¿Damos un paseito por Manzanares?

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Todo cuanto vas a encontrar en él, es una muestra de cariño y admiración a un padre, MELCHOR DÍAZ-PINÉS PINÉS, uno de esos tantos padres del mundo que creen en la familia y luchan por ella, que aman a su tierra, que la trabajan y reivindican con constancia. Es posible que los manzanareños más jóvenes pudieran encontrar en el blog algunos hechos, sucesos, curiosidades, costumbres que ya han desaparecido, que quizás hayan escuchado de sus antecesores ó, simplemente, que no conocen y puedan resultarles de interés.

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HERMANADAS.

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M A N Z A N A R E S, en La Mancha.

lunes, 29 de junio de 2020

266. RELATOS PEDRO VILLARROEL. MANZANARES 1912: SEBASTIANI SE ACHICA... Y SOTOMAYOR SE REPLICA.


Le recordaré, mi querido cronista, me dice D. Cosme al iniciar este relato, que cuando Sotomayor, como máxima autoridad civil y eclesial de Manzanares, se volvió a reunir en nuestro castillo con el general Sebastiani, el 25 de Abril de 1809;… algo que sucedía por primera vez. tras su legendario encuentro en el altozano del Cristo de la Agonía, encontró una persona muy diferente.. recelosa e insegura, y eso que no había pasado ni un mes de aquel mítico encuentro… 
Sotomayor, al que no se le escapaba una, advirtió inmediatamente ese drástico cambió en el ánimo del general francés, cuya nueva actitud le recordó mucho a la que advirtió en el general Liger Belair cuando, escaso de tropa y fuerzas, arribó a Manzanares, un día después del trágico episodio del asalto y la matanza de una docena de militares franceses en el hospital de sangre que existía en nuestra villa. Con la agilidad mental que le caracterizó siempre, Sotomayor decidió, a los pocos instantes de su conversación con el taciturno Sebastiani, replicar la misma actuación que tuvo con Liger Belair;.. y utilizando su brillante oratoria, continua D. Cosme, desarrolló un discurso de valores humanos y cristianos, (principios a los que también se debía Sebastiani) con el suficiente poder de convencimiento, como para lograr, en ese primer diálogo, el objetivo máximo que siempre perseguía nuestro buen pastor, la indemnidad de su paisanaje, con el compromiso, en contrapartida, que ninguno de esos paisanos agrediría nunca a ningún soldado francés. 
En los primeros momentos de esa conversación, prosigue D. Cosme, y con Frey Sotomayor seguramente embutido en su hábito de párroco, para dar aún más relevancia espiritual al sentido de su discurso…D. Pedro, afeó a Sebastiani la mala conducta de la soldadesca del contingente polaco de Valance para con nuestro pueblo y nuestras gentes en aquel Abril de 1809… y, tal como actuaba Sotomayor, probablemente puso en brete moral a Sebastiani, recordándole el pacto mutuo de no agresión, al que llegaron hacía menos de un mes… Me atrevería a asegurar, continua D. Cosme, que D. Pedro, sabiendo ser efectista cuando convenía a la situación, llevó consigo a esa reunión el fajín verde con el que el general rubricó aquel acuerdo. 
Lo cierto fue que Sebastiani, ante un discurso moralizante, como el de Sotomayor, tuvo que asumir la queja, y disculparse por lo sucedido y los desmanes de sus tropas polacas en Manzanares, reafirmándose en el compromiso mutuo de no agresión, lo que, en última instancia, era lo que buscaba Sotomayor en aquel encuentro. Pero claro, continua D. Cosme, el perspicaz Pastor de Manzanares se dio cuenta de las dudas y el desasosiego que embargaba a Sebastiani, y no dudó en “meter varias cuñitas de las suyas” en el diálogo que mantuvieron, para lograr ganarse la estima del general francés…algo que se deduce de lo que si nos dio a conocer la historia posterior en más de una ocasión… el respeto e, incluso, la confianza que, desde entonces, tuvo Sebastiani en Sotomayor… Muy probablemente, replicando exactamente lo que hizo con Liger Belair, meses antes, D. Pedro, apeló