Tal como
vimos en la anterior crónica, me comenta D. Cosme para comenzar esta, la tropa
de Dragones del mariscal Latour Mauboug, aposentada en Aranjuez, recibió en
Chamartín, el día 11 de Diciembre de 1808, en el curso de la planificación
estratégica y operativa de los mandos del ejército imperial de Napoleón, la
orden de batir la llanura manchega, hasta Sierra Morena, como inicio de las maniobras de ocupación de territorios hacia el
sur de España por parte francesa, en esta segunda etapa de la guerra de
independencia...
Así las cosas, dos días después, el 13 de diciembre, los seis
regimientos que componían la citada división de dragones, con sus 2.500
soldados de caballería, a los que se unió, en apoyo, un grupo de artillería
montada, iniciaron la primera expedición gala... que, desde Aranjuez, se
introducía en territorio manchego, con la intención de llegar a Sierra
Morena... Ciertamente, la recia marcialidad de estos soldados a caballo, se
mostraba imponente en su desfile por el camino de Andalucía…. legaron a
Tembleque y, después, alcanzaron y ocuparon Madridejos,… aunque, eso sí, la
hostilidad que apreciaron resultó tan manifiesta que Latour la definiría en sus
partes de esta guisa: "el espíritu de los
pueblos del contorno es muy malo"…. Pero, eso, no impidió que los franceses tomasen esos dos
pueblos, y siguieran en su avanzadilla por suelo manchego… De hecho, los
generales españoles: Castaños y Llamas, se batieron en retirada, hacia Campo de
Criptana, Daimiel y Almagro, con un total cercano a los 700 soldados a caballo,
y unos 300 artilleros...
Mientras
tanto, en Manzanares, prosigue D. Cosme, nuestros paisanos no habían perdido el
tiempo y, cuando tuvieron noticias del avance del ejército francés por la
Mancha alta, en un tiempo record, parapetaron y antrincheraron las entradas
norteñas al pueblo, con amurallados de piedras, que tapaban los accesos al
camino real de Andalucía, al camino de Villarrubia de los Ojos, al de Daimiel,
y al de Toledo, en su confluencia con el camino de La Solana, en un remedo de
aquella otra muralla defensiva, ya extinta, que construyeron sus ancestros, con
esfuerzo sobrehumano, casi cinco siglos antes, concluye D. Cosme.. Unos días
antes, habían cesado, casi totalmente, las actividades sociales y
administrativas en Manzanares. Todo el pueblo estaba volcado en la preparación
de esa muralla y todos los “hombres útiles” en la instrucción básica del uso
del armamento que el general Del Palacio les había facilitado... Y es que,
continua D. Cosme, Del Palacio había entendido, con buen criterio, que aunque
el cuartel general de la tropa española a su mando, estaba en La Carolina,
Manzanares, por sus características geográficas, su castillo, su prudente, a la
vez que decidida y eficaz, Junta Local de Gobierno. y, sobre todo, por la
fiabilidad ya la naturaleza determinada de su gente… podría, muy bien,
constituirse en el último bastión defensivo de La Mancha, al sur de la frontera
natural del Guadiana, para lograr el objetivo principal de su tropa de
ejército, que no era otro que el de impedir a los franceses del ejército
imperial de Napoleón atravesar la Sierra Morena, y alcanzar Andalucía…
Iglesia Parroquial Manzanares. |
El mando
español de Sevilla, posiblemente con la anuencia muy favorable de Castaños y
Lapeña, que conocían de primera mano, y muy bien, la importancia que Manzanares
había tenido en la victoria final de Bailen, dio el visto bueno a la idea de
del Palacio, quien, para desarrollarla, asentó en Manzanares, en la primera
mitad de diciembre de 1808, un contingente militar de infantería, compuesto de
unos 1200 soldados que, junto a un número similar de paisanos nuestros, se
conjuraron para detener el avance francés en la llanura manchega...Ciertamente,
sigue D. Cosme, Manzanares, sus dirigentes y sus aldeanos...que, en la primera
parte de la guerra de independencia, actuaron con astucia, prudencia e
inteligencia, al momento de enfrentar a los impostores galos, estaban ahora
dispuestos a mostrar otra faceta de su personalidad como pueblo, donde
evidenciarían sus virtudes guerreras, disposición para el combate y patriotismo
sin ambages en el combate directo con los enemigos.
Y el resultado de ese
choque, anunciado en lo que va de dicho, que usted y sus lectores están
esperando con avidez, me dice D.Cosme, no le sorprenderá ....más allá de
aumentar, un poco más si cabe, la consideración que merece la grandeza de ese
magnífico pueblo que se llama Manzanares, y de sus no menos magníficas gentes.
