El 19 de Octubre de 1972, Melchor Díaz-Pinés Pinés, con el seudónimo Manuel José, realizó el siguiente reportaje sobre la vendimia para la 'Gaceta Rural' de Madrid, en un año francamente malo para la vid y en consecuencia para el agricultor, que veía sus expectativas económicas truncadas por causa de la mala climatología reinante.
Las faenas de la vendimia van más que mediadas en esta Mancha de nuestros pecados pero lo que no se sabe, pues es terrible incógnita, es si se terminará como Dios manda. La uva se enmoece, se pudre podríamos decir más castellanamente, urge su recogida y no hay brazos para hacerlo. La gente se marchó a sus lugares de origen por causa del mal tiempo reinante y ya no vuelven. Desertaron aún a sabiendas de que podían ganar más dinero pero le tuvieron miedo al campo. A última hora y cuando se tenía resuelta la papeleta de la mano de obra, se nos presenta este gravísimo problema. No queda nadie para recoger la uva que queda en los majuelos y se dan casos de que los mismos patronos con sus familiares, viejos, jóvenes y niños, se han echado al campo a recoger esa uva que cada día que pasa está más fea.
La pudrición ha sido en esta ocasión la espada de Damocles que se venía cerniendo sobre La Mancha y que ha de costar a esta región muchos miles de millones de pesetas, que estaban esperándolos, simplemente para subsistir. Ha sido un golpe muy trascendente, que ha dado lugar a la reunión en Socuéllamos de los mandos provinciales del sector, que han estudiado sobre el terreno el verdadero alcance de los daños y elevado un informe a la Superioridad de las conclusiones obtenidas. Como este caso del sufrido pueblo socuellamino, hay muchos en la región que se han visto damnificados y se tiene confianza en ser socorridos. El caso es francamente temerario y existe el peligro de que se acentúe aún más el éxodo y quede el campo para correr liebres. Sin dinero no se puede ir a parte alguna, qué será de La Mancha sin él ??.
Se va a elaborar si acaso la mitad del pasado año. También han desertado los de siempre, los acostumbrados a elaborar por afición tradicional. Las cooperativas acusan sensibles mermas en sus bodegas y los industriales pasan por momentos de extrema gravedad por el poco rendimiento cuantitativo y cualitativo, que no permite sostener la industria porque los mostos dejan mucho que desear.
Los precios de compra de uva en tablilla están sostenidos y pueden equipararse a los de la pasada semana. No hay grandes variaciones que reseñar, si acaso que la uva ha tomado algo en su graduación pero apenas perceptible y agravado por el aumento de uva podrida que dará mucho que hacer a los enólogos para sacar provecho de los nuevos mostos. El mercado de los vinos, por estas especiales circunstancias, se ha movido un poco al alza como era de esperar y aunque todo marcha un poco embrollado, se aprecia a ojos vista que la tendencia es alcista, porque va a resultar muy cara la elaboración y tiene que subir por fuerza, quiérase o no.
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