¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

HERMANADAS.

M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

domingo, 8 de marzo de 2020

247). RELATOS PDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: INTERLUDIOS DE GUERRA.


Manzanares, comienza D. Cosme está crónica, se había reconciliado con la normalidad cotidiana, en ese magnífico agosto de 1808 que recordamos en el relato precedente, pero nadie se llamaba a engaño, estábamos en un bonito interludio,.. y era solamente eso, un paréntesis en la tragedia que nos tocó vivir en España, a primeros del siglo XIX, por causa y sinrazón de uno de esos locos megalomaniacos que, de vez en cuando, la humanidad tiene el infortunio de padecer en algún momento de su ya largo recorrido histórico y vital. 

Y claro estaba que, en el caso de España, primer país que había derrotado claramente a Napoleón en una batalla, la ira del tirano no tardaría mucho en descargarse con insidias y malajes sobre nuestra buena gente, remata, triste, D. Cosme la introducción al relato. .. La victoria española en Bailén, como ya sabemos, prosigue D. Cosme, obligó al nuevo rey impuesto, José I, a salir de Madrid el 1 de agosto, al poco de su llegada a la capital y, junto a todo su ejército francés, se replegó al norte, más allá del Ebro… En agosto de 1808, por tanto, casi todo el territorio ibérico, quedó en poder español, bajo la autoridad de las Juntas Provinciales, que se citaron en Aranjúez, el 25 de septiembre de 1808, con el objeto de reunificarse en una Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino, que tomó las riendas de España... y que, asumiendo la soberanía del pueblo español, decidió no reconocer a Jose I, y proclamar como Rey legítimo de España a Fernando VII … Entonces, sigue D. Cosme, ya se conocía en toda España, porque el mismo rey depuesto, Jose I, se había encargado de propapalar su existencia, una carta que su hermano y emperador, Napoleón Bonaparte le remitió en cauce oficial, en la que, ufano y prepotente como era, le decía, literalmente “De aquí al otoño España estará inundada de tropas”; y, ciertamente, Napoleón, tras el desastre de Bailén, quedó obsesionado con dar una lección, que nunca olvidasen, a los españoles.... 

De modo y manera que, en el mes de Octubre de 1808, ya había confeccionado, para “inundar” España, un enorme ejército de 300.000 soldados, 18 mariscales y 353 generales. Para contrarrestarlo, sigue D. Cosme, nuestro ejército, en paralelo a la recién creada Junta Central Suprema, y también en Aranjuez, el 2 de octubre de 1808, fundó una Junta Central Militar, presidida por el General Castaños, que reordenó nuestra tropa en cuatro divisiones: la división Norte-izquierda, al mando del general Blake; la división Norte-derecha, al mando del general Vives; la división Centro, al mando del general Castaños; y la división de Reserva, al mando del general Palafox… El total completo de sus efectivos humanos, prosigue D. Cosme, alcanzaba la cifra de unos 130.000 soldados, por tanto, algo menos menos de la mitad de los que componían la tropa francesa, lo que, a priori, no auguraba nada fácil para España, al menos en cantidad de efectivos, el conflicto bélico que se avecinaba..

Batalla de Bailén.

Mientras tanto, en Manzanares, todos esos preparativos prebélicos, se comenzaron a notar en el tránsito continuo de militares por nuestra villa, cuando circulaban por el Camino Real de Andalucía,… y bien sabían nuestros paisanos, por experiencia propia, y muy cercana en el tiempo, lo que significaría en un futuro inmediato, todo ese ir y venir de tropas que, de momento, pero solo por el momento, eran españolas. Sin embargo, curiosamente, prosigue D. Cosme, entre las compañias militares que se acantonarían en Manzanares, al final de ese verano y el otoño de 1808, y para desdecirme yo mismo, continua sonriente, quiza la más importante fue un Batallón de Voluntarios Extranjeros, pertenecientes al regimiento suizo número 2, del general Reding, e integrados en la división centro del general Castaños. Ese batallón de voluntarios extranjeros, llegó a Manzanares, desde Cadiz, en el mes de octubre comandado por el capitan Antoine Groige; y estaba compuesto por oficiales y soldados suizos, alemanes e italianos, alistados en el ejército francés...que, o bien fueron apresados en Bailen, o bien habían desertado de sus filas. Por eso, aunque tenía un total de casi 7000 reclutas, nunca se les consideró muy fiables en Manzanares, ni un "modelo de patriotas" comenta, con mucha sorna, D. Cosme.... sospechas que, como veremos enseguida, los acontecimientos posteriores ratificarían. Aparte de ese tránsito constante y obligado de militares por la villa, siguiendo el camino real de Andalucía, y también por eso mismo, dice D. Cosme, en Manzanares se montó por aquella época un hospital militar, quedando para la posteridad, en el registro de defunciones parroquiales, en los meses de octubre y noviembre de 1808, como "huella histórica" de esa eventualidad, el nombre de varios soldados españoles que fallecieron en el citado hospital, con mención de sus respectivos lugares de nacimiento, y también los diferentes regimientos donde estaban integrados...
Por otro lado, esos meses de interludio en Manzanares, continua D. Cosme, y ya con las tareas administrativas del ayuntamiento y los juzgados desarrollándose con normalidad, muchas gentes comunes de la villa realizaron tramites judiciales, mediante escribanías, con el objeto de recuperar enseres o animales requisados por las tropas francesas a su paso por Manzanares...Se reclamaron por bastantes vecinos, y casi siempre con escaso exito, como ya supondrá usted, mulas, caballos, galeras, carros e, incluso, diferentes cantidades de víveres, que los gabachos habían afanado a nuestra buena gente, comenta D. Cosme... De la misma manera, y con el mismo escaso éxito, la Junta Local de Gobierno de Manzanares, pleiteo con sus coetáneas de pueblos próximos, como La Solana o Villanueva de los Infantes, sobre ciertas deudas relacionadas con las requisas que los franceses habían practicado en el pueblo... Ciertamente, Manzanares, como casi todas las villas atravesadas por el camino de Andalucía, padecieron más requisas y expolios, que otras villas próximas a la nuestra... pero que, al estar algo alejadas del citado camino, no recibían con la misma frecuencia al invasor francés, ni padecían, por tanto, con igual intensidad su afán expoliador. Por esa razón, al comienzo de la guerra, sigue D. Cosme, se establecieron acuerdos entre las distintas Juntas locales de gobierno, para intentar compensar con enseres y víveres de las villas menos expoliadas, a las que padecieron más el paso de los franceses. Fue también en esos meses de interregno guerrero, cuando se intentó por la Junta local de gobierno de Manzanares que esos acuerdos se cumplieran, pero como usted habrá adivinado ya; las preocupaciones, mucho mayores y de mayor rango, que ocupaban a las autoridades españolas, centradas en la muy previsible reanudación de hostilidades bélicas con los franceses, junto al enredo burocrático que las villas demandadas por Manzanares se encargaron de establecer para alargar los tramites, hicieron inviable el retorno compensatorio de parte de lo requisado..

