Doy ese título a la
crónica, querido reportero, porque explica bien lo que le voy a contar en ella,
y sus consecuencias para Manzanares, me dice D. Cosme, enigmático -y sigue-..
iba a comenzar otro ciclo en la historia de Manzanares en la guerra de
independencia... y será pródigo en sucederes, hechos legendarios y momentos
trágicos, que enriquecerán aún más, como veremos en sucesivas crónicas, la grandísima
historia de este pueblo.
En tiempos de final de
febrero de 1809, Manzanares seguía libre, tras el cuarto intento fallido de
tomarlo por parte de las tropas galas, pero el incesante tránsito de soldados
españoles por la villa, dejaba una aroma de guerra flotando en el ambiente. En
aquel momento, Manzanares tenía un hospital de sangre, donde ingresaban
militares heridos, provenientes de pueblos y lugares próximos, que dejaban su
rastro documental, cuando fallecían, en los registros parroquiales, como Juan
Sabaté, de Lérida, Francisco de Paula Vargas, de Plasencia o Leandro López de
Guadix, por citar solo algunos de los finados. En los edictos municipales, aun
se utilizaba en sus encabezados el título de Fidelísima villa, después de
Manzanares.. pero, la Junta Local convino, ya entrado marzo, que era más
prudente retirarlo de los membretes, por si las cosas se tornaban
difíciles...y, sigue, D. Cosme, Manzanares, tenía motivos para la
incertidumbre.
En solo tres semanas la situación de las tropas del ejército
manchego, acantonadas en la villa, había cambiado como de la noche al día...por
un lado, habían disminuido mucho en número y, aún más, en moral de victoria,
sobre todo, desde que el aguerrido coronel Freire, idolatrado por sus soldados
y por todo el pueblo, fue sustituido en una incomprensible decisión por otro
coronel, llamado Albento, de mala fama previa, lo que motivó, como vimos en una
anterior entrega, protestas escritas de los soldados instalados en Manzanares a
la máxima autoridad sevillana de la Junta Central de Gobierno. Lo vivido en
Manzanares, continua D. Cosme, estaba inmerso en una remoción general de tropas
y mandos que resultaría funesto para los intereses de La Mancha y de sus
gentes, como veremos pronto,.. Algo similar ocurrió en Ciudad Real, con el
inesperado cese del prestigioso coronel Lacy... y el nombramiento del general
José Urbina, conde de Cartaojal, como Jefe del recientemente creado Ejercito de
la Mancha, un hombre al que se consideraba entre los propios compañeros, como
poco capacitado para ese puesto, al igual que ocurría, en esa valoración
castrense, con el general Francisco Abadía, nombrado Jefe del Alto Estado
Mayor. A esto hay que añadir que el día 22 de febrero, en Ciudad Real, el Jefe
máximo de la tropa española operativa en la Mancha, Duque de Alburquerque,
discutió agriamente con el Conde de Cartaojal, y decidió marchar con su cuerpo
de ejército a reforzar el frente de Extremadura, dejando a su suerte al
incompetente general Urbina y a su segundo; Abadía, al frente de una muy
menguada tropa de unos 16.000 hombres, para defender la vasta y amplia región
manchega... Al ínclito Abadía, para terminar de complicar las cosas, no se le
ocurrió mejor idea, comenta D. Cosme, que debilitar su exigua tropa,
desplegándola a la vera del Guadiana y del Cigüela, en un espacio muy amplio,
entre Ciudad Real y Manzanares, repartiendo efectivos en los dos pueblos, y
entre ambos lugares, y destacando, también, contingentes de soldados en
diversos pueblos de la provincia, como: Daimiel, Almagro, Torralba y
Valdepeñas, de tal modo que, en cada lugar, solo existía una muy pequeña
guarnición de efectivos, claramente insuficiente para aguantar el mínimo embate
del reorganizado ejército francés del Tajo...Sebastiani, militar avezado, debió
quedar perplejo e incrédulo de esta disposición de la tropa enemiga, al ser
informado por alguno de los múltiples espías que uno y otro bando tenían
infiltrados en aquel tiempo. De hecho, dudó de la veracidad de esos informes,
pero, cuando pudo confirmarlos, debió esbozar una sonrisa ganadora, y fue
cuando se lanzó hacia el sur, comprobando esa falta de resistencia, hasta que,
como sabemos de una crónica anterior, se encontró cortado el puente de Villarta
de San Juan, con el Cigüela crecido, y sin posibilidad para la caballería de
vadearlo por las aguas...
