En la crónica que
le propongo, me dice D. Cosme, pretendo hablarle de la semana que continuó ese
"día después" al terrible episodio de la matanza en el hospital de
sangre francés de Manzanares, aquel 7 de junio de 1808, y en la semana posterior,
es donde, a mi juicio, comienzan a gestarse dos leyendas que acompañaran
siempre a nuestra legendaria historia,.
Una, el supuesto afrancesamiento de la villa de Manzanares que, como
hemos empezado a saber por relatos previos, es falsa desde su origen,.. y
otra… la leyenda de Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, tan cierta como que hay
noche y día, exclama D. Cosme, que solo hizo que cimentarse y engrandecerse en
esos ocho días, donde nuestro insigne párroco, Sotomayor, puso las bases
precisas para que la gente de Manzanares sufriera mucho menos de lo previsto
las insidias y maldades de la guerra, empezando por evitar la cruenta venganza
a que podriamos habernos visto abocados por la masacre del hospital de sangre.
Y es que, sigue D. Cosme, en esas mismas fechas, muchas cosas
refutan ese supuesto afrancesamiento de Manzanares; por ejemplo, el recelo, tan
lógico como natural, que tanto las tropas de los Generales Roize y Ligier
Belair, como las gentes de nuestro pueblo, se tenían entre sí, aquel día 7 de
junio en Manzanares, después de los terribles acontecimientos del hospital de
sangre. Ese ambiente, crispado, y de desconfianza mutua, también quedó
reflejado por nuestro clero en los escritos que hicieron de ese momento para el
“Manuscrito de la Merced”, cuando hablan de la vuelta de Liger Belair a Manzanares,
tras la batalla de Valdepeñas, que interrumpió su viaje a Andalucía, Nuestros
curas describen, esa situación, de la siguiente manera:
“el General Liger-belair, dejando su marcha
para Andalucía; retrocedió a Manzanares y Dupont quedó sin este socorro por
entonces, y el Duque de Berg sin la comunicación que solicitaba. Lo ocurrido el
día anterior daba mucho temor, viendo venir tanto número de caballos; más si el
pueblo estaba receloso y con sobresalto, no lo estaba menos el general enemigo;
y luego que hizo alto a la vista de Manzanares se prestó a un acomodamiento,
dando palabra de honor de que ningún mal sucedería, siempre que los vecinos
permanecieran tranquilos. No permaneció en esta villa sino hasta el día catorce
de junio”.
Hasta ese 14 de junio, en que los generales franceses y sus
tropas abandonaron Manzanares, y en ese contexto de mutua desconfianza,
ocurrieron cosas suficientes para justificar el título que encabeza el relato.
Y empezaré por decir, sigue D. Cosme, que el mismo día 7 de junio, al mediodía,
el General Roize y su pequeño contingente de soldados, aunque tenían cierta
garantía por nuestras autoridades que la gente del pueblo no les molestaría, si
no tomaban represalias por el suceso del hospital, estuvo a punto de abandonar
Manzanares, hacia Villarta, para no correr riesgos ante los rumores que le
llegaban de un posible levantamiento de los aldeanos de la villa… Con los
preparativos del viaje hechos, apareció por Manzanares Liger Belair, con 800
soldados, una vez terminada la batalla de Valdepeñas…
Roize quedó más tranquilo
y, tras comentar la situación entre ellos, ambos generales estimaron, como más
seguro, permanecer en nuestra villa, a la espera de conocer el estado de cosas
en las demás villas manchegas que tendrían que atravesar, a la vista de la
rebelión generalizada a que se asistía. La realidad es que Liger Belair y Roize
estaban, el 7 de junio de 1808, aislados en Manzanares; sin comunicación con
Dupont por el sur, ni con Murat por el norte en Madrid… y esto, continua D.