José I, Bonaparte.
También por aquellas fechas, primeramente en agosto de 1808, el Consejo de Castilla había promulgado un decreto contra los considerados "afrancesados", con el ánimo de juzgarlos, algo que terminó concretando la Junta Central Suprema de Gobierno de España el día 26 de octubre de 1808, por el que se creaba un Tribunal especial que juzgaría en el futuro a todos los acusados de ese colaboracionismo activo con el invasor francés. Asi que, en lo que nos concierne al respecto en la historia de Manzanares, y por que de esto se hablará en sucesivas crónicas, le adelantaré a usted, y a sus lectores, querido cronista, que por aquel tiempo primero de la guerra de independencia, y por mas que algunas villas vecinas extendieran una leyenda negra e injustificada sobre Manzanares y su gente a ese respecto, del que ya hemos dado, y aun daremos más testimonio... el caso, casi único de "afrancesamiento" flagrante en Manzanares, fue el del Marques de Salinas, (por otra parte, siciliano de estirpe, que no manzagata, ríe, y apostilla D: Cosme)... quien, muy probablemente, para obtener ventajas en los pleitos que mantuvo con el Condado de Casa Valiente, a primeros del siglo XIX, y de los que dimos ya cuenta sustancial en crónica previas, se pasó "con armas y bagages" a la causa francesa... de manera tan flagrante, que tuvo que huir a Francia, tras la batalla de Bailen, junto a toda la recua de españoles relevantes, pero taidores a su pueblo y a su patria, que acompañaron al impostor Rey Jose I, hermano de Napoleón, en su precipitada huida de Madrid hacia el norte, despues de la gloriosa victoria española en Bailén...
Con todo lo relatado, mi querido plumilla, puede usted dar por finalizada esta crónica, que ya fue de bastante, para hacer "visible" la vida y eventualidades que, más o menos, se dieron y vivieron, en la insigne y nunca bien ponderada villa de Manzanares de la Mancha, y con referencias, también, a las cosas más significativas que también sucedieron en el reino de España, durante aquellos, aproximadamente, cuatro meses de interludio guerrero entre Francia y España, que propició la primera derrota europea del ínclito y poco venerable emperador Napoleón Bonaparte, en la llamada "Guerra de la Independencia" que se vivió en España a primeros años del siglo decimonónico..


martes, 3 de marzo de 2020

246). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UN AGOSTO MAGNIFICO Y LIBERADOR.


Pues si, mi querido reportero, la capitulación del Comandante Berthet en el castillo, el día 29 de julio de 1808, tras el glorioso triunfo de las tropas españolas en Bailen unos días antes, trajo a Manzanares la liberación de la tiranía francesa, y dio paso, como he querido reflejar en el encabezado, a un agosto magnifico y liberador para nuestro pueblo...

Ese día 29 de julio, Manzanares estalló de júbilo...y, con la nobleza que siempre caracterizó a nuestra gente, en el ambiente de la villa se detectaba una alegría sana y un alivio reparador de los sufrimientos y vejaciones vividos en los dos meses previos, con muy poco espacio para el rencor, hacía quien les había causado tanta insidia. Y ese ánimo hidalgo y alegre, aparte ser algo indeleble en nuestro carácter, se advertía esos días con intensidad en la buena gente de Manzanares, entre otras cosas porque, a diferencia de lo que había sucedido en villas cercanas,.. gracias a la inteligente sabiduría prudente de nuestros dirigentes locales y, muy en particular, de nuestro párroco, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, Manzanares, había salido indemne en lo más preciado, la propia vida de sus gentes. Esa realidad nuestra, muy distinta, por ejemplo, a la de la vecina Valdepeñas, donde la alegría de su paisanaje por la liberación, se acompañó del inevitable duelo por el recuerdo del gran número de familiares y amigos muertos en aquella infausta y heroica fecha de 6 de junio de 1808, se hacía notar, en todo su valor diferencial, precisamente, y sobre todo, al momento de cesar la vorágine de esos dos terribles meses de guerra en La Mancha...

El contraste de la realidad inmediata de los dos pueblos ya liberados, engrandeció entre la gente de Manzanares, aún más de lo que ya estaba, la egregia figura de su párroco y pastor, D. Pedro Alvarez de Sotomayor, pues la secuencia de los hechos acontecidos en nuestro pueblo, le mostraban, a los ojos de todo el mundo, como el principal artífice de ese diferente destino vital de las gentes de ambas villas, a favor de Manzanares... Muchos paisanos de Manzanares, tomaron conciencia que debían su vida, y la conservación de sus haciendas, a la inteligentísima intervención de su Pastor con el general francés Liger-Belair, en aquellos días de intensa zozobra y miedo que siguieron al trágico episodio del asalto al hospital de sangre francés, instalado en el convento de los Carmelitas, concluye solemne y enfático, D. Cosme, esta introducción a la crónica...

Grabado de la vieja imagen de Ntro. Padre Jesús del Perdón.

La vida en el pueblo, y sus rutinas diarias habituales, sigue D. Cosme, recomenzaron, casi de inmediato, al conocimiento de la victoria en Bailén... y, por ejemplo, tras más de 20 días sin ninguna boda, algo muy inhabitual en verano, el 26 de julio, todavía con Berthet en el castillo, pero ya sabedores en el pueblo de su muy próxima capitulación, se celebró en nuestra parroquia el enlace matrimonial de D. Alfonso Camacho y Dª Antonia Nuñez-Nieto, primer evento indicativo del inminente retorno a la normalidad social y administrativa en Manzanares… Quienes habían huido a refugiarse en caseríos, quinterías o villas próximas, durante todo el tiempo que duró la invasión francesa, comenzaron a regresar a sus casas... El vecindario, continua D. Cosme, ya sin franceses en el pueblo, en los primeros días de agosto de 1808, casi sin creérselo todavía, pero muy ilusionado ante la confirmación de la estrepitosa derrota francesa en Bailen, dirigió enseguida sus ojos a lo cotidiano… los comercios abrieron sus puertas; bodegas, herrerías molinos.y diversas industrias locales de menor rango, reanudaron su actividad. Los labradores volvieron a sus faenas terrenales, y los pastores a sacar sus animales a los pastos que la encomienda les tenía habilitados desde tiempos inmemoriales.. En el pueblo, prosigue su charla un D. Cosme entusiasmado, también se reanudó enseguida la actividad administrativa del Ayuntamiento, el juzgado, la encomienda, los escribanos y otros profesionales liberales, en esos primeros días de agosto de 1808... lo que, añadido a la reapertura del mercado diario en la Plaza Pública, configuró muy pronto un estado de relativa normalidad en Manzanares… Por si eso fuera poco, que ya era mucho, cuando los paisanos dirigieron sus ojos al campo, observaron con agrado la inminencia de una muy buena cosecha de granos, a pesar del calurosísimo verano que se estaba viviendo, por lo que todo el mundo del pueblo, con tierras a su cargo, se afanó de inmediato. para asegurar el prometedor rendimiento que anunciaba esa abundante y dorada mies en las campiñas, remata, lírico, D. Cosme, esta parte de su disertación… Los franceses, continua,.. es verdad que habían esquilmado y rapiñado nuestro Pósito, y también múltiples casas del pueblo, en sus pasos por la villa, pero, por suerte, no se entretuvieron demasiado en destrozar lo sembrado en nuestra encomienda...

Así las cosas, mientras tanto, prosigue D. Cosme, no piense usted que la guerra había terminado; el nuevo monarca impuesto, Jose I, hermano de Napoleón, había llegado a Madrid el día 24 de julio, siendo proclamado Rey de España, con gran boato, al día siguiente, 25 de julio de 1808;… si bien es cierto, comenta con retranca D. Cosme, que muy poco disfrutó el Palacio Real de Madrid… Puesto al día de la derrota en Bailén, tuvo que poner pies en polvorosa, abandonando la capital, con toda su corte y tropas, el 31 de julio de 1808.. Esa noticia, fue acogida en toda España con gran alegría, pues suponía el reconocimiento por Francia que la derrota en Bailen había sido mucho más que una batalla pérdida; significaba la necesidad de replegar sus ejércitos, y también un replanteamiento total en la estrategia a seguir en España; y, además, continua D. Cosme, ese repliegue francés, suponía una tregua muy útil y necesaria para los españoles, que les permitiría recuperar fuerzas y reorganizarse para el muy previsible contraataque francés… que, efectivamente, se concretaría unos meses después.

Pero, a ese tiempo de últimos de julio de 1808, sigue D. Cosme, lo que tocaba, por parte de España, era tomar conciencia clara de dos cosas: la primera, que el imperio napoleónico era batible, algo que, por primera vez en Europa, habían demostrado nuestras tropas en Bailen…y, la segunda, también igual de diáfana…Napoleón no se iba a conformar con la situación; ni se iba a quedar de brazos cruzados, lamentando su derrota… más bien, al contrario, herido en su orgullo, concluye D. Cosme, estaría ya preparando su venganza,….