Una vez más, Manzanares volverá a ser decisivo en esta guerra, y por varias
razones... primero por ser el primer lugar de España, al sur de Madrid, que
frenaría al imponente ejército napoleónico en su, hasta entonces, incontenible
avance en esta segunda fase, y lo hará no solo una vez, esta que le estoy
narrando, que constituye el núcleo central de esta crónica, también en la
segunda, e inmediata, intentona francesa de tomar Manzanares, que será objeto
de la siguiente.. En segundo lugar, la actitud de Manzanares, obligó, a la
postre, a retirarse a los Dragones franceses de Latour hacía el norte, lo que
supuso un buen aliento de esperanza para los alicaídos ánimos del ejército
español que se había ido reagrupando hacia el sur., Además, y quizá lo más
relevante, con este episodio de Manzanares, el ejército español, contundido, y
en desbandada, ganó un tiempo precioso para su reorganización, lo que, sin
duda, habría de ser importante en el destino final de la guerra de la
independencia.. Pero, querido plumilla, nada mejor, por más fidedigno, directo
y contemporáneo a los hechos que le acabo de relatar, es dejarle para el relato
de estos hechos, el detallado parte militar francés, narrando al detalle lo
sucedido, y esto escribió el responsable francés, sobre el primer día de asedio
a Manzanares:
Batalla de Valdepeñas, 10 Junio 1808. |
“Mi General, tengo el honor de dar cuenta que conforme a
sus órdenes de fecha 17 del corriente, salí de Madridejos con un destacamento
de 50 hombres a efecto de practicar un reconocimiento sobre la carretera y más
allá de Manzanares”….”En la aldea de Ventas del Puerto, alejado aproximadamente
tres leguas de Madridejos, hallé todos los habitantes tranquilos. En la aldea
de Villarta se encuentra un puente muy largo y estrecho: a cada lado de este
puente hay cenagales y juncos, en medio de los cuales corre un arroyo. Allí
estaban cerca de 80 paisanos armados y 12 jinetes, que huyeron a mi
aproximación. No pude alcanzarles. Conforme a sus órdenes, dejé allí un brigada
y cuatro hombres y continué mi reconocimiento”…..
”Desde el comienzo estuve continuamente rodeado y
adelantado por cuatro jinetes enemigos. A dos leguas de Villarta encontré un
pelotón de jinetes enemigos, alrededor de 20 hombres, que se retiraron a mi
aproximación detrás de una casa sobre la carretera, de donde yo les hice salir.
Sobre mi derecha, avanzando yo ví formarse varios pelotones de caballería que
hice reconocer, pero no esperaban la llegada del reconocimiento. Sobre mi
izquierda marchaban jinetes en grupos de cuatro y seis. No me detuve por ello y
quise, conforme a sus órdenes, acercarme lo más posible a Manzanares”..
…. “Hallándome a ¾ de legua de Manzanares, un pelotón de
40 jinetes se presentó sobre la carretera; tres pelotones de cerca de 20
hombres cada uno, cerraron sobre mi izquierda, y siempre otros pequeños
pelotones marchaban a mi derecha, aparentando deseos de cortarme. Envié una
brigada con cuatro hombres a reconocer los tres pelotones de mi izquierda; en
ese momento se presentó una cabeza de columna ofreciendo un frente de
escuadrón; envié al marechal de alojamientos Canneau y siete hombres para
reconocerlo, recomendando prudencia y diligencia. La noche se acercaba, los
pelotones de la izquierda se habían retirado; el brigada se unió al marechal de
alojamientos, que partió al trote para reconocer la columna que se mostraba.
Esperé en vano su vuelta durante media hora; no escuche ningún disparo; la
noche cayó; el enemigo presionaba y decidí hacer retirada, temiendo encontrar
al enemigo en el puente de Villarta. Hice dos altos en el camino esperando el
retorno del marechal de alojamientos. No volvió, ni tampoco ningún dragón del
reconocimiento”… “En la retirada, encontré al brigada que había quedado en el
puente; me dijo que tuvo que retirarse al ser atacado por paisanos armados. Sin
embargo, yo pasé el puente sin encontrar a nadie”..
“Tengo el honor de ser con respeto, mi general, vuestro
más humilde y muy obediente servidor”….
De este
modo, querido cronista, quedó plasmado por el mando francés de aquella primera
expedición, la realidad de aquel Manzanares, y sus bravías gentes, que
colaboraron con decisión, determinación y eficacia con las tropas del general
de Palacios, siendo decisivas en el desenlace favorable de aquel episodio.
Siendo
por tanto suficiente lo ya dicho, le propongo termine la crónica, con la
versión local del suceso, que quedó plasmada en el Manuscrito de la Merced,
recién concluida aquella guerra de la independencia.
…Y esto
se dijo de ese primer episodio, por nuestro clero en el “Manuscrito de la
Merced”
…“Después en la segunda entrada del Rey intruso en Madrid
a primeros de diciembre de 1808. Se adelantaron las tropas enemigas a
Madridejos, y en la tarde del 19 se presentó una partida de caballería francesa
a la vista de Manzanares pidiendo raciones, y este vecindario valiente,
teniendo por insulto que cien hombres solos tuvieran tanta osadía, se arma y
sale, hace resistencia, y los rechaza con pérdida de seis Dragones que quedaron
tendidos en el campo y sin temor del paisano”