Cosme, comenzó a gestar una de las leyendas que acompañan a nuestra villa, , la
del supuesto colaboracionismo con los franceses, o “afrancesamiento”. En cierta
medida, esto resultaba lógico en ese momento de gran tensión…nuestros vecinos
de Valdepeñas, donde más arraigó esa idea, habían visto como Liger Belair llegó
desde Manzanares para atacarlos, y luego supieron que volvió a nuestro pueblo
para quedarse allí unos días. Los valdepeñeros, sigue comentándome D Cosme, no
conocían que Liger Belair solo estaba de paso por Manzanares, el 5 de junio, en
su trayecto hacía Andalucía para ayudar a Dupont, ni tampoco sabían que el
ataque de Liger Belair a Valdepeñas, el 6 de junio, se debió solo a esa
circunstancia y coyuntura temporal de estar de paso su tropa hacía Andalucía,
coincidiendo con el momento de la rebelión en su villa,.. ni tampoco conocían
nuestros vecinos de Valdepèñas, que Liger Belair, en lugar de seguir su marcha
hacia el sur, retornó a Manzanares por motivos de seguridad para su tropa, y no
por que estuviese aquí su cuartel, que fue lo que muchos pensaron.
General Liger Belair |
Probablemente muchos valdepeñeros, sigue D. Cosme, tuvieron la impresión que
nuestra villa era un lugar donde los franceses se sentían bien acogidos, siendo
desconocedores, en ese momento, de los sucesos del hospital de sangre, y que,
desde Manzanares, salieron muchos lugareños en ayuda de su pueblo… Lo cierto es
que, sigue D. Cosme, la situación estratégica y central de Manzanares en el
Camino Real de Andalucía, y nuestro Castillo, que podía ser utilizado como
cuartel general, nos convirtió desde el principio de la Guerra de la
Independencia, y en el tiempo que duró, en un centro de operaciones y
asentamiento de las tropas francesas; lo que, inevitablemente, dio a Manzanares
una imagen de presunta complicidad con el invasor, algo que ya sabemos, y aun
conoceremos más todavía, no fue en absoluto cierto, más bien todo lo contrario,
Manzanares, y su gente, fue uno de los lugares más activos y beligerantes
contra los invasores, entre otras cosas porque fue una de las villas que más
los padeció... En este primer tiempo de la guerra, ya hemos conocido que un
grupo de paisanos, probablemente instigados por nuestro patriota alcalde mayor
Juan Josef Miret,, (quien, muy posiblemente, estaba en permanente contacto, a efectos
de reclutamiento a favor de la causa española, con el intendente general Juan
de Módenes, máxima autoridad de la provincia de la Mancha; otro gran patriota
de aquel tiempo, que, furtivamente, estaba organizando compañías de “españoles
rebeldes”, que en sus acciones se distinguían por llevar un “7” bordado en rojo en sus
gorros)…Este grupo de manzagatos, se encargó de propiciar la deserción de
dieciséis soldados españoles que estaban integrados en la “compañía de suizos”
del gigantesco contingente militar del General Dupont, cuando éste transitó por
Manzanares, a final de Mayo de 1808, y también, ese mismo grupo, se haría
famoso en la interceptación frecuente de mensajes franceses, entre sur y norte,
abordando, al estilo bandolero, en las inmediaciones de la villa a los soldados
que transportaban a caballo esas misivas. Todo esto último que le comento de
las gentes de Manzanares, prosigue D. Cosme, quedó transcrito por los curas de
nuestro clero local, en el ya varias veces mentado, “Manuscrito de la Merced”,
donde escriben de esas intercepciones de correos. esto:
“En estos intermedios hasta la batalla de Bailén,
ocurrida en 18 de julio, se interceptaron en esta villa postas y correos,
saliendo muchos vecinos al camino, como suele el cazador, a buscar y matar
cuantos enemigos, ya soldados, ya correos, pudieran haber a las manos. De este
sistema, cuya honra cupo igualmente a los otros pueblos, desde Manzanares hasta
la entrada de Andalucía resultó al enemigo un mal imponderable; pues cortada la
comunicación entre las tropas y el Gobierno, ni el Grl. Dupont pudo arreglar
sus movimientos conforme a la necesidad, ni su principal darle órdenes
oportunas que le dirigiesen; y no sería sin fundamento, no quitando a nuestros
generales y soldados la gloria que adquirieron en esta jornada, al afirmar que
la tal derrota de Dupont, y su rendición inespereda, se debió en gran parte a
los procedimientos de Manzanares. Así lo aseguró el Ecmo. Sr. General Castaños
en su tránsito por esta villa después de esta memorable victoria”.