Nada más conocer el mando español, la evacuación y retirada de Madrid del ejército francés, ordenó la marcha a la capital de los ejércitos españoles de Levante y Andalucía. En lo que concierne a Manzanares, continua D. Cosme, desde que nuestros munícipes conocieron que, cumpliendo esa orden, el ejército andaluz del General Castaños pasaría por Manzanares, siguiendo el obligado Camino Real de Andalucía, comenzaron a preparar y adornar el pueblo; sobre todo la Plaza Pública y sus calles principales, para ofertar a los héroes de Bailen el recibimiento que se merecían…. Castaños, se tomó con bastante calma el viaje hacia Madrid, lo que le permitió recalar, a lo largo del trayecto, en varias villas cortadas por el Camino Real de Andalucía, siendo convenientemente agasajado en todas ellas. Entre unas cosas y otras, el General Castaños, que había aceptado de buen grado pernoctar en nuestro castillo. seguramente pactó su arribó a Manzanares, de acuerdo con nuestra Junta Local de Gobierno, para la emblemática fecha del 15 de Agosto de 1808, festividad de Nuestra Señora de la Asunción… A falta de ferias, que aquel año no se celebraron por la guerra, la Plaza lucía engalanadísima y radiante… Al reclamo de los pregoneros del Ayuntamiento, casi toda la gente del pueblo, incluidos varios de los paisanos que participaron en la batalla de Bailen, integrados en aquel heroico regimiento provincial de Ciudad Real que, al mando del coronel Ximenez Pedrero, frenó en seco, y definitivamente, los postreros intentos de Dupont …

Esa mañana del 15 de agosto de 1808, en la Plaza pública de Manzanares, se congregó una multitud exultante de felicidad, que disfrutaba todavía su reciente liberación… Castaños entró a la Plaza por la calle de la cárcel, encabezando la división de reserva de su tropa de ejército, acompañado del general La Peña, que la mandaba. A los acordes de música militar, la tropa desfiló marcial para ir ocupando el centro de la Plaza. Los veteranos soldados de Castaños, lucían espectaculares en sus flamantes y coloristas uniformes, advirtiéndose en sus rostros el orgullo de la gran victoria que habían conseguido en Bailen, hacia menos de un mes. El alcalde Miret, el párroco Sotomayor y la Junta local de gobierno de Manzanares, les recibieron con todos los honores, entre el delirio general de casi todo el pueblo de Manzanares, que no paró de vitorear y aplaudir a sus liberadores. El General Castaños, La Peña, y otros mandos principales de la tropa, visitaron la Parroquia, y luego fueron agasajados en el Consistorio, desde cuyos balcones, el general Castaños leyó un vibrante y emotivo discurso, en el que agradeció y destacó el patriotismo del pueblo de Manzanares, con unas históricas palabras que, a continuación, le entresaco, .de todo lo que escribieron varios de nuestros curas del clero local, años después, en el Manuscrito de la Merced:
“…y no sería sin fundamento, no quitando a nuestros generales y soldados la gloria que adquirieron en esta jornada, al afirmar que la tal derrota de Dupont, y su rendición inesperada, se debió en gran parte a los procedimientos de Manzanares…. Así lo aseguró el Ecmo. Sr. General Castaños en su tránsito por esta villa después de esta memorable victoria”….

General Castaños.

Al día siguiente, 16 de Agosto, Castaños, tras pernoctar en el castillo, partió con sus tropas a Madrid, donde llegaría una semana más tarde, en olor de multitud, tras haber sido celebrado y agasajado en los diferentes pueblos que atravesó por La Mancha…
Manzanares, por su parte, siguió disfrutando de su recién lograda libertad en los días que siguieron. Todavía, antes de terminar ese magnífico agosto, nuestra Junta local de gobierno, recibió en el Consistorio a los miembros de la Junta Superior Gubernativa, que, desde Sevilla, organizó toda la estrategia del ejército andaluz de Castaños. Como era de rigor, el Presidente de dicha Junta, D. Francisco Saavedra, y su secretario, D. Martín de Garay, hicieron un panegírico de Manzanares, y su importancia en la victoria final, instando a nuestros dirigentes a mantenerse en alerta, y con la misma actitud, ante la previsible nueva reacción francesa,.. a lo que correspondieron nuestros municipes con muestras de reconocimiento a esa Junta y al ejército andaluz que nos había liberado, asegurando a Saavedra que, de volver, los franceses tendrían cumplida y eficaz respuesta, palabras premonitorias de lo que ocurriría, antes de acabar ese 1808, cuando, efectivamente, los temerarios galos osaron regresar por nuestros lares manzagatos, concluye divertido, y entre risas, D. Cosme, su referencia a este episodio .

Ahora, es ya, mi querido cronista, momento de punto final a este relato, que ha servido para mostrar, una vez más, y van ya muchas, ese carácter hidalgo y determinado de las gentes de esta insigne villa histórica de Manzanares de La Mancha, capaz siempre, ante el cambio favorable de sus circunstancias inmediatas, de trastocar, enseguida, un estado de cosas trágico y complicado, en una situación de bonanza y de sencilla eficacia.

lunes, 2 de marzo de 2020

245). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: UN PUEBLO EN GUERRA…Y UN ESPIRITU NACIENTE.


En el relato anterior, me comenta D. Cosme, conocimos la capitulación del comandante Berthet en el castillo, lo que dio inicio a un interregno libre de franceses en Manzanares; un tiempo de liberación, en que pasaron muchas cosas de interés, subsidiarias, sin duda alguna, mi querido reportero, de sucesivas crónicas... 

Sin embargo, antes de entrar en lo que habrán de ser, me parece buena idea sugerirle una semblanza de la vida de nuestras gentes de Manzanares, en esos dos primeros meses de la guerra.de la independencia, en cierta forma, comentada, “a vuela pluma” en crónicas precedentes. Vale la pena recrear una serie de curiosidades sobre cosas concretas que afectaron a paisanos en esos meses, que, además, explican muy bien como, por ellas, creció en el pueblo de Manzanares, al igual que en casi toda España un espíritu colectivo de nación, antes “adormilado”.

Manzanares, pueblo tranquilo, y de gentes solidarias, me dice D. Cosme, aun a pesar de estar al tanto de lo que estaba ocurriendo en España en Mayo de 1808, y saber que muy pronto los franceses iban a llegar a Manzanares, mantuvo sus rutinas socio-laborales y sus tareas administrativas sin cambio alguno, hasta ese 26 de Mayo en que las tropas francesas de Dupont. arribaron por primera vez a nuestra villa.. Incluso en esos primeros días, a pesar de la conmoción y revuelo que provocó en el ánimo de los manzagatos la presencia gala, se mantuvo relativamente normal la actividad administrativa común, Ejemplo de ello, sigue D. Cosme, y “que viene al pelo”, porque ocurrió en la última semana de Mayo, coincidiendo con esa llegada de las primeras tropas francesas a Manzanares, fue el suceso protagonizado por un paisano, D. Francisco Adán, declarado como “pobre de solemnidad”, quien argumentó a D. Rafael Gimeno, (que ejercía en nuestro Ayuntamiento como “Padre General de Menores”) que, “hallándose separado de su mujer (ésta, en paradero desconocido), vivía de la mendicidad”…y, siguió diciendo que, en esos días, posiblemente porque la gente se retenía en sus casas tras la ocupación francesa de la villa, o porque muchos habían abandonado el pueblo, para irse a sus caseríos, quinterías, u otras villas más alejadas del camino de Andalucía.., su único recurso monetario había disminuido mucho, hasta impedirle, incluso “vestir la desnudez de su hija de 12 años”

En este episodio, sigue D. Cosme, tenemos la primera evidencia del despoblamiento que el inició de la Guerra motivó en Manzanares, las calles se quedaron muy vacías, los indigentes y enfermos, pernoctaban muchas veces a la intemperie, al estar inoperativo y en ruinas el antiguo hospital de Nuestra Señora de Altagracia… Solo la proverbial bonhomía de nuestros paisanos, que los acogían en sus casas,.. o daban algo de comida, a aquella pobre gente, maltrecha y sin techo bajo el que cobijarse, evitó mayores cuitas…. Pero, volviendo al sucedido que le estaba relatando… no crea usted, mi querido cronista, que el Sr. Adán solicitaba caridad al municipio, lo que pedía este orgulloso y digno paisano, era permiso para vender parte de su modestísima casa de la calle Villarreal, y, así, con lo obtenido, vestir y alimentar a su hija,.. Consta que nuestro Ayuntamiento concedió ese permiso, a fecha 1 de junio de 1808, justo cuando los últimos batallones de la primera división del general Dupont abandonaban Manzanares. Este episodio, nos muestra, una vez más, la nobleza hidalga de la gente común de la villa, desde el más pobre de los indigentes, hasta, en este caso también, sus representantes en el Concejo… y, además, como va dicho, comienza a poner en evidencia, que la vida en las calles, y todas las rutinas sociales y laborales de la villa, disminuyeron de inmediato, ante la zozobra provocada por la llegada e instalación de los franceses en ella,,,. 

