¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

viernes, 20 de septiembre de 2019

221). RELATOS PEDRO VILLRROEL. MANZANARES 1912. LA ARISTOCRACIA DECIMONONICA.


Y en estas semblanzas del siglo XIX, comienza D. Cosme, es momento de hablar de la aristocracia de Manzanares, refiriéndome tanto a quien tenía títulos nobiliarios, como a otras familias principales de la villa. Y es oportuno, porque la aristocracia manzagata, a lo largo del siglo XIX, padeció una evolución decadente, desapareciendo algunas de las sagas más relevantes. 

Empiezo, me dice D. Cosme, por lo más significado antes de la Guerra de la Independencia, el Marquesado de Salinas, título nobiliario de estirpe siciliana, cuya cabeza visible, a primeros del XIX, era D. Agatino Chacón y Castelli, vecino de Palermo, a quien conocemos, por el litigio que ganó al condado de Casa Valiente, en 1804, para recuperar el patrimonio manzagato del Marquesado que, desde 1765, había quedado en manos del Condado de Casa Valiente, por acuerdo entre su padre, D. Tomas Chacón de Narvaez y el titular entonces del Condado, D. Pedro José Pérez-Valiente… 

Tras ganar ese pleito, D. Agatino se personó en Manzanares para hacerse cargo de su patrimonio...En 1809, los franceses llegan a Manzanares… y D. Agatino se puso a sus órdenes, le enviaron a la corte del Rey impuesto, José Bonaparte, que le nombró Chambelan, Al acabar la guerra, tuvo que exiliarse en Francia, perdiendo de un plumazo todo su patrimonio manzagato; que fue incautado, y destinado, por el nuevo gobierno español de postguerra, al denominado ”crédito público”, en donde quedó relacionado en una documentación administrativa, con el sugerente epígrafe de “Secuestro del marqués de Salinas”… Y aquí, continua D. Cosme, hubiese terminado la historia del Marquesado de Salinas en Manzanares, si no hubiese sido por la amnistía que Fernando VII concedió a casi todos los “afrancesados” que lo pidieron. 

Marquesado de Salinas.

Casa Marqueses de Salinas.

D. Agatino, recuperó la casa y toda su hacienda de Manzanares. Y, sigue D. Cosme, el Marqués tuvo la suerte de encontrarse con la oportunidad de pujar en el proceso desamortizador de Mendizabal, incrementando su patrimonio, el 21 de septiembre de 1821, con las 1.118 fanegas de la dehesa de Siles que ese día adquirió en pública subasta… D. Agatino muere en 1836, heredando el Marquesado, su hijo D. Tomás Chacón-Salinas, quien al frente del Marquesado enajenó las aguas de Siles (por escritura hecha en Madrid en 1867) a una empresa que realizó años después el primer abastecimiento de agua potable a Manzanares, D, Tomas falleció en Madrid, en 1874, heredando el marquesado su hijo, Agatino Chacón-Salinas y Castellí, quien lo mal gestionó, perdiendo mucho de su patrimonio, hasta su muerte en Manzanares, al inicio del siglo XX, cuando languidecía toda la historia de siglos del Marquesado unida a este pueblo nuestro… 

Historia, que puede estar finalizando su tiempo, si quien hoy ostenta el Marquesado, Dª Manuela Chacón-Salinas de Forcallo, quedase sin descendencia…. 


Le hablaré, ahora, mi querido cronista, de la familia Pérez Valiente, ostentadores del condado de Casa Valiente… otra aristocrática saga de Manzanares, de mucha menor trayectoria en la villa, pero íntimamente relacionada, a primeros de este siglo XIX, con la familia Salinas, como ya sabemos. Su historia manzagata comienza en 1765, cuando el patrimonio del marquesado de Salinas, se transfiere al Condado de Casa Valiente, por acuerdo entre D. Tomas Chacón de Narvaez y el titular del Condado, D. Pedro José Pérez- Valiente… Al comienzo del siglo XIX, el conde de casa Valiente era D. Pedro Ignacio Pérez-Valiente, del que ya conocemos el otro pleito que mantuvo con su madre, Dª Francisca Brost y Varona, a cuenta del dinero que el marqués de Salinas entregó a su condado, cuando se deshizo la permuta entre ambas casas. D. Pedro Ignacio, perdió este pleito con su madre y, apesadumbrado, marchó a Madrid, muriendo en 1807.. Su viuda e hijos, se marcharon a vivir a La Solana, excepto el hijo mayor, D. Pedro-José Pérez Valiente, casado en Manzanares con Dª Catalina Merino (mujer de otra hidalga familia manzagata de la que comentaremos después), en una fastuosa ceremonia, oficiada por Sotomayor en 1801… 

D. Pedro-Jose, entonces Regidor del Ayuntamiento, vio su linaje unido a otra noble saga de la villa, iniciando su vida marital en la casa del Marquesado de Salinas; pero, tres años después se rompió el pacto con el Marquesado, y tuvieron que irse a otra casa de la calle Empedrada, menos vistosa, pero apañá, remata jocoso D. Cosme… La suerte del condado en Manzanares estaba echada; y, a la muerte de su padre en 1807, D. Pedro José lo hereda en precaria situación… Al poco tiempo, enferma, y muere en 1812 al final de la guerra; concluyendo la mejor etapa de esta saga y, aunque aún quedó en la villa alguien de la familia, su trayectoria se fue marchitando. 