Y la otra gran leyenda que se consolida entonces en Manzanares,
comenta D. Cosme, ésta, real como la vida misma, es la de nuestro párroco Frey
D. Pedro Alvarez de Sotomayor, quien en un derroche de su increíble capacidad
de convencimiento mediante la palabra, fue capaz, primero, de atemperar el
deseo de venganza de los franceses, y, enseguida, haciendo uso de la actuación
del clero de nuestra villa en el hospital de sangre, mostrarse a los ojos de
Roize y Liger Belair, como la persona más capacitada de nuestra villa para
garantizar la seguridad de ambos y de sus tropas, por la autoridad que su
magisterio representaba entre las gentes del pueblo y, en consecuencia,
presentarse ante los ojos de los generales franceses como el mejor punto de
apoyo en ese menester de seguridad propia que les preocupaba mucho, y que
Sotomayor supo captar …La “mano de Sotomayor” , en todo esto que le cuento, se
aprecia en los escritos de perdón que Liger Belair, en esa semana que estuvo en
Manzanares, elaboró para nuestra gente, pero también para las villas de Santa
Cruz de Mudela, Valdepeñas y Madridejos. Incluso, en su redacción, se aprecia
el estilo compasivo y directo de Sotomayor, que se ganó tanta confianza en
Liger Belair, que posiblemente se atrevió a sugerirle como escribirlos,
basándose en el conocimiento que él tenía de la gente manchega y su manera de
pensar,…
Valdepeñas en el siglo XIX. |
Sutil e inteligente, como era nuestro insigne párroco, seguramente
también, en los contactos diarios que, como miembro de la Junta Local de
gobierno de Manzanares, mantuvo con Liger Belair y Roize, durante esa semana
les hizo ver que, esos escritos, convenían a todos. A ellos, generales y
tropas, cansadas, débiles, y sin casi municiones, les convenía para llegar a
Toledo o Madrid sin muchos sobresaltos…, y, a las villas rebeldes, para
asegurarlas que no habría nuevas agresiones francesas, a cambio de la
liberación de los soldados que aún permanecían presos en sus cárceles, y que
dejarían transitar a los franceses hacia Toledo y Madrid, sin ser atacados…Es
muy probable, que Sotomayor y Miret, se comunicasen esos días con las
autoridades de las “villas perdonadas” y con el intendente Módenes, para
convencerles que aceptasen ese perdón y sus condiciones, a cambio del pacto
francés de no agresión… Todas esas villas, sin excepción, acogieron de buen
grado la propuesta y, de nuevo, en algunas de las cartas de respuesta de esas
autoridades, se aprecia el genuino estilo Sotomayor, cuya influencia y fama de
buen hacer, era ya notoria en toda la región…Liger Belair llegó a escribir en
sus informes de aquella decisiva semana, lo siguiente: “….los
eclesiásticos se conducen bien y en Manzanares su conducta ha estado por encima
de todo elogio”.
Y es ya momento, mi querido plumilla, de dar fin a esta crónica,
suficiente en su contenido, para dar cuenta de ochos días decisivos en la
insigne villa de Manzanares de la Mancha, que dieron pie a dos leyendas
legendarias, el falso afrancesamiento de Manzanares y sus gentes, y otra gran
leyenda, ésta absolutamente fundamentada, y que solo comenzaba…la de la
legendaria figura del gran pastor de Manzanares, el insigne Frey D. Pedro
Alvarez de Sotomayor