Sabemos, también, que estos primeros franceses que ocuparon nuestra villa, requisaron lo que pudieron a bastantes paisanos… Quien más, y quien menos, sigue D. Cosme, se las apañó, como pudo, para “ocultar” en sus casas propiedades, enseres y viandas, pero, claro está, bastantes vecinos fueron expoliados en diferentes grados, cosas y cuantías. Los galos se llevaron de nuestras casas: pavos; gallinas; capones; caballos; mulas; pero también; aperos, galeras, carros, o diferentes alimentos como; cebada, trigo, leguminosas, queso…y, sobre todo, vino. El Pósito municipal, fue particularmente esquilmado, y de nuestras múltiples bodegas desaparecieron grandes cantidades de vino, algo que, dice con sorna D. Cosme, explicaría, quizá, en parte, la “mala y desordenada planificación estratégica del ejército galo”… seguro que, más de una vez, establecida bajo los efectos de nuestros caldos, concluye, entre grandes carcajadas y risas, esta última parte de su diserto, D. Cosme...

 Durante los dos meses siguientes, hasta la batalla de Bailen, casi todas las actividades comunes de tipo administrativo, social o laboral de Manzanares, desaparecieron o estuvieron muy inactivas…, por ejemplo, no se celebró casi ninguna boda, y bajó mucho el número de bautizos, entre otras razones porque la villa se despobló, al ir a refugiarse sus gentes, como va dicho, a caseríos, quinterías o aldeas colindantes, que estuviesen más alejadas del camino de Andalucía, pues a esos lugares no se acercaban, casi nunca, los soldados franceses que transitaban con prisa hacía Andalucía, para ayudar a Dupont… Particularmente agraviante para Manzanares, resultó el paso de la segunda división de Dupont, al mando del general Vedel, a finales de junio de 1808,.. los saqueos y la rapiña protagonizados por la llegada del primer contingente de aquellas tropas, el tristemente famoso batallón polaco del general cojo, motivaron gran temor y desasosiego entre nuestros paisanos, que, en aquellos tristes días, abandonaron, “en masa”, Manzanares, a la espera de momentos mejores... 

Naturalmente, todos estos sucesos, fueron aumentando el desafecto a lo francés, tanto en Manzanares, como en las diferentes villas manchegas cortadas por el Camino Real de Andalucía, que padecieron más de lo mismo, al ser transitadas por el ejército de Dupont. Al margen del mayor o menor patriotismo, o “afrancesamiento”, de las diferentes autoridades locales de cada villa, las gentes del pueblo español, continua D. Cosme, y en este caso, el pueblo manchego, y el de Manzanares, fueron, sin duda, los protagonistas principales en el alzamiento del 5 y 6 junio de 1808 contra los franceses, en eso que dimos en llamar “rebelión manchega”. Y como le he dicho antes, sigue D. Cosme, lo mismo o parecido sucedió en las distintas regiones del suelo patrio...

Rendición de Bailén. Fotografía de diario ABC.es

 Casi nunca, como entonces, en la larguísima historia de España, hubo un momento de tanta unión y espíritu nacional, entre los reinos de Iberia congregados por los Reyes Católicos, más de tres siglos antes;... y es que, ya lo sabe ud bien, continua D. Cosme, el carácter hidalgo, habitual en los habitantes de Iberia, lleva muy mal la injusticia y la imposición, sobre todo si se acompañaba del expolio de lo propio. Y qué decirle, entonces, de Manzanares y de La Mancha, dice en tono exaltado y grandilocuente, D. Cosme… nuestra gran región, sigue, cuna del ingenioso hidalgo D. Quijote, y quintaesencia legendaria de ese espíritu, fue ejemplo y adalid de esa actitud… Aquí, en La Mancha, el pueblo de cualquier pueblo, tuvo muy claro que, por justicia y dignidad, había que hacer frente al invasor; y en todos ellos, sin excepción alguna, existió un similar espíritu de lucha entre los aldeanos. Además, en los pueblos de La Mancha, la gran mayoría de las autoridades locales estuvieron del lado de su pueblo, empezando por la máxima regiduría manchega en ese tiempo, con sede en Ciudad Real… ya que el intendente general, D. Juan de Modenés, un gran patriota, fue, como sabemos, principal organizador de esa “rebelión manchega”, sin la que, difícilmente, se hubiera logrado la victoria de Bailen... De hecho, lo único variable entre las distintas villas manchegas, fue la manera de abordar la situación, que vivieron, pero siempre desde un mismo espíritu de unidad de acción patriótica...



 Y si usted me pide algún ejemplo de esto que le comento, sigue D. Cosme, le reiteraré el contraste, dentro de sus similitudes, entre los sucesos de Valdepeñas y Manzanares, en aquel histórico 6 de junio de 1808… En Valdepeñas, la exaltación popular tuvo un componente especial, que no tuvo Manzanares. Me refiero, sigue D. Cosme, a. los destrozos causados por los franceses en la ermita de la Consolación, que representó para Valdepeñas, un ataque frontal a sus valores y tradiciones religiosas; lo que motivó en su gente sensaciones mucho más intensas que las de las rapiñas sufridas en la villa... al fin y al cabo, anunciadas por lo ya sucedido en pueblos más norteños.. 

El famoso “cura Calao” y la Junta local de gobierno de Valdepeñas, surgida tras esa profanación, se mostró tan beligerantemente activa contra el francés que, incluso, quizá de manera algo temeraria, tendió una emboscada en el interior de la villa a las tropas de Liger Belair: Ciertamente, Valdepeñas pasaría a la historia de esa guerra por su heroicidad, pero con la contrapartida de una batalla brutal, con gran cantidad de muertos. En Manzanares, no tuvimos agravios significativos a nuestro elenco religioso, que pudieran haber azuzado aun más la animosidad existente en el paisanaje... pero, en todo caso, sigue D. Cosme, nunca podremos agradecer bastante a la figura de nuestro egregio párroco, Sotomayor, como supo atemperar las pulsiones de las gentes de la villa, incluidas las del alcalde mayor: Miret, para que, sin disminuir un ápice todas las acciones patrióticas antifrancesas (que nos llevarían al reconocimiento del Reino de España como Fidelisima villa), no se produjera en Manzanares ninguna muerte violenta entre nuestro paisanaje, durante los meses de junio y julio de 1808,.. 

Sotomayor, continua D. Cosme, con su gran inteligencia, y un discurso extraordinariamente bien ajustado a las circunstancias, supo, incluso, utilizar el terrible episodio del asalto al hospital de sangre francés de Manzanares, para ganarse la confianza y la voluntad del general Liger Belair, concretando con él, un pacto mutuo de no agresión, que daría sus primeros frutos al final de ese mes de junio, cuando el citado Liger Belair, logró frenar los desmanes y saqueos que había iniciado en el pueblo, el famoso “general cojo”, máxima autoridad del batallón polaco de la división de Vedel,

Con lo ya relatado, me parece a mi, querido cronista, que ya fue suficiente para conocer las penurias vitales de las gentes de Manzanares, en aquel comienzo de la guerra de la independencia,… así como, también, creo que hemos dejado constancia del nacimiento de un espíritu colectivo de unidad de acción nacional, que surgió en todo el pueblo español, tras ser herido en sus valores más íntimos y atacado en su propia identidad…El soberbio Napoleón, y su, supuestamente, invencible imperio, no sabía bien, lo que se le venía encima…y, en eso, en todo eso, que está todavía por llegar, y por conocer, la insigne villa de Manzanares de La Mancha, tendría muchísimo que decir…..

domingo, 1 de marzo de 2020

244). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: SECUESTRO Y CAPITULACION EN EL CASTILLO


La derrota de Francia en Bailen, comienza D. Cosme su nuevo relato, supuso, como usted intuye, una gran conmoción en toda Europa, y particularmente en España. El rumbo de la guerra en nuestra patria, continua, cambió radicalmente, y en todos los lugares donde había franceses, los invasores tuvieron que replantearse su situación inmediata... 