Río Cigüela. |
Sebastiani, con los antecedentes previos en su
cabeza, al observar la tropa del ejército manchego que le aguardaba tras el
puente, y sabedor también de la imponente muralla defensiva que se encontraría
al llegar a nuestra villa, no quiso entretenerse en arreglar el puente, lo que
le obligó a retroceder, y le impidió llegar a Manzanares en aquel final de
febrero de 1809... Sebastiani, entonces, utilizó las dos primeras semanas de
Marzo para evaluar las posibilidades más rápidas y seguras de tomar Manzanares
y alcanzar la Sierra Morena... No lo sabemos, sigue D. Cosme, pero es casi
seguro que Sebastianí habló bastante de Manzanares con Liger Belair en ese
tiempo y, quizá, de esas conversaciones surgió la nueva idea de abordar la toma
de Manzanares. Yo, sigue D. Cosme, me barrunto que fue así, por como se
desarrollaron los acontecimientos enseguida…. Cuando, seguramente, Sebastiani
ya tenía todo dispuesto para el golpe definitivo, de nuevo el conde de
Cartaojal tuvo otra muy desafortunada ocurrencia, dada la debilidad de su
anchísima línea de vanguardia… el 21 de Marzo, el conde envió una columna de
sus tropas hacia Toledo, lo que precipitó la réplica inmediata de Sebastiani,
que, por medio de la división del general Valance, tomó Consuegra, en tanto que
Sebastianí hacía lo propio con Madridejos, casi sin encontrar resistencia.
Cartaojal, por su parte, en su trayecto hacia Toledo, solo pudo llegar hasta
Los Yébenes, pero hubo de retirarse cuando advirtió la llegada de Milhaud con
sus Dragones, que persiguieron en su retirada a las tropas de Cartaojal, y asi
llegaron de nuevo los galos a Urga y Villarta de San Juan... Sebastiani
encontró todavía cortado el puente romano del rio Cigüela, que da salida a la
vasta y larga llanura que conduce a Manzanares...
El río seguía bajando algo
crecido, lo que impedía el paso a su través de la caballería francesa, y
Sebastiani, dice D. Cosme, no quiso entretenerse en arreglar el puente, porque
intuia que llevaría mucho tiempo, y no quería correr el riesgo de ser otro
nuevo damnificado de Napoleón, que, sin duda, esperaba noticias de la toma de
Manzanares y de la Sierra Morena...De modo y manera que, Sebastiani,
posiblemente influido por Liger Belair, que conocía muy bien nuestro pueblo y
sus aledaños, decidió, en ese momento, dar un rodeo, salir de la ruta natural
del Camino de Andalucía, y alcanzar la Sierra Morena, cruzando el Guadiana por
el puente de Alarcos, en Ciudad Real... Sebastiani, astuto y estratega, podía
justificar ese cambio de rumbo, puesto que era el que seguía en retirada, y por
delante de él, buena parte del ejército manchego. Por tanto, sigue D. Cosme, en
base a esa persecución, explicó el cambio del rumbo en su parte de aquel día,
indicando que daba orden a Milhaud para avanzar en la nueva dirección. Este
último, sigue diciéndome D. Cosme, cumpliendo la orden, avanzó sus tropas con
gran rapidez, tomo Malagón y Fernán Caballero, para acabar el día pernoctando
en la orilla del Guadiana, a la altura del puente de Peralvillo..A la mañana
del día siguiente, 27 de marzo, lunes de Semana Santa, Sebastiani doblegó la
resistencia española tras un breve tiroteo, y cruzó por fin el rio Guadiana por
aquel puente;... la suerte de Ciudad Real estaba echada, y Sebastiani entró en
la capital sin resistencia, con Cartaojal huyendo hacia el Moral de Calatrava.
Enterado de eso, prosigue D. Cosme, Sebastiani, no se detuvo en la
desguarnecida Ciudad Real, donde dejó un contingente de su tropa, y continuó la
persecución de Cartaojal,...
