“El pueblo manzagato, inicía D. Cosme, así, el
presente relato, no dejaba de crecer y crecer a lo largo de ese Siglo XVI… y,
ante tanta nueva calle, y a pesar del dictado y aplicación de las normas de
urbanismo constructivo que hemos visto, cuando, en 1565, los visitadores
recorrieron sus calles, para ver el grado de cumplimiento de las mismas y el
subsiguiente estado de las nuevas vías urbanas, observaron deficiencias
inesperadas, para las que hubo que buscar ingeniosos remedios”.
“Uno de estos problemas, señala Don Cosme, era la formación de charcos de agua
en algunas de las nuevas calles cuando llovía mucho… se constató que el
fenómeno era atribuible a varias causas.. que no habían sido bien consideradas
por los “veedores” o por los ordenancistas”…. “Unas veces la razón de los encharcamientos
era la falta de salida para las aguas acumuladas en una calle concreta… En
otras ocasiones, era debida a la escasa pendiente de las nuevas calles y, en
ciertos casos, a la existencia de desniveles o a la formación precoz de
socavones en algunas de ellas”…
“Analizadas las causas que provocaban estas acumulaciones, los visitadores
dictaron las medidas más acordes en cada caso”.
Así, por ejemplo, con respecto a los problemas que se apreciaron en la salida
de la Plaza Mayor a la calle Ancha, escribieron y mandaron lo que sigue:
“que desde la casa de Francisca Rodríguez hasta la esquina de la casa de Antón
Carnacho se "abaxe", dándole la corriente necesaria para que no se
detuviesen las aguas, lo cual tendría poco gasto y se podría aprovechar la
tierra que se sacara de ella”….
“La calle Ancha llegaba ya en esos momentos hasta la ermita de Santa Quiteria,
desde donde bajaba otra vía hasta el río, la de Bartolomé Sánchez Felipe, en la
que advirtieron un problema de similar enjundia, que describieron, diciendo de
la dicha calle:..; “que era muy lodosa y se llenaba de agua "a cabsa de no
tener corriente y de echar por ella el agua que viene por la calle Ancha".
“El remedio buscado para dar la solución a este caso concreto, sigue D. Cosme,
fue de la siguiente contundencia:...
"que desde la entrada a la misma hasta la esquina de la casa de Sebastián
Gómez de Mora, se echasen cuatro o cinco carretadas de tierra, de forma que la
entrada del agua de la calle Ancha se expulsara por allí”…
Y, a esta, se añadió otra orden que resultaría pionera:…
"en tiempo de agua por los lados della mandamos que todos los moradores de
la dicha calle echen tierra junto a las paredes de sus pertenencias",...
Se dictaminaba que lo hicieran con una anchura de dos pasos,... con lo cual,
sin quererlo, estaban “inventado” en esa calle las primeras aceras que tuvo la
Villa de Manzanares”...
“Finalmente, para conseguir que las medidas tuvieran el efecto deseado, se
ordenó que no se ocupara la calle, como solían hacer algunos vecinos, que, sin
ningún conocimiento, estaban echando tierra en medio de la calle, pues eso
provocaba que "atajan la corriente"… “Todas las disposiciones
acordadas, sigue Don Cosme, fueron pregonadas por el pueblo, tal como era
costumbre, dándoles carácter de obligado cumplimiento, y requiriendo, además, y
por eso mismo, a los dueños de las casas que cumplieran lo ordenado”.
“Otro problema, no infrecuente, se advirtió en este control de los visitadores
en diversas calles… y consistía en que muchas de ellas no tenían la pendiente
necesaria para que corrieran las aguas, como ocurría, por ejemplo, en la
“calle de Pedro Martín y del botero”. Para subsanarlo, me cuenta D. Cosme que
se ordenó por los “veedores”, y con la lógica descriptiva de los tiempos, y
habitual en ellos…lo siguiente ….
“que desde la casa de Pedro Martín de la Dotora hasta el camino, se vaya
sacando tierra de la calle, , "la que convenga a vista de maestros para
que tenga corriente la dicha calle porque con la altura que tiene no puede
correr agua ni desaguarse la calle Y esta rala y trabajosa de pasar en tiempo
de ynvierno e aguas".
“Al final de la calle Ancha, tras pasar la ermita de Santa Quiteria, hacia el
borde norte de la Plaza del Chorrero, siempre que llovía, se formaba un gran
charco de agua, provocando un doble inconveniente para la población”…“Por un
lado, dificultaba la circulación de los carros y de las personas en una vía muy
transitada, ya que representaba una de las salidas naturales del pueblo hacia
los campos de labranza…y, por otro lado, el agua encharcada provocaba un grave
problema higiénico, pues su acumulación era muy temida en aquellos tiempos, ya
que podía dar lugar a focos de contaminación bacteriana, con el lógico riesgo
que eso suponía para la salud de los vecinos y los animales de carga”.