Por relatos previos, sigue D. Cosme, ya conocemos que los últimos contingentes de tropa francesa que pasaron por nuestro pueblo estaban integrados en la división del General Gobert… y, cuando el grueso de esa división, que estuvo un día en Manzanares, partió hacia Sierra Morena, la madrugada del 10 de Julio de 1808, quedó un pequeño retén de soldados en nuestro castillo para guardar la plaza, que también partiría hacia el sur el día 16 de Julio, ya en pleno desarrollo la batalla de Bailen. Ese mismo día, continua D. Cosme, festividad de la Virgen del Carmen, había llegado al castillo de Manzanares, a relevarlos, un batallón de infantería de 500 soldados, al mando de un Comandante apedillado Berthet, que, como verá enseguida, querido cronista, será protagonista de este relato… 

Berthet, llegó a Manzanares con el objeto de guardar el punto de enlace de nuestro castillo, y mantener la comunicación francesa entre Madrid y Sierra Morena; cosa harto complicada hasta entonces, pero que tampoco resultó muy exitosa durante la estancia de Berthet en Manzanares, en los días decisivos de la batalla de Bailen. Y es que, el comandante Berthet traía consigo ordenanzas muy estrictas de sus mandos, que le recomendaban hablar solo con el Alcalde, el párroco del pueblo y el jefe de postas. Convendrá ud. conmigo, sigue, irónico, D. Cosme, que el mando francés no estuvo precisamente perspicaz, pues esas tres personas, como ya sabemos, estaban muy implicadas en las actividades patrióticas de obstruccionismo informativo, aparte de mantener contacto estrecho con el intendente general de La Mancha, Juan de Modenés, lo que era, en la práctica, como tenerlo con el propio General Castaños… 

Castillo de Manzanares



Berthet, debía enviar un correo diario a Sierra Morena para apreciar el estado del frente de guerra, y otro a Madrid, con las novedades que le ofreciera aquel…ciertamente, muy pocos de esos correos llegaron a su destino, concluye, sonriente, D. Cosme, a la vez que me remite a lo que se dice de todo eso, por nuestro clero, en el Manuscrito de la Merced... “….hasta la batalla de Bailén, ocurrida en 18 de julio, se interceptaron en esta villa postas y correos, saliendo muchos vecinos al camino, como suele el cazador, a buscar y matar cuantos enemigos, ya soldados, ya correos, pudieran haber a las manos. De este sistema, cuya honra cupo igualmente a los otros pueblos, desde Manzanares hasta la entrada de Andalucía, resultó al enemigo un mal imponderable; pues cortada la comunicación entre las tropas y el Gobierno, ni el Grl. Dupont pudo arreglar sus movimientos conforme a la necesidad, ni su principal darle órdenes oportunas que le dirigiesen; y no sería sin fundamento, no quitando a nuestros generales y soldados la gloria que adquirieron en esta jornada, al afirmar que la tal derrota de Dupont, y su rendición inesperada, se debió en gran parte a los procedimientos de Manzanares.Así lo aseguró el Ecmo. Sr. General Castaños en su tránsito por esta villa después de esta memorable victoria….”

Ratificando todo lo comentado, a fecha 18 de julio de 1808, ya en trance de derrota el ejército francés en Sierra Morena, en uno de los pocos escritos de Berthet que llegaron a Madrid, no se comentaba nada de la gravedad de las cosas en Bailen, lo que habla de la nula información que disponía Berthet sobre la batalla… que, ese día, ya se estaba decantando claramente a favor de España… Es muy posible que nuestro alcalde mayor, Miret, a través de sus contactos secretos con Juan de Modenes, estuviera, incluso, mejor informado que el Comandante Berthet, que estaba enclaustrado en el castillo con su tropa, y con poca información fehaciente. Aun así, dentro de la confusión de esos 18 y 19 de julio de 1808, y dada la magnitud de lo que sucedió esos días en Bailen, pronto hubo en Manzanares razones fundadas para suponer que el invencible ejército imperial napoleónico había sufrido su primera gran derrota en territorio europeo, concluye solemne, y algo histriónico, D. Cosme…. 

Quizá, prosigue, el primer indicio de todo eso, fue la llegada a Manzanares, la mañana del día 19, del coronel suizo D'Ossry, que venía en retirada desde Santa Elena. Este coronel solo traía información del inicio de la batalla, y de la muerte en combate de Gobert, pero, aunque en su relato se intuía el desastre francés, ciertamente, no pudo dar fe del mismo, dado que el desenlace final aún no se había producido. Lo que si motivo en Manzanares esta noticia, fue un muy diferente estado de ánimo en el contingente francés del castillo y en la gente del pueblo....Aquellos, sigue D. Cosme, se quedaron sorprendidos y estupefactos ante lo que parecía la primera gran derrota de su ejército, aparte el efecto psicológico negativo que tuvo para ellos, el conocimiento de la muerte del general en jefe, de su división, Gobert…y, entre la gente de Manzanares, el efecto fue absolutamente contrario. A esas alturas, la Junta local de Gobierno de Manzanares, como hemos sabido ya, tenía una información más completa que Berthet de lo que sucedía en Bailen, y del curso favorable que estaba llevando el combate para la tropa de Castaños…

General Castaños, Bailén.

Con las noticias que traía D’Ossry, y las que aportó un día después, en igual sentido, otro oficial suizo que llegó a la villa…. la gente del pueblo no pudo refrenar sus sentimientos, en los días siguientes, a pesar de la proximidad de más de 500 soldados enemigos en el Castillo,.. y comenzó a salir a las calles y a la Plaza Pública a mostrar su júbilo y su entusiasmo. pidiendo a gritos la rendición de Berthet… Aunque no está claro como sucedió lo que ahora le contaré, por no estar documentado en ningún escrito, -me dice D. Cosme- seguramente el alcalde mayor Miret, acompañado por personalidades relevantes del pueblo, se personó en el castillo, no sabemos si a iniciativa propia, o llamados por Berthet, para parlamentar sobre el abordaje de la situación creada… Berthet, continua D. Cosme, aislado como estaba con sus soldados en nuestra fortaleza, donde tenía además importante cantidad de hombres heridos y enfermos; después de cambiar impresiones con nuestra delegación, no las tuvo todas consigo, y, quizá recordando el episodio del asalto al hospital, y observando la exaltación popular a su alrededor, no se le ocurrió otra cosa mejor que tomar como rehenes a MIret y a sus acompañantes, para asegurar que nadie intentase revueltas o asaltos al castillo. Decisión discutible, sin duda, dice D. Cosme, para tal como estaban los ánimos, que pudo haber provocado efectos contrarios a los pretendidos por Berthet, pero que, (y se vuelve a adivinar aquí, la “larga mano” de Sotomayor, que seguramente medió a su estilo en la cuestión) los manzagatos se tomaron con cierta calma, una vez que Berthet aseguró a la gente de la Junta local de Gobierno no retenida, que el alcalde Miret y el resto de rehenes no sufrirían daño alguno, y que serían liberados inmediatamente que se aclarase el desenlace de la batalla, y las ordenes que recibiese de sus mandos... 