Sin duda alguna, querido amigo, la familia Merino, de la que le hablaré ahora, es una de las sagas aristocráticas más antiguas, seguramente la que más, de las que hoy quedan en Manzanares. Su Palacete de la Calle del Carmen es uno de los edificios emblemáticos de este pueblo nuestro, las bodegas de su sótano son, casi con total seguridad, las más antiguas de la villa, puesto que están datadas en el siglo XV. La casa es especialmente conocida por que, en ella, pernoctó la Santa Teresa de Jesús a su paso por Manzanares, en plenas fiestas de carnavales, el 14 de febrero de 1575.

Esta rica y hacendada familia jalonó, por este y otros episodios, la historia de nuestro pueblo y, a diferencia de otras familias nobles, siempre fue muy estimada por los paisanos, que reconocían en ellos su generosidad, su nobleza y su capacidad de acogida. Centrados en el siglo XIX, sigue D. Cosme, le destacaré de esta saga a D. Francisco Javier Merino, clérigo muy respetado en la villa, que cedía siempre su carruaje cuando se hacía preciso llevar el viático a un enfermo Otro miembro relevante, a esas fechas, fue D: Juan José Merino de la Fuente Parreño, que vivía en la Plaza, y administraba una gran parte del patrimonio familiar, como el arrendamiento de los pastos y tierras de labor de la dehesa de Siles, o el de otras tierras de la Orden de San Juan..Como otras sagas, cuyas finanzas se basaban en la cultura de terrenos de las Ordenes militares, su decadencia social fue inevitable en los tiempos que siguieron a la desamortización de Mendizabal, pero su historia quedó ahí...

Escudo de los Quesada-Treviño
La familia Quesada, otra de las más conocidas de la villa, propietaria del Mayorazgo de Manzanares, y con una historia importante en el siglo XVI, donde fundó y financió el Convento de las monjas Franciscas, había conocido su máximo esplendor en el siglo XVIII, cuando los Quesada unieron su linaje al de los Treviño. Pero, en el XIX, como en otras sagas, todo fue a menos, sigue D. Cosme... En 1801, su cabeza visible era D. Francisco de Quesada y Robres, Regidor del Ayuntamiento y fiscal de Almagro. Los avatares posteriores a la guerra de la independencia, abolieron los mayorazgos en 1820, y el basamento jurídico-administrativo del patrimonio familiar se vino abajo…y, por ello, las siguientes generaciones Quesada, nunca tendrían ya la influencia de antaño... 

Otra de las sagas antiguas de la villa era la de los Morales (ganaderos llegados de Soria, al final de la Edad Media) que, al inicio del XIX, estaba mestizada desde mucho antes con otra familia de renombre, los Lopéz-Trompo. Tenían su mansión en la esquina de la calle Trompas con Ancha, y poseían uno de los más pingues patrimonios de la villa- A inicio del XIX, sus cabezas visibles eran el matrimonio formado por D. Pedro-Pablo Alvarez Morales y su prima, D. Isabel de Morales y Fuente, casados en Manzanares en 1791. En ese siglo XIX, lleno de cambios político-sociales, esta saga, a diferencia de otras, supo mantener patrimonio e influencia y, en 1896, se engrandeció aún más, al entroncarse con otro apellido noble del pueblo, los Corchado, cuyo escudo enseñorea la fachada de la calle Ancha de la casa familiar .
Y tras este repaso a la evolución de la aristocracia manzagata más antigua, en el curso del siglo decimonónico, comenta D. Cosme, quiero hablarle un poco de algunas sagas emergentes en Manzanares durante el siglo XIX… que, en el inicio del siglo XX, se constituyen ya como la nueva oligarquía de Manzanares; los apellidos: Alvarez, Ochoa, Fernández Caballero, González-Elipe, Diaz Pinés, González-Calero, González Mellado, Mulleras, Corchado Soriano, García-Noblejas, Fernández-Pacheco, Mazarro,. Lopez Diaz, Sánchez-Cantalejo, Moraleda, entre otros varios más…, aparte ser reconocidos como más significados representantes de la nueva oligarquía de Manzanares en patrimonio o influencia social, serán protagonistas de muchos episodios históricamente trascendentes a lo largo del siglo decimonónico, como tendremos ocasión de conocer en sucesivos relatos, por ej, el papel de la saga Alvarez, al ceder su propia vivienda familiar de la esquina de calle Ancha con San Antón, pasada la mitad de esa centuria, para ampliar y reformar la Ermita de la Veracruz, dándole entrada por la calle Ancha, tal como la conocemos hoy...

El insigne médico y paisano, González Mellado, abnegado y generoso protagonista en el control y tratamiento de las epidemias de cólera que vivió Manzanares, con gran riesgo personal; además de su mecenazgo para la citada reforma de la Ermita de la Veracruz y para la fundación del hospital de la Milagrosa.. Y, como no, la trascendente participación en el “Manifiesto de Manzanares” de quien, seguramente, junto al citado doctor, merece el título de paisano más insigne de Manzanares en el Siglo XIX, D. Francisco González-Elipe….

Pero, en fin, como le dije hace un rato, continua D. Cosme, estos apellidos, y algunos otros, reaparecerán en sucesivos relatos, que mostraran como fue el devenir histórico de este glorioso pueblo nuestro, Manzanares de La Mancha, a lo largo del siglo XIX, Por ahora, querido reportero, de usted fin a la crónica, pues ya fue de bastante para ilustrar a sus lectores como ese siglo XIX transformador, también supuso un cambio significativo en la oligarquía manzagata…


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