¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores o, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

¡Nada más, amigo/a! Gracias por estar con nosotros, con su familia y su sempiterno recuerdo.

HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

miércoles, 7 de abril de 2021

292). RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912. SOTOMAYOR Y LOS AFRANCESADOS.

 Mi querido reportero, dice D. Cosme para iniciar el relato, he querido encabezar así esta crónica, parafraseando el título de la obra "Sotomayor y los franceses", escrita en 1867 por el granadino, D. José Rodríguez Garrido, en la que ese autor novela la decisiva interacción de Frey Sotomayor con los franceses, en el tiempo que medió entre el asalto al hospital de sangre francés y el encuentro del ejército francés con D. Pedro y Nuestro Padre Jesús del Perdón, un año después, en el Cristo de la Agonía…

 y le he dado ese título, continua D. Cosme, para resaltar la posterior, y también decisiva, relación entre el mundo afrancesado y galo, asentado en Manzanares, de 1810 a 1812, y nuestro Pastor. Ciertamente, en esta etapa de la guerra, D. Pedro Alvarez de Sotomayor se mantuvo muy activo a la hora de preservar la vida de nuestro paisanaje… Desde el púlpito, daba directrices a su feligresía, acerca del comportamiento que era mejor mantener, para vivir en la mayor dignidad la opresión y humillación que imponían a sus vidas los franceses.. De otra parte, D. Pedro tuvo controlado el “ambiente francés” del pueblo, tanto en su constante y frecuente relación con el ámbito militar, como con el entramado civil galo de Manzanares, compuesto casi en su totalidad de “españoles forasteros afrancesados”. Ya hemos hablado y escrito, sigue D. Cosme, de la cercanía y estrecha relación que D. Pedro estableció con los gobernadores militares, Darmagnac y Lorge… y también lo hemos hecho de la Logia de Manzanares, y de como Sotomayor se las ingenió para buscarle locales, donde tenía, más o menos, controladas sus actividades, ya que los afrancesados relevantes de Manzanares, compaginaban sus labores administrativas en la encomienda, justicia, Concejo, etc… con su participación habitual en la Logia…

D. Pedro, también se las ingenió para buscar vivienda a los afrancesados forasteros que fueron llegando a Manzanares. En general, les buscaba habitáculo en casas de familias acomodadas de su confianza,.. lo que le permitía saber donde localizar a todos y cada uno de los afrancesados más relevantes del pueblo, y también conocer los momentos mejores para acudir a visitar esas casas y contactar con ellos, propiciando, con la complicidad de los dueños, tertulias, comidas o simples visitas de cortesía, donde nuestro habilísimo Pastor, “echaba su anzuelo verbal”, “pescando” informaciones de los afrancesados, al tiempo que sembraba en su ánimo la simpatía hacía nuestro pueblo, al que presentaba como noble, pacífico y trabajador…

Dicho todo esto, sigue D. Cosme, aunque ese entramado relacional montado por Sotomayor tenía la finalidad comentada, también es verdad que permitió a mucha gente relevante de Manzanares, tomar contacto con algunos hábitos cívicos de la Francia Ilustrada, al convivir, en el día a día, con las autoridades francesas y afrancesadas de La Mancha. En las tertulias y conversaciones, franceses y afrancesados proclamaban las virtudes del raciocinio humano y sus logros en ciencias y artes, asegurando que la razón debía ser el factor decisorio más importante en el desarrollo de la humanidad, por encima de las tradiciones, el costumbrismo, las religiones e, incluso, la acción política… Pensamiento, sigue D. Cosme, ciertamente muy atractivo para quien lo escuchaba, pero que contrastaba mucho con los hábitos acendrados de nuestra gente, en los que la jerarquía de valores ponía muy por encima del hombre y de su razón, a la figura del Rey en política terrenal...y a Dios, como referente de sus vidas y actos, en el plano religioso; que, en aquel momento y tiempo, era el elemento director más importante del comportamiento de las gentes españolas, muy por encima, incluso, de la sumisión política al Rey... 

  Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor.

Al margen de las dificultades que ese choque de valores representaba, continua D. Cosme, los manzagatos tuvieron la suerte de estar entre los primeros manchegos y españoles que tomaron contacto con ese pensamiento ilustrado, que pronto revolucionaría, para bien, el desarrollo y el progreso humano; y que, extraido de todo lo malo que nos trajo Galia, representó un añadido de valor al hábito hidalgo que acompañaba a los manzanareños en su carácter castellano.. y sigue, erudito, D. Cosme…a la bonhomía natural, estricto sentido de la justicia, espíritu solidario y laboriosidad austera, propios de ese carácter hidalgo, muchos vecinos de Manzanares, empezando por el mismo Sotomayor, supieron valorar lo de positivo que tenía el pensamiento ilustrado y, en mayor o menor medida, lo empezaron a incorporar a su conciencia personal de la vida y de las cosas. 