Todo lo pactado, resultaba,, efectivamente, muy a la usanza y manera de actuar de D. Pedro Alvarez de Sotomayor, que sabía de la debilidad de la posición francesa… Así las cosas, el dia 26 de Julio de 1808, a las dos de la tarde, el capitán francés Villoutroys, escoltado por 20 soldados españoles, (primer contingente de tropa española, que llegó al pueblo tras la histórica victoria en Bailen) se personaba en Manzanares con el documento de capitulación francesa, firmado por Dupont… Se puede usted imaginar, el regocijo y las manifestaciones de alegría en todo el pueblo…Villloutroys, se dirigió al castillo, entregando el citado documento a Berthet, indicándole que, como miembro de la división Gobert, debía desplazarse a Bailen, para rendir allí su tropa… pero, al no portar orden expresa para ello, y ante el elevado número de soldados enfermos, que no podrían desplazarse con él, Berthet prefirió permanecer en la fortaleza, para que no quedasen abandonados a su suerte,… la “larga sombra” del suceso del hospital de sangre, debió pesar mucho en esa decisión de Berthet, que prefirió rendir el castillo, personalmente, al primer destacamento oficial de la milicia española que llegase a Manzanares… lo que sucedió en otra fecha de gran júbilo y trascendencia para nuestra historia local, el día 29 de Julio de 1808, cuando entra en el pueblo, por el camino real de Andalucia, una compañía de infantería española, escoltada por 20 soldados de caballería, que llegó enviada a Manzanares, expresamente, por el mismísimo General Castaños, con la indicación personal de agradecer a nuestras autoridades locales, y a nuestro pueblo, todo lo que habían contribuido a la histórica victoria española sobre Dupont… 

Esta compañía, fue recibida en el pueblo de manera ruidosa y exultante en la Plaza Pública… y, a continuación, se dirigió al castillo, donde el comandante Berthet entregó, oficialmente, sus arma, dejando el mando del castillo al batallón español, y al cargo del mismo a sus enfermos, con el compromiso español de atenderlos y cuidarlos… Rubricado por ambos mandos de tropa este compromiso de capitulación del castillo, Bertheh fue conducido a Bailen, como prisionero de guerra, con lo que se iniciaba un nuevo tiempo, libre de franceses, en Manzanares… Todo este episodio vivido en nuestro pueblo durante la guerra de independencia, como otros ya vistos, quedó descrito por nuestro clero local, en el “Manuscrito de la Merced”; de esta forma:
“Pero el esfuerzo y arriesgado valor de estos vecinos no calmó con la noticia de la rendición de Dupont: Solamente se sabía por vagos rumores, y nada había por noticia de oficio, ni que pudiese asegurar un juicio prudente, mas no importaba: a los de Manzanares basta que sea posible, y que se refiera: al momento creyó era de su deber completar aquel suceso con la rendición de setecientos hombres que habían quedado de guarnición en el Castillo: pensando ejecutarlo y obligar al Comandante, todo fué uno; éste, recibió la Ley que quiso imponerle al vecindario; recogió al Castillo las avanzadas y guardias, y contentándose con las provisiones que se juzgaron oportunas, quedó reducido con su tropa a una prisión militar; concediéndole para salvar su honor, que la rendición formal se hiciese cuando se presentase tropa de línea española; como se verificó el veinte y nueve de julio con la llegada de cien hombres de infantería y veinte de caballería, enviados para este fin por el General en Jefe Dn Francisco Xavier Castaños”

Y así, ahora, y como colofón a este relato, comenta D. Cosme, le diré, mi querido cronista, que nadie podía suponer, en ese momento, lo que estaba por venir en la particular historia de la insigne villa de Manzanares de La Mancha en esa guerra de la Independencia, pero habrá usted de comprobar, en venideras crónicas, que sería mucho y de gran enjundia, para mayor gloria de la ya gloriosa historia de este nuestro gran pueblo y de sus grandes gentes....…

domingo, 9 de febrero de 2020

243). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: NUESTRO PUEBLO EN BAILEN.

Por lo que ya saben ud y sus lectores sobre Manzanares y la guerra de la Independencia, no les resultará extraño conocer que nuestro pueblo fue también protagonista en aquella gloriosa y decisiva batalla de Bailén que, ni más ni menos, representó la primera gran derrota de Napoleón en Europa, -comienza, D. Cosme este relato-...

De hecho -continua- lo apunté ya en crónicas anteriores; y le diré que Manzanares tuvo, efectivamente, una importante participación en esa batalla, desmintiendo, una vez más. el injusto 'sambenito' de un supuesto afrancesamiento que nunca existió… porque, aparte de influir mucho en ella, indirectamente, con la continua interrupción de mensajes entre Dupont y Madrid, por paisanos patriotas en los aledaños de Manzanares,…tal como veremos enseguida, de Manzanares partió importante información sobre el mal estado de las tropas francesas, y su intendencia, que llegó hasta el cuartel general de Castaños, permitiendo a éste planificar con ventaja los prolegómenos del combate y la estrategia militar a seguir…. 

Y, por otro lado, como en otros episodios que llevamos vistos, y muchos que están por contarse, Manzanares tuvo participación directa en aquella gloriosa batalla de Bailen… el contingente de paisanos que combatió en ella, fue de los más relevantes de la provincia.. y no solo fuimos importantes en número, es que los manzagatos que allí lucharon, se distinguieron por su aguerrido carácter y determinación en el combate; algo no muy explicitado en escritos posteriores acerca de esa batalla, pero que -prosigue D. Cosme- quiero resaltarle, al ser de justicia para nuestro pueblo, tan injustificadamente difamado por mucha gente envidiosa, que no llevó nada bien el reconocimiento que nos hizo, meses después, el reino de España, al otorgarnos el título de “fidelísima villa”. 


Sierra Morena.


Y entrando ya en lo que fue esa batalla de Bailén, prosigue D. Cosme, lo primero que le comentaré es que, como en todo conflicto o experiencia humana, las circunstancias inmediatas contaron mucho en el resultado final… y esas circunstancias, por suerte para España, fueron, todas ellas, favorables a la causa patria –dice enfático D. Cosme-… y esto fue así, y tal como se lo cuento, continua,… entre otras razones, porque el general Castaños disponía, como sabemos, de suculenta información sobre la tropa francesa, mientras que los galos sabían muy poco de sus contrincantes españoles e, incluso, de ellos mismos… Y, una vez más -sigue D. Cosme- y me reitero en ello, porque para algo soy paisano de mi pueblo…Manzanares fue un punto clave para ambas circunstancias; para la carencia de información entre los franceses, por la interrupción de correos entre Dupont y Madrid… y para los datos que llegaban a Castaños, remitidos por nuestra Junta local de Gobierno, al intendente general de Ciudad Real, D. Juan de Modenés, sobre el paso y estancia en Manzanares, de los sucesivos contingentes de tropa francesa que, en junio y julio de 1808, transitaron por aquí, camino de Sierra Morena, en ayuda de Dupont…


No en vano, Manzanares, y en concreto nuestro castillo, era el último enclave militar y de comunicaciones que tenía el ejército francés en el Camino Real de Andalucía, antes de Despeñaperros... El antes citado, intendente general, D. Juan de Modenés, remitía inmediatamente a Castaños todo lo que recibía de Manzanares… y, éste, con esos informes en su mesa, reorganizó muy bien el ejército a su mando, el 11 de julio de 1808, en la villa jienense de Porcuna... unificó tres divisiones, mandadas por los generales Teodoro Reding, de origen alemán, Antoine Malet de Coupigny, curiosamente miembro de una familia francesa afincada en España a finales del siglo XVIII, y Manuel La Peña; éste último español de pura cepa, comenta riendo D. Cosme... y, de esa manera, concretó una tropa numéricamente mayor que la francesa de Dupont, que, además, en estrategia militar y, sobre todo, en combatividad fue superior, entre otras cosas porque, con las informaciones llegadas de Manzanares, tenía su moral de combate muy elevada.


Las circunstancias instantáneas de la tropa francesa, compuesta en los albores de esa batalla por las dos divisiones de ejército de Dupont, al mando de los generales Barbou y Vedel, más los contingentes de Lefranc y Gobert, que habían cruzado Despeñaperros algo después que Vedel, eran, como va dicho, muy diferentes a las del reorganizado y pujante ejército español que les esperaba en Sierra Morena, a la orilla izquierda del Guadalquivir… Ya supimos en la crónica anterior, continua D. Cosme, que, a pesar de contar en origen con casi 20.000 hombres, esa tropa francesa que se reunió en Sierra Morena, estaba diezmada, exhausta, sedienta y en pésima condición psicológica para guerrear,.. por un lado, a cuenta del desgaste y bajas que había sufrido la primera división de ejército de Dupont en Andalucía, en un mes de junio muy complicado para ellos, por la resistencia que habían encontrado en los frentes de combate del norte andaluz,.. y, por otro lado, a cuenta del calvario que habían pasado en su tránsito por La Mancha, un mes después, las tropas de Vedel, Lefranc y Gobert, donde al insufrible calor del estío manchego de aquel año, las infecciones intestinales, la mala alimentación y la falta de agua, hubieron de añadir bastantes bajas por la hostilidad del paisanaje manchego, con ataques frecuentes de la guerrilla a mensajeros o pequeños contingentes de sus tropas...