al sentido cristiano de la vida, y eludió cualquier otra connotación política o mundana,..y, seguramente, en esa misma idea de réplica, se ofreció a Sebastiani para actuar como mediador en situaciones conflictivas con autoridades locales de otras villas, mostrando al general francés, (para terminar de replicar de manera completa su anterior encuentro con Liger Belair) su disposición adicional para aconsejarle, desde la perspectiva exclusiva del catolicismo que ambos profesaban, en algunas tomas de decisión difícil.. Naturalmente, esto caló en el ánimo del apesadumbrado Sebastiani, Sotomayor se había ganado no solo su respeto. también su consideración… 
Pero, como consecuencia de estos acontecimientos, en el futuro inmediato, Sotomayor se volvió a ganar también la desconfianza de algunos paisanos y ciertas autoridades de villas próximas, que vieron esta relación entre Sebastiani y D. Pedro, como una componenda de nuestro Pastor… o, en el peor de los casos, como una muestra de su “afrancesamiento”. Esta leyenda acompañaría, de nuevo, a Sotomayor durante toda la estancia de los franceses por tierras manchegas… algo que, lejos de molestar al párroco, en cierto modo le satisfacía, pues podía utilizar esos dimes y diretes en beneficio propio, según convenía a la situación, y según con quien hablase. Tendremos ocasión, querido plumilla, de contar varios pasajes alusivos a esta leyenda, que dejaran diáfana la habilidad de Sotomayor en utilizarla… y también, en varios de los citados episodios, se mostrará bien claramente que, por encima de las circunstancias y las actitudes, Sotomayor fue un gran patriota español en lo político, que siempre buscó, a toda costa, y primero de todo, la indemnidad de la gente de Manzanares, utilizando, como más convenía a ese propósito, las circunstancias inmediatas de las personas que tuvo que tratar en el entorno francés y en el español… ahí, y en eso, fue un auténtico maestro, un Maquiavelo bien intencionado con su pueblo, concluye enfático, brillante, y elocuente, D. Cosme, esta parte de su disertación....Y tan patriota era Sotomayor que, tal como hizo en su momento con el intendente de Ciudad Real, Juan de Modenés, -prosigue convincente D. Cosme- es casi seguro que tampoco dudó un instante en ser, quizá, el primero de los dirigentes locales manchegos, en hacer llegar al jefe de las tropas españolas en la Mancha, general Venegas, el notición de un Sebastiani, confuso y desconcertado ante la situación que se estaba produciendo entre su tropa, por las múltiples y continuas emboscadas y acciones guerrilleras de las tropas españolas. Sin duda, esas informaciones, supusieron un refuerzo importante a la moral de combate de Venegas y su ejército; y otro “enganche de confianza” de Sotomayor y Manzanares, hacía otro de los que habrían de ser protagonistas en muestra villa durante esta guerra de la independencia, en este caso, el máximo dirigente del ejército español de La Mancha, el citado general Venegas…algo de lo que habrá constancia en relatos sucesivos…
Y es que, Sotomayor, sabiendo mejor que nadie la importancia estratégica que daban a Manzanares los dos ejércitos en liza, integró muy pronto en su ánimo y razón algo que no le gustaba mucho, pero que había que aceptar, Manzanares, fuese cual fuese el devenir y los avatares de la guerra, iba a estar constantemente en el candelero de la misma…y, por tanto, en aras de su principal objetivo como Pastor y líder político de la villa, precisaba de una buena relación con unos y con otros, algo que hubiera sido seguramente imposible de lograr para cualquiera que no tuviese la determinación, la inteligencia y la claridad estratégica de Sotomayor …y esa, sin duda, mi querido reportero, fue una gran suerte para Manzanares, contaba con el mejor líder de los posibles…que, además, siempre estuvo por encima de todos los demás líderes, ajenos y propios… remata, orgulloso y convincente, Don Cosme....Pero eso si, continua, desde el primer minuto de aquel encuentro entre