Pues verá, querido
amigo, comienza D. Cosme el presente relato, como hemos venido haciendo, siglo
a siglo, le propongo el encabezamiento precedente, para que usted y sus
lectores conozcan como fue la atención hospitalaria en Manzanares durante la
centuria del XVIII, ese siglo reconocido como ilustrado, pero que poco tuvo de
ello en estos menesteres sanitarios en España y, por ende, en la villa de
Manzanares de la Mancha..
Para empezar, le recordaré, amigo cronista, que aquel siglo de penurias que fue
el XVII en todo el Reino de España, motivó la ruina y degradación de muchas
instituciones..y, entre las que más sufrieron, estaban los que todavía eran
incipientes hospitales, lugares que, en casi todas las villas y ciudades,
tenían más bien un carácter de asilo para pobres de necesidad, que muchas veces
“ingresaban” allí más hambrientos que enfermos, para poder recibir algo de condumio
o un lecho que les evitase dormir a la intemperie… eran, pues, sigue D. Cosme,
instituciones más benéficas que sanitarias…y, solo eran usados en una función,
digamos más médica, cuando en ellos ingresaban paisanos afectados por algunas
de las epidemias que asolaban, periódicamente, a las sufridas poblaciones del
medioevo y de la Edad Moderna...y, aun con todo y con eso, las gentes que
enfermaban eran atendidas mayoritariamente en sus casas… pues, por aquel
entonces, la ciencia médica, era todavía escasa en conocimientos y capacidad
aplicativa en cualquier enfermedad…y no obtenía casi ninguna ventaja de su
práctica en hospitales, por lo que, éstos, no eran reconocidos por la gente
común de por entonces, tal como los empezamos a reconocer hoy día, a primeros
del Siglo XX.
Sea como fuere, y como va dicho en otros relatos, de los tres hospitales que
existían, y se reconocían como propios en la villa de Manzanares, en las
Relaciones Topográficas de Felipe II, de 1579, la penuria del siglo XVII
arrumbó con dos de ellos, el de San Juan y el de Santiago….y solo nos quedó
uno, el más antiguo, el más grande y el más clásico que tuvo siempre la villa
de Manzanares, el Hospital de Santa María la Mayor, o de Nuestra Señora de
Altagracia, que con esas dos nominaciones era conocido desde el lejano año de
1490, en que fue creado…aunque ya en este siglo XVIII, solo conservaba la
ultima de ellas....y, sigue D. Cosme,…este hospital-hospicio de Nuestra Señora
de Altagracia de Manzanares… situado frente al Castillo, en la esquina de su
plaza con la calle del Carmen, y siempre, desde su origen, dependiente y
administrado por la muy antigua Cofradía de Altagracia, conservó poco más que
eso, el nombre de Altagracia, pues aunque su pecunio era relativamente boyante
en la primera mitad del XVII,.. habiendo sufrido, como el que más, la enorme
crisis de final de esa centuria, sobrevivió a duras penas, y consiguió llegar
así al Siglo XVIII… donde, al mejorar la economía, y propiciar los Borbones una
política de recuento de los hospitales del reino, en 1739… esta se siguió de un
cierre de los más deteriorados, reagrupando sus enseres en los que se
consideraban más aprovechables, lo que supuso, para estos que quedaron activos,
un cierto relanzamiento.
El hospital de Manzanares, fue uno de los elegidos y,
sin duda, contribuyó a ello la importancia que la Casa Real dio a nuestra
Encomienda; poniendo a su frente a quien podía estar llamado a ser heredero de
la corona, el infante Felipe, algo que ocurrió solo seis años antes de llevarse
a cabo ese reagrupamiento de hospitales. La Casa Real debió pensar que la villa
que sustentaba semejante Encomienda, merecía un hospital,..pues, aparte de su
poder de atracción, su ubicación en cruces de camino, de siempre motivó
llegadas de gentes en tránsito,.. muchas veces pobres de solemnidad.. y que,
con alguna frecuencia, tenían que ser acogidos o “ingresados” en aquel antiguo
hospital..del que se decía por aquel 1739, precisamente eso, que:….”sirve para
curar y recoger a los pobres y forasteros”...