General Dupont.


Y claro -sigue D. Cosme-, las gentes de Dupont, y las de Vedel y Gobert, se quedaron aún más descuajadas, al comprobar lo mal que estaban ambos contingentes de tropa francesa que se encontraron en Sierra Morena… y se molestaron mucho de la pésima información que disponían sobre esa situación, algo que, como usted y sus lectores ya saben también, fue debido en gran medida a las intercepciones de correos entre Madrid y Dupont, en las que paisanos patriotas de nuestro Manzanares fueron protagonistas principales… Sea como fuera, que parece que fue así, continua D. Cosme, lo cierto es que Dupont esperaba ansioso una tropa remozada y en forma, que le permitiese retomar la iniciativa de la guerra, pero se encontró todo lo contrario:… mientras que, Vedel y Gobert, pensaban que Dupont, aún con dificultades, tenía una posición dominante en Andalucía; y le encontraron con muchas bajas y a la defensiva… 


Naturalmente, prosigue D. Cosme, esta evidencia de debilidad, incrementó el desánimo de los franceses; y lo peor para ellos es que, gracias a los informes que Castaños recibía de Manzanares, ese estado de su tropa era conocido, antes de comenzar el combate, por los españoles...Podría decirse –continua D. Cosme- que, aunque había que lucharla, y que, por supuesto, “hasta el rabo todo es toro”, la suerte de la batalla de Bailen estaba echada antes del primer tiro; pues a la superioridad numérica de la tropa española, había que añadir una predisposición psicológica y un conocimiento del terreno mucho mejor que el de los franceses. Y ganar, como se ganó, una batalla a Francia en aquel tiempo, fue algo insólito y contra todo pronóstico, ya que, nadie en el mundo lo había conseguido hasta entonces… 


Y eso mi querido cronista, fue justo lo que ocurrió entre el 15 y el 19 de Julio de 1808 en Bailén por primera vez, ante el asombro y admiración de Europa, y el primer grandísimo cabreo de Napoleón, remata D Cosme, esbozando en su rostro una sonrisa irónica y orgullosa de lo patrio… Sería motivo de estas crónicas, sobre la historia de Manzanares, sigue D. Cosme, extendernos más sobre el desarrollo de la batalla de Bailen… pero, como hemos citado al principio del relato, vamos a seguir hablando de ella, en honor y mayor gloria de un grupo importante de manzagatos, que se alistaron en el ejército español, y participaron de manera directa, y particularmente relevante, en aquel triunfal combate militar… 


El 15 de julio de 1808, y antes de estar completas y organizadas las tropas francesas, de las que aun llegaban, ese día, elementos a Sierra Morena, lo que supo Castaños por los informes de Manzanares, el mando español decidió tomar la iniciativa y dar el primer paso estratégico en la batalla.. El ejército español, desplegado en una amplia extensión de la orilla izquierda del Guadalquivir, entre Andujar y Mengibar, mediante uno de los batallones de Reding, decidió cruzar el rio en la madrugada del día 16, a la altura de esta última villa…Para no perder el control de la zona, la tropa francesa que se encontraba al otro lado del río, al mando de Gobert, intentó evitarlo, y al poco de iniciarse el combate, el propio Gobert murió de un tiro en la cabeza. En los tres días que siguieron, los intentos franceses de recuperar terreno resultaron infructuosos…en ocasiones, las tropas españolas se replegaban en algún cerro próximo y. allí, conocedores del terreno, esperaban el contraataque francés, tendiéndoles emboscadas, o maniobras envolventes, que causaron muchísimas bajas al sediento y exhausto ejército galo. 


En estas escaramuzas, destacó en el ejército español, y en el cenit de la batalla, el día 18 de julio de 1808, el regimiento provincial de Ciudad Real, al mando del coronel D. Angel Ximenez Pedrero, donde estaban encuadrados nuestros paisanos de Manzanares. En un momento de la batalla, el propio Dupont, al mando de la tropa francesa que tenía a su frente al regimiento de Ciudad Real, ordeno a Privé que lanzase sus “dragones” contra ellos…el choque fue brutal, y los infantes españoles se retiraron inicialmente al cercano Cerro de San Valentín, donde resistieron con gallardía los embates franceses durante dos días… Parece ser que, una sección de la artillería de Ximénez, que ya había demostrado su valor y eficacia en otras fases del combate, en un momento indeterminado del día 19, logró contener y aplacar, definitivamente, la carga de los dragones de Prive, con fuego cruzado de metralla, volviendo ambos bandos a sus posiciones iniciales…. 


Supongo que ya habrá pensado usted, comenta D. Cosme, que yo le cuento esto porque, quizá, esa sección era donde estaban integrados nuestros paisanos de Manzanares; y tiene usted mucha razón en ese pensamiento, efectivamente, eran nuestros paisanos, los que de manera tan aguerrida y determinada, acabaron con el empuje de los “dragones” en ese frente de batalla,… y a esos soldados de Manzanares, les mostró, personalmente, su reconocimiento, al final de la batalla, el propio Castaños... En los otros frentes, en torno al Guadalquivir, se vivieron situaciones, más o menos iguales, los españoles fueron minando la ya baja moral de la tropa francesa, en dos días de calor horrendo, que acabaron definitivamente con la rendición y capitulación francesa el día 21 de julio de 1808.


Y es momento ya, y ahora, de dar fin a este relato, mi querido plumilla, pues ya dio buena cuenta y testimonio de la importancia que tuvo Manzanares en la preparación, desarrollo y éxito final de la gloriosa batalla de Bailen, primera derrota importante de Napoleón en Europa y en España… en la que la insigne villa manchega de Manzanares de la Mancha, por las actuaciones aguerridas, astutas y determinadas de muchos de sus paisanos, escribió otra página gloriosa de su ya larga historia, que quedaría integrada para siempre jamás, en una de la mayores hazañas bélicas de la historia de España….



jueves, 6 de febrero de 2020

242). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: DERROTAMOS A NAPOLEON…ANTES DE BAILEN.


Pues si, querido plumilla, -dice D. Cosme- el relato que ahora le disertaré, me atreví a encabezarlo con ese sugerente título… y aunque he de reconocerle que cuando usted oiga lo que le iré contando, algo “tiro para la tierra”, muchos historiadores y analistas de lo que sucedió en la guerra de la Independencia están de acuerdo en que la derrota francesa en Bailen, ni más ni menos que la primera vez que Napoleón perdió una gran batalla en Europa, se produjo en gran medida, sin exagerar un ápice, por lo que sucedió previamente en La Mancha y, particularmente, en Manzanares...


Y, si bien, lo que le relataré no figura explícitamente en archivos, ni en libros de historia, no es menos cierto que lo que sabemos que sucedió en esos meses de junio y julio de 1808 con las tropas napoleónicas, a su paso por La Mancha, y por Manzanares, dan bastante crédito a que lo que le contaré, y se ajusta mucho a la realidad del título, tal como reconoció, al final de la batalla de Bailen, el mismísimo General Castaños, por tanto permítame usted y sus lectores esta pequeña fabulación, encajable en la verdadera y trágica historia de aquella guerra de independencia. 

Ya hemos conocido en relatos previos distintos episodios de lo que constituyó la rebelión manchega para la soldadesca francesa en aquel junio de 1808. Por ejemplo, la actuación de los lugareños de diferentes villas (Santa Cruz de Mudela, Valdepeñas y Manzanares) y las intervenciones continuas de las guerrillas locales, sobre todo en el área intermedia entre Madridejos y Manzanares, desgastaron mucho a esas tropas que iban en ayuda de Dupont;... y, por otro lado, sigue D. Cosme, la constante interrupción de mensajes entre Dupont y Madrid (tareas en las que destacó sobremanera Manzanares)… confundió muchísimo al mando central de Francia en la capital de España, que solo se hizo cargo de la desesperada situación en Sierra Morena, a muy finales de junio de 1808, cuando el general Dupont llevaba ya un mes por aquellas tierras del norte de Andalucía, pasándolas canutas, con gran desgaste y numerosas bajas en su tropa original. 