General Horace Sebastiani. |
Así, llegó a Almagro, hizo noche y, al alba,
continuó raudo por la llanura, y se plantó en Santa Cruz de Mudela, donde
arrolló, literalmente, a las tropas de reserva del general Lapeña... Con la
Sierra Morena a sus pies, y tras estar tentado a introducirse en ella. Sebastiani,
hombre prudente, decidió permanecer en Santa Cruz, ya que las ordenes que tenía
de Napoleón no eran todavía las de entrar en Andalucia. Ya era bastante,
Sebastiani había conseguido una autentica proeza, en solo una semana… desde
Toledo, se había plantado a los pies de Sierra Morena, logrando uno de los dos
objetivos que le había marcado Napoleón....pero le quedaba uno, tomar nuestro
gran pueblo, Manzanares de la Mancha. Y, si, tal como reza el enunciado, sigue
D. Cosme, Manzanares había quedado rodeado por Francia...Hasta ahora, casi siempre nos llegaban por el norte, pero, en este momento, los teníamos al sur,
en un lugar inesperado y carente de fortificaciones en nuestras calles sureñas,
como las que habían hecho inexpugnable el norte de Manzanares. Además, en la
tropa francesa estaba Liger Belair, que conocía perfectamente esas entradas
meridionales. No le quepa duda, me sigue diciendo D. Cosme, que esta nueva
estrategia de tomar nuestro pueblo, estaba más que comentada en los días
previos, entre Sebastiani y Liger Belair, y no es descabellado pensar lo que le
voy a contar, como hipótesis personal, al final de este relato...
Está claro que ese lunes de
Semana Santa, y el día siguiente, martes, nuestro Pastor, Frey Sotomayor,
conectado establemente con Almagro y Ciudad Real, a través de la Orden
Calatrava, de la que era máximo dirigente, recibió noticias de la toma de ambas
ciudades por los franceses...y a lo mejor, también, y esto entra dentro de esas
hipótesis lógicas que a mí me gustan, cuando se carece de escritos que
ratifiquen una historia concreta,… y, sigue D. Cosme, a mí me parece bastante
probable, por la sucesión de acontecimientos que hemos de conocer, que alguien
del entorno de Sebastiani, quiza el mismo Liger Belair, dejase "caer",
a otro alguien significado de la Orden Calatrava, bien en Ciudad Real, o bien
en Almagro, que él, Liger Belair, se encontraba entre la tropa francesa, y que
le enviaba un mensaje conciliador y de pacto de no agresión, en la línea del
que nueve meses antes habían concertado D. Pedro y el propio Liger Belair. Es
muy posible que Liger Belair, sabedor del talante de Sotomayor, de su
inteligencia, y de lo cumplidor que había sido con el pacto anterior, no solo
no tuviese muchas dudas en replantearle ahora uno nuevo, es que estaba casi
seguro que lo aceptaría, porque si en el pacto de nueve meses antes, la
situación era muy complicada para ambas partes, en esta ocasión, Manzanares,
desguarnecido de milicias propias, se encontraba rodeado por un potentísimo
ejército, lleno de moral, e irritado contra nuestra gente, pues, para ellos,
ese osado villorrio llamado Manzanares, se había mostrado irreductible en
cuatro ataques anteriores de la caballería de Dragones.
Ese mensaje,
posiblemente añadió algo que era cierto; era costumbre en batallas difíciles, y
la de Manzanares lo estaba siendo, buscar algo que enardeciera a los
combatientes... y muchos oficiales franceses motivaron a sus tropas con el
recuerdo del asalto al hospital de sangre francés, reclamando venganza para sus
compatriotas contra la gente de nuestro pueblo. Liger Belair, casi seguro, de
ser cierta esta hipótesis, debió garantizar a Sotomayor que su palabra no se
rompería nunca y, posiblemente, dejo en manos de nuestro Pastor la
escenificación del nuevo pacto, para el momento de la inminente llegada de los
franceses a Manzanares.. De hecho, el mismo martes santo, 28 de Marzo de 1809,
el general Sebastiani, ordenó en Santa Cruz de Mudela, a varias de sus
unidades, la toma de las villas ciudarrealeñas, que habían quedado por encima,
todavía bajo mando español, concretamente, Viso del Marques, Almuradiel,
Valdepeñas, Manzanares y Villarta.
En Manzanares, Frey
Sotomayor, hombre inteligentísimo, a la par que defensor a ultranza de la
integridad de sus feligreses por encima de cualquier otra consideración, no
tuvo que reflexionar demasiado, a la vista de la desproporción de fuerzas y de
la debilidad de nuestro flanco sur, para pergeñar una idea, que se concretaría
primero en una leyenda histórica, y años después en un nuevo patronazgo para
Manzanares..
Es
momento ya, querido cronista, de dar fin al relato, dejando en suerte y
preludio de la siguiente, lo antes referido...quizá el hecho más legendario,
histórico y simbólico, de los que hubieron lugar en el siglo decimonónico, en
la insigne y nunca bien reconocida villa de Manzanares de la Mancha.----