Manzanares, comienza D. Cosme está
crónica, se había reconciliado con la normalidad cotidiana, en ese magnífico
agosto de 1808 que recordamos en el relato precedente, pero nadie se llamaba a
engaño, estábamos en un bonito interludio,.. y era solamente eso, un paréntesis
en la tragedia que nos tocó vivir en España, a primeros del siglo XIX, por
causa y sinrazón de uno de esos locos megalomaniacos que, de vez en cuando, la
humanidad tiene el infortunio de padecer en algún momento de su ya largo
recorrido histórico y vital.
Y claro estaba que, en el caso de España,
primer país que había derrotado claramente a Napoleón en una batalla, la ira
del tirano no tardaría mucho en descargarse con insidias y malajes sobre
nuestra buena gente, remata, triste, D. Cosme la introducción al relato. .. La
victoria española en Bailén, como ya sabemos, prosigue D. Cosme, obligó al
nuevo rey impuesto, José I, a salir de Madrid el 1 de agosto, al poco de su
llegada a la capital y, junto a todo su ejército francés, se replegó al norte,
más allá del Ebro… En agosto de 1808, por tanto, casi todo el territorio
ibérico, quedó en poder español, bajo la autoridad de las Juntas Provinciales,
que se citaron en Aranjúez, el 25 de septiembre de 1808, con el objeto de
reunificarse en una Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino, que tomó las
riendas de España... y que, asumiendo la soberanía del pueblo español, decidió
no reconocer a Jose I, y proclamar como Rey legítimo de España a Fernando VII …
Entonces, sigue D. Cosme, ya se conocía en toda España, porque el mismo rey
depuesto, Jose I, se había encargado de propapalar su existencia, una carta que
su hermano y emperador, Napoleón Bonaparte le remitió en cauce oficial, en la
que, ufano y prepotente como era, le decía, literalmente “De aquí al otoño
España estará inundada de tropas”; y, ciertamente, Napoleón, tras el desastre
de Bailén, quedó obsesionado con dar una lección, que nunca olvidasen, a los
españoles....
De modo y manera que, en el mes de Octubre de 1808, ya había
confeccionado, para “inundar” España, un enorme ejército de 300.000 soldados,
18 mariscales y 353 generales. Para contrarrestarlo, sigue D. Cosme, nuestro
ejército, en paralelo a la recién creada Junta Central Suprema, y también en
Aranjuez, el 2 de octubre de 1808, fundó una Junta Central Militar, presidida
por el General Castaños, que reordenó nuestra tropa en cuatro divisiones: la
división Norte-izquierda, al mando del general Blake; la división
Norte-derecha, al mando del general Vives; la división Centro, al mando del general
Castaños; y la división de Reserva, al mando del general Palafox… El total
completo de sus efectivos humanos, prosigue D. Cosme, alcanzaba la cifra de
unos 130.000 soldados, por tanto, algo menos menos de la mitad de los que
componían la tropa francesa, lo que, a priori, no auguraba nada fácil para
España, al menos en cantidad de efectivos, el conflicto bélico que se
avecinaba..
Batalla de Bailén. |
Mientras tanto, en Manzanares, todos esos
preparativos prebélicos, se comenzaron a notar en el tránsito continuo de
militares por nuestra villa, cuando circulaban por el Camino Real de
Andalucía,… y bien sabían nuestros paisanos, por experiencia propia, y muy
cercana en el tiempo, lo que significaría en un futuro inmediato, todo ese ir y
venir de tropas que, de momento, pero solo por el momento, eran españolas. Sin
embargo, curiosamente, prosigue D. Cosme, entre las compañias militares que se
acantonarían en Manzanares, al final de ese verano y el otoño de 1808, y para
desdecirme yo mismo, continua sonriente, quiza la más importante fue un
Batallón de Voluntarios Extranjeros, pertenecientes al regimiento suizo número
2, del general Reding, e integrados en la división centro del general Castaños.
Ese batallón de voluntarios extranjeros, llegó a Manzanares, desde Cadiz, en el
mes de octubre comandado por el capitan Antoine Groige; y estaba compuesto por
oficiales y soldados suizos, alemanes e italianos, alistados en el ejército
francés...que, o bien fueron apresados en Bailen, o bien habían desertado de
sus filas. Por eso, aunque tenía un total de casi 7000 reclutas, nunca se les
consideró muy fiables en Manzanares, ni un "modelo de patriotas"
comenta, con mucha sorna, D. Cosme.... sospechas que, como veremos enseguida,
los acontecimientos posteriores ratificarían. Aparte de ese tránsito constante
y obligado de militares por la villa, siguiendo el camino real de Andalucía, y
también por eso mismo, dice D. Cosme, en Manzanares se montó por aquella época
un hospital militar, quedando para la posteridad, en el registro de defunciones
parroquiales, en los meses de octubre y noviembre de 1808, como "huella
histórica" de esa eventualidad, el nombre de varios soldados españoles que
fallecieron en el citado hospital, con mención de sus respectivos lugares de
nacimiento, y también los diferentes regimientos donde estaban integrados...