Por entonces, continúa D. Cosme, y según se describió al hospital, este contaba
con:.. “dos cámaras, todo el lindero con unas casas del Conde de Sevilla la
Nueva y con otras de Pedro Botas”…significándose que;.. “su renta es sumamente
tenue y consiste en algunos terrazgos y censos consignativos”… Esas tierras, en
realidad tres pedazos, se encontraban situadas en la zona de la Vega (del
Azuer), una de regadio de dos fanegas y dos celemines, rentando cada año 175
reales y 17 maravedíes..y, las otras dos, de secano ..una, de dos fanegas y
seis celemines, rentaba 202 reales; y, otra, de solo seis celemines con
producción de 17 maravedíes… A ese pequeño pecunio terrenal -sigue D. Cosme-
había que sumar un total de 43 censos, por un capital de 36.500 reales, que
rentaban un 3% anual, lo que se traducía en 1.097 reales con 27 maravedíes. Por
tanto, la suma total anual, alcanzaba los 1475 reales con 27 maravedíes, que se
consumían, casi enteros, y según quedó escrito por aquel tiempo, se gastaban
en:.. ”mantener a los pobres enfermos en todo lo necesario y conducirlos al
pueblo más inmediato que quieran transitar”…
Ciertamente, continúa D. Cosme, los bienes eran escasos…y, este último texto,
delata, otra vez, que los acogidos en el hospital de Manzanares eran pobres y,
habitualmente, transeúntes…Por otro lado, la política de prestar el dinero
obtenido de los censos a un interés determinado, solo era rentable si se podían
cobrar esos intereses, algo no siempre seguro en esos años, que podía agravar
el precario estado del hospital. A esas finanzas, sigue D. Cosme, como usted.
habrá imaginado ya, había que añadir las donaciones y limosnas de los paisanos
(en dinero o en especie)… pero no eran cifras estables o muy significativas, ya
que la mayoría de la gente, otorgaba sus limosnas a la Iglesia o a las
cofradías. Así, por ejemplo, la Cofradía de Altagracia, que sustentaba el
hospital, a pesar de ser parte de la nobleza de la villa, aportaba sus limosnas
y rentas establecidas, directamente a la Cofradía.. y, ésta, en su reparto posterior,
no dedicaba demasiado, que se sepa o este documentado, al mantenimiento del
propio hospital…
En la segunda mitad del Siglo XVIII, continua D. Cosme, hubo en España un
“fervor descriptivo” de los bienes de las villas, (con su paradigma en el
Catastro de Ensenada”), que tenían, en último extremo, la finalidad de obtener
réditos impositivos para la Casa Real,..En 1770, quedó escrito que el Hospital
de la Cofradía de Altagracia, no tenía más interés que: …“el cuidado de los
pobres enfermos”;… describiéndosele como:… “una congregación de asistencia al
Hospital de pobres de esta villa”...“en el que se hospeda a los forasteros y se
les asiste si están enfermos con todo aquello que sea preciso, incluyendo
comida, atención sanitaria y los medicamentos que sean necesarios”….
Es decir, con esta descripción, y otras similares, sigue irónico D. Cosme, se
deduce que poco dinero pudieron “rascar” los Borbones de nuestro antiguo
hospital de Altagracia… Y, por otro lado, se vuelve a incidir en su dedicación
exclusiva a pobres y forasteros… De hecho, las dependencias del edificio
estaban divididas en función de esas categorías. Los pobres de la villa eran
ubicados en unas y los forasteros en otras…y, de la misma manera, los ingresos
se repartían, contabilizando, separadamente, lo invertido en cada una de esas
dos poblaciones.. dándose el hecho que se invertía más en los forasteros que en
los naturales de la villa; posiblemente por ser más… pero, en todo caso,
mostrando el espíritu solidario que siempre tuvo Manzanares. En este sentido,
en unos registros del Hospital, a finales del siglo XVIII, la cuentas
elaboradas por su Mayordomo, Don Elias Sánchez Manzanares, entre 1793 y 1799,
se cifraban, así,: “La cantidad dedicada a los pobres de la villa, ascendía a
5.692 reales con 28 maravedíes, mientras que la dedicada a los forasteros se
cifró en 7.624 reales y 7 maravedíes…..Si se suman las dos cifras, se obtiene
un total de 13.587 reales y cinco maravedíes,.. lo que suponía unos 2.700