Al fin y al cabo, reflexiona D. Cosme, el sentido común y la lógica natural que impone la observación de las cosas, siempre fue uno de los aspectos fuertes de las gentes manchegas.. que, por ese rasgo, siempre han estado muy capacitadas para reconocer, e incorporar a su coleto personal, aquello que puede ser útil y bueno, en si mismo…Quizá por esa razón, sigue, y derivado de aquel tiempo de ocupación, en que las gentes de nuestra villa conocieron de primera mano, y antes que otra gente de La Mancha esa forma de pensamiento crítico, que ponía a la razón como avanzadilla del conocimiento científico, el arte y, en general, los saberes humanos.., Manzanares, acabada la guerra, y a lo largo del siglo XIX, destacaría en la región, en su desarrollo como pueblo, a causa del número de gentes que abrazaron en su trayectoria vital esa forma de pensamiento ilustrado. Los nombres del médico Alfonso González-Mellado, la poetisa Francisca Díaz-Carralero o el político liberal, militar y poeta, Francisco González-Elipe, son ejemplos prototípicos de manzanareños insignes que utilizaron ese pensamiento en sus distintas actividades, destacando entre las gentes de su tiempo… y es curioso que, lo mismo que hacía muy bien Frey Sotomayor, estos ilustres paisanos supieron separar perfectamente el uso aplicado de su razón critica a la vida convencional, en su trabajo y actividades humanas, de sus profundas creencias religiosas…

Posiblemente, de nuevo, el sentido común “sanchopanzesco” de las gentes manchegas, sirvió de mucho a esos y a otros insignes manzanareños, para no vivir, contradictoriamente, el raciocinio con la anuencia a los principios de su fe religiosa… De hecho, continua D. Cosme, el mismo Sotomayor, en su concepción de la vida, abogaba con el ejemplo de su propia actividad diaria, basada, sí, en principios cristianos, pero muy activa, reflexiva lógica y racional en la plasmación cotidiana de sus actos.. algo que se apreciaba en muchas de sus homilías, catequesis o, incluso, en charlas informales, como las que mantuvo en aquel tiempo con los más ilustrados, cultos e intelectuales afrancesados y masones, afincados en Manzanares… como pudieron ser: D. Antonio de Porras, el prefecto D. Florentino Sarachaga y, sobre todo, los hermanos Estela, tres sacerdotes exclaustrados, muy cultivados, que tras abrazar la causa francesa por interés personal y, quizá, subyugados por el movimiento ilustrado, en el que justificaban su deserción eclesial… vinieron a vivir a Manzanares, desde su Daimiel natal, como parte de la “corte” civil afrancesada del rey intruso José I. Debieron ser muy atrayentes e instructivos muchos de aquellos debates y tertulias entre afrancesados ilustres, Sotomayor y otros vecinos de la villa…

 Algunos afrancesados ilustrados se jactaban ante Sotomayor y los paisanos, de saber compaginar los principios religiosos del catolicismo y los de la razón ilustrada e, incluso, los de la masonería.. Otros, como los hermanos Estela, decían tener superada la rémora de la religión en sus vidas.. y algunos más, simplemente, abominaban y se mofaban de todo lo religioso… No sabían con quién se estaban “jugando los cuartos”… Sotomayor, tan culto, riguroso y firme en sus creencias como cualquiera de los tertulianos…y, posiblemente, el más inteligente y sutil de todos, no se arredaba nunca, ni en el tono de sus palabras, ni en el argumentario…. es más, buscaba “acalorar” la tertulia, para que sus interlocutores “se fueran de la boca”… y lograr, así, el máximo rendimiento informativo en su objetivo de siempre, la protección máxima al paisanaje manzagato, sin renunciar nunca a defender sus principios e, incluso, hacer algo de catequesis a sus “descarriados” oyentes, en lo que era un maestro consumado, comenta, con sorna, D. Cosme. Era fácil para D. Pedro, sigue D. Cosme, bastaba con reiterar su propio y habitual discurso, donde siempre planteaba un cristianismo muy humano, reflexivo y, en gran medida, racional…solía comentar en sus homilías, en sus catequesis o en charlas informales, que: …“El mensaje de la Pasión de Cristo, es punto de confluencia entre lo que dicta la fé y lo que indica la razón…es el mensaje humano de Cristo, que da su vida por la humanidad.. pero que, al tiempo, deja a esa humanidad la libertad y responsabilidad individual de utilizar su razón para abrazar, o no, ese mensaje solidario y de máxima entrega”... y, concluía “Un acto de fe a principios religiosos, mostrados con semejante generosidad por quien los propone, se convierte, por quien los asume, en un acto de razón”

Y de usted aquí por concluido el relato, mi querido plumilla, que creo ha ido de bastante en su objetivo de mostrar lo más relevante de la relación entre los “afrancesados” de Manzanares y el gran Pastor de nuestro pueblo, Frey D. Pedro Alvarez de Sotomayor, al que tanto debe en su historia, y en la vida de sus gentes, la no menos insigne villa de Manzanares de La Mancha… que, por ese primer tiempo del siglo decimonónico, fue también pionera en la Mancha en la utilización del pensamiento ilustrado….

 

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