Pues si querido
reportero, me comenta D. Cosme al comenzar esta crónica, tal como reza el
encabezado que le propongo para titularla, el día después del episodio en que
el heroico pueblo de Manzanares hizo recular al ejercito bonapartista, es
decir, el 22 de diciembre de 1808, nuestro alcalde mayor D. Juan Josef Miret,
Presidente de la Junta de Gobierno de Manzanares, falleció, repentinamente, en extrañas circunstancias,
cuyo comentario y consideración constituirán el entramado central de la crónica
que empiezo a contarle a usted y sus lectores desde ya….
Manzanares, y sus
gentes, despertaron el día 22 de diciembre de 1808, con una sensación
ambivalente; por un lado, disfrutando y saboreando, con legítimo orgullo, la
victoria lograda el día anterior en su disputa contra el regimiento de Dragones
del Latour Maubourg.. (que, por primera vez en su camino hacia Sierra Morena
había tenido que recular al norte),… y, por otro, con la tensa expectativa de
un previsible contraataque de los prepotentes y soberbios franceses, a los que
se suponía heridos en su orgullo por la osadía determinada de los, para ellos,
“catetos manchegos” del villorrio de Manzanares...
Ante esa posibilidad de nuevo
ataque francés, pequeños destacamentos de la tropa del general del Palacio, con
el añadído de bastantes paisanos participantes en la batalla del día
anterior; al alba del día siguiente, 22 de diciembre de 1808, realizaron
diferentes batidas de reconocimiento en los alrededores de Manzanares, con
atención especial a los diferentes accesos naturales al pueblo y a los
distintos caminos que llegaban a nuestros lares, para ver si el pueblo estaba
seguro y libre de franceses en sus cercanías, ante la posibilidad real de un
nuevo ataque…En una de esas batidas, en las afueras de Manzanares, participaba
nuestro Alcalde Mayor, D. Juan Josef Miret, cuando, según se puede deducir del
parte de su deceso, falleció de manera súbita y natural, mientras se
desarrollaba esa batida de reconocimiento, en la mañana de aquel día 22 de
diciembre. Sin embargo, su muerte no quedó reflejada en el registro parroquial,
quizá por haber ocurrido fuera de las lindes de la villa, hecho que conllevaba,
habitualmente, la no concreción de los datos del cadáver en el citado registro
parroquial, aunque se tratase del mismísimo Alcalde quien hubiera fallecido…
José I, Bonaparte. |
Es
posible que esa sea la explicación de tan significativa ausencia en los
registros parroquiales, pero está claro que, dadas las circunstancias en que
ocurrió la súbita muerte de Miret, y los intensos y convulsos días que se
vivían en Manzanares, la ausencia de esa notificación en el registro, daría
pie a muchas especulaciones, rumores, habladurías y conjeturas, que intentaban
explicar sus razones últimas. Las causas concretas de su muerte permanecen
oscuras en la historia, y seguramente nunca se conocerán… En relación a ellas,
algunos afirman que murió de muerte natural, quizá. por una crisis cardíaca,
que muy bien pudo ser provocada, dice D. Cosme, por los intensos momentos que
vivió Manzanares los días previos. Es verdad, que si la muerte hubiera sido
causada por alguna acción violenta, propia de la guerra, como por ej, la que
hubiera podido originarse en el ataque de algún pequeño residuo de tropas
francesas que estuviesen agazapadas en algún lugar próximo a la batida en la
que participaba el alcalde Miret, resultaría muy extraño que no hubiera quedado
constatado el hecho en ningún registro de nuestro pueblo, de la provincia o del
ejército español, pues el alcade Miret, por su trayectoria, de la que ya hemos
tenido numerosas pruebas en estas crónicas e, incluso, por su activísima
participación en la batalla del día anterior, era considerado en el pueblo, a
pesar de ser “forastero”, como uno de nuestros paisanos más ilustres, queridos
y relevantes… y, por sus acciones, también era reconocido en la Provincia de
Ciudad Real, como un gran patriota, un héroe, fiel a la causa del Rey legítimo
Fernando VII,.. por eso, si su muerte hubiera sido violenta, resulta
extrañísimo que no hubiera quedado constancia alguna de ello. Además, y más
extraño todavía, nada se decía de esa posible eventualidad en el certificado
que el escribano de Manzanares, Sr. Sánchez Avila, emitió, a petición de D.
Joisef Miret, padre del difunto alcalde, unos meses después, a efectos de
facilitar el cobro de atrasos que debía nuestro Ayuntamiento a su hijo, del
cual era heredero universal.
Ese certificado tiene un gran interés en esta
historia, ya que es el único escrito que nos ha llegado acerca de la muerte del
alcalde Miret, del que se pueden inferir algunas respuestas a la cuestión de la
citada muerte, todas a favor de la causa natural de la misma…El certificado
decía lo siguiente:
Juan Antonio Sánchez-Avila, escribano por S.M. del
número y ayuntamiento de esta villa de Manzanares, Certifico: Que el señor don
Juan Josef Miret y Sádava, abogado de los Reales Consejos y alcalde mayor que
fue de esta villa, permaneció en ella y obtuvo la real jurisdicción, sin hacer
ausencia notable. Todo el año próximo pasado de mil ochocientos ocho, hasta su
fallecimiento, que se verificó en la mañana del veinte y dos de diciembre del
propio año. Y para que asi conste, a instancia de Miguel Noblejas, apoderado
del señor don Josef Miret, corregidor de la ciudad de Alcaraz y padre del dicho
difunto y de mandato de esta Junta de Gobierno en cuio crédito firma su
secretario, doy el presente que signo y firmo en Manzanares a catorde de marzo
de 1809.-Juan Antonio de Ressa.-Signado y firmado, Juan Antonio Sánchez Avila.