Sebastiani y Sotomayor, nuestro Pastor y Manzanares no lo tuvieron nada fácil, y no siempre lograron todo lo que les hubiera gustado conseguir… Por ej, Sotomayor, apelando al carácter eclesial de ambos inmuebles, intentó convencer, sin éxito, a Sebastiani, para que no derribase el Convento de los Carmelitas ni la Ermita del Santo Sepulcro, en el entorno de la Plaza del Castillo, con cuyos materiales y maderas residuales mandaría el general francés construir una empalizada que reforzaría toda la periferia del castillo. Ciertamente, el estado ruinoso en que se encontraban, Convento y Ermita, antes de su demolición, no jugó a favor de la petición de D. Pedro, que prefirió asumir los hechos consumados, seguramente a cambio de lograr del general francés nuevas promesas de indemnidad para nuestra gente, como contrapartida a que Sebastiani iba a reclutar a los hombres útiles de la villa para colaborar con los soldados galos en la citada fortificación del castillo. 
Los últimos días de Abril, y los primeros de Mayo, mientras se construía esta empalizada, las noticias que llegaban a Sebastiani en Manzanares, desde Santa Cruz de Mudela, Puertollano, Cózar, Valdepeñas, Alhambra, Infantes o La Solana, distaban de ser halagüeñas, cada día se acumulaban nuevas cuitas y malos presagios, provenientes de los incidentes que estaban sucediéndose en esos lugares…Habida cuenta de los mismos, Sebastiani decidió trasladar su cuartel general de Daimiel a La Membrilla, porque, así, lo ubicaba en el eje viario que alcanzaba La Solana, Alhambra e Infantes, mientras nuestro reforzado castillo, cercano al nuevo cuartel, serviría de dique a posibles arribadas de tropas españolas por el camino de Andalucía, desde Santa Cruz de Mudela, Almuradiel o Valdepeñas…lo que es seguro también, es que la ausencia de revueltas en nuestra villa, por entonces, en un ambiente tan crispado, fue una de las causas que más reforzó en Sebastiani la autoridad y la capacidad de compromiso de Sotomayor con el pacto que ambos tenían juramentado.
Pero a pesar de estas últimas decisiones, los problemas para Sebastiani continuaron, el triunfalismo de marzo quedó en el olvido en solo dos meses, y la suerte cambió de nuevo de bando, los contingentes españoles por el sur de La Mancha presionaban un poco más cada día….Y lo peor de todo fue que el propio Sebastiani comenzó a dudar de sus posibilidades para mantener la enorme línea de extensión de su frente de batalla; recordó para si, lo sencillo que le resultó a él romper, dos meses antes, el parecido frente español, cuando alcanzó Sierra Morena en un “pis-pas”, intuyendo que algo similar llegaría a ocurrir ahora, pero en sentido contrario, favorable a los ejércitos españoles. Y esos malos presagios de Sebastiani adquirieron carta de naturaleza, cuando tras advertir esos temores a sus mandos de Madrid, el mariscal Jourdan le escribió otra carta, a vuelta de correo, donde se ratificaban los temores de Sebastiani, pues se le autorizaba, en caso necesario, a retirarse por detrás del Guadiana, dejando el castillo de Manzanares en “estado de defensa”, como último baluarte sureño del ejercito de Francia en La Mancha, añadiendo que si el enemigo se presentaba con fuerza, debía retirarse…La suerte parecía echada para Sebastiani, su retirada al norte con todo su ejército estaba cercana, y una nueva situación de libertad para Manzanares en esa guerra de la independencia se atisbaba inminente..
Pero de todo eso, de lo que estaba por llegar, concluye D. Cosme, le hablaré largo y tendido en las sucesivas crónicas que he de narrarle, pues está ya fue de bastante para su cometido, que no era otro que el de hacer partícipes, a usted y los lectores de las mismas, de cómo evolucionó la particular relación entre el jefe de la tropa francesa destacada en la Mancha y el Pastor de Manzanares, en aquel proceloso y cambiante tiempo para la insigne y nunca bien ponderada villa de Manzanares de La Mancha…


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