¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Retazos de Historia de Manzanares: La primitiva Iglesia Parroquial.



Es también del año 1959 esta recopilación de datos sobre la primitiva Iglesia Parroquial de Manzanares, que a continuación reproduzco.

De reducidas proporciones y pobre construcción, la primitiva Iglesia Parroquial de Manzanares, dedicada a Santa María de Alta Gracia, se levantó en el siglo XV. Fray Martín Sánchez de Manzanares, del hábito de Calatrava y rector de esta Iglesia, trajo de Alcalá de Henares la imagen de Ntra. Sra. de Gracia, en 1512.


Fue el mismo Fray Martín quien pasó el Smo. Sacramento de la iglesia vieja, después Convento del Carmen, a la nueva, en 1520. En 1575, tenía ya tres capillas, la de San Ildefonso en la que su fundador dejó establecidas seis misas semanales, la de San Miguel, que tal vez se hizo a expensas del bachiller Quesada, con misa diaria como parece indicar una provisión de Felipe II y la de la Transfiguración, con cincuenta ducados de renta anual, que habían de emplearse en misas, fundada por el presbítero Cristóbal Ruiz, que también le dejó ornamentos y de todo lo necesario al culto, como nos cuenta la licencia concedida por el Rey para su edificación y que firmó en el Bosque de Segovia a 31 de Agosto de 1565.

Un siglo después, a 3 de Junio de 1665, Felipe IV daba su licencia y facultad a Dña. María de Salinas y de la Cerda, viuda de Juan Cristóbal de Berlín, natural y vecina de esta villa, para que en la Iglesia mayor de la ciudad pudiese erigir y labrar una capilla dedicada a Santa Teresa de Jesús, la que había de dotar con mil ducados de renta anual, para el sostenimiento de tres capellanes de los que uno había de enseñar gramática y otro teología moral a los estudiantes que aspiraran al sacerdocio.


Es ley constante, que acredita la experiencia, que cuanto más benéfica es una institución, más obstáculos ha de vencer en su marcha y la de Dña. María de Salinas hubo de encontrarla también fuerte y vigorosa, cuando para vencerla hubo de recurrir a la autoridad Real y recabar de ésta enérgico mandamiento, para que no se le pusiese impedimento en la fundación que se le había concedido (1664).


En los primeros años del siglo XVII, erigió este pueblo un retablo a San Raimundo, para cuya colocación organizó suntuosas fiestas, que honró con su asistencia el Ilmo. Sr. D. Cristóbal de Salazar y Treviño, prior del Sacro Convento, con gran parte de la comunidad. En el archivo de Calatrava, existía relación circunstanciada de esta solemnidad y en el 'Indice' o extracto que conservó Salazar, se indica la razón de este hecho, sin ejemplar en los anales de la casa principal de la Orden. El rector y cabildo de Manzanares disponía y obraba en su iglesia con perfecta autonomía y sin contar para nada con el Consejo; este le apercibió severamente y su provisión mandó se inscribiera en los libros parroquiales y el Prior tuvo buen cuidado de " hacer actos repetidos de su jurisdicción ordinaria " en el octavario solemne que consagraron a aquel fausto acontecimiento.


Nos refiere la citada Relación Topográfica que el día siguiente del Corpus del año 1571, con ocasión de dejar una vela encendida en el altar mayor, prendió a éste fuego, tomando tal incremento que fueron inútiles cuantos esfuerzos hizo el vecindario para dominar el voraz elemento. Tres horas largas duró el incendio y cuando se pudieron apreciar sus destrozos, vieron con espanto los vecinos que nada, si no es el edificio, había escapado a su acción destructora. Los ricos paños y alhajas con las que el altar estaba adornado por razón de la festividad, retablos, órganos, muebles y cuantos objetos contenía el templo parroquial, todos perecieron. Removiendo las cenizas, hallaron las plastas de plata de haberse derretido custodia, cálices y alhajas pero con asombro, vieron intacto el relicario de plata que guardaba el Santísimo Sacramento, tan puro, limpio e intacto como cuando estaban bien conservado y guardado. Había también siete formas, las que estaban algo tostadas y consumió en el acto un padre agustino.


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