“El curioso y drástico remedio que “idearon” los visitadores, consistió en que
el Concejo comprase un quiñón, situado junto al lugar donde se estaban
acumulando las aguas:…
"donde se haga un terreno para que se recoxga el agua del dicho charco"…“Es
decir, comenta el sonriente D. Cosme, …”a grandes males, grandes remedios”.
“En otros puntos del interior de la localidad, donde también se formaban
charcos, pero de menor tamaño, las soluciones fueron diferentes, pero igual de
curiosas,.. por ejemplo;
“En un charco que se haze delante de la casa de Francisco Carreña muy hondo y
malo" se ordenó que: “se rellenase con tablazón y piedra menuda de los
terreros que estaban junto a la ermita de San Juan, de manera que la calle
quedase llana y buena, y se pudiera pasar bien por ella”, "lo qua! se haga
a costa de los vecinos de la dicha calle" en el plazo de treinta días”….
“La calle Toledo, que tenía el mismo nombre que en la actualidad, estaba, por
entonces, a medio hacer, mandando los visitadores que se concluyese su
construcción”… pero, como advirtieron que se formaban algunos charcos en las
partes terminadas y que el agua no corría bien por ella en momentos de lluvia,
ordenaron que:…
“desde el mesón de Alonso Martín de Asensio, se "abaxe" la calle
hasta llegar a unos terreros situados al final de la misma, sacando del medio
la tierra necesaria para darle corriente, siguiendo el parecer de maestros y
oficiales”.
Los “veedores” afirmaban sobre la dicha calle Toledo, sigue diciendo Don Cosme,
que…
“Al estar algo alta la tierra, no se podía desaguar bien, resultando la calle
"trabajosa" de pasar, sobre todo en invierno y en tiempo de
lluvias”….
Ciertamente, esta reparación era muy necesaria y perentoria, pues la calle
Toledo hacia de desagüe natural del norte del pueblo… al ir hacia ella gran
parte del agua que corría por las calles principales de la villa (Empedrada,
Trompas, ramas de la Calle Ancha), por todo ello acordaron dar un plazo de solo
cuatro meses para que se llevase a cabo la obra necesaria”.. “Otra calle que
tenía un problema similar era la del bachiller Quesada (Orden de Santiago), en
la cual se ordenó realizar la misma operación, del siguiente modo y manera,
que:…
“desde las esquinas de las casas de Francisco Sánchez de Martín Sánchez y del
bachiller Quesada se "abaxe la calle e questa abaxo de la puerta de la
casa de Cristoval de Morales para que pueda correr el agua lluvia que va desde
la calle del mesón del bachiller Quesada porque de cabsa de no tener corriente
se hazen muy mal paso e lodoso "…
“Ya hemos visto, sigue D. Cosme, cómo en algunas calles se mandaron hacer las
primeras aceras del pueblo, ante su utilidad para evitar la acumulación de
aguas, pero los visitadores comenzaron a indicar lo mismo en muchas calles de
nueva construcción también para favorecer la circulación de los peatones:
"vaya la hazera de la dicha calle por la mano de cómo van desde la calle
de Juan Diaz
Benito a la casa de Andres Diaz, travesando los quiñones de los herederos de
Pedro de Morales porque es preciso hazer casas en la dicha calle ".
“De esta forma, sigue Don Cosme, quedó mentalizado el Concejo del pueblo y,
poco a poco, todo el vecindario, acerca de la virtualidad del acerado de las
calles, que, ciertamente, resultaba un buen invento,…y que, si bien, había
surgido como idea canalizadora de las aguas, ahora, se tomaba conciencia, por
parte de todos, que reportaba otras dos cosas de mayor enjundia y calado para
los vecinos…un espacio para las personas, donde transitar por las calles sin
riego de atropello por algún carro (que algún que otro incidente de este tipo
ya se daba por entonces)…y un espacio en la calle, antesala de las casas, que
debía cuidar cada vecino, con lo que, a su vez, los paisanos se mentalizaban de
la necesidad de cuidar la calle como si fuera propia”…“Quédese usted con ese
último considerando social”… “La escena cotidiana de las mujeres, saliendo a
barrer y fregar las aceras de sus casas y el entorno más próximo de la calle,
todos los días de primera mañana, como la viva expresión de esa nueva
concepción ciudadana…la necesidad de cuidar, no solo lo suyo, sino lo de
todos”…
“ Y dejemos ya, aquí, charcos y aceras”,... me insta D. Cosme a concluir el
escrito actual,… “que aún nos quedan más curiosidades urbanísticas de esta
brillante etapa del Siglo de Oro manzagato, para que sean consideradas en
nuevos relatos.