Fue, solo entonces, continua D. Cosme, que los mandos franceses de Madrid, decidieron enviar, de manera precipitada, y con escasa preparación logística, primero a la poderosa segunda división de Dupont, al mando de Vedel... y, enseguida, sin solución de continuidad, las sucesivas compañías de soldados que vimos en anterior crónica, comandadas por los generales Lefranc y Gobert, que fueron, como va dicho, las que más sufrirían los embates de la “guerrilla del 7 en la gorra”. La precipitada planificación de los últimos contingentes de tropas francesas enviadas al sur, tuvo importantes deficiencias en la intendencia de víveres y agua, de manera que, para ellos, el tránsito por la árida y reseca meseta castellana de La Mancha, fue una auténtica pesadilla.... y, al final, Sierra Morena se convirtió para los franceses en una trampa, donde tenían, si, una numerosa tropa, pero: exhausta, mal nutrida y sedienta, con una paupérrima disposición psicológica para combatir… 


Acostumbrados como estaban, por anteriores campañas europeas, a transitar por países con tierras muy fértiles y abundantes en agua y alimentos, no valoraron en absoluto que, en La Mancha, en un tórrido verano, como fue el de 1808, las cosas a ese respecto serían muy distintas.. En julio de 1808, continua D. Cosme, muchas de las villas y pueblos manchegos, sobre todo los más próximos al camino Real de Andalucía, como Manzanares, se vieron abandonados por muchos de sus pobladores, que se llevaban consigo gran parte de sus pertenencias para evitar que fuesen requisadas por los invasores, pues ya contaban con la experiencia de lo que les había sucedido al paso de Dupont... De tal manera, sigue, que, cuando desfilaron de nuevo los franceses por esas villas, a finales de junio y primeros de julio de 1808, se encontraban las campìñas resecas y sin frutos y muchas de sus casas deshabitadas, sin nada en su interior… poco había, pues, para requisar en cuanto a víveres, que tenían que ser traídos de Madrid y Toledo en grandes carretones, que muchas veces, además, solo contenían galletas, pan y derivados de los cereales, con manifiestas carencias en otro tipo de principios inmediatos. En cuanto al agua, de poco servían las indicaciones del mando francés a su tropa, recomendándoles que acampasen en la proximidad de arroyos, pues muchos de ellos, de agua estacional como nuestro Azuer, estaban secos ese verano, y los que encontraban con algo de agua, más o menos estancada, y con gran frecuencia contaminada, cuando bebían de ella, eran fuente de disenterías o tifus, tal como fue el caso de muchos de los soldados ingresados en el hospital de sangre de Manzanares, cuando los trágicos sucesos del 6 de junio de 1808... 

Los galos no conocían tampoco donde se podían localizar fuentes naturales de agua como las de, por ejemplo, nuestro Siles, situadas en serranías de monte bajo, algo apartadas del Camino de Andalucía. Además, como transitaban con el tiempo justo, no se detuvieron en esos menesteres, aparte que, naturalmente, ningún paisano, a esas alturas del conflicto, les informó de donde podían encontrarlas... Ante la carencia de agua, cometieron un nuevo y grave error, requisando grandes cantidades de vino, que si eran muy abundantes en cualquier villa manchega, pero que, sigue D. Cosme resacoso, siendo un líquido muy recomendable para acompañar una buena pitanza, no vale como el agua para la hidratación de los mortales... los soldados franceses se habituaron a nuestros caldos, y ante la enorme sed que sufrían, lo ingerían en grandes cantidades, lo que motivaba en ellos, por un lado, el efecto perverso y engañoso, de una realidad feliz inexistente, manteniéndoles la misma sed... y, por otro lado, aumentaba las posibilidades de errar los tiros al enemigo, al que veían como doble, remata su charla entre grandes carcajadas D. Cosme... Todo esto lo vivieron en La Mancha, y en Manzanares, prosigue D. Cosme, sobre todo los contingentes de tropas de Vedel, Lefranc y Gobert... que solo tuvieron buen agua cuando la sacaron de los pozos de nuestro castillo, en el muy escaso tiempo en que moraban en él, no constando que se les ocurriese rellenar barricas, para transportartlas con ellos al frente de guerra andaluz...

2 de Mayo, Sorolla.

En ese tiempo de difícil comunicación entre franceses, sin embargo, los "patriotas" de las distintas villas manchegas, tenían una comunicación fluida y constante, utilizando caminos interurbanos, desconocidos para los galos, que no podían ocuparse en controlar ese aspecto, por la prisa que tenían en llegar hasta Dupont,... solo utilizaban el Camino de Andalucía, y casi nunca se aventuraban por otros caminos, para no dispersar a sus tropas. La comunicación cotidiana entre nuestro alcalde mayor, Juan Josef Miret, Presidente de la Junta Local de Gobierno de Manzanares y Juan de Modenés, intendente general de La Mancha, continua D. Cosme, permitía, a este último, estar exactamente informado de los contingentes de tropas francesas que llegaban y salían de Manzanares, y no solo de su número, también de la intendencia que transitaba con ellos y hasta del aparente mal estado físico y de ánimo de las mismas, tal como acabo de relatarle, que contrastaba con el poderío prepotente con que habían transitado por la Mancha, solo un mes antes, las primeras tropas de Dupont... 

Manzanares era el último punto de enlace del ejército francés, antes de Sierra Morena, con lo que nuestro pueblo resultó, otra vez más, determinante en la preparación de la decisiva batalla de Bailen, mediante los numerosos y minuciosos informes, que nuestro alcalde mayor, Miret, enviaba al interventor general de La Mancha Juan de Modenés, y que, este, a su vez, transmitía a la tropa del General Castaños, punta de lanza del ejército español en Sierra Morena... En esos informes, como va de dicho, se especificaban con detalle el estado de las tropas francesas que iban a llegar a Sierra Morena... por lo que, aunque las divisiones de Barbou, Vedel y Gobert, que incrementaron el cuerpo de ejército francés en Sierra Morena, a primeros de julio de 1808, y que, unidas a las originales que habían viajado con Dupont a finales de Mayo, sumaban a priori la friolera de 20.000 soldados, lo cierto es que, en Sierra Morena, estaba diezmada en número de elementos reales, y los que quedaban se hallaban en pésimas condiciones físicas y morales, algo que supo, por esos informe, el General Castaños, días antes de la batalla de Bailen,. lo que le fue de gran valor, y resultó decisivo para la planificación y el resultado victorioso de aquella gloriosa batalla, inserta para siempre en la historia de España y en la de la guerra de la independencia contra el imperio napoleónico. Aparte de toda esa gran y utilísima información para Castaños, Miret, también promovió el alistamiento de bastantes lugareños manzagatos, que irían a nutrir las tropas españolas en Bailen, siendo Manzanares uno de los pueblos manchegos que más patriotas reclutó a esos efectos, refutando, una vez más, la mentirosa leyenda de colaboracionismo con los franceses, alimentada por vecinos envidiosos, tras el reconocimiento de Manzanares de La Mancha, por el Reino de España, como "Fidelísima villa", unos meses después...

Pero, mi querido plumilla, acaba D. Cosme su diserto, de esa batalla de Bailen, de la participación en ella de nuestros soldados manzagatos, y de su corolario final, con las vicisitudes vividas en Manzanares a su termino, que concluyeron con la capitulación de la tropa francesa que aun quedaba en nuestro castillo, hablaremos en otra crónica, pues esta ya fue de bastante y suficiente, para dejar constancia que nuestro pueblo fue decisivo en la primera derrota de Napoleón en Europa, sufrida en Bailen, pero propiciada por La Mancha, y muy principalmente, por la insigne y "Fidelísima villa" de Manzanares de La Mancha....