Escudo Marquesado de Salinas. |
Es de significar que, de existir una muerte violenta,
lógicamente, habría quedado consignada en la escritura, ya que hubiera supuesto
para el padre de Miret una indemnización adicional, por haber muerto su hijo
con violencia y en acto de servicio, algo que no se consideraba en este
certificado que, tal como está escrito, y aunque deja indefinida la razón de
la muerte de Juan Josef Miret, apunta a una causa natural... Pero, desde luego,
sigue D. Cosme, cambiando el tercio, también está muy claro, que un Presidente
de Junta Local de Gobierno, en aquellos convulsos tiempos que se vivían en
España y, específicamente, en Manzanares, daban pie, y lo seguirían dando, a
todo tipo de muy diferentes especulaciones acerca de la actitud de cualquier
alcalde mayor hacía uno u otro Rey de España… ya que, en esos momentos,
existían esas dos posibles legitimidades reales…y, por tanto, la figura del
Alcalde Mayor, quiérase, o no, siempre estaba sujeta, por entonces, a la duda
de a quien de esos dos reyes servía…
No hay que olvidarse, además, en el caso
de Miret, prosigue D. Cosme, que el Rey intruso, Jose I, a fin de no crearse
problemas, igual que había hecho en otras villas, le había ratificado en su
cargo, sin considerar su pasado o actitud previa en la primera parte de la
guerra, donde MIret, antes del triunfo en Bailen se significó especialmente en
la organizacion de guerrillas locales para interferir la transmisión de correos
entre los franceses, también en la recluta de muchos paisanos al ejército
español y en el paso de informes al interventor general de Ciudad Real, D. Juan
de Modenés, que serían utílisimos para la planificación de la gloriosa batalla
de Bailen....Sin embargo, a pesar de esas evidencias claras de la posición de Miret
en aquel tiempo, como D. Juan Josef había sido nombrado Alcalde Mayor de
Manzanares por Carlos IV, siempre tenía tras de si, la alargada sombra de
Godoy, con su vitola de afrancesamiento; pues, ciertamente, aunque casi todo el
mundo sabía de ese patriotismo españolista de Miret, esto último, el quien lo
nombró para el puesto, quizá pudo poner un punto de duda sobre su persona en
algún exaltado, que podría haberle asesinado por “colaboracionista”, por más
que D. Juan Josef Miret hubiera dado suficientes muestras previas de lo
contrario... De la misma manera, pero en dirección inversa, continua D. Cosme,
no sería descabellado pensar que la supuesta agresión al alcalde, pudiese haber
sido llevada a cabo por encargo de algún personaje “afrancesado”, que se
sintiese injustamente tratado por Miret.. Con respecto a esta última hipótesis,
prosigue D. Cosme, algunos especularon con la posibilidad que el Marques de
Salinas, cuya hacienda y patrimonios habían sido expropiados meses antes por
nuestra Junta Local de Gobierno, por su posicionamiento claro a favor del Rey
intruso, Jose I, con el que incluso huyó a Francia después de la batalla de
Bailen.. ahora, a través de algún “mandado” a sueldo, quizá se hubiera vengado,
propiciando el asesinato de Miret, en la convulsión de esos intensos días….
Sea como fuere, lo cierto es que, aquella tarde del 22 de
diciembre de 1808, al conocer la trágica noticia de la muerte de su alcalde
mayor, el pueblo de Manzanares, y toda su gente, quedó conmocionado y se sintió
algo inerme, ante el destino difícil que se intuía para nuestro pueblo en el
tiempo por venir, en ausencia de su líder civil natural... Menos mal que nos
quedaba el otro gran líder espiritual de Manzanares, Frey D. Pedro Alvarez de
Sotomayor, que habría de tomar para si, desde aquel día aciago, en el que él
sufrió, particularmente, ante la pérdida de quien se había convertido en un
gran amigo, y con el que compartió responsabilidades en la toma de las
decisiones más trascendentes de Manzanares en aquel dificilísimo tiempo...
Sotomayor, perdida la "mano civil" de Manzanares, se dio cuenta
enseguida que esa responsabilidad debía quedar también en sus manos, las de un
pastor espiritual, que, desde entonces, sería también pastor civil. Grandes
sucesos quedaban por llegar muy pronto, que engrandecerían tanto la figura
excelsa de Sotomayor, como la no menos excelsa historia de la villa de
Manzanares de la Mancha... pero eso ha de ser razón de sucesivas entregas de
estas crónicas, que esta ya fue de bastante en su objetivo de narrar a sus
lectores la súbita y extraña muerte de otro gran personaje de los que jalonan
la historia de este nuestro gran pueblo, la de su Alcalde Mayor, D. Juan Josef
Miret y Sádava.