reales anuales dedicados a la atención de los pacientes; es decir, un
presupuesto bastante escaso, pero no muy diferente al de otros hospitales de
aquella época…En esos datos, se especificaba que los internados:… “recibían
cama, atención médica y las medicinas que fueran necesarias”;… que: .“se gastaban
2 reales diarios en la manutención alimentaria de cada uno de ellos”, lo que,
en el sumatorio de esos cinco años (1793-99), ascendió a un total de 2.861
reales (21% de lo presupuestado)… De esa cantidad, 1745 reales se consumieron
en comidas para 186 pobres transeúntes, lo que permite calcular una estancia
media hospitalaria corta, de 4,6 días, para esa población forastera.. porque,
en cuanto se sentían con fuerzas, marchaban a su villa de origen…Por el
contrario, el número de pobres naturales de la villa, atendidos en el mismo
plazo de tiempo, fue solo de 19, ascendiendo el gasto total en ellos a 1116
reales, lo que equivalió a una estancia media hospitalaria bastante más larga
para ellos: 29,3 días…algo lógico, al tratarse de pobres de en Manzanares, que
no tenían previsto irse a otro lugar, y que, en el hospital, vivían en muchas
mejores condiciones que en sus pobres casas, si es que las tenían…
Y así las cosas, continua D. Cosme su diserto, llegó el final de ese Siglo
XVIII…y, fue por entonces, que la gestión del hospital dejo de ser exclusiva
por parte de la cofradía de Altagracia, pasando a manos de un patronato, en el
que el párroco de la villa tenía un papel importante,.. algo que podría
resultar intrascendente, pero, desde luego, y a priori, significativo en
Manzanares, donde, como va de sabido, por las veces que aquí, en estas
crónicas, ya lo hemos contado,…de siempre hubo una cierta rivalidad y
competitividad entre los rectores de la parroquial y los regidores de la
Cofradía de Altagracia, que se tuvieron que entender, a partir de entonces, en
el recién nacido Patronato … Sabemos, por lo escrito, que la gestión de las
cuentas del hospital siguió, más o menos igual… y que su “Mayordomo” era
nombrado por el citado Patronato. Este mayordomo, como en tiempos anteriores,
se encargaba, personalmente, de la administración y de la gestión del Hospital,
y daba cuenta de ella a sus nuevos regidores….Al final de ese Siglo, como va
dicho, de 1793 a
1799. D. Elias Sanchez Manzanares fue el Mayordomo, hasta que en 1799,
coincidiendo con la llegada a Manzanares de su nuevo párroco, Don. Pedro
Alvarez de Sotomayor, se nombró para el cargo de mayordomo a D. Josef
Jiménez,.. Sotomayor infringió duras críticas a la gestión del centro,
considerando que sus rentas eran tan escasas, que: …“muchas veces los pobres de
la villa preferían quedar en casa antes que ir al hospital”…Se quejó, y no sin
razón, de la única persona que atendía a los ingresados, una mujer con
experiencia de“partera”, pero sin otra cualificación profesional… Sotomayor,
por todo eso, propuso el cierre del hospital, y repartir sus rentas entre los
pobres, algo a lo que se negó el Real Consejo de las Ordenes Militares,
indicando que las rentas se utilizasen, precisamente, en mejorar los déficits
estructurales y de personal denunciados, “devolviéndole la pelota” y
responsabilizándole, de las mejoras a llevar a cabo…
Así terminó el siglo XVIII,… y acabó con nuestro antiguo hospital en pie,
aguantando y funcionando desde cuatro siglos antes…y nada hacía preveer, en ese
momento, que su tiempo de “vida” y de historía se estaban terminando, .ni,
tampoco, que la ilustrada y revolucionaria Francia, sería la máxima responsable
de su extinción definitiva…pero eso, esa suculenta y trágica historia de
nuestro pueblo, fue, y será, cosa del siguiente siglo…y habrá de tratarse
cuando llegue su momento…Ahora, pues, querido cronista, dice D. Cosme
concluyendo,, es tiempo para que usted de fin a la escritura de esta crónica,
que ya fue de bastante para hacernos idea de cómo era, y funcionaba, el único
Hospital de la villa de Manzanares de la Mancha en aquel Siglo llamado
Ilustrado…
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