Por otro lado, esos meses de interludio en
Manzanares, continua D. Cosme, y ya con las tareas administrativas del
ayuntamiento y los juzgados desarrollándose con normalidad, muchas gentes
comunes de la villa realizaron tramites judiciales, mediante escribanías, con
el objeto de recuperar enseres o animales requisados por las tropas francesas a
su paso por Manzanares...Se reclamaron por bastantes vecinos, y casi siempre
con escaso exito, como ya supondrá usted, mulas, caballos, galeras, carros e,
incluso, diferentes cantidades de víveres, que los gabachos habían afanado a
nuestra buena gente, comenta D. Cosme... De la misma manera, y con el mismo
escaso éxito, la Junta Local de Gobierno de Manzanares, pleiteo con sus
coetáneas de pueblos próximos, como La Solana o Villanueva de los Infantes,
sobre ciertas deudas relacionadas con las requisas que los franceses habían
practicado en el pueblo... Ciertamente, Manzanares, como casi todas las villas
atravesadas por el camino de Andalucía, padecieron más requisas y expolios, que
otras villas próximas a la nuestra... pero que, al estar algo alejadas del
citado camino, no recibían con la misma frecuencia al invasor francés, ni
padecían, por tanto, con igual intensidad su afán expoliador. Por esa razón, al
comienzo de la guerra, sigue D. Cosme, se establecieron acuerdos entre las
distintas Juntas locales de gobierno, para intentar compensar con enseres y
víveres de las villas menos expoliadas, a las que padecieron más el paso de los
franceses. Fue también en esos meses de interregno guerrero, cuando se intentó
por la Junta local de gobierno de Manzanares que esos acuerdos se cumplieran,
pero como usted habrá adivinado ya; las preocupaciones, mucho mayores y de
mayor rango, que ocupaban a las autoridades españolas, centradas en la muy
previsible reanudación de hostilidades bélicas con los franceses, junto al
enredo burocrático que las villas demandadas por Manzanares se encargaron de
establecer para alargar los tramites, hicieron inviable el retorno
compensatorio de parte de lo requisado..
José I, Bonaparte. |
También por aquellas fechas, primeramente
en agosto de 1808, el Consejo de Castilla había promulgado un decreto contra
los considerados "afrancesados", con el ánimo de juzgarlos, algo que
terminó concretando la Junta Central Suprema de Gobierno de España el día 26 de
octubre de 1808, por el que se creaba un Tribunal especial que juzgaría en el
futuro a todos los acusados de ese colaboracionismo activo con el invasor
francés. Asi que, en lo que nos concierne al respecto en la historia de
Manzanares, y por que de esto se hablará en sucesivas crónicas, le adelantaré a
usted, y a sus lectores, querido cronista, que por aquel tiempo primero de la
guerra de independencia, y por mas que algunas villas vecinas extendieran una
leyenda negra e injustificada sobre Manzanares y su gente a ese respecto, del
que ya hemos dado, y aun daremos más testimonio... el caso, casi único de
"afrancesamiento" flagrante en Manzanares, fue el del Marques de
Salinas, (por otra parte, siciliano de estirpe, que no manzagata, ríe, y
apostilla D: Cosme)... quien, muy probablemente, para obtener ventajas en los
pleitos que mantuvo con el Condado de Casa Valiente, a primeros del siglo XIX,
y de los que dimos ya cuenta sustancial en crónica previas, se pasó "con
armas y bagages" a la causa francesa... de manera tan flagrante, que tuvo
que huir a Francia, tras la batalla de Bailen, junto a toda la recua de
españoles relevantes, pero taidores a su pueblo y a su patria, que acompañaron
al impostor Rey Jose I, hermano de Napoleón, en su precipitada huida de Madrid
hacia el norte, despues de la gloriosa victoria española en Bailén...
Con todo lo
relatado, mi querido plumilla, puede usted dar por finalizada esta crónica, que
ya fue de bastante, para hacer "visible" la vida y eventualidades
que, más o menos, se dieron y vivieron, en la insigne y nunca bien ponderada
villa de Manzanares de la Mancha, y con referencias, también, a las cosas más
significativas que también sucedieron en el reino de España, durante aquellos,
aproximadamente, cuatro meses de interludio guerrero entre Francia y España,
que propició la primera derrota europea del ínclito y poco venerable emperador
Napoleón Bonaparte, en la llamada "Guerra de la Independencia" que se
vivió en España a primeros años del siglo decimonónico..
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