de quienes gustaban de esas mercancías…Otros puestos exponían utensilios, enseres y herramientas de las prestigiosas fraguas, ferreterías y caldererías de la villa, que causaban la admiración de muchos ganaderos que acudieron, con interés particular, a observarlas … siguiendo por una mezcolanza de: churrerías, puestos de berenjenas, golosinas y dulces, turrones, chucherías diversas, de especias, de quinqallería y baratijas e, incluso, de juguetes para los infantes de la época, que ya los había entonces: ..los aros, las tabas y las peonzas, ya formaban parte de los juegos infantiles en aquellos tiempos...El vocerío de todos los feriantes, como por ejemplo, los encargados de las tómbolas,.. los tahúres, los zahories, los funambulistas, contorsionistas, magos y recitadores de versos o cuentos, resonaban en la plaza, en una gigantesca barahúnda de sonidos, aparentemente ininteligibles, pero identificables por las entonaciones particulares con que cada uno de ellos anunciaba sus productos, juegos, habilidades o actuaciones. Todo eso ya se pudo oir y ver en esas primeras ferias!!.
Fue también en aquella época, cuando casi todas las paredes de los edificios de la Plaza, estaban habilitados con balconcillos corridos, que permitían observar cómodamente a los vecinos, los numerosos espectáculos que se organizaban en nuestra Plaza Mayor y, por ende, en las primeras ferias de Manzanares y en las celebradas en años posteriores. Pequeñas bandas locales y provinciales, o músicos solistas, amenizaban las fiestas.. recorriendo las calles centrales de la villa y la plaza, alegrando al pueblo con sus charangas y tonadillas populares.. y fue también allí, en la Plaza, donde se representaron, en aquellas ferias primitivas, muchas piezas teatrales al “aire libre”…: Sainetes, comedias y otras obras clásicas de los grandes autores de nuestro siglo de oro, como Calderón de la Barca y Lope de Vega… y también otros espectáculos, quizá de menor entidad, como los de títeres y marionetas, pero no por ello acogidos con menor contento y regocijo por el paisanaje y los forasteros visitantes, que nunca habían vivido algo parecido, lo que ensalzó mucho la figura del Comendador a los ojos del vecindario. Siendo, además, D.Iñigo,-sigue D. Cosme-, tan aficionado a los juegos taurinos, no es de extrañar que la plaza estuviera reluciente y sus balconcillos llenos de mantones y ornamentos, el día del cierre de los festejos, que se consideraba “día feriado” y que se intentaba aproximar al máximo al día de la Virgen,…Con todos los puestos ya desmontados, se improvisó en la plaza mayor un pequeño coso de madera, donde se desarrollaron unos juegos taurinos espectaculares… los toros, accedían a ese coso de la plaza mayor por el actual callejón del Rey, desde otro improvisado toril.. que se construyó en la actual plaza del Teatro Calderón, en el espacio que queda limitado por la Calle Manifiesto, la calle Doctor y el comienzo del, anteriormente citado, callejón del Rey…..Y había otro espectáculo, dentro de ese espectáculo, el que vivían los vecinos de la Calle de San Isidro,(hoy, en 1912, calle Duran), que tuvieron la ocasión de observar, desde sus ventanas y balcones un remedo de encierro, sin corredores (no hay constancia que los hubiera en la villa) donde los astados…que habían llegado al pueblo por el camino de Andalucía, eran soltados a la entrada de la calle San Isidro,, (cuyas bocacalles se cegaban con tablas transitoriamente).. y, luego, eran dirigidos, calle arriba, cruzaban la calle del Carmen (también cegada) y accedían al primer tramo de la Calle Doctor, acabando su carrera en el improvisado toril que antes le cite -prosigue Don Cosme- donde quedaban estabulados, hasta que diese comienzo el festejo taurino...
Las posadas de la villa, que ya eran numerosas entonces, debido al trasiego de ganados y pastores por las veredas y cañadas reales que cruzaban nuestra encomienda, y también por el paso creciente de otros viajeros por el camino de Andalucía, se llenaban esas segundas semanas de agosto por los cada vez más numerosos feriantes y forasteros, que acudían a nuestras Ferias, lo que asentó aún más en Manzanares, sigue D. Cosme, este tipo de incipiente actividad hostelera, en la que también nuestra villa era muy reconocida en toda la región...
El pueblo se llenó de forasteros de muchas pueblos y villas próximas e, incluso, de otras provincias,… que llegaron atraídos por la expectativa que los organizadores, con el Comendador a la cabeza, supieron crear… en lo relacionado con la exposición y comercio de productos de la agricultura, las tratas de ganado y la apreciada industria ferretera local...pero, también, y muy particularmente, por algo tan inusual en aquellos tiempos, como la gran variedad y brillantez de los festejos de carácter lúdico, que se anunciaron por toda la comarca, y que se celebrarían los días de esa segunda semana de agosto de 1723, en la villa de Manzanares de la Mancha..… Ciertamente, sigue D. Cosme, lo que se vivió en Manzanares aquella semana de agosto de 1723, fue algo sin parangón, hasta entonces, en tierras de Calatrava...La magnitud, variedad y audiencia que tuvieron los festejos que aquí se organizaron, llamaron la atención en toda la región, siendo comentados con admiración, algo que, incluso, alcanzó a la propia Corte del Reino, pues nuestro Comendador, que tenía una gran anuencia con el Rey, se había encargado de publicitarlos allí…Sea como fuera, la realidad es que la Plaza Mayor de Manzanares se llenó, esa bulliciosa semana, con puestos de todo tipo, que mostraban, y ponían a la venta, productos de la tierra…sobre todo, los derivados de la ya entonces, potente actividad vitivinícola en Manzanares, y de la muy activa industria harinera de nuestra villa, por el gran desarrollo de la molinería en el Azuer, a su paso por Manzanares…Se exponían, y vendían, todos los tipos de harinas imaginables, derivadas de los abundantes cereales y leguminosas que se cultivaban por la región…y, por supuesto, los aceites y productos derivados de la explotación olivarera (de gran importancia en la zona), también tuvieron puestos en la Plaza, desde la primera de nuestras ferias y fiestas. Y junto a ellos, puestos con productos de todo tipo y condición, empezando por los textiles, de siempre con “muy buen paño” en Manzanares, donde hubo gran dedicación a este tipo de actiividad… mesas repletas de pañería, de lana de vellón, cueros, etc…hacían las delicias de quienes gustaban de esas mercancías…Otros puestos exponían utensilios, enseres y herramientas de las prestigiosas fraguas, ferreterías y caldererías de la villa, que causaban la admiración de muchos ganaderos que acudieron, con interés particular, a observarlas … siguiendo por una mezcolanza de: churrerías, puestos de berenjenas, golosinas y dulces, turrones, chucherías diversas, de especias, de quinqallería y baratijas e, incluso, de juguetes para los infantes de la época, que ya los había entonces: ..los aros, las tabas y las peonzas, ya formaban parte de los juegos infantiles en aquellos tiempos...El vocerío de todos los feriantes, como por ejemplo, los encargados de las tómbolas,.. los tahúres, los zahories, los funambulistas, contorsionistas, magos y recitadores de versos o cuentos, resonaban en la plaza, en una gigantesca barahúnda de sonidos, aparentemente ininteligibles, pero identificables por las entonaciones particulares con que cada uno de ellos anunciaba sus productos, juegos, habilidades o actuaciones. Todo eso ya se pudo oir y ver en esas primeras ferias!!.
Fue también en aquella época, cuando casi todas las paredes de los edificios de la Plaza, estaban habilitados con balconcillos corridos, que permitían observar cómodamente a los vecinos, los numerosos espectáculos que se organizaban en nuestra Plaza Mayor y, por ende, en las primeras ferias de Manzanares y en las celebradas en años posteriores. Pequeñas bandas locales y provinciales, o músicos solistas, amenizaban las fiestas.. recorriendo las calles centrales de la villa y la plaza, alegrando al pueblo con sus charangas y tonadillas populares.. y fue también allí, en la Plaza, donde se representaron, en aquellas ferias primitivas, muchas piezas teatrales al “aire libre”…: Sainetes, comedias y otras obras clásicas de los grandes autores de nuestro siglo de oro, como Calderón de la Barca y Lope de Vega… y también otros espectáculos, quizá de menor entidad, como los de títeres y marionetas, pero no por ello acogidos con menor contento y regocijo por el paisanaje y los forasteros visitantes, que nunca habían vivido algo parecido, lo que ensalzó mucho la figura del Comendador a los ojos del vecindario. Siendo, además, D.Iñigo,-sigue D. Cosme-, tan aficionado a los juegos taurinos, no es de extrañar que la plaza estuviera reluciente y sus balconcillos llenos de mantones y ornamentos, el día del cierre de los festejos, que se consideraba “día feriado” y que se intentaba aproximar al máximo al día de la Virgen,…Con todos los puestos ya desmontados, se improvisó en la plaza mayor un pequeño coso de madera, donde se desarrollaron unos juegos taurinos espectaculares… los toros, accedían a ese coso de la plaza mayor por el actual callejón del Rey, desde otro improvisado toril.. que se construyó en la actual plaza del Teatro Calderón, en el espacio que queda limitado por la Calle Manifiesto, la calle Doctor y el comienzo del, anteriormente citado, callejón del Rey…..Y había otro espectáculo, dentro de ese espectáculo, el que vivían los vecinos de la Calle de San Isidro,(hoy, en 1912, calle Duran), que tuvieron la ocasión de observar, desde sus ventanas y balcones un remedo de encierro, sin corredores (no hay constancia que los hubiera en la villa) donde los astados…que habían llegado al pueblo por el camino de Andalucía, eran soltados a la entrada de la calle San Isidro,, (cuyas bocacalles se cegaban con tablas transitoriamente).. y, luego, eran dirigidos, calle arriba, cruzaban la calle del Carmen (también cegada) y accedían al primer tramo de la Calle Doctor, acabando su carrera en el improvisado toril que antes le cite -prosigue Don Cosme- donde quedaban estabulados, hasta que diese comienzo el festejo taurino...
Las posadas de la villa, que ya eran numerosas entonces, debido al trasiego de ganados y pastores por las veredas y cañadas reales que cruzaban nuestra encomienda, y también por el paso creciente de otros viajeros por el camino de Andalucía, se llenaban esas segundas semanas de agosto por los cada vez más numerosos feriantes y forasteros, que acudían a nuestras Ferias, lo que asentó aún más en Manzanares, sigue D. Cosme, este tipo de incipiente actividad hostelera, en la que también nuestra villa era muy reconocida en toda la región...
Con esto, querido reportero, dice D. Cosme para concluir su relato, creo que
queda suficientemente evocado a usted y a sus lectores como fueron aquellas
primeras Ferias de la villa de Manzanares de la Mancha, en el año 1723,... que
luego se continuarían ininterrumpidamente todas las segundas semanas de Agosto
de cada año (salvo en los de guerra contra el francés), hasta nuestro días…
dejando para la posteridad y la historia que, una vez más, y como en tantas
otras cosas, en esto de las Ferias, la gloriosa villa de Manzanares fue también
pionera, en el no menos glorioso Campo de Calatrava…
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